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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>27 de noviembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Haití</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La campaña electoral en Haití, con
baile entre los escombros y el cólera<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La gente vota mañana, pero va a los
actos porque le regalan algo y porque también hay
música</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Pablo Biffi, enviado especial a Puerto
Príncipe</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Clarín, Buenos Aires, 27-11-10</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.clarin.com/"><STRONG>http://www.clarin.com/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay un escenario, banderines colgando, luces multicolores
y música, mucha música y baile, en un descampado al costado de la avenida
Delmás, antes de llegar a Petionville, que curiosamente no ha sido transformado
en un campamento de refugiados para los que perdieron todo en el terremoto del
12 de enero. Hasta allí llega Wilson Jeudy, abogado de 47 años, y candidato a
presidente por el partido “Force” (Fuerza). Unas 500 personas bailan y beben,
ríen y cantan. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No importa que Jeudy tenga el 0,8% de intención de voto
para el comicio de mañana. “Le miracle haïtien est possible’’ ( El milagro
haitiano es posible ), uno de sus lemas, parece una ironía en un país que hace
décadas no hace más que hundirse, sacudido por crisis políticas, golpes de
Estado, inundaciones, huracanes, terremotos y, por si fuera poco, el Vibrio
Cholerae importado de Nepal. El “Wi now kapab” (“Ahora sí se puede”, en creole,
la lengua local), está por verse.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Yo no sé si lo voy a votar. Ni siquiera sé si iré a
votar. Pero la fiesta está buena”, dice a Clarín Michell Leogane, con una
cerveza “Presidente” en la mano, dominicana ella.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el centro de la ciudad, en la avenida Brown, del
barrio Saint Antoine, Jacques Edouard Alexis, candidato a presidente por el MPH
(Movilización por el Progreso de Haití), habla con la gente, bajo un sol
fulminante. Este ex ministro de Cultura, del Interior y Premier del anterior
gobierno de René Preval (96-01), tampoco figura en las encuestas, al igual que
Jeudy y la mayoría de los 18 candidatos que el domingo participarán en la
primera vuelta de las elecciones presidenciales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con todo, cada uno de los candidatos no ha parado ni un
segundo de hacer campaña, tanto en Puerto Príncipe como en el interior, pese a
la epidemia de cólera, que ya dejó 1.603 muertos desde el 19 de octubre, y el
feroz terremoto, que regó esta capital con 300.000 muertos y más de un millón de
refugiados, que 10 meses después aún viven en campamentos improvisados en plazas
y parques y que, a este paso, seguirán allí por mucho tiempo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La campaña es al ritmo de tambores y Kompa, el ritmo
creole por excelencia. Y en este último tramo, desde el 19 de octubre cuando se
detectó el primer caso, se hizo al ritmo del cólera. Pese a que cuatro
aspirantes con pocas pretensiones exigieron una nueva suspensión de los comicios
–debían realizarse el 7 de febrero, pero fueron postergadas por el temblor—,
todo siguió su curso, como si nada hubiese pasado. Como todo en este país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los muros de esta capital, los que quedaron en pie y los
que se derrumbaron, aparecen atestados de carteles, con caras sonrientes de los
candidatos, prometiendo un futuro mejor. Pegados unos arriba del otro,
arrancados algunos, el que se lleva las palmas es el candidato oficialista, Jude
Celestine, del INTE (Unidad), quien con su sonrisa Odol promete el cielo y mucho
más. El impresionante despliegue de Celestine, con larguísimos avisos en la TV y
la radio, se coronó ayer con el sobrevuelo de una avioneta, rozando los cerros y
bajando hacia el centro, con un cartel inequívoco: “Vote Celestine”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los 1.300 campamentos de refugiados en la ciudad y
alrededores, parecen un buen sitio para la campaña. Claro que es casi imposible
que un candidato pueda caminar por sus intrincados y angostos corredores. Hay
quienes sostienen que a muchos de los 1,3 millones de refugiados (sobre un
padrón 4,5 millones) no les será fácil votar: es posible que con sus casas hayan
perdido, también, sus documentos de identidad. “ ¿Votar? No. Si todos son
iguales” , lanza una mujer que lava ropa en un fuentón, en el campamento de
Champ de Mars, el más grande de la ciudad, con 50.000 personas. <BR>Incluso
hasta ayer, en una de las oficinas electorales de Petionville, cientos de
haitianos se agolpaban, empujaban y peleaban a los gritos –nunca a golpes de
puños— para conseguir su nuevo documento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con la desorganización reinante y cientos de miles de
haitianos indocumentados, los candidatos opositores temen que el diablo meta la
mano a favor del oficialista. La OEA ha dicho que eso no es posible, pero todos
saben que aquí lo imposible no existe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En las calles del centro, por la avenida Delmás, en los
paupérrimos barrios de Cite Soleil y Carrefour, en Bel Air o en el más acomodado
Petionville, pequeñas Tap Tap – camionetas o camiones multicolores para el
transporte público— inundan el aire a bocinazos o con potentes parlantes, con la
música de los candidatos. Colgados en su cajuela o corriendo a la par, danzando
y saltando, una decena de hombres –nunca mujeres— gritan consignas. “Nou espere”
(Somos la esperanza, en creole) o “Lavni a se nou” (El futuro es nuestro),
gritan los seguidores de Mirlande Manigat, una de las dos mujeres candidatas,
esposa del ex presidente derrocado Lesly Manigat, favorita junto con el
oficialista Celestine para pasar a la segunda vuelta, y que se presenta como el
“cambio” y la “honestidad” para terminar con los “ladrones”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“No tenemos ningún acuerdo con ladrones y asesinos”, dijo
hace unos días, en obvia referencia a René Preval, cuando salió a desmentir
rumores de un acuerdo con el presidente para obtener apoyo en la campaña y en el
Congreso, a cambio de impunidad por las denuncias de corrupción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Yo vine por la remera y por los 200 gourdas (US$ 5) que
me dan si voy a los actos y si el domingo los voto”, admite a Clarín Antoine,
que salta y baila como un loco, con una musculosa amarilla y verde del candidato
Jude Celestine. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En un país históricamente devastado por lo que sea, la
tecnología también juega su papel en esta campaña. Además de que cada candidato
tiene su página web y de que el terremoto se tragó la mayoría de la red fija de
teléfonos, los celulares sirven, y mucho, para hacer campaña. Como Michel “Sweet
Micky” Martelly, que lleva años haciéndose un nombre como el “chico malo” de la
kompa, el popular ritmo haitiano que lo hizo famoso fuera de esta isla. A
cualquier hora –a las 10 de la mañana, como le ocurrió a este enviado— puede
sonar el celular y la voz del candidato se potencia, en una grabación: “No
compito por ser presidente. Compito para ser el ciudadano que cambia cosas.
Quiero ser un inspirador”, dice en parte de su texto, mitad en francés, mitad en
creole. “Nan Dimanch nou tout ale vote” (El domingo vamos todos a votar”),
cierra el mensaje, de exactos 19 segundos.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>