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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>8 de enero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Haití</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify></FONT><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Haitianas
se preguntan si estarán a salvo algún día<BR></FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3> </DIV></FONT></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Jane Regan y Kanya D'Almeida
* <BR></STRONG><STRONG>IPS, Puerto Príncipe/Nueva York,
7-1-11</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://ipsnoticias.net/"><STRONG>http://ipsnoticias.net/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Sobre una calle convertida en
escombros, 60 personas están reunidas en la sala y el patio de una vivienda casi
derruida que oficia de sede de la Comisión de Mujeres Víctima a Víctima de
Haití.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Las mujeres son integrantes de la comisión (en creole,
Komisyon Fanm Viktim pou Viktim, Kofaviv) y habitan escuálidos campamentos de
desplazados o algunos de los más duros y pobres vecindarios de la capital. Esta
vez, cada una trajo consigo a un hombre para que participe en un taller de
prevención de la violencia. <BR><BR>Vestidos con ropas de domingo, los
participantes bromean y se saludan. "¡Feliz año nuevo!", dice una joven con
grandes pendientes. Pero entonces se corrige: "No, no debería decir ‘feliz’,
sino ‘te deseo buena salud’". <BR><BR>Cuando las discusiones comienzan,
desaparecen las sonrisas. <BR><BR>"Bien, hagamos una lista. ¿Qué tenemos en el
campamento de la pista?", pregunta una anciana que vive en una tienda en el ex
aeropuerto militar de Haití. "De acuerdo, robos, prostitución juvenil,
violaciones, violencia doméstica y abuso verbal". <BR><BR>"Es lo mismo que
tenemos en nuestro campamento", apunta una jovencita de vaqueros y camiseta de
finos breteles. <BR><BR>Un hombre vestido con una camisa blanca perfectamente
planchada, pregunta: "Sí, pero ¿qué vamos a hacer al respecto?". <BR><BR>Un año
después del terremoto de siete grados en la escala Richter, que segó 230.000
vidas, dejó heridas a 300.000 y a un cuarto de la población nacional sin hogar,
las haitianas experimentan una segunda catástrofe. <BR><BR>En los 2.000
campamentos de desplazados dispersos en todo el país, las mujeres y las niñas
están atrapadas en una violenta arremetida de abuso sexual, golpizas salvajes y
horrendos crímenes contra la humanidad. <BR><BR>Entre uno y dos millones de
haitianos siguen apiñados en esos recintos cerrados, convertidos en microcosmos
que reproducen la grosera desigualdad, la exclusión social y la pobreza sin
límites que han caracterizado a Haití durante siglos. <BR><BR>Un informe
publicado el jueves 6 por Amnistía Internacional describe las condiciones en las
que viven las mujeres en esos míseros refugios en los campamentos, apenas unas
frágiles tiendas o unos trozos de lona estirados sobre un pedazo de tierra.
<BR><BR>Según el informe "Aftershocks: Women Speak Out Against Sexual Violence
in Haiti's Camps" (Post-trauma: Las mujeres hablan claro sobre la violencia
sexual en los campamentos de Haití) en los primeros 100 días posteriores al
terremoto, se denunciaron más de 250 violaciones. <BR><BR>Muchas mujeres y niñas
son violadas una y otra vez, y a menudo en cada ocasión toman parte varios
hombres. Casi todas las víctimas han sido golpeadas y maltratadas. <BR><BR>Las
condiciones sanitarias y de atención médica en los campamentos son pésimas; hay
que bañarse en público y caminar largas distancias de noche hasta los baños
compartidos. <BR><BR>La privacidad no existe, tampoco la iluminación o algún
tipo de barreras que frenen a los violadores. Así, niñas de 12 o 13 años quedan
a merced de esta ola de violencia sexual que se manifiesta sobre todo de noche,
señala el informe. <BR><BR>"Las organizaciones femeninas locales nos ayudaron a
llegar a las víctimas", dijo a IPS la experta de Amnistía, Kerrie Howard. "Es
muy difícil hablar para las mujeres y las niñas porque los campamentos son
comunidades muy cerradas". <BR><BR>Una de las asociadas locales de Amnistía, y
posiblemente una de las más activas desde el terremoto, es Kofaviv.
<BR><BR>"Creemos en la educación y en prevenir la violencia", dijo a IPS la
coordinadora de proyectos de Kofaviv, Jocie Philistin. "Todas nuestras
integrantes son sobrevivientes que se rehabilitaron, y ahora intentamos ayudar a
otras. Y la solución no depende sólo de las mujeres. Necesitamos que hombres y
mujeres trabajen juntos". <BR><BR>Pero las sesiones de talleres y las patrullas
de control del vecindario no son la única respuesta, admite Philistin.
