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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>13 de octubre 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante
- Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Uruguay
<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Entrevista a Isabel Koifmann
(Tendencia Clasista y Combativa)</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><B style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-SIZE: 11pt; FONT-FAMILY: 'Verdana','sans-serif'; mso-bidi-font-family: Arial"></SPAN></B> </DIV>
<DIV><B style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-SIZE: 11pt; FONT-FAMILY: 'Verdana','sans-serif'; mso-bidi-font-family: Arial"><FONT
size=3><FONT face=Arial>“No hay que someterse a la agenda que impone la
burocracia sindical del progresismo" <o:p></o:p></FONT></FONT></SPAN></B></DIV>
<DIV>
<P style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-SIZE: 11pt; FONT-FAMILY: 'Verdana','sans-serif'; mso-bidi-font-family: Arial"><FONT
face=Arial size=3><STRONG>“Las fuerzas clasistas debemos tener nuestra hoja de
ruta de acciones, de estrategia, de propuestas programáticas"</STRONG><SPAN
style="FONT-SIZE: 11pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Verdana','sans-serif'; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA"> </SPAN></FONT></SPAN></P><FONT
face=Arial size=2></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify>Al final, y pese a todas las diferencias “tácticas” o
“metodológicas” que se ventilaron en las cúpulas sindicales durante los días
previos, el Paro General (la huelga general) de 24 horas terminó por concretarse
el jueves 7 de octubre. Contó con un “acatamiento muy importante” que hasta el
gobierno y las patronales admitieron. Para el Secretariado del PIT-CNT y otras
direcciones sindicales, el Paro fue una respuesta “contundente” del “movimiento
obrero organizado”. De esta primera huelga general en el gobierno Mujica, de su
impacto entre los trabajadores sindicalizados, de las condiciones de penuria y
precarización que afectan a cientos de miles de asalariadas y asalariados, así
como de las perspectivas del sindicalismo anticapitalista, conversamos con la
compañera Isabel Koifmann, militante de reconocida experiencia sindical,
integrante de la coordinación de la Tendencia Clasista y Combativa (TCC) y del
sindicato ECOS (Empleados de Comag Sindicalizados). </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Ernesto Herrera: El plenario de la TCC se reúne
el próximo fin de semana para hacer una evaluación del Paro, de todas formas,
¿tú puedes adelantarnos una opinión?</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Isabel Koifmann: El Paro tuvo un gran acatamiento y eso
confirma que el descontento entre amplios sectores de la clase trabajadora es
claro, importante. Los salarios y jubilaciones no alcanzan, el precio de los
alimentos, el costo de los servicios, la carga de los impuestos, cada vez pesan
más en el presupuesto de los asalariados y no se ve una salida o un cambio.
Mientras las empresas públicas y privadas cada vez tienen más ganancias, los
trabajadores no sólo no ganan mejor sino que, por el contrario, ven como
su calidad de vida empeora; por ejemplo, crecen el endeudamiento de las
familias, los costos de la salud, la vivienda, la educación. Muchos trabajadores
son obligados al multiempleo para poder alcanzar un ingreso más o menos decente.
