<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML xmlns:o = "urn:schemas-microsoft-com:office:office"><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18278" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>15 de octubre 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante
- Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Ecuador</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Una lectura del 30/S
<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Si quieren matarme,
mátenme…</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG><BR></STRONG></FONT><FONT face=Arial
size=2><STRONG><FONT size=3>De la teoría de la conspiración a la
necesidad de un análisis de la situación
concreta</FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Fernando López
Romero</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=+0>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>R, revista de debate político
socialista </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Edición Especial, Quito,
septiembre-octubre 2010</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><A
title=blocked::mailto:R.la.revista@gmail.com
href="mailto:R.la.revista@gmail.com"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'High Tower Text','serif'"><FONT face=Arial color=#0000ff
size=2><STRONG>R.la.revista@gmail.com</STRONG></FONT></SPAN></A><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'High Tower Text','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P><BR><FONT
face=Arial size=2> <BR>Lo ocurrido en Ecuador el jueves 30 de septiembre
exige una reflexión acerca de la naturaleza de los hechos y sobre sus
responsables. Pero con mayor atención sobre las causas y derivaciones de
los mismos en el período inmediato.</FONT></FONT></DIV></DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>En esta crisis, el sistema político ecuatoriano, reveló
nuevamente los límites que tiene hasta para resolver contradicciones menores
como una demanda salarial, y puso en evidencia, en vivo y en directo, con cadena
nacional obligatoria incluida, la incapacidad política del los poderes del
Estado para contener, en los marcos de una solución negociada lo que
comenzó como una huelga policial.</DIV>
<DIV align=justify><BR> Durante 16 horas el Ecuador vivió una crisis
política marcada por una violencia simbólica, verbal y física desenfrenada; por
las provocaciones, insultos y rumores, las tensiones, la sangre y muertes
inocentes. Los protagonistas principales de este desborde de violencia fueron el
representante de la revolución y del poder; los policías y los militares, la
encarnadura del orden; y los manifestantes convocados para defender a la
revolución y a su líder. La situación creada, terminó transformándose en un
reflejo en espejo roto de las contradicciones de fondo de la sociedad y de
la situación política que vivimos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Del lado del gobierno se ha esgrimido como explicación
única, lo que en este artículo llamo la teoría de la conspiración. Desde la
vieja derecha, se atribuye lo ocurrido a errores de Rafael Correa, a su
irresponsabilidad e imprudencia y se piden rectificaciones a sus
expresiones autoritarias y acumulación del poder, pero sin ir más al fondo. Ha
sido desde varios movimientos sociales de donde han salido cuestionamientos
críticos de mayor profundidad. Este artículo intenta una
exploración.<BR> <BR><STRONG>Paradojas</STRONG></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Desde su victoria sobre el liberalismo oligárquico agro
exportador tradicional encarnado por Álvaro Noboa en el 2006, hasta las
elecciones presidenciales de junio del ano pasado con un cómodo porcentaje a su
favor, el liderazgo de Rafael Correa, y el modelo de control del poder
constituido en estos últimos cuatro anos alrededor de su persona, no parecía
tener mayores fisuras. Sustentado en la debilidad de sus adversarios, en un
enorme despliegue de propaganda, en la planificación de las acciones de gobierno
y en la rearticulación y fortalecimiento del aparato estatal, había pasado con
éxito la prueba de ocho elecciones consecutivas. Para imponer el proyecto
gubernamental se han desplegado desde la redacción de una nueva Constitución
hasta recursos legales heredados de gobiernos anteriores y aun de las dictaduras
militares de los años setenta, el uso de la represión contra los
movimientos sociales, y últimamente de la facultad de colegislador que le otorga
el sistema político presidencialista ecuatoriano para imponer vetos a leyes,
aprobadas al final por el imperio de la ley. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno de Rafael Correa había derrotado a la
vieja derecha, ha enfrentado con éxito las movilizaciones realizadas con enorme
esfuerzo por indígenas y campesinos, ambientalistas y sindicatos públicos; las
ha aislado del conjunto de la sociedad; las ha reprimido con fuerza; ha
satanizado a sus dirigentes, y ha engañado a la sociedad sobre los motivos de la
resistencia y movilización presentándolos como absurdas expresiones de intereses
“corporativos’ contrarios al interés nacional. Ahora no tuvo la capacidad
política suficiente para resolver casa adentro una demanda salarial de policías
y militares, y solo logró superar la crisis con un costo político y social, no
cuantificable, todavía, y de una decena de vidas humanas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace menos de tres semanas, cuando desalojaron a los
mineros artesanales y se tomaron el pueblo de Paquisha en el sur del
Ecuador preparando el camino para el ingreso en noviembre de las grandes
transnacionales mineras, los policías eran todavía fieles, disciplinados y
sacrificados servidores públicos. En varias ocasiones, como en los tiempos de
Febres Cordero, la propaganda gubernamental los había presentado en las cadenas
nacionales de radio y televisión como víctimas de manifestantes violentos.
