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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>21 de setiembre 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Cien mil víctimas directas de una
guerra civil no declarada<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Mexico, país
cementerio</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Juan Carlos Camaño *<BR>ALAI, América Latina en
Movimiento</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://alainet.org/"><STRONG>http://alainet.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cualquiera, y todos, pueden ser asesinados. Así de simple
y tremendo a la vez. Los puestos de venta de diarios y revistas, en distintas
ciudades de México, chorrean sangre desde las portadas, matizadas con alguna
modelito desnuda o semidesnuda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Si esto sigue así tendremos que irnos a otro país”, se
escucha decir a algunas gentes que creen que todavía el Distrito Federal no ha
sido ganado por la guerra. Aunque en su periferia no han faltado cadáveres,
montados arriba de otros, con leyendas que advierten que las batallas recién
comienzan. Queda mucho por matar y poco dónde guarecerse, si se observan la
militarización creciente y los millones de personas que para salvar el día a día
deben ir pasando a gusto, o a disgusto, a las filas de los contendores, o,
mientras puedan, caminar por la cornisa neutral sin que una bala, no tan
perdida, se los lleve por delante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>México quedó encapsulado en una trampa mortal. Por sus
tierras se pasean fuerzas del ejército y policiales, divididas en bandos que
confrontan. Paramilitares, parapoliciales, sicarios orgánicos e improvisados;
agentes –soterrados y de superficie– de la CIA y la DEA; comandos de elites
dependientes del gobierno de Felipe Calderón y las “Compañías de la Muerte S.A.”
encargadas de trasegar inmigrantes de un lado a otro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Recordemos que en los últimos diez años –según cifras que
repican por distintos medios, dentro y fuera de México–, fueron desaparecidas
unas sesenta mil personas, la mayoría mexicanas y mexicanos y muchas otras
provenientes de países centroamericanos, que nunca llegaron a destino, sea el de
ida: EE.UU, o el de regreso: a sus casas, luego de haberse arrepentido cuando
estaban a mitad de camino de uno y otro punto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre asesinados y desaparecidos, tomando como medida las
últimas tres décadas, se puede arriesgar –sin salirse siquiera de las cantidades
que se conocen como revelaciones oficiales– que en México ha habido
aproximadamente cien mil víctimas directas de una guerra civil no declarada como
tal, ni admitida, incluso, por no pocos de aquellos que la padecen a diario. Una
guerra civil, en la que EE.UU. tiene una enorme injerencia y graves
responsabilidades, que vienen de lejos en el tiempo y se ahondaron con el
Tratado de Libre Comercio (TLC): componendas y negocios que, como lo denunciaran
miles de trabajadores mexicanos, no fueron más que parte de las atrocidades
económicas y sociales, afines a las recetas neoliberales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tirando de esa cuerda, con la inestimable ayuda del ex
presidente Vicente Fox –un títere grandullón de George W. Bush– EE.UU., que no
pudo clavar el ALCA en el corazón del conjunto de la región, aceleró el desangre
de un país que con una población de más de ciento diez millones de habitantes,
lo único que vio crecer, tras el acuerdo, fue la economía informal y amplios
bolsones de miseria lacerante. Caldo de cultivo, innegable, de violencia, en
este caso: armada hasta los dientes y signada por la ferocidad que impone toda
lucha por el final del botín, o el principio del control total del mercado. El
del petróleo, las drogas duras y blandas y los nichos de negocios selectos, para
clases también selectas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el País Cementerio, así como se muerde el polvo de la
derrota en la esquina menos pensada, se puede, aún, sorberse unos tragos en los
cafetines con terrazas, tipo París, cerca del monumento a Benito Juárez. Así,
como si tal cosa; como si todo fuera ajeno, hasta el día en que llega la noticia
de una víctima cercana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como suele ocurrir en el mundo entero, ahora en México
hay mexicanos a los que su propio país, con esa escalofriante ristra de muertos
y desaparecidos, les queda demasiado distante. Los archiconocidos contrastes
sociales entre ricos y pobres –siempre expuestos en una urbanización que no
disimula nada– se han acentuado. La pretensión de la topadora yanqui quizás se
salga con las suyas: demostrar que México se sumerge en la “categoría” de
inviable. “País fallido”. “Estado fallido”. Y, entonces, más brutalmente que
hoy, se le facilitaría a EE.UU. una intervención directa sobre una sociedad
descuartizada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Nada más y nada menos que eso es lo que está en juego en
una realidad de tierra, aparentemente, de nadie. Sólo aparentemente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay organizaciones de derechos humanos y de periodistas
–entre éstas la Federación de Asociaciones de Periodistas de México, FAPERMEX–,
que aseguran que del total de asesinatos a periodistas –y otros–, ocurridos en
los últimos tres años, el seis por ciento está vinculado a represalias
ejecutadas por el narcotráfico en sus diferentes versiones. Y que en el
porcentaje más alto de crímenes –por arriba del treinta por ciento– están
implicadas las fuerzas armadas que, en teoría, responden al poder político. Y
otras fuerzas, tan armadas como las “institucionales”, de neto corte
paraestatal: grupos con status de “autónomos”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Quién pondrá fin a una carnicería que corre el riesgo de
naturalizarse como sistema de vida?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si no llegaran a ser las fuerzas políticas y sociales más
progresistas de México y de la sociedad mundial, entonces los bárbaros
guerreristas, amarrados al diagrama global del caos, pergeñado por el Pentágono,
lo harán a su manera. Destrozándolo todo menos sus negocios. Entre éstos, los de
la reconstrucción, a manos de las mismas empresas que hoy azuzan la
muerte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin dudas asistimos a una muestra más del único futuro
posible que nos propone el actual círculo vicioso de la reproducción capitalista
y la expansión imperialista.<BR><BR>* Juan Carlos Camaño es presidente de la
Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>