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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>14 de octubre 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante
- Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Brasil<BR><BR>Aborto, moneda electoral en segunda
vuelta </FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=justify><STRONG>Fabiana Frayssinet <BR>IPS, Río de Janeiro, octubre
2010</STRONG></DIV>
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href="http://www.ipsnoticias.net/"><STRONG>http://www.ipsnoticias.net/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>El aborto se convirtió en un arma "resta votos", del que los
dos candidatos huyen en la campaña para la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales en Brasil y que los sectores religiosos más conservadores usan
como trueque para fijar su apoyo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una situación que no refleja la posición mayoritaria del
electorado sobre la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo,
aseguran analistas y representantes del movimiento femenino organizado, que
critican que se use el cuerpo de las mujeres de moneda electoral y califican de
falso dilema el tema. <BR><BR>La legalización o no del aborto, actualmente
castigado en Brasil con penas de prisión de hasta 10 años, protagoniza la agenda
para el balotaje del día 31, entre los candidatos Dilma Rousseff, del gobernante
Partido del os Trabajadores (PT) y José Serra, del Partido de la Social
Democracia Brasileña (PSDB). <BR><BR>Los señalamientos de que Rousseff favorecía
la legalización del aborto son vistos como principal causa de que la candidata
favorita no obtuviese el triunfo en la primera vuelta, el domingo 3. Actualmente
la interrupción del embarazo es una práctica ilegal en el país salvo cuando la
madre corre peligro de muerte o es producto de una violación. <BR><BR>Un caudal
decisivo de votos migró de Rousseff a Marina Silva, la candidata del Partido
Verde que pertenece a la Iglesia Evangélica. La ex ministra de Ambiente del
gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva condena el aborto y defiende la
realización de un plebiscito sobre su eventual legalización. <BR><BR>Silva se
convirtió en la sorpresa de la primera vuelta, al obtener 20 por ciento de los
sufragios, mientras Rousseff logró 47 por ciento y Serra casi 33 por ciento.
<BR><BR>Durante la campaña para la segunda vuelta, Rousseff y Serra se presentan
como paladines de una cruzada moralista contra la despenalización del aborto,
cuando en el pasado ambos expresaron una posición de apertura al derecho a
decidir de las mujeres. <BR><BR>Beatriz Galli, de la no gubernamental IPAS
Brasil, se lamentó con IPS de que la discusión se haya reducido "a estar en
contra o favor del aborto o en contra o a favor de la vida". <BR><BR>La
candidata del PT había defendido antes que había que avanzar hacia la
despenalización del aborto, mientras ahora destaca en su página digital que está
"personalmente contra el aborto". <BR><BR>Con el respaldo de una foto del
reciente bautizo de su primer nieto, plantea que "sería muy extraño que cuando
hay una manifestación de vida en el seno de mi familia, (…) yo defienda una
posición a favor del aborto". <BR><BR>Rousseff asegura que el aborto inducido es
"una violencia contra la mujer", aunque matiza que en su probable gobierno "el
Estado brasileño no considerará eso como una cuestión de policía" sino de "salud
pública y social". <BR><BR>Serra sigue esa línea. En 1998, como ministro de
Salud del precedente gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003)
contribuyó a reglamentar la práctica del aborto dentro de la salud pública, en
los casos de víctimas de violación, pero ahora advierte que su legalización
causaría "una carnicería". <BR><BR>Además, apela a eslóganes tales como "un
hombre que nunca se involucró en escándalos y siempre fue coherente, condenó el
aborto y defendió la vida" o "un hombre de familia", para contraponer su imagen
a Rousseff, divorciada y participante durante su juventud en la lucha
clandestina contra la dictadura brasileña (1964-1985). <BR><BR>Para Galli se
está produciendo "un falso dilema porque la cuestión principal es si el Estado
debe criminalizar una cuestión de salud pública colocando la salud y la vida de
las mujeres en riesgo porque las obliga a buscar un aborto clandestino".
<BR><BR>Estimaciones conservadores del Sistema Único de Salud indican que en
Brasil, se producen anualmente al menos un millón y medio de abortos
clandestinos. Las complicaciones por la práctica insegura ocasionan 250.000
ingresos a centros públicos de salud cada año, y suponen una de las principales
causas de mortalidad materna. <BR><BR>Galli insistió en que no se debe reducir a
un enfoque religioso un asunto de derechos humanos de las mujeres. <BR><BR>Un
estudio de la antropóloga Débora Diniz, investigadora del Instituto de Bioética,
Derechos Humanos y Género, revela que una de cada cinco brasileñas se ha
sometido a un aborto antes de los 40 años. <BR><BR>De las mujeres que han
abortado, 88 por ciento se declaró religiosa, indica el estudio. Un dato
revelador en este país de 190 millones de habitantes, con la mayor cantidad de
católicos del mundo y donde los fieles de iglesias evangélicas crecen a ritmo
vertiginoso. <BR><BR>"La historia de esas mujeres no puede ser ignorada por la
búsqueda desenfrenada de votos de las comunidades religiosas que consideraran el
aborto un crimen abominable", dijo Diniz en un artículo. <BR><BR>"El aborto se
transformó en una moneda de trueque para ganar votos", agregó, al considerar que
las concesiones políticas hechas por los dos candidatos representan "amenazas
democráticas" porque comprometen el principio del Estado laico. <BR><BR>Guacira
César de Oliveira, directora-fundadora del Centro Feminista de Estudios y
Asesoría (CFEMEA), dijo a IPS que existe un análisis tendencioso "que exige de
los candidatos un determinado posicionamiento contra el aborto, como si fuese la
única posibilidad de ganar la elección". <BR><BR>Oliveira lo atribuye a una
"ofensiva conservadora de derecha junto al fundamentalismo religioso", que logró
poner al aborto en el centro de la campaña, por encima de otros temas que
también habrían obstaculizado el triunfo de Rousseff en la primera vuelta, como
la corrupción. <BR><BR>Los analistas mencionan entre esos temas a las denuncias
de corrupción del gobierno de Lula, del que Rousseff fue, desde su inicio en
2003 y hasta marzo, primero ministra de Energía y Minas y después jefa de
gabinete. <BR><BR>Oliveira subrayó que la "satanización electoral" del aborto no
refleja la opinión de la mayoría. Recordó que el mayoritario electorado femenino
debe recurrir al riesgo de un aborto inseguro "para asegurar su opción de tener
hijos cuando quieren y pueden". <BR><BR>"Los úteros de las mujeres no pueden ser
la moneda de cambio en estas elecciones", exhortó. <BR><BR>Carmen Silva,
educadora del Instituto Feminista para la Democracia "SOS Corpo", coincide en
que se trata de una manipulación del "fundamentalista religioso" que creció en
todo el mundo, pero que en Brasil se habría asociado "a los grandes medios, a
los políticos de derecha y a los militares con nostalgia de la dictadura
militar". <BR><BR>Oliveira y Silva subrayaron como el aborto dejo fuera temas de
la agenda de las mujeres, como la participación política femenina, la atención a
las mujeres víctimas de violencia, y la igualdad de oportunidades laborales.
"Con tantas cuestiones cruciales a la democracia y a los derechos fundamentales,
como la educación, la seguridad pública o la seguridad social, lo curioso es que
se apueste a que el nuevo presidente de Brasil sea decidido por su posición
sobre el aborto", sintetizó Diniz
<HR>
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