Ahora, los mismos policías que en Molleturo, Dayuma, Morona Santiago, la
provincia de Bolívar y Paquisha reprimieron a los pobladores, a indígenas y
campesinos, se transformaron de pronto en golpistas traidores, en ingratos,
magnicidas y asesinos. El eslabón más débil de la cadena del poder se evidenció
el 30 de septiembre justamente en el interior de las fuerzas represivas hacia
donde se había desplazado en ese momento la contradicción más visible generada
por la imposición del modelo político de la Revolución Ciudadana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Rafael Correa es un Presidente de la República que ha
logrado mantener altos niveles de aceptación y credibilidad, y justamente a él,
la tropa policial, de la cual es su comandante en jefe, no le creyó. Esta vez,
la palabra presidencial no tuvo valor alguno.<BR> <BR><STRONG>Las causas
más profundas del 30/S</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>En estos hechos, transformados en el centro de expresión
de la desconfianza en la autoridad, se juntaron los malestares contenidos en
este sector y en otros sectores sociales y políticos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A partir de los primeros actos del Primer Gobierno de
Correa (2006-2009) y en el segundo, se ha expresado un marco de contradicciones
y resistencias en dos niveles: uno, entre el gobierno y los sectores
empresariales ligados al modelo neoliberal; y otro, entre el gobierno y sectores
populares organizados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el primer nivel de contradicciones, entre el gobierno
y los sectores empresariales articulados al modelo neoliberal, hegemonizados por
el sector financiero, partidarios del aperturismo económico indiscriminado y
sometidos al eje de Washington, esas fuerzas económicas habían copado la
institucionalidad del Estado, actuaron a través de los partidos políticos y de
los grandes medios de comunicación. Mientras se desplegaba este enfrentamiento,
el gobierno afianzó su relación y apoyo a otros grupos económicos con mayor
vinculación al mercado interno, con capitales en la industria, la importación,
la exportación y el agro negocio sin descartar su inserción en una dinámica
mundial y regional. En este marco, actúan también viejas y nuevas
transnacionales de la energía, y los viejos y nuevos cabilderos dentro del
Estado y del gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La otra contradicción es la que enfrenta al gobierno con
los sectores populares organizados de campesinos, indígenas, comunidades
ancestrales, organizaciones ambientalistas, que ven amenazadas sus fuentes de
vida y sus formas organizativas por la imposición de un modelo económico
extractivista, concebido por el gobierno como la primera fase económica del
proceso de su revolución económica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En lenguaje clínico, la Revolución Ciudadana
expresa una grave esquizofrenia: el verbo elevado del socialismo,
para consumo interno y externo, para atraer y asustar, convive con los prosaicos
y florecientes negocios de los capitalistas. La Revolución ciudadana en
marcha y “a la que nada detendrá”, no ha tomado hasta el momento ni una sola
medida que afecte realmente a las estructuras de la dominación
capitalista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las reformas constitucionales y la reconstrucción del
Estado han sido hasta ahora las piezas fundamentales para la consumación de un
proyecto de salida por arriba y sin ruptura de la “larga y triste noche
neoliberal”. La modernización capitalista presentada como revolución, ha sido
posible por la incapacidad de las fuerzas populares para articular sus propias
formas de organización política y para impulsar, por sí mismas, su propio
programa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El proyecto del gobierno, ha generado profundas
tensiones, tanto a su derecha como a su izquierda. Pero Rafael Correa, el
protagonista principal, ha sido colocado por sus partidarios como si estuviera
por fuera de estas contradicciones. Otros son los responsables de la corrupción
y de los errores, “al Rafael no le informan bien, le ocultan muchas cosas”. Este
poderoso Rafael, muchas veces desinformado y engañado, está ante los ojos
de sus seguidores inflamados de entusiasmo y todavía de esperanzas, por
fuera de toda crítica, rodeado de una aureola de buenas intenciones y de
infalibilidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Una característica de este proceso político, en el cual
todos los sujetos sociales pretenden ser reducidos a ciudadanos sustituidos y
representados por el Estado, es la articulación de varios elementos que son
mucho más que rasgos aislados o expresiones particulares. Se ha construido un
