<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18309" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>14 de noviembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV></FONT><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Un documento peligroso y contradictorio
(I)</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Guillermo Almeyra</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Jornada</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://www.jornada.unam.mx/">http://www.jornada.unam.mx/</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Partido Revolucionario de los
Trabajadores<BR></STRONG><A
href="http://www.prt.org.mx"><STRONG>www.prt.org.mx</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>El Partido Comunista Cubano prepara su VI Congreso
para abril próximo y, para ello, emitió un documento económico-social que –para
los amigos de la revolución cubana- despierta grandes preocupaciones y, para la
población de la isla es un golpe brutal, desmoralizador. Desgraciadamente, salvo
los enemigos del proceso revolucionario, que se regocijan con las dificultades
por las que éste atraviesa, no se leen análisis ni se escuchan opiniones sobre
el curso que está siguiendo la revolución cubana, que sin embargo es tan
decisiva para el proceso de liberación de toda América Latina. Por eso, con los
límites que resultan de la posibilidad de escribir sólo un corto artículo cada
domingo, me veré obligado a dedicar a este tema una serie de artículos, a
sabiendas de que siete o quince días después pocos recordarán -si la han leído-
la primer nota de la misma.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Haré aquí algunas consideraciones generales, dejando para
las sucesivas entregas el estudio de los artículos más peligrosos del documento
del PCC y, naturalmente, lo que podría ser una alternativa. En primer lugar,
considero que seguir con detenimiento y pasión lo que sucede y podría suceder en
Cuba es un derecho y un deber no sólo de todo socialista sino también de todo
latinoamericano que lucha por la independencia de nuestros países y por la
liberación nacional y social del continente. En efecto, lo de Cuba es demasiado
importante y demasiado grave para que sea sólo tema de discusión de los
cubanos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En segundo lugar, considero que, si se convoca el
Congreso para abril del 2011 supuestamente como instancia de consulta y de
decisión, no es posible empezar ya este año a aplicar medidas fundamentales e
irreversibles en muchos campos de la actividad económica colocando a todos ante
hechos consumados y al Congreso mismo en el triste papel de simple
aprobador-legitimizador de resoluciones adoptadas por pocos en el aparato
estatal. La desgraciada fusión entre el Partido comunista y el Estado subordina
el primero al segundo y le hace adoptar como propias la lógica y las necesidades
estatales, anulando así su propio papel de control y de crítico y vigilante, por
no hablar de su papel indirecto de portavoz de opiniones y necesidades de los
trabajadores. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, como recalcaba Lenin, el Estado es, incluso
después de la revolución, un instrumento de clase, la expresión de la
subsistencia del mercado mundial capitalista y de los valores y métodos
burgueses de dominación, lo cual obliga al partido (y a los sindicatos) a
defender los derechos particulares de los trabajadores incluso contra “su”
Estado y, por lo tanto, a no someterse al mismo. El hecho de que el programa
económico-social que analizamos sea un programa exclusivamente
burocrático-estatal destinado, según proclama, al fortalecimiento de la
institucionalidad y a la reforma del Estado y del gobierno, destaca aún más el
achatamiento del partido frente a éstos. Porque, si por institucionalidad se
entiende poner coto al arbitrio y al voluntarismo desorganizadores de la
economía y causantes del despilfarro, la incuria y la falta de control que
permiten la corrupción y la burocratización, no se puede olvidar que el Estado
no es sólo un aparato burocrático-administrativo o represivo sino una relación
de fuerzas social y, por consiguiente, la reforma del Estado debe acordar mucho
mayor peso a los órganos de democracia directa, a los trabajadores que a la vez
son consumidores, productores y constructores del socialismo y no meros súbditos
ni objetos pasivos de resoluciones verticalistas. Además, una revolución, por
definición, no es sinónimo de institucionalizar sino de renovar y democratizar
profunda y totalmente las estructuras de poder permitiendo la expresión de la
diferencia que existe en ese doble poder siempre latente entre la revolución
(los trabajadores, en el sentido más amplio del término) y las importantes
expresiones del capitalismo (como el aparato estatal, que pretende comandar al