El nivel de acatamiento al Paro expresó ese descontento, fue una demostración de
protesta. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El problema es que tanto el gobierno y sus aliados
sindicales del PIT-CNT lograron, en definitiva, que la protesta
fuera silenciosa, un “Paro a secas” como dijeron, un Paro que no fuera
acompañado por grandes movilizaciones. El carácter de “Paro Activo” estuvo dado
solamente por la carpa y la marcha al Ballet Nacional que organizó COFE, y por
la “asamblea abierta” que organizamos las fuerzas sindicales clasistas frente al
Palacio Legislativo. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: ¿El Paro fue un abrir la válvula para dejar
salir algo de presión social y de paso bajar la tensiones internas en el bloque
mayoritario del PIT-CNT, o por el contrario marca un punto de inflexión que
permite por un lado pensar en un relanzamiento de las luchas y, por otro,
establecer con más claridad el debate sobre las estrategias sindicales?</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: No creo que sea ningún punto de inflexión, ni que se
pueda dar inicio a un proceso organizado de ofensiva. Este Paro aislado de
cualquier plan de lucha, no modifica la situación de defensiva de los
trabajadores. No estamos en vísperas de una modificación en las relaciones de
fuerzas entre el trabajo y el capital. Esto hay que tenerlo claro para no crear
falsas expectativas. No obstante, es claro que estamos en un escenario donde, al
menos, se puede intervenir con mejores argumentos en el debate sobre el rol que
debe cumplir el sindicalismo clasista. Es obvio, que las burocracias sindicales
debían “descomprimir” sus internas, porque como te dije, el descontento entre
los trabajadores y entre muchos militantes sindicales, es importante. Pero de
ahí a la toma de conciencia participativa hay una brecha muy grande. Una brecha
que, el sindicalismo gubernamental, se esfuerza en remachar. En este marco, las
corrientes sindicales que priorizan “ganar la dirección del PIT-CNT” de arriba
hacia abajo, se están mostrando más funcionales que opositoras. El bloque
mayoritario consigue - como en el caso de este Paro – diluir a esas oposiciones
bajo la bandera de la “unidad”. Más allá del debate de si “adentro” o “fuera”
del PIT-CNT, parece cada vez más evidente que se hace necesario un trabajo desde
la base proponiendo alternativas en todos los planos, en el programático por
supuesto, pero también, y no me animo a priorizar, en el democrático,
organizativo, propositivo, propagandístico y hasta ético. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Nuestra experiencia en ese sentido es muy concreta, en la
base no existe ninguna confianza en el PIT-CNT, ni existe interés en hacerles el
juego. <SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA">Por
eso no hay que someterse a la agenda que impone la burocracia sindical del
progresismo. Las fuerzas clasistas debemos tener autonomía respecto de los
aparatos burocráticos, y marcar nuestra hoja de ruta de acciones, de estrategia,
de propuestas programáticas.</SPAN><SPAN
style="FONT-SIZE: 11pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Verdana','sans-serif'; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA"> <SPAN
style="mso-spacerun: yes"> </SPAN><SPAN
style="mso-spacerun: yes"> </SPAN></SPAN></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>EH: En las últimas semanas se volvió a instalar la
tesis de un “gobierno en disputa”. Según varios dirigentes del bloque
mayoritario del PIT-CNT -no sólo del Partido Comunista sino también de la
Articulación-, el Paro hay que inscribirlo en la lógica de “ayudar al gobierno”
y “tironearlo” hacia la izquierda frente a la presión de las corporaciones
empresariales. Por eso, dicen, no fue un Paro contra el gobierno Mujica, ni un
plebiscito respecto a la política económica, sino un Paro “contra la oligarquía
criolla”. ¿Hay una posición de la TCC sobre esta cuestión estratégica, pues hace
a una definición del gobierno y, por tanto, a cómo enfrentar su
programa?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Te diría que esa tesis ya cae en el terreno de lo
ridículo. Leí en el semanario Brecha (8-10-2010) unas declaraciones de
Edgardo Oyenart, (dirigente del SIMA y del Secretariado del PIT-CNT), donde
habla de la “disputa por la hegemonía” dado que el gobierno es “policlasista” y
que “asegurar un rumbo más a la izquierda depende de la movilización popular”.
Son reacciones espasmódicas, de una burocracia oportunista, descarada; que
comparte almuerzos y otros eventos con la “oligarquía criolla”; que viaja al
exterior abrazada de los patrones para conseguir “nuevos inversores” y “buenos
negocios para él país”. Ninguna cosa que diga esta burocracia puede ser creíble.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todas maneras aclaro: la TCC no se afilió nunca a la
tesis de “gobierno en disputa”. Es más, desde el primer gobierno “progresista”
presidido por Tabaré Vázquez, pusimos énfasis en la naturaleza capitalista del
programa económico del gobierno del Frente Amplio, su rol de subordinación a las
corporaciones empresariales, y su completa capitulación a las instituciones
financieras internacionales. Denunciamos en todo momento los acuerdos firmados
con el FMI y el Banco Mundial. Nos opusimos a la instalación de la transnacional
Botnia, y nos oponemos al pago de la fraudulenta deuda externa. Nos movilizamos
en la calle contra la venida de Bush. Seguimos protestando contra la ocupación
de Haití por la fuerzas de ocupación de la ONU, integrada por más de mil
soldados uruguayos. Vale decir, en la TCC nunca hubo dudas sobre que este es un
gobierno del orden capitalista, y tampoco de qué lado estamos nosotros.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto del “gobierno en disputa” es puro simulacro. Porque
los que promueven esta tesis -inventada por el Partido Comunista-
votan todo con el gobierno, en el gabinete de ministros y en el
parlamento, desde el IRPF hasta el presupuesto nacional. Por otra parte, el
presidente Mujica no se cansa de publicitar las “bondades de la inversión
privada” e “invita” al capital extranjero a radicarse en el país. El problema no
es, como afirman los sindicalistas del “progresismo”, que las corporaciones
patronales “tironeen hacia la derecha al gobierno”. Esto no es ninguna novedad.
