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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>7 de diciembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Cuba/Debates</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial><STRONG>Lo que Almeyra no ve
</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Atilio
Borón</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial
size=2>Kaosenlared.net</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.kaosenlared.net/"><FONT face=Arial
size=2><STRONG>www.kaosenlared.net/</STRONG></FONT></A></DIV><FONT face=Arial
size=2></FONT><FONT face=Arial size=2></FONT>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial
size=2> <BR>Días atrás Guillermo
Almeyra publicó una nota (1) en la que critica acerbamente un breve escrito de
mi autoría sobre el proceso de cambios que se avecina en Cuba.A lo largo de las
líneas que siguen trataré de fundamentar lo más persuasivamente posible la
interpretación que tanto irritara a mi crítico. <BR><BR>Previo a ello, sin
embargo, es inevitable decir unas pocas palabras sobre la sorprendente inquina
que refleja el tono y el estilo de la nota escrita por Almeyra, tanto más
sorprendente cuanto se trata de alguien con quien siempre mantuve un trato
sumamente cordial y nada permitía presagiar una actitud como la que ahora no
tengo más remedio que comentar. Tono y estilo, digámoslo de una vez, que
recuerdan los que prevalecían en la Unión Soviética durante el apogeo del
estalinismo, algo que mi crítico no se cansó de cuestionar a lo largo de medio
siglo. <BR><BR>Será tal vez por esa pertinaz perseverancia que le pasó lo que a
tantos otros: que a fuerza de concentrar su atención en un personaje histórico
terminan amándolo (caso del historiador italiano Renzo de Felice con Mussolini)
o asimilando, inconcientemente, algunos de los rasgos definitorios de la
personalidad de su objeto de estudio (caso de Almeyra con Stalin).
<BR><BR>Porque de otro modo es incomprensible el tono admonitorio y ofensivo que
ilumina toda su nota, en donde se me acusa de recién ahora haberme percatado de
las incurables y gravísimas distorsiones del modelo soviético, cosa que quien
haya leído mi obra o asistido a mis clases o conferencias sabe que vengo
haciendo desde hace décadas; o la rastrera insinuación de que yo me habría
abstenido de criticar el rumbo de la economía cubana porque en tal caso se
“habría reducido drásticamente el número de invitaciones a La
Habana”.<BR><BR>Con esa frase no sólo me insulta sino que también ofende y le
falta el respeto a los compañeros que me honraron con sus diversas invitaciones
para participar en numerosos eventos organizados en Cuba. Víctima de su visceral
(y seguramente involuntario) estalinismo Almeyra parece más preocupado por
denunciar ad hominem mis “crímenes teóricos” (no haber demostrado las
“aberraciones” del socialismo cubano, no haber realizado un balance de la
experiencia soviética tras las huellas del profético análisis de Trotsky en La
Revolución Traicionada, síntomas clarísimos de mi “escaso interés por la teoría
marxista”) que por abordar desde una perspectiva marxista el estudio de los
desafíos que enfrenta el primer territorio libre de América en la coyuntura
actual. <BR><BR>Tal como ocurriera bajo el estalinismo, el necesario debate
entre los revolucionarios es reemplazado por la crítica airada, la admonición,la
denuncia implacable dirigida contra quien no comulgue con su
erróneainterpretación del proceso revolucionario en Cuba. <BR><BR>En su nota
Almeyra hacegala de un paternalismo que orilla lo ridículo al decir que “la
construcción del socialismo en una pequeña isla sin recursos ni población, que
en su momento enfrentó además a Estados Unidos, el gobierno soviético y el
régimen chino, no es una tarea exclusiva de los cubanos. Todos los demócratas y
socialistas del mundo tienen el deber de ayudarles con sus ideas, sus aportes,
sus críticas en vez de dejarles solos cometiendo errores para después constatar
el fracaso… y volver a dejar solos en la hora de adoptar las decisiones más
peligrosas.”<BR><BR>Hay varios puntos que clarificar en esta cita. Primero, en
relación a eso de dejar solos a los cubanos lo único que puedo decir es que
lejos de ello la Revolución Cubana está acompañada por un formidable ejército
compuesto por hombres y mujeres de todo el mundo dispuesto a luchar hasta el fin
en su defensa y a ayudarla a enfrentar las peligrosas, difíciles (pero
necesarias) decisiones que deberá tomar para salvar a la revolución. No hay la
más mínima posibilidad de que quienes integramos esa fuerza vayamos a dejar a
Cuba librada a su suerte.Quienes la abandonaron son los cultores de un asombroso
infantilismo ultraizquierdista, cuyas saetas retóricas son música celestial para
el imperialismo que puede aunar sus críticas con las que formulan Vargas Llosa y
sus compinches. Su deplorable actitud no dejó a Cuba sola, o inerme, sino todo
lo contrario. Allá ellos.<BR><BR>Conviene, en segundo lugar, subrayar algo que
contradice flagrantemente la caracterización que hace Almeyra de la Revolución
Cubana como un pseudo-socialismo estragado por su degeneración burocrática: en
el párrafo arriba citado se reconoce que al menos un régimen tan defectuoso como
ese tuvo la valentía de enfrentarse (pero “en su momento”, se apresura a aclarar
mi severo crítico) con Estados Unidos, el gobierno soviético y el régimen chino.
