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<DIV align=center><FONT size=4><U>boletín solidario de información</U><BR><FONT
color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT> <BR><U>4 de octubre
2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante - Agenda
Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></A></DIV>
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<HR>
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<DIV> </DIV>
<DIV><FONT size=3>Brasil</FONT><BR><BR><FONT size=3>Dilma Rousseff
(47.648.171 votos 46,90%) - José Serra
(33.130.316 votos 32,61%) - Marina Silva
(19.635.951 votos 19,33%)</FONT><BR><BR><BR><FONT size=3>Un
resultado que no hace más que estirar la agonía
opositora</FONT></STRONG><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Eleonora Gosman, corresponsal
en Sao Paulo<BR>Clarín, Buenos Aires, 4-10-10 <BR></STRONG><A
href="http://www.clarin.com/"><STRONG>http://www.clarin.com/</STRONG></A><BR></DIV></FONT><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Las últimas encuestas publicadas en Brasil ayer por la
mañana reflejaron, de manera más precisa, los resultados arrojados por las urnas
al anochecer. Dilma Rousseff, candidata que obtuvo 46% de los votos, no logró
definir en la primera vuelta la contienda con el opositor socialdemócrata José
Serra. Desde hace varios días, los dirigentes del Partido de los Trabajadores
dudaban de una rápida resolución electoral. <BR><BR>La propia presidenciable
había insistido que “las elecciones se ganan en las urnas, con el voto
ciudadano”. En el arco opositor, el ex gobernador paulista José Serra no ocultó
su satisfacción. Al elevar el nivel de enfrentamiento con la oficialista Dilma,
en una batalla que incluyó el mayor rosario de denuncias no probadas sobre
presuntos actos de corrupción en el gobierno brasileño, consiguió convencer a
una parte importante de los ciudadanos brasileños de poner su voto en Marina
Silva, quien alcanzó con una fuerza insospechada a rozar 20% de los votos.
<BR><BR>Esto le garantizó al candidato socialdemócrata el ansiado balotaje, pero
sin rendirle ningún aumento en el caudal de votos que, como previeron las
encuestas, no superó 33% del total. Eso reveló la incapacidad de Serra de elevar
su propio estándar, al punto que ni siquiera pudo repetir la elección que
realizó Geraldo Alkmin en 2006 cuando logró prolongar otro mes el combate
decisivo con Lula da Silva. <BR><BR>El presidente, quien entonces se jugaba su
reelección, tuvo resultados muy similares a los de su ahijada política la ex
ministra Rousseff. Serra, en cambio, no logró siquiera empardar a su compañero.
<BR><BR>En este contexto, la transferencia de la mitad de los votos de Marina
Silva a Serra –la otra mitad se calcula que irá a engrosar el caudal de Dilma
Rousseff —tendrá efecto nulo para los socialdemócratas. Es decir, el ex
gobernador paulista solo prolongará su agonía sin poder negociar en este
intermedio un futuro papel en la pirámide de su organización. Ya no hay
denuncias que puedan afectar de manera decisiva la figura de Rousseff. Entre
otras cosas porque el electorado ya no irá a reaccionar frente a la sucesión de
casos que los opositores pretenden instalar en el escenario. Serra es un hombre
que genera fuerte rechazo y eso conspira contra cualquier posibilidad de
victoria el 31 de octubre. <BR><BR>Anoche el PSDB tenía algo para festejar:
Geraldo Alkmin se consagró gobernador paulista al imponerse sobre el candidato
del PT Aloizio Mercadante en primera vuelta. Para los tucanos fue un respiro, ya
que el margen fue mínimo y eso llevó a pensar que se iría a balotaje en ese
estado, el mayor de Brasil. <BR><BR>La resolución de San Pablo, ayer mismo,
alivia la situación de José Serra ya que su partido podrá dedicar más tiempo a
fortalecer al candidato, cuya votación fue menor inclusive a lo que se
aguardaba. La prolongación de las elecciones hasta el balotaje crea un nuevo
escenario para la coalición de gobierno comandada en partes iguales por el
Partido de los Trabajadores y el por el centrista Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB). Por empezar, porque el presidente Lula da Silva no
consiguió su objetivo de máxima que era catapultar su delfina Dilma a las nubes,
mediante una elección que habría de superar las suyas propias. Fue esa esperanza
lo que indujo al jefe de Estado a decir: “Me voy a ir con más votos de los que
recibí en 2002 y 2006”. No fue así. En términos porcentuales, la proporción con
sus adversarios no varió. Eso modifica también las negociaciones, estas próximas
semanas, entre el PT y su socio PMDB. Hay una disputa entre ambos sectores
políticos de la alianza oficialista que se intensificará aunque en sordina.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>