viejo modo).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es, en mi opinión, muy grave que el documento para el
próximo Congreso del Partido, aunque tenga como centro la reestructuración
económica, no mencione a los trabajadores (ni siquiera a los sindicatos que, en
el aparato estatal burocratizado, son la correa de transmisión de éste hacia
aquéllos). En 32 páginas de texto la palabra “socialista” aparece, por otra
parte, sólo tres veces y no hay ni una mención a la burocracia, su extensión y
sus divisiones (que cualquier cubano ve como un problema grave), ni a la
democracia de los productores, ni siquiera para explicar quiénes escogerán los
que serán declarados “disponibles” (que suman nada menos que un 20 por ciento de
la población económicamente activa). En cuanto a los órganos populares,
democráticos, de control y de planificación, brillan simplemente por su
ausencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es igualmente grave el hecho de que este documento no
esté acompañado por un texto del Partido sobre la fase actual de la economía
mundial, la sociedad cubana, los peligros sociales y políticos de una apertura
mucho mayor al mercado mundial y al mercado libre en la isla, las causas que
impusieron estas medidas drásticas y de guerra (incluyendo entre ellas,
autocríticamente, los errores del partido y del gobierno entre Congreso y
Congreso y en los últimos 40 años) y que no se prepare al partido y a los
trabajadores para los peligros que derivarán del reforzamiento de los sectores
burgueses y de los valores capitalistas, ni se fijen perspectivas. Porque la
brutalidad de la agresión imperialista y de la crisis mundial puede obligar, es
cierto, a abandonar conquistas y a dar pasos atrás pero no hace obligatorio que
se escondan los retrocesos y, menos aún, que se pinten los progresos
igualitarios que se tienen que abandonar forzados por el mercado mundial como si
hubiesen sido negativos. Pero sobre esto volveremos en los próximos artículos,
analizando el texto que, para el Congreso del PCC, presentan la burocracia y la
tecnocracia que controlan el Estado. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Un documento peligroso y contradictorio
(II)<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>¿Qué dice el documento presentado para el VI Congreso del
Partido Comunista Cubano que debería realizarse en abril próximo? Trataré de
resumir sus 32 páginas en este breve espacio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El punto 17 declara que se tenderá a suprimir el
funcionamiento económico regido por el presupuesto. El 19, que los ingresos de
los trabajadores estatales dependerán de los resultados obtenidos por sus
respectivas empresas (o sea, de la capacidad o incapacidad de los dirigentes y
de los respectivos Ministerios y de lo lucrativo que pueda resultar su actividad
desde el punto de vista del mercado). El punto 23 establece que cada empresa
fijará los precios de sus productos y servicios y podrá ofrecer rebajas (lo cual
abre el camino a la competencia feroz entre empresas y regiones y a toda clase
de favoritismos y amiguismos); el 35, plantea la descentralización municipal de
la producción, que estará sometida a los Consejos Administrativos Municipales
(pero no establece ni quién elige ni quién controla a los mismos). El 44, dice
que hay que reducir la expansión de los servicios, la cual dependerá de la
marcha general de la economía; el 45, que habrá que reducir la importación de
insumos y productos para la industria, pues la misma dependerá de la obtención
de divisas. Entre las principales decisiones económicas, se dice que el vital
problema de la circulación de dos monedas (el peso cubano y el CUC) pasará a ser
estudiado y se decidirá cuando la marcha de la economía lo permita (la economía
cubana, hay que recordar, está en crisis desde hace 30 años). Se declara además
que se eliminarán los subsidios y las gratuidades, como norma, (o sea las
políticas de sostén al consumo y a los sectores más pobres y que no reciben
dólares del exterior ni pueden conseguirlos, legal o ilegalmente, en Cuba
misma). Se formula de modo muy vago la necesidad y la esperanza de facilitar los
créditos bancarios y el ahorro, así como también el objetivo de que los países
beneficiarios paguen por lo menos los costos de la ayuda solidaria que brinda
Cuba (lo cual no sólo transforma la solidaridad en servicio pagado sino que
también choca con las posibilidades de los países que, como Haití, sufren
desastres naturales o sanitarios de magnitud). Se crean también Zonas Especiales
de Desarrollo (que, se supone, gozarán de reducciones o exenciones de impuestos
o de privilegios a quienes allí se instalen). El punto 65 anuncia que el país
pagará estrictamente la deuda (para conquistar la confianza de los