El problema es que tanto desde el gobierno como de su brazo sindical, se apostó
por la colaboración de clases, por el “pacto productivo”, por la concertación
nacional. En esta lógica, promovieron la idea del consenso, de los “equilibrios”
entre capital y trabajo. O tanto peor: que “todos comemos de la misma torta”.
Algo así como que “si le va mal al empleador, le va mal al empleado”. Los
patrones no podrían estar más felices. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: El PIT-CNT convocó al Paro General bajo la
consigna central de “redistribución de la riqueza”. Luego siguen algunas
reivindicaciones que van desde “soluciones a los consejos de salarios” públicos
y privados, hasta el reclamo de una “flota pesquera y frigorífico nacional”. No
hay en la plataforma (de alguna manera hay que llamarla) ni una sola demanda que
apunte, realmente, a la “redistribución de la riqueza”. Ustedes y otras fuerzas
del sindicalismo clasista, hablan de la necesidad de un “programa alternativo”,
¿podrías decirnos a grandes rasgos en qué consistiría ese programa y que
demandas incluiría? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Efectivamente. El sindicalismo clasista viene
dedicando -dentro de sus posibilidades y limitaciones- importantes esfuerzos en
la profundización de la discusión programática. Hemos levantado una plataforma
con las medidas que entendemos apuntan en el sentido de una real redistribución
de ingresos, y a frenar las enorme transferencia de riquezas que va desde el
trabajo hacia el capital. Planteamos, por ejemplo: el no pago de la deuda
externa pública; la estatización bajo control obrero de las empresas que se
declaran “fundidas”: la prohibición de los despidos; el aumento de los salarios
y jubilaciones mínimas al valor de media canasta familiar; la eliminación del
impuesto a los salarios y jubilaciones; una presupuesto nacional al servicio de
los trabajadores que privilegie la educación, la salud y la vivienda. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Obviamente, sabemos que esto no cierra la cuestión
programática. Pero así como no creemos que un programa sea un catálogo de
consignas sacadas de algún manual, pensamos que esa elaboración de un programa
alternativo, de carácter anticapitalista, no se puede abordar por fuera de los
niveles de conciencia y de organización de los trabajadores. Un programa de este
tipo, debe construirse en el propio proceso de la lucha de clases, esto es, como
resultado de las diversas experiencias de lucha de los trabajadores, de sus
demandas, de sus necesidades sociales básicas. Para ello, es decisivo que
contingentes importantes de la clase trabajadora asuman confianza en sus propias
fuerzas y en la posibilidad de modificar la realidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: Tú sabes que esta es una discusión que viene
de muy lejos. El propio Marx objetaba las demandas que apelaban al principio de
“justicia distributiva” por tener un carácter de “reforma parcial”. Sostenía que
las propuestas de redistribución tendían a centrarse ante todo en la
“redistribución de la renta” lo que reflejaba, a su modo de ver, la incapacidad
de reconocer que “cualquier distribución de los medios de consumo no es sino una
consecuencia de la distribución de las propias condiciones de producción”. Es
decir, que la exclusión de los trabajadores de los medios de producción era (y
es) la responsable de su explotación. Entonces, te pregunto si ese “programa
alternativo” del que ustedes hablan no entraña también una cierta "lógica
distributivista" que, finalmente, no fractura la relación de subordinación
económica de los trabajadores respecto a los dueños del capital.</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: De acuerdo. La cuestión central es la explotación de
la fuerza de trabajo por el capital. Esa explotación que, según la describe
Marx, es “la ladrona del tiempo de trabajo ajeno”. Coincido en que las demandas
redistributivas a través de aumentos salariales e impuestos progresivos a los
capitalistas, por ejemplo, son paliativos que pueden ofrecer mejoras parciales
