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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>16 de diciembre 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></FONT></DIV><FONT face=Arial
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Apuntes para la
militancia</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Las (primeras) lecciones de
Soldati</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Prensa de Frente</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.prensadefrente.org/"><STRONG>http://www.prensadefrente.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Una combinación de militancia propia desde adentro,
fuerte presencia de funcionarios nacionales y la Gendarmería como elemento
disciplinador, fue lo que permitió al Gobierno Nacional conducir ayer por la
tarde una asamblea en la toma que instaló el miedo y dio como resultado que
muchas familias aceptaran retirarse del lugar. El rol de las versiones sobre
"conspiraciones". Virtudes, aciertos y limitaciones de las organizaciones
populares de base que siguen acompañando la lucha por viviendas dignas en
Soldati. El desafío para la militancia popular. <BR><BR>1- La masiva toma de
tierras evidencia la situación de necesidades básicas irresueltas para amplias
mayorías populares. Esta vez fue la vivienda, en el interior son los despojos a
los pueblos originarios, cada tanto vuelven los conflictos por falta de trabajo
o precarización. El gobierno de Macri es el principal responsable en el caso
Soldati. Pero mirando el panorama general, salta a la vista que los siete años
de kirchnerismo no han resuelto esta situación de injusticia estructural a pesar
del crecimiento macroeconómico, que se basa en el sostenimiento de la
desigualdad. <BR><BR>2- A contrapelo del insistente discurso oficial, la
decisión represiva ante la protesta sigue siendo frecuente, aún donde el
Gobierno Nacional es responsable. Hay sólidas evidencias de que, al menos en el
caso del primer joven asesinado en la toma, el impacto provino de un cartucho de
las escopetas o Itakas de la Federal, y la entrada del proyectil fue
descendente, es decir, tiraron desde el puente donde estaban los uniformados.
Además de los disparos, la saña represiva a bastonazos y golpes también suele
dejar heridos graves o hasta muertos, y esa práctica, evidenciada en la primera
represión en Soldati, es más habitual aún, incluso cotidiana. Las policías
locales (Formosa, Ciudad de Buenos Aires ) suelen ser aún peores. La
tercerización de la represión mostró, tan sólo en los últimos meses, sus
vínculos con burocracias sindicales (caso Mariano Ferreyra) o gobiernos de
derecha (violencia xenófoba en Soldati). El oficialismo también cultiva esos
peligrosos vínculos (Hospital Francés, Santa Cruz). Sea como fuere, quienes
protestan y reclaman derechos deben saber que la respuesta instintiva, natural,
de este Estado en cualquiera de sus variantes, sigue siendo la acción violenta
contra el pueblo, y en particular contra los que luchan.<BR><BR>3- El gobierno
nacional no revirtió del todo el paradigma represivo ante la protesta social,
pero sí amplió el abanico de respuestas posibles, dándole un creciente lugar a
la política. Después de las muertes (aún siendo demasiado tarde), el gobierno
trazó una estrategia centralmente política de resolución del conflicto. La
convocatoria al diálogo a las organizaciones y al gobierno de la Ciudad primero,
la Casa Rosada como escenario simbólico desde donde los representantes de los
asentados hablaran, la elaboración de un discurso firme pero garantista (en
contraposición con el accionar de su propia policía horas antes), y el abordaje
del propio territorio fueron pasos que culminaron con el objetivo propuesto, un
desalojo final sin más violencia. Aunque la solución a la falta de vivienda de
esas familias siga pendiente.<BR><BR>4- El abordaje de la toma en el territorio
es, tal vez, donde se concentró el nudo central de la resolución del conflicto
(al menos por ahora) por parte del gobierno. Allí, en el propio predio, supieron
combinar tres elementos centrales para garantizar el control de la
situación: 1- la Gendarmería como elemento disciplinador ; 2- una fuerte línea
de funcionarios nacionales haciendo ver la autoridad (e interés hacia los
vecinos, en contraste con el gobierno de la Ciudad) del Estado nacional; 3- el
activismo interno, a través de “Pitu” Salvatierra, referente de base
kirchnerista insterto en la toma. La conducción política coordinada de esas tres
variables (más la presencia de los cónsules de Bolivia y Paraguay hablando con
la gente de sus comunidades para que se replieguen, gestionada también por el
gobierno nacional), el manejo de los tiempos, la agitación de miedos hacia
adentro y la instalación del fantasma de “conspiraciones” hacia afuera,