No es poca cosa para “una pequeña isla sin recursos ni población” haber tenido
el coraje para medirse con aquellos gigantes. <BR><BR>Más quisiera yo que
algunos países más grandes (por población o territorio) tuvieran las agallas
para hacer lo mismo. En ese pasaje de su escrito desafortunadamente Almeyra no
dice cuándo fue ese luminoso y fugaz momento de enfrentamiento con el
imperialismo norteamericano y cuándo habría Cuba dejado de enfrentarse con
él.Sería importante que en algún momento aclare esta confusión.Pero además, ¿qué
quiere decir eso de que Cuba es“una pequeña isla sin recursos ni población?” Esa
observación parece extraída de un manual gringo de turismo caribeño y no el
producto del análisis marxista. <BR><BR>Que yo sepa Cuba tiene muchos recursos,
de distinto tipo: aparte de los llamados “naturales” (minerales, petróleo,
pesca, playas, ciertos productos agrícolas) dispone de valiosos recursos
humanos: un plantel científico que en algunas áreas es de nivel internacional; o
unas fuerzas armadas dotadas de una formidable capacidad disuasiva que no sólo
sirvió para derrotar a los invasores en Playa Girón sino también para mantener
alejado a los imperialistas de sus playas durante más de medio siglo.
<BR><BR>Tiene también una población educada como ninguna otra en las Américas y
que accede a niveles de atención médica y educación sólo comparable a la que
ofrecen los países desarrollados. ¿Necesitará la Revolución Cubana de la ayuda
de Almeyra para proseguir librando su batalla contra el imperialismo
norteamericano? No parece.<BR><BR>Igual perplejidad genera la aseveración de mi
crítico en el sentido de que la Revolución “requiere nuestra ayudamaterial y
teórica porque la brújula de las autoridades cubanas no funciona ni funcionó muy
bien.”¿Qué significa esto? ¿A qué se refiere tan enigmática afirmación? ¿Ha sido
un error, debido al extravío de la brújula revolucionaria, la decisión de Fidel
y sus camaradas de luchar contra el imperialismo norteamericano, o no aceptar
convertirse en un proxy de la URSS en el Caribe? ¿Oha sido un error el
inigualable ejemplo del internacionalismo cubano, que ha sembrado médicos,
educadores y entrenadores deportivos en más de cien países, o que lo lleva a
capacitargratuitamente a miles de estudiantes en la Escuela Latinoamericana de
Medicina?; ¿Es un error de que pese a medio siglo de bloqueos y agresiones en
Cuba no haya -a diferencia de Argentina, Brasil o México- un solo niño descalzo
o que duerma en la calle? ¿O a la excepcional campaña, dirigida por el Ministro
de Educación Armando Hart, mediante la cual Cuba erradicó la plaga del
analfabetismo? ¿O a su colaboración con los movimientos de liberación nacional y
anti-racistas en el África Negra, que hizo posible el fin del apartheid en
Sudáfrica y la derrota de los planes de la Casa Blanca en la región? ¿O es que
fue un error la cooperación brindada a los sandinistas, o el apoyo a las
políticas emancipatorias en curso en Venezuela, Bolivia y Ecuador? ¿Brújula
averiada por haberse mantenido firme en su identidad socialista mientras se
derrumbaba la URSS y se evaporaba el pseudo-socialismo de Europa del Este, o por
haber expropiado a todos los monopolios imperialistas y aguantar -a pie firme y
sin titubear- la brutal agresión de Estados Unidos y el ostracismo al cual la
condenaron, durante casi medio siglo, la gran mayoría de las naciones de América
Latina y el Caribe? <BR><BR>Reseñar la catarata de agravios e infundios
que Almeyra descarga contra la Revolución Cubana sería una tarea interminable, a
más de desagradable. Más que proceder de la boca de un intelectual trotskista
parece provenir de algunas de las cuevas anti-castristas de Miami. Porque
cualquier análisis sobre las limitaciones o desaciertos económicos del
modelocubano que no comience por examinar minuciosamente elimpacto del bloqueo
imperialista sobre Cuba es teóricamente equivocado y políticamente reaccionario.