marco de derechos generales reconocidos en la Constitución, en medio un proceso
de centralización y concentración del poder en manos de un círculo íntimo que es
el que toma las decisiones y define las políticas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La contradicción entre los sectores empresariales
burgueses y el gobierno se ha ido desplazando hacia un segundo plano. Desde el
ano 2007 la contradicción principal, es la que enfrenta al gobierno con los
sectores populares organizados que resisten a la concentración del poder, el
ataque a su autonomía organizativa y el modelo extractivista. En suma, la
contradicción entre el modelo liberal ciudadano extractivista y la sociedad
real, la de las comunidades indígenas y los sindicatos, aquella sociedad densa y
“barroca” que enfrentó con relativo éxito a las políticas del Consenso de
Washington , y que se resiste a la resaca pos neoliberal de las transnacionales,
los tecnócratas gubernamentales y los burgueses ciudadanos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El abuso de los mecanismos del poder, para la gente
afectada directa o indirectamente, por legales que estos sean, los vuelve
ilegítimos. Cuando la Asamblea Nacional discutía la Ley de servidores Públicos,
los vetos presidenciales a la ley de Educación Superior estaban en la memoria
inmediata de los policías huelguistas. Existe una visión muy clara de que el
poder para hacer las leyes ciudadanas no reside en la Asamblea Nacional, que ha
sido convertida en una gran comisión para discutir borradores de leyes
elaboradas por otros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 30S conjugó trágicamente las contradicciones y
desconfianza con la incapacidad y la prepotencia. El Presidente es la
democracia, el estilo, el liderazgo insomne, el primer trabajador de la patria,
como le califica Lenin Moreno, quien lo piensa y lo prevé todo. El Rafael Correa
“realmente existente” se considera a sí mismo la encarnación de la historia, el
nuevo Eloy Alfaro, la expresión del conocimiento y de la técnica, de la
planificación, de la lucidez, de la comunicación y el verbo revelados a los
mortales. El es la Revolución, la democracia, el Estado, la Patria. Es el árbol
y es la sombra… El ejercicio autoritario del poder no tiene otro interlocutor
válido que no sea él mismo, y cuando quiere evidencias consulta a sus
encuestadores. El ejercicio retórico de todos los sábados no es otra cosa que un
monólogo frente a un espejo. Y fue con esa mentalidad de verbo divino que el
Presidente acudió al Regimiento Quito, epicentro de una insubordinación que
según la versión oficial era el caldo de cultivo y la expresión de un golpe de
Estado en marcha.<BR> <BR><STRONG>Sublevación policial y teoría de la
conspiración</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para construir otras escrituras y otras lecturas, la
historia oficial debe ser “cepillada a contrapelo”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es indispensable para el análisis de lo ocurrido el
treinta de septiembre, examinar como una huelga policial devino en una violenta
sublevación que se transformó rápidamente en una grave crisis política, que solo
pudo ser resuelta por el uso de la fuerza militar en un hospital.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde las primeras horas de ese día se libra una intensa
batalla de sentidos. Para justificar sus gravísimos errores, su incapacidad para
manejar la situación y preparar las condiciones para satanizar toda futura lucha
social calificándola de golpista, el gobierno se presenta como la víctima de una
gran conspiración. La versión oficial se construye sobre una sola voz que copa
el escenario mediático a partir de la parcelación de la realidad y la
descontextualización de los hechos. Sus publicistas venden la pasta dental
del golpe de Estado, todavía con poca capacidad de réplica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según la propaganda oficial un Golpe de Estado impulsado
por Sociedad Patriótica, agentes de la CIA, y los antiguos jefes de inteligencia
como el Crnel. Mario Pazmiño y compañía, se fraguaba desde hace varios meses. En
los últimos días se ha puntualizado por parte de Rafael Correa la participación
de grupos derechistas norteamericanos en una conspiración contra su gobierno. La
periodista norteamericana Eva Golinger denuncia la presencia de “veteranos de la
CIA” en operaciones de financiamiento a sectores indígenas. Este argumento se
utilizó en junio para desprestigiar a los indígenas que durante la última Cumbre
de la ALBA en Otavalo protestaron contra el gobierno. El 30 de septiembre sería
un episodio golpista más después del golpe en Honduras en junio del año pasado.
