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</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>7 de noviembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados Unidos<BR><BR>Por qué predominan
las mujeres en el derechista Tea Party<BR></FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>Ruth
Rosen *<BR>Alternet</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.alternet.org/"><STRONG>http://www.alternet.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Atenea Acevedo para Tlaxcala y
Rebelión<BR></STRONG><BR><BR>¿Por qué las estadounidenses se han vuelto tan
activas en el derechista Tea Party? ¿Quizás porque se sienten atraídas al nuevo
feminismo cristiano conservador que publicita Sarah Palin? Sin el apoyo de base
de estas mujeres, el Tea Party resultaría mucho menos seductor a votantes
aterrados por la inseguridad económica, las amenazas a la pureza moral y la
gradual desaparición de una cultura nacional blanca y cristiana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayor parte de la población estadounidense no se ha
formado una opinión concreta acerca del derechista Tea Party y su crecimiento
descontrolado, un partido que surgió paulatinamente en 2009 y cuyo nombre llegó
a ser muy conocido después de los mítines que organizó a escala nacional el 15
de abril de 2010 para manifestarse en contra del pago de impuestos. Como
recordará quien esto lee, la referencia es obvia e importante: la imagen de
arrojar el té por la borda como expresión de ira en tiempos de la colonia ante
la política británica conocida como “impuestos sin representación”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos liberales e izquierdistas desestimaron al Tea
Party por considerarlo una reacción temporal y visceral a la recesión, el
incremento del desempleo, la ejecución de hipotecas, las empresas declaradas en
quiebra y un presidente negro que había salvado al capitalismo estadounidense
con la ampliación de los subsidios gubernamentales a los sectores financiero,
inmobiliario y automotriz. Tal vez sí se trate de una erupción política fugaz,
pero tal como lo señala E.J. Dionne, columnista del Washington Post, este
movimiento también amenaza la difícilmente lograda unidad de los republicanos.
Según Dionne, “El auge del movimiento del Tea Party marca la vuelta a una vieja
modalidad de libertarismo según la cual la mayoría de las políticas internas del
gobierno desde el New Deal son inconstitucionales. Tradicionalmente, percibe que
la amenaza más peligrosa a la libertad es el diseño de elitistas cultos que han
perdido el contacto con los “valores estadounidenses”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En todo caso, ¿quiénes son estas iracundas personas que
expresan tanto resentimiento hacia el gobierno y no contra las corporaciones? Ya
que las encuestas nacionales se contradicen flagrantemente, mi conclusión es que
el Tea Party ha movilizado a gente de todas las clases sociales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante, hay una excepción importante que vale la
pena destacar: la raza. En los mítines del Tea Party no vemos rostros de color.
Otra cuestión relevante es que el expansivo movimiento atrae tanto a hombres
como a mujeres por múltiples razones, algunas coincidentes, otras posiblemente
distintas. Hombres y mujeres parecen identificarse con una “ideología”
incoherente que exhorta a liberarse del gobierno, no pagar impuestos y a abrazar
el incipiente deseo de “recuperar Estados Unidos”, es decir, restaurar la nación
hasta algún momento de la historia en que el país era blanco y “seguro”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los hombres que encuentran atractivo el movimiento
parecen pertenecer a una amplia gama de grupos marginales de derecha, como las
milicias, los supremacistas blancos, “ejércitos” pro armas y pro confederación.