-necesariamente frágiles y reversibles-, de una situación que en lo fundamental
mantiene las condiciones de explotación. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Me animo a decir que esto está claro en la TCC. Tanto
para los militantes que venimos de una tradición marxista revolucionaria, como
para los de tradición anarquista, o de aquellos compañeros y compañeras que
vienen de otras corrientes de izquierda. Mantenemos nuestras convicciones de
lucha por una sociedad sin explotación ni opresión. Y creemos en la posibilidad
de construir esa sociedad sin la injusticia social de la actual. Al mismo
tiempo, debatimos, no practicamos el “pensamiento único”. Defendemos el
pluralismo de las ideas en el campo de la izquierda anticapitalista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando pensamos en programa, te repito, lo hacemos a
partir de la realidad concreta, de las relaciones de fuerzas entre las clases
antagónicas, de las reivindicaciones de los trabajadores, de sus niveles
desiguales de conciencia y de organización. Evidentemente, un programa no puede
circunscribirse a la esfera redistributiva, tiene que avanzar en demandas
transicionales, es decir, demandas que de cierta manera apunten a romper la
lógica de acumulación del capital y, por lo tanto, la subordinación de la fuerza
de trabajo al despotismo de los capitalistas. Esto implica algo muy concreto:
incursionar sobre la propiedad privada de los medios de producción. O, dicho de
otra manera: fracturar el proceso de apropiación privada del trabajo social.
Somos conscientes que falta “elaboración” en tal sentido. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA">
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'">Incluso
sobre lo que tú llamas “lógica distributivista” también hay algunas confusiones.
Por ejemplo, seguimos hablando -como todo el sindicalismo- de “recuperación
salarial”, pero la redistribución del ingreso supone la existencia de dos
mecanismos complementarios: aumentos de salarios superiores al alza del costo de
la vida y un congelamiento de los precios, de las tarifas de los servicios
públicos, de los alquileres. Sin embargo, en las plataformas sindicales esta
demanda tan elemental casi está ausente. Es como si pesaran demasiado los cucos
sobre el "peligro inflacionario”, lo que es un chantaje de los
capitalistas.<o:p></o:p></SPAN></P><SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA">
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'">Que
falta incorporar otras cuestiones esenciales a la discusión programática no
caben dudas: sobre la reforma agraria, la “autogestión obrera”, los problemas
medioambientales, las demandas de género, la socialización de los “bienes
comunes” públicos, un concepto integral de los derechos humanos, que incluye la
lucha contra la impunidad del terrorismo de Estado, el papel de la democracia
directa en contraste a la “democracia representativa", la eliminación de las
Fuerzas Armadas, etc. </SPAN></SPAN><SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; LINE-HEIGHT: 115%; FONT-FAMILY: 'Arial','sans-serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA">Pero
las urgencias en participar de las luchas, en tender una mano solidaria a los
trabajadores que pelean, marchan, y hasta ocupan para “recuperar” su fuente de
trabajo (como en el caso de Tecnoluce, donde estamos apoyando con solidaridad),
postergan esas cuestiones programáticas. No estoy ensayando una justificación.
Porque en realidad no debería ser así, porque de esas luchas, experiencias y
solidaridades colectivas se nutre fundamentalmente un programa anticapitalista.
Un programa no está aislado de lo que ocurre todos los días en la vida de los
trabajadores, y tampoco puede presentarse como una “marca registrada” pegada a
un volante o a un discurso que pocos escuchan. </SPAN></SPAN>Alcanzaría con ver
al propio PIT-CNT, que todavía tiene en sus estatutos la frase, “por una
sociedad sin explotados ni explotadores”. Y nadie lo toma en serio. Porque
cualquier trabajador sabe que se trata de un saludo a la bandera.