¿Cómo entender que Almeyra pase por alto el hecho de que medido en dólares de
hoy el costo de medio siglo de bloqueo imperialista a Cubaascienda a una cifra
equivalente a dos Planes Marshall (con uno se recuperó Europa de la Segunda
Guerra Mundial). <BR><BR>Tal vez para tan visceral crítico de la Revolución
Cubana esto sea una anécdota insignificante o una nimiedad, pero para la teoría
marxista ciertamente no lo es.Desde la serena quietud de su gabinete los ácidos
críticos de la revolución se desviven imaginando modelos económico-políticos que
sólo existen en sus afiebradas cabecita. Producto de esa infantil ensoñación –
que Lenin criticara con tanta fuerza-el imperialismo deja de ser un agente
histórico: se volatiliza, se convierte en un significante flotante, en un texto
y ya no más en una máquina de oprimir, destruir y matar; es simplemente una
abstracción, no un siniestro protagonista de la historia. Producto de ese
ceguera los críticos de la excepcional epopeya cubanano logran calibrar la
fenomenal influencia práctica de las políticas delimperio y sus agentes.
<BR><BR>Y tal cosa no es producto de la adhesión a otra teoría, claramente ajena
a la tradición marxista, sino de un vicio epistemológico que hace estragos en
ciertas vertientes de la izquierda: el “teoreticismo”, es decir, la perversión
de la teoría que deja de ser un instrumento para el análisis y la transformación
del mundo para quedar reducida a una altisonante retórica que es revolucionaria
solo en la estérilgalaxia de los conceptos, a remota distancia del proceso
histórico real.<BR><BR>Otro ejemplo: en su escrito Almeyra le reprocha a Cuba el
haber intentado lograr una zafra azucarera de 10 millones de toneladas, pero ni
se le pasa por la cabeza analizar cuáles fueron los condicionantes económicos
que impulsaron a Fidel a proponerse tan ambiciosa meta. ¿Pensará que fue una
mera bravuconada del jefe de la revolución? Sin dudas que fue un gran desafío,
pero las condiciones económicas por las que atravesaba Cuba luego de o­nce
años de revolución requería de medidas excepcionales. <BR><BR>Seguramente
que mi crítico debe pensar que en aquellos momentos la economía de Cuba florecía
y que la revolución avanzaba –de conformidad con lo que le señalaban sus
lecturas “teóricas”- sin tropiezos ni amenaza alguna, sin enemigos a la vista,
cosa que también debe haber pensado cuando escribió que los cubanos “se ataron a
la Unión Soviética creyendo que ésta sería eterna.” ¡Cómo es posible tanta
ceguera!¿Es razonable suponer que alguien siquiera elementalmente informado y
razonablemente sobrio pueda ignorar que cuando los cubanos decidieron establecer
una relación comercial con la URSS e ingresar al CAME, en 1972,la Isla no tenía
con quien comerciar en todo el mundo? ¿Se le olvidó que había sido expulsada de
la OEA y se hallaba integralmentebloqueada desde 1962,y que por más que
quisieran comerciar con los países de América Latina ellos no querían comerciar
con Cuba, con la honrosa excepción de México? Tampoco podían hacerlo con Estados
Unidos;China y el extremo oriente eran lejanas referencias geográficas; África
luchaba, como hasta hoy, por su mera supervivencia; y la tradicional genuflexión
europea hacia sus amos norteamericanos impedía construir un flujo comercial
significativo entre Europa y Cuba. ¿Qué alternativas tenía ante sí la
revolución?¿Aislarse completamente del mundo y convertirse en la réplica
caribeña de la Albania de Enver Hoxha o de los tenebrosos Jemeres Rojos dePol
Pot estaban llevando a cabo una matazón sin precedentes en Kampuchea? Conviene
recordar lo que decía Lenin cuando señalaba que el marxismo “es el análisis
concreto de la situación concreta”, algo que se encuentra a años luz del escrito
de Almeyra en donde la concreción es, al decir del gran filósofo marxista checo
Karen Kossik, más aparente que real, una mera “pseudo-concreción.”<BR><BR>Como
si lo anterior no fuera poco en su ofuscación mi crítico no alcanzó a leer con
cuidado el título del documento sobre el cual dispara sus ardientes saetas y que
reza así: “Proyecto de Lineamientos de la política económica y social”. ¡En
ninguna parte dice que eso será lo que finalmente vaya a aprobar el VIº Congreso
del PCC? Dice “proyecto”, con todas las letras: insumo para una discusión.