Algunos de estos grupos defienden la violencia o prometen solemnemente derrocar
al gobierno, y han empezado a recurrir a Facebook, Twitter y YouTube para
difundir su odio en redes y medios sociales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las mujeres también desempeñan un papel decisivo en el
Tea Party; según el más reciente sondeo Quinnipiac, 55% de sus militantes son
mujeres. En un artículo publicado en la revista Slate, Hanna Rosin señala que
“de las ocho personas que constituyen el Consejo de Patriotas del Tea Party a
cargo de la coordinación nacional del movimiento, seis son mujeres. 15 de las 25
coordinaciones estatales están en manos de mujeres”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Por qué, me pregunto, este movimiento caótico atrae a
tantas mujeres? Hay muchas posibles razones. Algunas de las mujeres en estos
grupos sin duda aman a hombres que aman portar armas y odian al gobierno y pagar
impuestos. La profesora Kathleen Blee, autora de numerosos ensayos sobre las
mujeres de derecha, señala que, en general, probablemente haya más mujeres
religiosas de derecha que hombres religiosos de derecha, que los mítines del Tea
Party pueden atraer a más mujeres que no tienen un empleo remunerado y disponen
de tiempo para asistir a ellos, y que el Tea Party enfatiza la vulnerabilidad de
las familias a toda clase de peligros del exterior.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos de los hombres y muchas de las mujeres que apoyan
al Tea Party también pertencen al movimiento Identidad Cristiana, un grupo
cristiano de derecha que promueve ideas fundamentalistas sobre el aborto y la
homosexualidad. Sin embargo, al Tea Party llegan mujeres con perfiles distintos
y sorprendentes, como la Asociación de Padres y Maestros o grupos organizados
específicamente para la elección de mujeres a cargos políticos. Como
recientemente lo comentó Slate, “Gran parte del liderazgo y la energía de base
viene de las mujeres. Uno de los tres principales patrocinadores del Tax Day Tea
Party que marcó el lanzamiento del movimiento es el grupo Smart Girl Politics,
sitio web que nació como el blog de una madre y se convirtió en una campaña de
movilización, dedicada a formar a futuras activistas y candidatas. A pesar de su
explosivo crecimiento en el transcurso del último año, sigue funcionando como
cooperativa feminista (tres madres que no trabajan fuera de casa se turnan para
criar a sus bebés y responder correos electrónicos y llamadas telefónicas)”.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunas de estas mujeres religiosas también albergan
aspiraciones políticas y esperan que el Tea Party las ayude a consolidar puestos
de liderazgo negados por el Partido Repúblicano a fin de contender por puestos
definidos por votación. Para contrarrestar la Emily’s List, colectivo que ha
apoyado la participación de mujeres liberales como candidatas en procesos
electorales, las conservadoras de derecha formaron la Susan B. Anthony List,
grupo que ha apoyado y consolidado los esfuerzos de mujeres de derecha en cargos
públicos de elección. A fin de desafiar el impacto de las feministas liberales,
el muy religioso grupo Concerned Women for America apoya las iniciativas de
mujeres en pos del liderazgo dentro del Tea Party. El Women’s Independent Forum,
espacio más secular que reúne a mujeres de derecha, busca promover los valores
tradicionales, el libre mercado, la astringencia del gobierno, la igualdad de
las mujeres y su capacidad de contender por cargos públicos definidos mediante
votación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunas de estas mujeres han acaparado la atención
nacional porque dicen haber adoptado un “feminismo conservador” religioso. Entre
ellas hay cristianas evangélicas y, según un reciente artículo de portada en
Newsweek, ven a Sarah Palin (que contendió por la vicepresidencia en 2009, tiene
cinco hijos y un esposo que la apoya, se presenta como feminista y abandonó la
gubernatura de Alaska para convertirse en una celebridad millonaria) como la
líder, si no es que la profeta, del Tea Party.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, Palin está movilizando a las mujeres religiosas de
derecha a lo largo y ancho del país. Les gusta que se maquille y siga pareciendo
una reina de belleza sin dejar de ser audaz y decidida. No parece importarles
que use el título de soltera en inglés (Ms.), en lugar de llamarse “señora”
(Mrs.). Tampoco les molestó que atribuyera las oportunidades que disfrutó como
atleta a la ‘Title IX’ (ley aprobada en 1972 para hacer valer la equidad de