</P></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>EH: El gobierno acaba de anunciar que el desempleo su
ubica en 6,2%, una cifra “histórica”. Este anuncio viene acompañado de otros,
por ejemplo, que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 8,5% en 2010. Estos
datos, según el gobierno, confirmarían por una parte que la “estabilidad” de la
economía es un hecho incontestable, por otra parte, que el programa
“progresista” ha traído mejoras sustanciales para las condiciones de vida de los
trabajadores. ¿Qué dices al respecto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Empecemos por la cuestión tan tramposa de la
“estabilidad”. Cuando el gobierno -y la burguesía- hablan de
“estabilidad”, se refieren en realidad a la “estabilidad” de un modelo de
acumulación de capital. Es decir, a un modelo que asegura, primero que nada, la
acumulación y reproducción del capital. Es decir, que asegura las ganancias de
los patrones, o para decirlo con el eufemismo que utilizan ellos, que permite
seguir ampliando la “rentabilidad empresarial”. Entonces, hay que entender que
es lo que está “estabilizado”: son los negocios capitalistas (que ahora se
llaman “inversores), es el funcionamiento a pleno del “mercado”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No tengo empacho en decir que esta percepción que hay
sobre la situación económica es compartida por muchísimos trabajadores y también
por unos cuantos sindicalistas; en tal sentido, es una victoria ideológica del
paradigma neoliberal, el cual -también hay que decirlo sin pelos en la lengua-
ha logrado enraizarse en la sociedad. En esto, el servicio que han prestado el
Frente Amplio y el bloque mayoritario del PIT-CNT ha sido clave, porque
impusieron en amplios sectores de la clase trabajadora la idea conformista de
que no existe alternativa al orden capitalista. Puede haber algunas “mejoras” e
incluso algunas “reformas”. Pero no más. Es decir, hicieron una verdadera tarea
de destrucción sistemática de la conciencia y de la identidad de clase. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, están las otras desinformaciones, porque sabemos
que hablar de “estabilidad” de una economía periférica como la uruguaya en la
era de la mundialización capitalista-imperialista es, sencillamente, una
fantasía. Sobre todo cuando se tienen en cuenta tres factores: primero; la
dependencia del país respecto al precio internacional de los “commodities”, cosa
que puede cambiar de un día para otro según el humor de lo “mercados”; segundo,
el crecimiento de la deuda externa pública, que compromete la soberanía nacional
presente y futura; tercero, la gravísima crisis económica internacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero vuelvo a la primera parte de tu pregunta. Este
modelo de acumulación de capital -que los “progresistas” sin ninguna vergüenza
llaman “país productivo”- es una fábrica de desigualdad social. El gobierno
puede decir que el desempleo cayó y que ya “no es el principal problema” (aunque
debería decirse también que el desempleo entre los jóvenes menores de 29 años
alcanza el 25% y que entre las mujeres llega al 11%.) Pero asumamos que el
desempleo cayó, que hay “apenas” 117 mil desempleados (en su mayoría fuerza de
trabajo sin calificación, sin estudios secundarios completos). </DIV>
<DIV align=justify><BR>El problema, es que los indicadores que muestran el INE
(Instituto Nacional de Estadísticas) y otros organismos nacionales e
internacionales sobre una aparente mejoría en la cuestión “formal” del empleo y
el ingreso en el país, no revelan el carácter estructural de la desigualdad
social. No cuentan la situación de penuria diaria que sufren cientos de miles de
trabajadores, sin olvidar a las capas sociales en “pobreza estructural”, es
decir, más desposeídas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: Podrías describir resumidamente esa situación
que defines de penuria diaria…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Por ejemplo, que cerca del 30% de la fuerza de
trabajo, es decir, más de 400 mil trabajadores están “en negro”, sin ningún
derecho ni ninguna cobertura social; que más de 200 mil trabajadores ocupados
ganan menos de un salario mínimo nacional y más del 40% no alcanza los dos
salarios mínimos. Que casi la mitad de los nuevos empleos creados en estos
últimos cinco años y medio (cerca de 200 mil), no superan los 6.600 pesos
mensuales, es decir, que están bastante más abajo del salario promedio nacional
que es de 10.200 pesos. Esta situación de penuria salarial condena a cientos de
