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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>1º de diciembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>WikiLeaks</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Los límites de una
revelación<BR></FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Thomas Cantaloube (Mediapart)<BR>Traducción de
Alberto Nadal</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Viento Sur</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A><BR><BR><BR>Tras
el éxito fulgurante, el bastón frecuentemente se tuerce en el sentido contrario.
¿Es lo que está produciéndose con las últimas fugas de cables diplomáticos
americanos organizadas por WikiLeaks? La página web, que tiene por vocación
publicar documentos en bruto y molestos, garantizando el anonimato de sus
fuentes, ha cambiado sensiblemente de hombro su fusil para su tercera gran
"entrega" que sigue emanando aparentemente de la misma persona -un soldado
americano, Bradley Manning, que telecargó varios centenares de miles de
comunicaciones militares y diplomáticas desde un servidor protegido del gobierno
de los Estados Unidos. Tras los documentos sobre las guerras de Irak y de
Afganistán, llega el turno de que la diplomacia sea expuesta a las miradas de
todos. ¿De todos? No verdaderamente, no aún.<BR><BR><STRONG>La portada de la
página web de The Guardian<BR></STRONG><BR>Contrariamente a las "fugas"
precedentes, WikiLeaks ha decidido esta vez destilar su tesoro burocrático en
cuentagotas. De los 251.287 cables diplomáticos en su posesión, la organización
no había publicado el lunes 29 de noviembre, por la noche, en internet más que …
¡243! Lo que, dicho sea de paso, anula las pretensiones "wiki" [colaboración
directa entre usuarios] de la página puesto que los internautas no tienen ningún
medio de participar en esta ventana abierta sobre la diplomacia americana
-dirigiéndose ellos mismos a las pesca de las informaciones que consideren
pertinentes. WikiLeaks justifica esta estrategia explicando: "Los cables
diplomáticos serán publicados por etapas durante los próximos meses. Los asuntos
tratados por esos cables son tan importantes, y su reparto geográfico tan
amplio, que proceder de otra forma no habría hecho justicia a esos documentos".
El periódico belga Le Soir ha calculado que al ritmo de esta primera hornada,
harían falta tres años para revelar la totalidad de los datos.<BR><BR>Aún más
que cuando las revelaciones sobre Irak y Afganistán, WikiLeaks ha elegido
apoyarse en la prensa tradicional para "validar" sus informaciones brutas,
descodificarlas y hacerlas comprensibles para la mayoría. The Guardian, Der
Spiegel, Le Monde y El País son los socios europeos de esta operación. Pero
parece que, esta vez, contrariamente a las precedentes, el New York Times ha
sido desdeñado por Wikileaks, aunque ha recuperado todos los cables gracias al
Guardian que se los ha comunicado, y que consagra a ellos toda su portada del
lunes. Numerosos blogs dedicados a los medios ven en esta retención un desaire
del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, al que no le habrían gustado varios
artículos poco halagadores en su contra aparecidos en el periódico de Nueva
York. Hay, sin embargo, que interrogarse sobre la pertinencia que habría en
descartar a una de las mayores y más serias redacciones del planeta, que posee
además medios privilegiados para tener acceso al gobierno americano y verificar
las informaciones contenidas en los cables diplomáticos. <BR><BR>Última crítica
finalmente: las revelaciones contenidas hasta ahora en los periódicos que han
podido estudiar la totalidad de los documentos no son revelaciones más que para
quienes no han leído, o han leído poco, la prensa estos últimos años. "Mucho
ruido para nada" es una frase que se repite con frecuencia bajo la pluma de
quienes han recorrido las páginas accesibles por el momento en WikiLeaks.
Incluso si la lectura roborativa de estos cables revela a menudo un estado de
espíritu, un análisis o un detalle que permiten hacerse una idea más precisa
sobre tal o cual acontecimiento que se desarrolló estos últimos años, no hace
sino completar los que ya se sabía. ¿Es porque estos 251.287 intercambios
diplomáticos no forman sino una pequeña parte de todas las comunicaciones del
Departamento de Estado, y que las más interesantes siguen estando secretas? ¿O
es porque decenas y decenas de periodistas han hecho bien su oficio, y recogido
confidencias de las mismas fuentes diplomáticas, lo que ha permitido ya
esclarecer estas problemáticas?<BR><BR>Sin embargo, no queda duda de que estas
últimas revelaciones han provocado una minicrisis de amplitud mundial. Nadie ha
ido tan lejos como el ministro italiano de asuntos extranjeros que ha hablado de
un poco apresuradamente de "11 de septiembre de la diplomacia". Pero hacía ante
todo referencia a la situación de su primer ministro Silvio Berlusconi. Ya
debilitado por múltiples revelaciones sobre su vida privada más bien escabrosa,
el Cavaliere se ve ahora sospechoso de connivencia con Vladimir Putin, pues
algunas frases sibilinas dan a entender que podría tener intereses económicos en
Rusia. El público belga, por su parte, ha encontrado en los cables americanos la
confirmación de la existencia de cargas nucleares en su suelo, puro secreto a
voces, pero que los ministros belgas de defensa no tenían derecho a evocar
abiertamente. Los iraníes, por su parte, no están contentos de verse
estigmatizados a lo largo de las conversaciones privadas. Pero ningún dirigente
extranjero se ha ofuscado hasta el presente de la forma en que él (o ella) es
descrito/a por los emisarios americanos, probablemente conscientes del hecho de
que sus propios diplomáticos producen el mismo género de informes, mezclas de
análisis y opiniones personales. <BR><BR>Del lado de los Estados Unidos, la
reacción del establishment político ha sido uniformemente negativa. Numerosos
políticos, tanto de derechas como de izquierdas, han denunciado públicamente
estas fugas y proclamado que "ponían en peligro a hombres y mujeres en todo el
mundo", sin verdaderamente explicar porqué ni cómo. Un puñado de republicanos,
que jamás se queda corto en las pujas, ha reclamado que WikiLeaks sea
clasificado entre las organizaciones terroristas… Hay que señalar igualmente que
la tonalidad muy negativa de la mayor parte de los cables en lo referido a las
discusiones con Irán o Corea del Norte (aquí tampoco nada nuevo) ha excitado
visiblemente el campo de los "duros" que no demandan más que un enfrentamiento
militar con esos dos Estados. <BR><BR>Por otra parte, numerosos analistas de las
cuestiones de seguridad parecen de acuerdo en decir que estas últimas
revelaciones pueden producir el efecto contrario a lo que WikiLeaks pretendía.
De forma un poco ingenua, WikiLeaks justifica así sus fugas: "Esta publicación
de documentos revela las contradicciones entre la fachada pública de los Estados
Unidos y lo que se dice en las antecámaras -y demuestra que si los ciudadanos de
una democracia esperan de sus gobiernos que reflejen su voluntad, deberían pedir
ver lo que ocurre entre pasillos". Pero estas fugas van sobre todo a llevar a un
refuerzo de los procedimientos de seguridad en materia de intercambio de cables
diplomáticos. Desde que el Pentágono está al corriente, ha reforzado sus redes
informáticas y el personal que tiene acceso a ellas. En cuanto a la diseminación
de las acreditaciones "seguridad-defensa" desde hace una decena de años (está
estimado que cerca de 900.000 personas poseían una en 2010 en los Estados
Unidos), va sin duda alguna a conocer un frenazo, restringiendo el tipo de fuga
de la que se ha aprovechado WikiLeaks.
<HR>
<BR><BR><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>