A raíz del mismo, Rafael Correa ya declaró “el próximo seré yo”. Antiguos
marxistas y anarquistas, devenidos en asesores del gobierno han comenzado a
señalar como “esquizofrénicos” a todos quienes no nos tragamos la rueda de
molino de la oficial teoría de la conspiración como explicación única de todo lo
ocurrido. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No se puede negar que sectores de la derecha,
especialmente la fascistoide Sociedad Patriótica, tienen influencia en las
fuerzas armadas, en la policía y en sectores sociales profundamente
conservadores. Que algunos sectores no descartarían echar a Rafael Correa por
cualquier medio, porque, en su paranoia, lo consideran la encarnación de todo
aquello que históricamente han temido y odiado. Pero del deseo a la
ejecución del deseo, el trecho es largo. Para que un golpe de Estado se produzca
y para que tenga éxito, hay que tener la preparación, la fuerza militar, social
y mediática, el mando unificado, el programa alternativo, el apoyo internacional
y condiciones internas de desgaste y conmoción social. La experiencia política
reciente, para hablar solo de la ecuatoriana, está llena de situaciones críticas
donde varios de estos factores han estado mucho mejor articulados que en el 30S.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuándo en la historia de América Latina se ha visto un
golpe de Estado sin maniobras militares norteamericanas y sin participación
intensa y directa de su embajada? ¿Dirigido por cabos, sargentos, tenientes, tal
vez capitanes? ¿Un golpe tal, especial y pos moderno, en el cual el Presidente
de la República, principal objetivo a capturar por los golpistas fue a
entregarse por voluntad propia? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es importante analizar los contenidos de los mensajes
intercambiados entre los policías durante el operativo militar. Revelan
desesperación, odio a los militares, a la oficialidad y a Correa. La división en
sus filas, la ausencia de apoyo al movimiento por los cuerpos de élite como el
GOE y el GIR. Se revela la ausencia de un mando único y de un plan para
enfrentar la situación creada por la presencia de Rafael Correa en el Hospital
de la Policía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ante el creciente escepticismo de importantes
sectores sociales y políticos, que se hacen preguntas incómodas, y que
señalan la responsabilidad de Rafael Correa en el agravamiento del episodio, se
ha comenzado a fabricar una variante de la versión oficial del golpe de Estado
con magnicidio incluido. Se sostiene que la huelga policial era el comienzo de
un plan de desestabilización que en una primera parte consistía en dejar
desprotegida a la sociedad para crear un vacío de autoridad en el que
salgan a la calle fuerzas sociales y políticas opositoras, y se deban movilizar
los militares, y que la presencia del Presidente de la República en el
Regimiento Quito habría desmontado este plan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Resulta también poco consistente la versión de un “golpe
sobre la marcha e improvisando”, planteada por Guillermo Almeyra en un artículo
publicado en La Jornada Quincenal de México, que señala que la huelga-motín de
los policías fue aprovechada por los golpistas para tomarse el aeropuerto de
Quito, la ocupación de la Asamblea Nacional y luego la televisión y radio
públicas. Esto se puede escribir desde lejos y sin considerar la distancia
temporal de alrededor de 10 horas, entre la paralización del aeropuerto de Quito
y el bloqueo de la asamblea por parte de la Escolta Legislativa y la irrupción
de un grupo de civiles en los medios públicos. Actuar sobre la marcha requiere
de una capacidad operativa en manos de los llamados golpistas, no demostrada
