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<DIV class=cabeza align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>19 de setiembre 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></DIV>
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size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV class=cabeza align=justify><STRONG><FONT size=3>Democracia y autogestión
como fuerzas productivas</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV class=credito-articulo align=justify><STRONG>Guillermo
Almeyra</STRONG></DIV>
<DIV class=credito-articulo align=justify><STRONG>La Jornada, México,
19-9-10</STRONG></DIV>
<DIV class=credito-articulo align=justify><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></DIV>
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<DIV class="col col1" align=justify>
<DIV class=inicial> </DIV>
<DIV class=inicial>Previsiblemente, la crisis mundial –a la que se agrega el
criminal bloqueo estadunidense– aumentará aún más su peso sobre Cuba, reduciendo
el turismo e incluso las remesas de los cubanos emigrados. Las dificultades
crecientes de la economía venezolana, así como el agravamiento de los desastres
climáticos, son también factores que hay que tener en cuenta cuando se piensa en
cómo sacar del actual pozo a la economía de la isla y en cómo reducir las
tensiones sociales y políticas en un país que está instalado en una crisis
profunda desde hace más de 20 años (la vida de una entera generación) y que no
ve en el horizonte ni cambios reales ni objetivos alentadores sino sólo una dura
lucha por la supervivencia dirigida además por el mismo sistema y los mismos
cuadros que ayudaron a llegar a la actual dramática situación o que no supieron
cómo evitarla.</DIV>
<P>Para salir de esta crisis, que se agrava con la crisis mundial pero se viene
arrastrando dese hace decenios por causas específicamente cubanas, se necesita
tensar todas las fuerzas de la población, recurrir a su capacidad creativa, su
cultura, sus conocimientos, movilizarla como protagonista de todas las
decisiones, como patrona de su propio destino, darle como objetivo la igualdad,
la participación plena y creativa. En una palabra, dejar de tratar a los cubanos
como súbditos y reconocerlos como ciudadanos plenos, movilizando su voluntad, su
conciencia, su voluntad de socialismo, no detrás de huecas consignas desgastadas
sino en pos de objetivos democráticos y autogestionarios para que por Estado no
se entienda un aparato por sobre la sociedad y que pretende controlarla sino la
gestión colectiva de los ciudadanos en primera persona.</P>
<P>La democracia no es un obstáculo en el trabajo de los especialistas,
burócratas y tecnócratas: es una necesidad vital para aumentar la producción y
la productividad y lograr nuevas invenciones colectivas. </P>
<P>¿Quién discutió previamente las actuales medidas para salir de la crisis que
permiten vender propiedades en Cuba, por 99 años, a extranjeros, cuando los
cubanos mismos no pueden comprarlas, que decide construir gran cantidad de
campos de golf de 18 hoyos (para extranjeros), costosísimos en agua y en
esfuerzos, que eliminan totalmente el magro subsidio por desocupación o la
gratuidad de los entierros? ¿La Asamblea Nacional, que sólo se reúne siempre a
posteriori para refrendar las decisiones del vértice partidario? ¿Un congreso o
una conferencia del partido, siempre postergados pues ese partido único, en el
que milita lo mejor y también lo peor del funcionariado cubano, está fusionado
con el aparato estatal, no tiene objetivos diferentes de éste y a él está
subordinado y, por supuesto, no controla en lo más mínimo a los dirigentes del
Estado-partido? ¿Los llamados sindicatos, que en vez de ser la voz de los
trabajadores frente al aparato estatal supuestamente de esos trabajadores son
simplemente una parte de la burocracia estatal, al extremo de ser incapaces de
decir una palabra frente a la pérdida de grandes y viejas conquistas, de evaluar
las políticas del Estado, de formular propuestas y contrapropuestas surgidas de
asambleas democráticas en las empresas?</P></DIV>
<P class="col col2" align=justify>¿Por qué no se discuten las medidas
gubernamentales en cada empresa, en cada barrio, en cada comunidad campesina?
¿Por qué no se escucha la voz y las sugerencias de quienes deberán sufrir las
consecuencias de dichas medidas y, al mismo tiempo, deberán poner el hombro para
sacar al buey del barranco?</P>
<P class="col col2" align=justify>Una crisis es una oportunidad de cambiar. En
vez de recurrir solamente a un hipotético turismo o inversionismo de lujo, ¿por
qué no discutir cuáles inversiones productivas son hoy necesarias y deben ser
permitidas al capital privado –por ejemplo, en la producción agroalimentaria y
la distribución de los alimentos en la isla–? En vez de centralizar una vez más,
¿por qué no descentralizar y dar poder de decisión y de organización a nivel
territorial, horizontal, a los productores y poner a su disposición insumos y
medios de transporte? El combate a la burocracia no consiste sólo en reducir el
número de funcionarios redundantes o improductivos y de reglamentaciones
absurdas: consiste en cambio fundamentalmente en trasladar el poder de
información y de discusión a los ciudadanos, que son
usuarios-productores-consumidores atados por esa burocracia.</P>
<P class="col col2" align=justify>La democracia, la autogestión, la
planificación desde el territorio y desde los lugares de producción, la libertad
de opinar, disentir, expresarse, informarse, son indispensables si se quiere
sacar a la población de una desmoralizante y creadora de apatía resignación ante
las decisiones que llueven desde el vértice del Estado tal como llegan los
huracanes. Repetimos: la vía china o la vietnamita son irrepetibles en Cuba, no
sólo por razones demográficas, históricas, culturales, sino también porque esa
es una salida que sólo se podría encarar abriendo completamente el país al
capital y la intervención de Estados Unidos y eliminando lo que queda de la
revolución para que acabe el bloqueo y lleguen inversiones masivas. Cuba nunca
fue socialista, aunque sí luchó por aportar a la construcción del socialismo en
la isla y en el mundo. Pero su revolución democrática, antimperialista, de
liberación nacional, fue importantísima para la isla y para todo el continente
y, aunque está estancada desde hace rato porque no puede profundizar su curso y,
por el contrario, retrocede, sigue siendo la garantía de la independencia
nacional y es la base del consenso político que aún mantiene el gobierno, sobre
todo entre las generaciones más viejas, que conocieron el pasado y no quieren
retornar a él, como lo expresa claramente Silvio Rodríguez. Es suicida enterrar
los restos de revolución para atraer inversionistas. Por el contrario, hay que
reanimarla con un gran cambio, sobre la base de la democracia, la autogestión,
la libre organización, la eliminación de la autocracia y la burocracia y la
extensión al máximo del poder de los productores.
<HR>
<P></P>
<P class=email align=justify></P>
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