género en la educación y los deportes). En una entrevista con Charles Gibson
para ABC News declaró: “Tengo la suerte de haber sido criada en una familia
donde no había diferencias de género. Además, soy producto de la ley ‘Title IX’
que representó la introducción de la igualdad en las escuelas, una igualdad que
se reflejaba en las prácticas deportivas y en las oportunidades de acceder a la
educación. Así fue toda mi vida. Soy parte de esa generación en la que el tema
resulta irrelevante, porque ha sido superado. Claro que puedes ser
vicepresidenta y atender a tu familia”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Palin pertenece a un grupo denominado Feminists for Life
(Feministas a favor de la vida), cuyo lema es “Niégate a elegir”. Cuando se
presentó como feminista al inicio de su campaña por la vicepresidencia, explicó
su adhesión a este colectivo liderado por Serrin Foster, quien se ha labrado una
exitosa carrera en el mundo de las conferencias tratando de convencer a las
jóvenes de que es posible ser feminista al elegir no practicarse un aborto. Hace
varios años entrevisté a Foster. En aquella ocasión le pregunté cómo esperaba
que las mujeres pobres o adolescentes se hicieran cargo de bebés no deseados. Ya
que está en contra de los impuestos y de los subsidios gubernamentales
destinados a los servicios sociales, evadió la pregunta. Dijo que las mujeres no
tenían por qué enfrentar solas la situación, que otras personas debían
ayudarlas. Al final, la única respuesta concreta que planteó fue la adopción,
recurso en el que ella veía la mejor solución para las jóvenes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Recientemente, Palin volvió a autoproclamarse “feminista”
y desató un acalorado debate en torno a qué constituye el feminismo en Estados
Unidos. Ella se refiere a las mujeres conservadoras y religiosas como “Mama
Grizzlies” (Mamás Osa, en referencia a la protectora osa del cuento infantil
Ricitos de oro) y las exhorta a “levantarse” y hacer suya la causa del
feminismo. Palin alienta a sus seguidoras a lanzar un “nuevo movimiento
feminista conservador” que únicamente dé apoyo a candidatos políticos con una
postura de inflexible oposición al aborto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las reacciones a los esfuerzos de Palin por atraer a las
mujeres al Tea Party son muy variadas. Según Jessica Valenti en una nota para el
Washington Post, su “perorata sororal [...] no es sino parte de una ambiciosa
apuesta conservadora por conquistar los corazones y las mentes de las mujeres
apropiándose del lenguaje feminista”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En un artículo para la conservadora publicación National
Review, Kathryn Jean Lopez responde: “Palin no está cooptando al feminismo; está
reivindicando un movimiento iniciado por Susan B. Anthony y otras mujeres que
lucharon por el derecho al voto y, además, abrazaban incondicionalmente la
postura provida”. Esta afirmación es veraz, las sufragistas del siglo XIX
querían proteger la maternidad como condición social y estaban en contra del
aborto. “La etiqueta feminista no tiene por qué tender tanto a la polarización”,
señala Meghan Daum en Los Angeles Times, y añade: “En resumidas cuentas, el
feminismo solo significa ver a hombres y a mujeres como iguales, y no ver el
propio género como obstáculo para el éxito ni como pretexto para el fracaso. Así
que si Sarah Palin tiene las agallas de decirse feminista, eso le otorga el
derecho de ser aceptada como tal”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tremenda ironía. Las jóvenes estadounidenses laicas han
rechazado definirse como feministas desde 1980, año en que el contragolpe
conservador empezó a atacar al movimiento de las mujeres, porque la derecha
religiosa se empeñó en crear una imagen nada atractiva de las feministas y las
pintó como lesbianas peludas y androfóbicas que peroraban sobre igualdad, pero
su verdadera misión era matar bebés. Hoy, Palin obliga a las feministas
liberales a debatir si estas feministas cristianas diluyen al feminismo o lo
legitiman al posibilitar la autoproclamación “feminista”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando leo los textos de mujeres en sitios web de
cristianas siento el eco de las reformistas de fines del siglo XIX que trataban
de proteger a la familia de los “peligros del mundo”. Frances Willard, líder de
la Women’s Christian Temperance Union (Unión de Cristianas por la Abstinencia),
exhortó a millones de mujeres a asumir una vida pública a fin de proteger a sus
familias, atender las decadentes consecuencias y desgracias del capitalismo,