inversionistas y obtener posibles préstamo,s lo cual hace suponer que esa – y no
el sostenimiento de la economía interna y del nivel de vida de los cubanos- será
la prioridad de las finanzas estatales). Al respecto se plantea reducir o
eliminar los “gastos excesivos” en la esfera oficial (dejando la definición de
qué es “excesivo” al arbitrio de los administradores). La cantidad de
universitarios estará determinada además por el desempeño de la economía y las
universidades sobre todo prepararán técnicos y profesionales en las ramas
productivas y relacionadas con el mercado. El punto 142 establece que las
condiciones que se creen para que los trabajadores puedan estudiar “deberán ser
a cuenta del tiempo libre del trabajador y a partir de su esfuerzo personal (o
sea, sin becas, licencias, estímulos, facilidades). El 158 decide ampliar el
servicio por cuenta propia (sin especificar cómo facilitar la preparación del
cuentapropista, la obtención de locales dada la crisis de la vivienda ni la
provisión de insumos y herramientas). El 159 añade que se “desarrollarán
procesos de disponibilidad laboral” (o sea, de reducción de las plantillas en
forma drástica). Aunque el documento no lo establece, resoluciones
complementarias dicen al respecto que el trabajador con 30 años de antigüedad en
la empresa recibirá durante 5 meses un 60 por ciento de su salario una vez
despedido y los que tengan menor antigüedad, un salario aún menor. El punto 161
habla sobre la necesidad de reducir las “gratuidades indebidas y los subsidios
personales excesivos” (¿quién fijará qué es indebido y qué excesivo?). El 162
habla de “una eliminación ordenada” de la libreta de abastecimiento (que, según
el texto, es utilizada también por quienes no la necesitan y “fomenta el mercado
negro”). El punto 164 establece que los comedores obreros funcionarán a precios
no subsidiados (sin compensación salarial alguna).El 169 independiza a las
distintas formas de cooperativas (agrarias) de la intermediación y del control
estatales. El 177 especifica que la formación del precio de la mayoría de los
productos dependerá sólo de la oferta y la demanda. El 184 dice que las
inversiones se concentrarán “en los productores más eficientes” (y no en las
ramas de mayor utilidad social). El 230 anuncia que se revisarán, al alza, las
tarifas eléctricas. Ni los cuentapropistas ni las cooperativas tendrán
subsidios.. El 248 llama a implantar medidas para reducir el consumo de agua por
los turistas, debido a la sequía (lo cual, dicho de paso, contrasta con el
fomento al turismo- que utiliza piscinas, necesita jardines regados, combate el
calor con duchas frecuentes- y con la decisión de hacer grandes campos de golf
de 18 hoyos, que son voraces consumidores de agua)</DIV>
<DIV align=justify><BR>No hay artículos que reduzcan los gastos en las fuerzas
armadas ni de la alta burocracia. Las previsiones ecológicas (cultivo orgánico,
desarrollo de las fuentes energéticas alternativas) dependen sólo de la
responsabilidad del Estado (no prevén pues la participación popular en el
territorio y además no van más allá del tipo de consumo y de producción fijados
por el capitalismo, sin hacer de la crisis la ocasión para experimentar una
producción y un consumo alternativos). Creo que el texto así resumido habla por
sí solo y, por razones de espacio, dejo para el próximo artículo algunas
conclusiones generales y la propuesta de otro tipo de soluciones</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Un documento peligroso y contradictorio
(III y último)<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT><BR></STRONG>En mis dos artículos
anteriores (del 14 y del 21 de noviembre) expongo las características
principales del texto que discutirá el VI Congreso del PC cubano y algunas
opiniones al respecto. A ellos me remito, de modo que aquí me dedicaré a
contraponerle una posible alternativa realista, democrática y socialista. Porque
es cierto que el documento trata de “sincerar” la economía cubana eliminando
cargas insoportables en la actual situación y de corregir graves errores
voluntaristas del pasado. Pero lo hace con una concepción estrechamente local,
nacionalista prescindente de toda perspectiva política mundial. Y de modo
brutal, burocrático y no democrático, brusco y terriblemente tardío, forzado por
la crisis y no voluntario, prepotente y sin la menor autocrítica. El texto
ningunea igualmente las consecuencias sociales, políticas y morales de las
medidas propuestas y la necesidad de comprenderlas y explicarlas y de aclarar
que se tiene conciencia de ellas. Además, refuerza privilegios burocráticos y
prepara las condiciones de base para una veloz polarización social y para la
transformación de parte de la burocracia cubana en germen de burguesía local,
incluso para la soldadura entre ella y el mercado mundial (y el imperialismo).
