<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18309" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa <BR></FONT><U>1º de diciembre 2010<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>WikiLeaks<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El filtro de los
cinco<BR></FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>Eduardo Febbro, desde París
<BR>Página/12, Buenos Aires, 30-11-10<BR></STRONG><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Las condiciones en que cinco de los grandes diarios
del mundo publicaron los telegramas provenientes de la diplomacia norteamericana
y facilitados por el portal Internet WikiLeaks parecen inaugurar una nueva
práctica de difusión de la información. Según se desprende de los relatos
ofrecidos por periodistas de The New York Times, El País, Le Monde, Der Spiegel
y The Guardian, las cinco publicaciones se pusieron de acuerdo entre ellas antes
de hacer público el contenido de la información, llegaron a una suerte de pacto
con el portal WikiLeaks y, antes de publicar los documentos, advirtieron al
Departamento de Estado. En suma, contrariamente a lo que ha ocurrido en otras
ocasiones con este portal de informaciones confidenciales, esta vez el contenido
difundido ha sido prefiltrado por los cinco diarios e incluso remitido a la
administración estadounidense. En un chat con sus lectores, Javier Moreno,
director de El País, dice: “No hemos llegado a ningún tipo de acuerdo con el
gobierno de EE.UU., a quien, sin embargo, sí se le informó con carácter previo.
También a la Embajada de Estados Unidos en España”.<BR><BR>Sylvie Kauffmann,
directora de la redacción de Le Monde, adelantó que los cinco diarios
intercambiaron “muchas informaciones, análisis y peritajes” y se pusieron “de
acuerdo en torno de un programa de publicación”. La misma fuente explicó que el
grupo de los cinco llegó a un acuerdo sobre la publicación de los memorandos y
que “son esos memos, corregidos por nosotros, los que WikiLeaks puso en
Internet”. Marcel Rosenbach, periodista en el Der Spiegel, aporta algunos
detalles suplementarios sobre esta curiosa aventura de periodismo de refritos
entregados por una fuente y difundidos por otros luego de un estricto control.
Rosenbach contó que “todos los diarios concernidos analizaron el material
independientemente unos de otros”. No obstante, Sylvie Kauffmann, del vespertino
Le Monde, dio cuenta de reuniones entre los rotativos, la mayoría de las cuales
tuvieron lugar en Londres para un trabajo que, y así lo precisa el periodista de
Der Spiegel, se llevó a cabo “durante varios meses”.<BR><BR>La directora de la
redacción de Le Monde aclaró que “unas 120 personas” trabajaron en esos
documentos de manera protegida”. En un editorial firmado por Sylvie Kauffmann,
la periodista escribe: “En común, los cinco diarios editaron cuidadosamente los
textos brutos utilizados para retirar todos los nombres e indicios cuya
divulgación podía acarrear riesgos para las personas físicas. Le Monde también
ofreció a los responsables norteamericanos expresar sus puntos de vista en
nuestras columnas”.<BR><BR>De estas justificaciones se desprende otra evidencia:
los cinco periódicos actuaron como verdaderos agentes de comunicación del
Departamento de Estado. Hicieron el trabajo de limpieza en lugar de los
servicios de Hillary Clinton. En suma, en nombre de la libertad de expresión y
todos los bellos argumentos, The New York Times, Der Spiegel, El País, Le Monde
y The Guardian publicaron lo que sólo ellos juzgaron conveniente, borraron los
nombres que ellos consideraron oportunos y, antes de hacer todo el asunto
público, consultaron con los representantes del Departamento de Estado. La
responsable de la redacción de Le Monde cuenta por ejemplo que “tuvimos
entrevistas corteses y civilizadas” con las respectivas embajadas
norteamericanas. Luego, en el editorial, escribe: “The New York Times informó a
las autoridades norteamericanas sobre los telegramas que contaba utilizar y les
propuso que le presentaran las preocupaciones que podrían tener en materia de
seguridad”.<BR><BR>Al parecer, WikiLeaks sólo tiene confianza en los grandes
medios de comunicación de un puñado de países. El resto del planeta, concernido
por su material, quedó excluido. Resulta, no obstante, un poco hipócrita
constatar que estos cinco representantes de la libertad de expresión y de la
democracia trabajaron estrechamente con los poderes frente a los cuales, por
naturaleza, tienen otra misión: acosarlos allí donde la mentira pone el peligro
la vida humana, allí donde la mentira y la manipulación van en contra del bien
común. El último en enterarse fue, al final, el lector, que paga por el diario.
Le Monde relata por ejemplo que “los representantes del Departamento de Estado
tomaron contacto en los últimos días con numerosos gobiernos extranjeros para
prevenirlos de las revelaciones y alertarlos ante cualquier impacto negativo”.
En respuesta a una pregunta que le hace un lector sobre si se tomó en cuenta la
“razón de Estado” antes de publicar los documentos, Javier Moreno, el director
de El País, responde así: “Sí. Pero ha primado el derecho de los ciudadanos a
disponer de información veraz y relevante sobre asuntos públicos de interés
general. Los periódicos tenemos muchas obligaciones. Entre ellas no se encuentra
la de proteger a los gobiernos, y al poder en general, de situaciones
embarazosas”. Sin embargo, todo el operativo de la banda informativa de los
cinco y su asociado de las sombras, WikiLeaks, tiende a demostrar lo contrario.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>