¿Podría ser mejorado? Claro que sí, pero aún con sus limitaciones ya ha servido
para encender una discusión que se extenderá a lo largo y ancho de Cuba. ¿Hay
puntos controversiales en el proyecto? Por supuesto que sí.La transición hacia
un nuevo ordenamiento económico,¿no es acaso sumamente peligrosa? ¡Qué duda
cabe! Pero mucho más peligroso es el inmovilismo, la inmutabilidad, que
condenarían a la revolución a una muerte segura y poco apacible. Cuba se
encuentra en una trampa, de la cual no hay fácil salida. Pero si tiene la osadía
de cambiar y de reformar su socialismo, profundizándolo, saldrá bien librada de
ese desafío. Si no lo hace la derrota de la revolución será apenas una cuestión
de tiempo. ¿Se demoraron mucho estos cambios? Puede ser, pero hay que recordar
que los márgenes de maniobra de Cuba no son los de México, Brasil o
Argentina. <BR><BR>Almeyra profetiza que los cambios que se vienen en Cuba
“no van en la dirección de más justicia, más igualdad, más solidaridad, más
socialismo sino en la dirección contraria.” ¿Quién le dijo tal cosa, cómo lo
adivina? ¿Qué papel juega en su interpretación teórica el protagonismo y la
participación populares que caracterizan, pese a sus limitaciones, a la sociedad
cubana? ¿Cuál es el fundamento de su fatal pesimismo? <BR><BR>No cabe duda que
los Lineamientos contienen algunas definiciones muyproblemáticas y que suscitan
no pocos interrogantes. Pero ninguno de ellos justifica lo que propone mi
crítico en otro de sus artículos: que la reforma socialista de la economía
debería significar, entre otras cosas, la disminución del presupuesto militar de
Cuba. Pocas veces he leído tamaño disparate al analizar un proceso
revolucionario. <BR><BR>Si el imperialismo norteamericano se abstuvo de invadir
Cuba y destruir la revolución fue porque numerosos informes de la CIA y el
Pentágono le advertían a la Casa Blanca que la resistencia de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias impondría un severo costo en vidas humanas a los
invasores, algo que después de Vietnam la opinión pública norteamericana no está
dispuesta a tolerar. Debilitar a las FAR es exactamente lo que quieren los
imperialistas. Y eso es lo que aconseja Almeyra en su análisis sobre la actual
encrucijada en que se encuentra Cuba.<BR><BR>Para concluir: la actitud de mi
crítico contrasta llamativamente con la que adoptara su presunto mentor, León
Trotksy, que a estas horas deberá estar revolcándose en su tumba al anoticiarse
de las cosas que suelen decirse -¡y hacerse!- en su nombre.Conciente del
significado y la letalidad de la opresión imperialista que se abatía sobre
México a finales de la década de los treintas del siglo pasado Trotsky escribió
que “el general Cárdenas es uno de esos hombres de estado, en su país, que han
realizado tareas comparables a las de Washington, Jefferson, Abraham Lincoln y
el general Grant.” Y más adelante decía en un luminoso texto, “México y el
imperialismo británico”, que “sin sucumbir a las ilusiones y sin temer a las
calumnias, los obreros avanzados apoyarán completamente al pueblo mexicano en su
lucha contra los imperialistas. La expropiación del petróleo no es ni socialista
ni comunista. Es una medida de defensa nacional altamente progresista.
<BR><BR>Por supuesto, Marx no consideró que Abraham Lincoln fuese un comunista;
esto, sin embargo, no le impidió a Marx tener la más profunda simpatía por la
lucha que Lincoln dirigió. La Primera Internacional le envió al presidente de la
Guerra Civil un mensaje de felicitación, y Lincoln, en su respuesta, agradeció
inmensamente este apoyo moral.”Remataba su razonamiento diciendo que“la causa de
México, como la causa de España, como la causa de China, es la causa de la clase
obrera internacional. La lucha por el petróleo mexicano es sólo una de las
escaramuzas de vanguardia de las futuras batallas entre los opresores y los
oprimidos.” En estos pasajes Trotsky combina magistralmente el análisis de la
coyuntura en sus dos planos: el nacional y el internacional, y extrae las
conclusiones políticas correctas para intervenir en la coyuntura.
<BR><BR>Convendría que Almeyra leyese esas páginas para comprender el
extraordinario significado histórico de la Revolución Cubana y sus desafíos
actuales.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>1) Nota de Correspondencia de
Prensa:</STRONG> ver articulo de Almeyra en Correspondencia de Prensa del
5-11-10 y Kaosenlared.net: <A
href="http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-cambio-ve-atilio-boron">http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-cambio-ve-atilio-boron</A>
<HR>
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