miles de trabajadores a sobrevivir en la pobreza, y el panorama es más crítico
si miramos hacia las mujeres y los jóvenes. Estos bajos salarios afectan a todos
los sectores de la actividad privada, aunque se concentran en ramas como la
agropecuaria, el comercio, la construcción, el trabajo “doméstico” (realizado
sobre todo por mujeres de todas las edades). El propio Instituto Cuesta-Duarte
del PIT-CNT, dice que el 15,4% de los trabajadores perciben menos de un salario
mínimo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo concreto, es que la participación de la masa salarial
en el PIB, apenas llega al 24%. O sea, que retrocede año a año. Es más, el
“poder de compra” del salario medio es igual al que se tenía en 1998. ¿Se puede
decir entonces que hubo una “recuperación” del salario en estos años de gobierno
“progresista”? Estas cifras que te doy provienen del propio oficialismo, no son
un invento de la “ultraizquierda”. Entonces, de que vale esa caída del desempleo
que anuncia el gobierno, o de que sirve celebrar el crecimiento acumulado del
PIB en estos últimos años si más del 50% fue a parar a los bolsillos de las
“rentas de capital”, mejor dicho, a los bolsillos de los patrones.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: No obstante, el gobierno tiene el mayor apoyo
entre los trabajadores empobrecidos y las capas sociales más desposeídas; según
una encuesta de la empresa Data Media, 8,3 de cada diez personas de los sectores
más pobres, califican al presidente Mujica con la mejor
puntuación…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: La base social de sustentación de este gobierno, en
lo fundamental, proviene de los sectores no organizados. Por lo tanto, de
aquellos que tienen menos posibilidades de expresarse, de protestar, de hacer
paros. Estos sectores, muchos de los cuales recibieron la ayuda asistencial vía
los planes sociales focalizados y otras políticas públicas, en materia de salud
por ejemplo, no se sienten identificados con las demandas del “movimiento obrero
organizado”, fórmula que por otra parte tiene mucho de mitología...</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: ¿A qué te refieres con esto
último?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: A que no se deben confundir las cosas. Eso que se
llama “movimiento obrero organizado”, es en verdad una masa de afiliados a los
sindicatos, que cuentan cuando se tratan las negociaciones en los consejos de
salarios y en los convenios colectivos, pero que tienen poco de organización
real y mucho menos de participación activa en la vida de los sindicatos. Ni va a
ninguna movilización convocada por el PIT-CNT. Entre otras razones porque no
existe -salvo en casos muy excepcionales- un incentivo democrático, en otras
palabras, porque se desestimula todo funcionamiento democrático en los
sindicatos. Hablo en el sentido de una democracia obrera, de discusión, de
socialización de experiencias, de poder de decisión. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Creo, que cuando nos referimos a la clase trabajadora en
un sentido amplio, mejor es hablar como lo hace el sociólogo brasilero Ricardo
Antunes: del “mundo del trabajo”. Esto incluye a los ocupados y desempleados, a
los precarios, a los tercerizados, a los pequeños cuentapropistas, etc. Es la
única manera de romper con la división entre trabajadores “formales” y
trabajadores “informales”, y combatir las prácticas corporativas de los
aparatos sindicales burocráticos que se auto-designan como el “movimiento obrero
organizado”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: ¿El sindicalismo radical, clasista y
combativo también ha incorporado elementos de una visión corporativa?</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Puede ser. Tal vez tengamos dificultad para entender
las nuevas formas de dominación del capital. Donde grandes segmentos de la clase
trabajadora están, permanentemente, desproletarizados, precarizados,
subcontratados, encerrados en los barrios más pobres, desconectados de las
tendencias nacionales de la economía. Puede haber, incluso, un “crecimiento” de
la economía y hasta bajar el índice de desempleo, pero esto no tiene ningún
efecto sobre las condiciones de vida de los trabajadores empobrecidos. Ya ni
siquiera podemos esgrimir la solución de “más trabajo” para impedir la
fragmentación de ese “mundo del trabajo”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por estas razones, hasta una huelga general como la del 7
de octubre, tiene un impacto limitado sobre el conjunto de la clase trabajadora.