<BR><BR>"La violencia tiene dos factores, uno es la pobreza, es decir, la
economía. El otro es la política", dijo. <BR><BR>Cuando hay inquietud política o
la economía se daña, la violencia contra las mujeres aumenta. La violación ha
sido usada como arma política. La población joven, en especial las muchachas, se
prostituyen por una comida o un techo. <BR><BR>Ahora, casi un año después del
terremoto, Kofaviv admite que hay desesperanza. <BR><BR>"Las cosas han empeorado
en los campamentos, en las comunidades", dijo Philistin. "La ausencia del estado
es absoluta, las organizaciones no gubernamentales están en los campamentos
sobre todo por relaciones públicas, y no se les permite trabajar en las "zonas
rojas", los vecindarios más peligrosos", describió. <BR><BR><STRONG>Un rayo de
esperanza <BR><BR></STRONG>A inicios de octubre de 2010, un grupo de
organizaciones legales y sociales, entre ellas MADRE, el Instituto por la
Justicia y la Democracia en Haití y el Bureaux des Advocats Internationaux,
efectuaron una denuncia formal a favor de 13 mujeres y niñas ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). <BR><BR>El martes 4, la CIDH hizo
lugar a la denuncia y emitió recomendaciones inéditas al gobierno de Haití.
<BR><BR>Las autoridades deben suministrar a la población en riesgo atención
médica y psicológica y anticoncepción de emergencia a cargo de personal médico
femenino y entrenado en las particularidades culturales del lugar. También deben
iluminar las calles y elevar el patrullaje. <BR><BR>Pero, sobre todo, deben
asegurar la participación plena y el liderazgo de los grupos femeninos de base
en los planes y la aplicación de políticas para combatir la violencia sexual,
dice la CIDH. <BR><BR>La defensora de derechos humanos Lisa Davis, directora de
MADRE, fue la autora principal de la denuncia ante la CIDH. <BR><BR>"Trabajamos
con grupos de haitianas desde la crisis de violaciones que estalló en 1990",
dijo Davis a IPS. "Consultamos a nuestros socios locales cada paso que damos".
<BR><BR>Aunque las mujeres están preocupadas por los cambios políticos que
acaben con las causas de esta violencia y con el patriarcado, predomina la
necesidad de seguridad inmediata, indicó. <BR><BR>En un informe titulado "Our
Bodies Are Still Trembling: Haitians Women's Fight Against Rape" (Nuestros
cuerpos todavía tiemblan: La lucha de las haitianas contra la violación), los
grupos denunciantes ante la CIDH registraron testimonios femeninos en los
campamentos. Mujeres de hasta 60 años y niñas de ocho o nueve han sido sometidas
a una crueldad que se agravó desde las elecciones de 2010. <BR><BR>"Tenemos
denuncias de hombres ingresando a los campamentos y disparando a mujeres que
llevaban puestas camisetas con leyendas electorales", dijo Davis. <BR><BR>"Cada
mujer con la que hablé me dijo que lo que más quería era una vivienda. Y si no
podían obtenerla, porque no se les ofrece, entonces querían sentirse seguras",
describió. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Minustah: muy poco y muy
tarde </STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Mientras unos pocos bolsillos de activistas locales e
internacionales se están vaciando, organismos poderosos, como las Naciones
Unidas, son acusados de hacer muy poco y muy tarde. </DIV>
<DIV align=justify><BR>"Por supuesto que la Minustah podría hacer mucho más que
lo que hace", dijo a IPS Kerrie Howard, de Amnistía, en referencia a la Misión
de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití. </DIV>
<DIV align=justify><BR>"Sus funciones policiales deberían tener una prioridad de
género mucho mayor", dijo. "Deben ayudar al gobierno a entrenar a sus cuerpos de
seguridad y capacitar a esas fuerzas para que sepan cómo combatir la violencia
de género, si es que alguna vez van a cumplir con las mujeres". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Brian Concannon, director del Instituto por la Justicia y
la Democracia en Haití, tiene una visión muy crítica de la Minustah. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El año pasado, "la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) anunció que traería desde Bangladesh una unidad policial especial femenina
para proteger a las mujeres", dijo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>"La unidad llegó, pero patrulla las instalaciones de la
ONU, no los campamentos. Se dice que es por falta de traductores, pero una
fuerza que gasta 2,5 millones de dólares por día podría pagar traductores y
hacer que funcione uno de sus proyectos prioritarios", dijo Concannon a IPS.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Como dijimos en nuestra petición a la CIDH, los
oficiales de la ONU que se ocupan de la violencia de género minimizan las
denuncias de violaciones que hacen grupos de mujeres pobres y marginan a las
organizaciones de base, que son mucho más efectivas, para favorecer a las
entidades tradicionales de mujeres", añadió. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Así no se enteran de lo que pasa, y luego dicen que "no
hay evidencias de las violaciones reportadas", denunció.<BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Con aportes de Jane Regan desde Puerto Príncipe.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>