todavía. El compañero Almeyra cae también en el error de otros observadores y
analistas, como Atilio Borón, de presentar como evidencia del golpismo de
Pachakutic, la declaración realizada por el vocero del bloque parlamentario de
esa organización al pedir la renuncia de Rafael Correa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más allá del terreno de estos supuestos, la propaganda
oficial oculta que uno era el movimiento antes de la presencia de Rafael
Correa en el cuartel policial, y otro muy distinto después del desborde de
violencia, al que esa presencia contribuyó de manera decisiva. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La propaganda oficial ha borrado el gesto del Presidente
de aflojarse el nudo de la corbata y desabotonarse la camisa para pedir a gritos
que le maten. Desde el punto de vista simbólico, este fue el punto de quiebre
emocional decisivo para los más exaltados de los huelguistas, y tuvo una carga
de muchos sentidos. Desde ser visto por los partidarios del gobierno como el
acto de valor de un autoproclamado candidato al martirologio, cuestión tan
presente y sensible en la tradición y mentalidad cristiana, hasta ser asimilado
por los huelguistas como una invitación a voz en cuello, con una dosis elevada
de autorización simbólica que venía desde el más alto representante del poder.
Realizada a hombres que soportan un alto grado de rechazo social, que ejercen
cotidianamente la violencia, y que se encontraban además en una situación de
excepción en la que se habían roto los mecanismos de contención que
cotidianamente representa la disciplina jerárquica y la cadena de mando, en un
momento en el que, al calor de una situación nueva y extrema, se estaban
constituyendo otras jerarquías y otros mandos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A partir de esa irrupción inesperada del jefe del Estado
en el centro del conflicto, hay un antes y un después que es indispensable
analizar para desarmar la trampa de reducirlo todo a la teoría de la
conspiración. Antes del discurso de Rafael Correa a los policías y a sus
familiares, el gobierno enfrentaba una huelga policial, después vino todo lo
demás: un presidente que en el ritual de los gritos, botellazos, los empujones y
los golpes de sus subordinados fue despojado de una autoridad de la que ha sido
celoso defensor hasta el delirio extremo de hacer detener por su escolta a
personas acusadas de hacer gestos al paso de la comitiva oficial. Asfixiándose
por los gases tuvo que ser atendido en un hospital policial vecino al cuartel,
el que fue rodeado por los huelguistas, y vuelto a rodear por los partidarios
del gobierno, que llamados al rescate del Presidente se enfrentaron
durante toda la tarde a los policías. La crisis terminó en el sangriento
operativo militar de la noche y de la madrugada siguiente. El saldo en vidas
humanas ha subido a trece, hay decenas de heridos, algunos muy graves, secuelas
sicológicas en los moradores de los barrios cercanos y los pacientes del
Hospital de la Policía, decenas de detenidos, procesos judiciales en
marcha.<BR>Los hechos del 30S, y sobre todo el sangriento desenlace de los
mismos, vistos de manera integral demuestran las responsabilidades del
Presidente de la República y de su círculo íntimo en el agravamiento de la
situación. Un análisis profundo revela con claridad que la teoría de la
conspiración, con cualquiera de sus variantes, no sirve para explicar ni para
comprender lo ocurrido. Que lo mínimo que debemos exigir, comenzando con
nosotros mismos, es mirar la crisis en su génesis, desarrollo, contradicciones y
como expresión de las resistencias, es decir en sus sentidos más profundos, más
allá de lo evidente que construye la propaganda oficial.