No es casual que el documento no toque para nada los aparatos represivos y de la
prensa partidaria, tan deficiente y tan de espaldas a la realidad, o sea a los
principales instrumentos de dominación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante veinte años Cuba para vivir (y sobrevivir al
bloqueo) gastó más de lo que producía y vivió ligada al tubo de suero de la
economía soviética que compensaba el faltante. Fidel Castro y Raúl, así como la
inmensa mayoría de los dirigentes, hicieron de necesidad virtud porque estaban
convencidos de que la Unión Soviética stalinizada sería eterna. El costo moral y
político fue inmenso. Cuba apoyó la invasión de Checoslovaquia ya en 1968, Fidel
elogió a Brezhnev diciendo que era un gran marxista, y la importación desde la
Unión Soviética no se limitó a las armas y a la tecnología sino que también se
extendió a la formación de los cuadros, a la imitación de la ideología, el modo
de vivir y de resolver las cosas de los burócratas ineficientes, autoritarios y
corruptos que estaban hundiendo los “países socialistas” y desprestigiando el
socialismo. El país pudo, sí, elevar enormemente su nivel de cultura y de
sanidad, pero no creó, debido a esa dependencia, una base industrial y una
tecnología de punta salvo en medicina. Y el voluntarismo del mando provocó
despìlfarros sin fin y llevó a la simulación del pleno empleo cubriendo una
vasta capa de trabajadores improductivos y a la desvalorización del salario
real, de la mercancía fuerza de trabajo. Ahora, cuando hay que enfrentar por
fuerza la realidad de la economía, los mismos responsables del desastre no sólo
no hacen una autocrítica sino que se aferran el timón y dejan que los náufragos
se arreglen por su cuenta. </DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué impide que sean los mismos colectivos de
trabajadores los que reduzcan los costos de la producción, la racionalicen, e
incluso decidan dónde se harán los cortes de personal y las reducciones
salariales? ¿Por qué dejar que sea el mercado el que decida los salarios
mediante el lucro que obtenga la actividad económica en cuestión, de modo que,
por ejemplo, un trabajador en un hotel gane mucho más que una enfermera o una
maestra porque, por definición, los servicios esenciales son derechos, no
negocios que deben ser pagados? ¿Por qué no reducir salarios y privilegios en
los altos puestos del aparato estatal, civil o militar? No es posible mantener
(con sumas irrisorias, para colmo, que no permiten un consumo digno) a millones
de personas que no producen o producen muy poco pero eso es aplicable también a
la alta burocracia, tan frondosa e improductiva. ¿Por qué no permitir comités
barriales, vecinales, locales, de control de los privilegios, la corrupción, los
despilfarros, el contrabando? ¿Por qué no abrir la prensa a la denuncia de las
ineficiencias y abusos burocráticos y a la discusión sobre cómo hacer más barata
y eficaz la distribución de los bienes escasos?</DIV>
<DIV align=justify><BR>La participación popular es indispensable, ya que por el
Mariel terminó de irse la mayoría de la burguesía cubana pero ahora, con las
nuevas medidas, surgirá lo que Lenin, en la NEP, llamaba los sovietburg que,
como la boliburguesía venezolana, serán como los rabanitos, rojos por fuera y
blancos por dentro y tendrán su sustancia bajo tierra, bien escondida. Sólo los
comités de base, los organismos de control popular, los consejos obreros, la
autogestión social generalizada, pueden combatir eficazmente la crisis y el
desarrollo de la desigualdad social, que se apoyarán en el inevitable
reforzamiento del autoritarismo que resultará del bloqueo, sí, pero también de
la necesidad de suplir el consenso que el gobierno está perdiendo junto con la
esperanza en la construcción del socialismo que podía movilizar a la
juventud.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quien se opone a la democracia, no quiere el socialismo
pues éste es imposible sin ella. Quien descarta la autogestión, la democracia
obrera y social, el control popular, fomenta el poder desmoralizador y
disgregador de la burocracia y de la tecnocracia, que se guían por valores
propios del capitalismo, no del socialismo. Fue un error gravísimo estatizar el
pequeño comercio, el artesanado. Eso se puede remediar, aunque tarde, fomentando
la creación de cooperativas con ayuda crediticia y facilidades técnicas. Pero,
para aliar al sector estatal con el sector cuentapropista orientada hacia y por
el mercado y evitar que de éste surja una burguesía, hay que ofrecer apoyo
técnico, hacer campaña cultural solidaria, reforzar la democracia directa,
eliminar o reducir al máximo los aparatos y los mandamases. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El pueblo cubano se salvará por sí mismo. No necesita
Salvadores Supremos ni en la Tierra ni en el Cielo. Lo que debe preparar el VI
Congreso es una discusión amplia, en todos los sectores, sobre los problemas,
las urgencias, las prioridades, los recursos disponibles y las soluciones
posibles en el marco de la democracia y del socialismo. Sin que los cubanos
tengan plena de conciencia de dónde está Cuba en el mundo y de cuáles son las
perspectivas inmediatas, sin un balance autocrítico del pasado propio y del
“socialismo real” y sin plena libertad de opinión y de crítica no será posible
reconstruir la economía ni la confianza popular.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>