obtener el derecho a voto y luchar por la ley seca, todo en nombre de la
protección de la pureza de sus hogares y familias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las motivaciones son parecidas en el caso de muchas
cristianas evangélicas contemporáneas que desean ocupar espacios públicos o
incluso contender en las elecciones para penalizar el aborto, proteger su
concepto de matrimonio, reprimir las relaciones sexuales, oponerse al matrimonio
homosexual y poner remedio al desenfreno que dejó la revolución sexual. Todo
ello forma parte de una añeja e inconfundible tradición reformista femenina en
la historia de nuestro país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los mítines del Tea Party es común ver mujeres con
pancartas en las que se lee “Recuperemos a los Estados Unidos”. Quién sabe
exactamente qué significa esa frase; sin embargo y por lo menos, significa
recuperar al país de manos un gobierno en expansión, de los impuestos y,
simbólicamente, de la cambiante complexión racial de la sociedad
estadounidense.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dentro de unas cuantas décadas la población no blanca
será mayoría entre la ciudadanía estadounidense. Muchos cristianos evangélicos
blancos se sienten sitiados y las mujeres, por su parte, sienten que deben
proteger públicamente a sus familias de cambios tan vertiginosos y posiblemente
dañinos. Sienten que burócratas, inmigrantes o minorías anónimas a las que
identifican como “los otros” han tomado la sociedad y amenazan su pureza moral.
Lo que no les despierta miedo es que las corporaciones hayan tomado al gobierno
estadounidense y distorsionado sus instituciones democráticas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Adele Stan, autora de AlterNet con 15 años de experiencia
como investigadora a fondo de la extrema derecha, ha advertido que más vale
tomarnos en serio a quienes conforman el Tea Party, pues no hacerlo constituye
un riesgo. El Tea Party apela al miedo y el resentimiento, pero difícilmente
representa a una solitaria minoría. Un reciente sondeo Gallup en USA Today
revela que 37% de los estadounidenses “aprueba” al Tea Party. No es un
movimiento que deberíamos de ignorar. La historia nos recuerda que el discurso
del miedo y el resentimiento puede transformarse rápidamente en una fuerza
política peligrosa y poderosa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el Tea Party no solo es un movimiento de bases.
Detrás de las mujeres que todavía tienen un pie en la cocina hay dinero, mucho
dinero. En un artículo para la publicación New York Review of Books, Michael
Tomasky recordaba a sus lectores que “El dinero es el lubricante por antonomasia
de la política y la potencial inyección de dinero para iniciativas como el Tea
Party y otras aportaciones es prácticamente ilimitada”.<BR>Tomasky subraya,
además, el hecho de que el meollo del Tea Party no radica en las victorias
electorales inmediatas, sino en un proyecto de largo aliento cuyo objetivo es
resucitar el poder para proteger el mercado libre y la desregulación económica,
y propiciar que la derecha religiosa obtenga poder político.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Puede ser que los hombres y las mujeres no se sumen al
Tea Party por las mismas razones, pero sin sus partidarias de base el movimiento
resultaría mucho menos seductor a votantes aterrados por la inseguridad
económica, las amenazas a la pureza moral y la gradual desaparición de una
cultura nacional blanca y cristiana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para bien o para mal, la historia de Estados Unidos
demuestra que las cristianas han conseguido mover montañas. Dos ejemplos de ello
son la abolición de la esclavitud y la ley seca. Ahora estas mujeres han
contribuido a organizar al Tea Party y su nuevo feminismo conservador bien
podría afectar la cultura política estadounidense de manera insospechada. Quizás
adquieran una renovada seguridad en sí mismas e influencia política si se alejan
del Partido Republicano. O, como han hecho en otros momentos de la historia, tal
vez desaparezcan del espacio público para volver a sus hogares e iglesias, y
pasen a ser una nota a pie de página en los anales de la política del país. Por
ahora es prematuro pronosticar el destino del Tea Party, ya no digamos el de sus
miembras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Ruth Rosen es historiadora y periodista. Es profesora
de política pública en la Universidad de Califonia, Berkeley. Además, es
investigadora titular en el Instituto Longview.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>