<BR> <BR><STRONG>La crisis no se ha cerrado</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>La crisis del 30 de septiembre también demuestra
que la derecha, a pesar de carecer de la capacidad para derrotar al gobierno,
mantiene una fuerza importante. Antes que una estrategia de corto plazo, en la
que el golpe de Estado o la revocatoria del mandato serían las alternativas, los
dos grandes sectores de la derecha, el Partido Sociedad Patriótica, y las
huestes de Jaime Nebot, le han apostado a un trabajo de organización de sus
bases en una estrategia de guerra de posiciones, para la
cual son importantes tanto el afianzamiento de sus propias fuerzas como el
desgaste del gobierno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta estrategia de desgaste, el 30 de septiembre
Sociedad Patriótica tuvo una participación activa y Nebot y su Madera de
Guerrero también, pero de distinta manera. Mientras Sociedad Patriótica tuvo
injerencia en la preparación y desarrollo de la huelga policial,
Nebot se apresuró a rechazar cualquier intentona golpista y a ratificar su apoyo
a la democracia; días después, en la sesión Solemne del municipio de Guayaquil,
atacó duramente al proyecto de ley de Organización Territorial, hablando incluso
de ir a la resistencia civil, y criticó la inexistencia de “dignatarios y
mandatarios que estén a la altura de lo que demanda el pueblo ecuatoriano”,
aunque aclaró que no se refería al Presidente de la república. ¿Alguien le
cree?</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 30S es un parte aguas. Luego de varios años de
ejercicio, el gobierno ha revelado debilidades, originadas en gran medida en su
propia concepción de la política, en la cual cuando hay que tratar con los de
abajo que expresan sus propias demandas e intereses, el fundamentalismo
legalista son las doce tablas de la ley, la propaganda se despliega con todo su
poder, y cuando es necesario se pone en marcha el aparato judicial. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A la debilidad de las bases organizadas de Alianza País,
hay que añadir la dificultad para movilizarlas. Durante la crisis amplios
sectores populares permanecieron ausentes. El gobierno no tuvo el respaldo
movilizado de organizaciones sociales sino especialmente de personas
particulares y dirigentes. Cálculos obtenidos de varias fuentes permiten pensar
que en Quito se movilizaron unas 20. 000 personas, especialmente de la pequeña
burguesía urbana “forajida” y ciudadana. Algunos sectores se movieron también en
contra de Rafael Correa pero, por la propia decisión de los policías, el
movimiento policial rechazó estos apoyos y se mantuvo aislado. Solo para
el 15 de octubre se anuncia una movilización de masas de apoyo al
gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Gobierno ha combinado una fuerte represión judicial de
las filas policiales, con una importante alza, con carácter retroactivo, de los
salarios de policías y militares, especialmente de oficiales y de suboficiales,
pero sin tocar el texto legal que fue el detonante de la huelga policial y de la
movilización de algunos sectores militares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El desenlace final va a depender de cómo el gobierno
maneje la situación política y social posterior a la crisis, y de la capacidad
política de los diversos sectores políticos y sociales para posicionarse en el
escenario inmediato. De momento, el gobierno se ha fortalecido, pero han quedado
muchas heridas abiertas, y se inicia una coyuntura en la que se puede
abrir un proceso de confrontación, crisis y desestabilización más profundo
todavía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No están tampoco a la vista aquellos cambios en un
sentido más democrático, que han sido reclamados, especialmente por los
movimientos sociales, que no se sumaron de manera irresponsable a la huelga
policial exigiendo la renuncia del Presidente de la República, pero que tampoco
han caído en la defensa “de la constitución y del Estado de derecho” sin
beneficio de inventario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de los anuncios oficiales del aumento de la
popularidad de Rafael Correa en las encuestas, con el anuncio presidencial de
que no irá a la “muerte cruzada”, Rafael Correa, ganador de seis procesos
electorales consecutivos, ha renunciado al que sería su mejor escenario, para
refugiarse en el interior de las fuerzas armadas, columna vertebral del Estado
que, con la crisis, se ha transformado de un momento a otro en fuerza dirimente.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>