completaron un panorama favorable a la aceptación, por parte de la mayoría de
los asentados, de la “autoridad” del Estado, ya sea por convicción, resignación
o temor.<BR><BR>5- En este marco, las organizaciones populares de izquierda o
independientes que acompañan un trabajo de base en las villas de Lugano, fue
importante, digno y combativo, pero insuficiente para disputar la orientación de
una salida al conflicto distinta a la propuesta por el Gobierno Nacional. Las
primeras denuncias contra la represión, el acompañamiento solidario en la
resistencia, las voces que se hicieron escuchar legitimando la demanda de los
ocupantes (entre los que se destacaron Diosnel Pérez, del Frente Darío
Santillán, o el Tano, de la CCC), reforzaron la posición de los vecinos en el
reclamo por viviendas. Es destacable, a la vez, la madurez de quienes, aún con
diferencias o serios conflictos con el gobierno nacional, supieron identificar
al macrismo como “enemigo principal” durante los días de mayor violencia
xenófoba, participando de instancias de coordinación con el kirchnerismo, aún
sabiendo que más temprano que tarde, el gobierno iría “por todo” desplazando a
cualquier otra referencia que no se le subordinara. Esto último sucedió durante
la tarde de ayer: mientras militantes kirchneristas y funcionarios ampliaban al
interior de la toma las versiones conspirativas y de “caos” en el país, vaciaron
la primera convocatoria a asamblea, de la que venían participando todos los
actores sociales y variados referentes de la toma, para reconvocar a una
asamblea “propia” dirigida por Salvatierra quien, rodeado de funcionarios del
gobierno nacional y sin dejar lugar a contrapuntos, volvió a agitar el fantasma
del miedo y la represión, para construir el consenso necesario y vaciar el
lugar. Con la base social de la toma dividida entre quienes decidían “confiar”
en el papel ofrecido por el gobierno, ya sea por convicción o miedo, y entre
quienes preferían una respuesta más concreta antes de desalojar, el resto lo
hizo la gendarmería: horas antes de caer la noche, fue cerrando el cerco sobre
los díscolos, avanzando con presencia amenazante, hasta tomar, en horas de la
madrugada, el control completo del lugar. Para las organizaciones no
kirchneristas que acompañaron desde adentro la lucha de los vecinos, queda un
último llamado de atención: más allá de la correlación de fuerzas desfavorable
respecto al gobierno nacional para disputar la mejor orientación a la salida al
conflicto (es decir, la intención de que hubiera una respuesta concreta de
viviendas y no sólo una promesa más, como sucedió), cabe señalar que, mientras
el referente oficialista Salvatierra, los funcionarios y la Gendarmería daban el
avance más fuerte para dirigir a los asentados, distintos referentes y
militantes de las organizaciones de izquierda en la toma se encontraban, en ese
mismo momento, fuera de allí: participaban de un masivo acto solidario frente a
la Jefatura de Gobierno Porteño reclamando justicia por los asesinados los días
anteriores. Sería ingenuo no comprender que, a sabiendas de esto, el gobierno
nacional eligió el momento adecuado para conducir el conflicto desde adentro
cuando menor fueran las fuerzas que pudieran insistir con el reclamo de una
respuesta de viviendas concreta para los asentados.<BR><BR>Así las cosas, el
conflicto parece tener un primer cierre que, como vemos, no pasó por el
“acuerdo” de Nación con la Ciudad y los anuncios, sino por la habilidad del
Gobierno para operar desde adentro del propio conflicto instalado en el predio
de Soldati. Las denuncias de conspiración, sin sustento pero repetidas aún con
honestidad por militantes y adherentes kirchneristas, sólo tuvieron sentido como
contexto necesario de miedo para reforzar la estrategia interna en la toma, y
para “abrir el paraguas” si todo salía mal. Un viejo recurso de todo oficialismo
que, en manos del kirchnerismo que tiene enemigos reales y con capacidad de
daño, pueden estar desgastando innecesariamente y pagar costos cuando sea real
la amenaza. Como el cuento del pastorcito mentiroso.<BR><BR>Lo más importante
para los intereses de nuestro pueblo, en todo caso, es el resurgimiento de la
lucha por la vivienda, la denuncia de un modelo que concentra la riqueza pero
también el hábitat. El desafío de organizar mejor, más sólidamente por la base
las luchas por este problema masivo en la Buenos Aires pero también en los
bordes de cualquiera de los grandes centros urbanos del país, seguramente sea el
principal mensaje que deje Soldati a la militancia popular. Asumir ese desafío
militante será la mejor forma, también, de rendir homenaje ante la sangre
derramada, una vez más, por hombres y mujeres de nuestro pueblo en la lucha por
la justicia y la dignidad.</DIV>
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