Porque la huelga se proyecta, en lo fundamental, sobre aquellos trabajadores
sindicalizados que, lo recuerdo, son una minoría entre la fuerza asalariada del
país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De allí la impostergable necesidad de incorporar a las
organizaciones sindicales a esa gran cantidad de trabajadoras y trabajadores
precarizados, subcontratados, víctimas de la flexibilización laboral. Lo mismo
corre para los miles de trabajadoras y trabajadores sobre-explotados calificados
de “informales”. Claro, eso implica una organización sindical totalmente
diferente a la actual, que es centralizada por rama, que es corporativa, que
acepta -cuando no promueve- la fragmentación de las asalariadas y los
asalariados. Es una organización sindical heredera de los modelos fordistas y
keynesianos, que no da cuenta de los cambios impuestos por los empresarios en la
organización del trabajo. En este terreno también hay que librar una batalla
contra los aparatos burocráticos, en su mayoría de tradición estalinista y
socialdemócrata. <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>EH: Volviendo a la cuestión de la reorganización de
un sindicalismo de clase. En el folleto que la TCC distribuyó el día del Paro
General, hay una especie de convocatoria: “urge que los sectores clasistas y de
oposición a la dirigencia sindical gubernamental, unifiquen esfuerzos y
propuestas y los transformen en planteos de acción hacia los trabajadores”.
¿Esto puede entenderse como una iniciativa en dirección a construir una
coordinación estable que levante un “programa alternativo”?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: En la TCC somos conscientes de que el espacio
clasista no se reduce únicamente a nosotros. El clasismo es más amplio que la
TCC, y entendemos que si logramos ampliar los niveles de participación y
elaboración conjunta daremos un salto en calidad en lo que refiere a la
construcción de una alternativa. La TCC no es una estructura cerrada, es
una experiencia acumulada de varios años, que tiene un grado de organización, de
elaboración, y de propuestas, que no debería ser desaprovechado sino potenciado.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero nuestro horizonte estratégico, si se puede definir
así, va más allá de la Tendencia: apunta a la construcción de una fuerza
clasista y combativa, cuyas opiniones, acciones y propuestas programáticas, sean
insoslayables para contingentes decisivos de los asalariados y asalariadas. El
desafío que tenemos por delante no se limita a mantener un discurso “radical” o
una diferenciación “metodológica: construimos una opción programática y
estratégica de las fuerzas clasistas. Es decir: una alternativa antiburocrática,
antigubernamental, anticapitalista. En eso consiste, finalmente, la
independencia política y de clase. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para lograrlo debemos alcanzar un arraigo social mucho
mayor, una implantación mucho más permanente entre los trabajadores, estén
sindicalizados o no lo estén. Es el único camino transitable para enfrentar al
sindicalismo de negociación, de colaboración de clases, encarnado por el bloque
mayoritario que controla el PIT-CNT. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EH: Por último, la TCC participó de la
“Coordinación de Trabajadores y Estudiantes Clasistas” que convocó a una marcha
-con aproximadamente 350 personas- al Ministerio de Economía y Finanzas el 1º de
octubre. ¿Esto se inscribe en esa propuesta de ampliar el espacio de
fuerzas sociales a la izquierda del PIT-CNT o fue un acuerdo puntual relacionado
con la preparación del “Paro General Activo” del 7 de octubre?</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>IK: Fue una actividad puntual. Pero sí, se inscribe
dentro de la imprescindible unificación de esfuerzos para consolidar una
oposición más articulada al sindicalismo gubernamental. Y, sobre todo, para
acordar una plataforma y un plan de lucha comunes. Tenemos un balance positivo
de la marcha al Ministerio, así como de la “asamblea abierta” (con alrededor de
300 personas) realizada el mismo día del Paro General, donde estas fuerzas
clasistas nos expresamos claramente, de forma activa y militante, contra el
gobierno. Así manifestamos nuestra crítica a la propuesta del Secretariado del
PIT-CNT de hacer una medida de paro sin movilización. De todas maneras, no
queremos generar ilusiones en torno a este tipo de
coordinaciones. Nosotros no queremos alimentar operaciones artificiales
que luego, en las primeras de cambio, desaparecen. Estamos por una
coordinación de todas las fuerzas clasistas sobre bases sólidas. De poco
serviría una coordinación por tal o cual asunto si después, por ejemplo el
1º de Mayo, hay dos o tres actos contrapuestos convocados por esas mismas
fuerzas clasistas, como viene ocurriendo en los dos últimos años.
<HR>
<BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>