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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>13 de enero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV></FONT><FONT face=Arial><STRONG>Indígenas</STRONG></FONT></DIV><FONT
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Violencia y pocas tierras marcaron
la era Lula<BR></FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Fabiola Ortiz, IPS noticias<BR>Río de Janeiro,
12-1-11<BR>UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias<BR></STRONG><A
href="http://www.uypress.net/"><STRONG>http://www.uypress.net/</STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><BR>En los ocho años de gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva
(2003-2011) se homologaron en Brasil apenas 88 tierras indígenas, según el
Consejo Indigenista Misionero (CIMI) que observó este período como el más
violento de las últimas décadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"No se estructuró una política para demarcar, proteger y
dar asistencia efectiva a los pueblos indígenas. No fue prioridad del gobierno
la solución de los conflictos agrarios", sentenció el vicepresidente del CIMI,
Roberto Antonio Liebgott. <BR><BR>De acuerdo con datos del Comité de
Organización de Informaciones de la Presidencia, Lula homologó hasta 2009
tierras que ocupan un área de más de 18,6 millones de hectáreas. <BR><BR>Estos
datos no coinciden con los del CIMI, un organismo vinculado a la católica
Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, que apunta cerca de 14,3 millones de
hectáreas homologadas desde 2003. <BR><BR>Un monitoreo más reciente, con
informaciones del CIMI y de la gubernamental Fundación Nacional del Indio revela
que en los dos mandatos de Lula se demarcaron 88 tierras indígenas. <BR><BR>Esta
cifra equivale a 60 por ciento de lo que logró la administración de Fernando
Henrique Cardoso (1995-2003), con 147 áreas homologadas (más de 36 millones de
hectáreas). E incluso se queda corta respecto del breve mandato de Fernando
Collor de Mello (1990-1992), cuando se demarcaron 128 tierras indígenas, que
comprendían casi 32 millones de hectáreas. <BR><BR>La identificación y
demarcación de tierras indígenas obedece a principios establecidos por la
Constitución de 1988. Hasta ahora hay 986 de estas tierras demarcadas.
<BR><BR>La demarcación es el medio administrativo para definir los límites de un
territorio tradicionalmente ocupado por los pueblos indígenas. La legislación
brasileña de 1996 vino a agilizar ese proceso. La homologación –el decreto que
legaliza la demarcación--es el paso último. <BR><BR>La etapa más lenta y
engorrosa es la fijación de los límites definitivos y el pago de las
indemnizaciones por expropiaciones, que puede llevar décadas. <BR><BR>"El plazo
para todo ese proceso debería ser de no más de año y medio, pero nunca he visto
un caso que se aproximara a esto. Normalmente lleva 15 o 30 años", subrayó
Liebgott. <BR><BR>El caso más polémico bajo el gobierno de Lula fue el de la
reserva Raposa Serra do Sol, en el norteño estado amazónico de Roraima, en la
que viven cerca de 20.000 indígenas de cinco etnias, aunque predomina la macuxi.
<BR><BR>Raposa, de 1,7 millones de hectáreas ubicadas en la frontera con
Venezuela, se volvió el foco de polémicas y disputas con productores rurales.
<BR><BR>La lucha por el reconocimiento de Raposa empezó en la década de 1970 y
atravesó decenas de acciones judiciales. En 2005, Lula decretó su homologación,
pero la decisión fue acusada de inconstitucionalidad y acabó sometida a juicio
ante el Supremo Tribunal Federal, que la ratificó en marzo de 2009. <BR><BR>El
estado carece de una agenda de políticas indigenistas, sostiene el antropólogo
Marcos Braga, del Instituto Insikiran de Formación Superior Indígena de la
Universidad Federal de Roraima. <BR><BR>"Hay acciones puntuales y pulverizadas
entre los ministerios. Lula se había comprometido a crear un ministerio de los
pueblos indígenas, pero no hubo avance en ese sentido", criticó el estudioso de
la Amazonia y la temática nativa. <BR><BR>Sin embargo, Braga destacó que Raposa
Serra do Sol fue un hito del recién concluido gobierno. "Lula tuvo el coraje de
hacer lo que Collor y Fernando Henrique (Cardoso) dejaron para atrás", sostuvo.
<BR><BR>Para Braga, otro punto positivo fue la creación de la Secretaría
Especial de Salud Indígena, asociada a la Presidencia, que asume la
responsabilidad de concebir políticas públicas de protección sanitaria para esta
población. "Ésta era una vieja lucha", indicó. <BR><BR>El presupuesto para la
salud indígena también evolucionó. A fines de los años 90 sumaba cerca de 50
millones de reales (30 millones de dólares), mientras el actual volumen de
recursos alcanza a 300 millones de reales (170 millones de dólares).
<BR><BR>Pero los últimos ocho años se caracterizaron por una violencia creciente
contra las etnias nativas, indica el CIMI. Entre 2003 y 2010 se denunciaron 437
asesinatos. <BR><BR>El año más sangriento fue 2007, con 92 indígenas asesinados.
En el primer mandato de Lula (2003-2007) se registró un promedio anual de casi
45 muertes. <BR><BR>En el segundo período del mandatario, concluido el 1 de
enero de 2011, los años 2008 y 2009 fueron los peores, con 60 asesinatos cada
uno. Según datos preliminares de 2010, al menos 45 indígenas habrían sido
muertos por conflictos territoriales. <BR><BR>"Lula no saneó el problema. La
omisión del gobierno federal fue grave", dijo Liebgott. Esa administración
"priorizó la alianza con sectores productivos, como el agronegocio, y con los
grandes grupos económicos. Y en relación a los segmentos sociales, Lula priorizó
sofocar el conflicto para apaciguar los ánimos", criticó. <BR><BR>Pero Braga
relativizó estos datos. Hubo más conflictos territoriales porque los nativos
retomaron la afirmación de su identidad, argumentó. <BR><BR>"Los pueblos
indígenas reasumieron su memoria colectiva. Es ahí cuando empezaron los
conflictos, porque se elevó el número de luchas por las tierras", dijo. Se
trata, indicó el antropólogo, de un regreso a las raíces. "Donde hay conflicto,
hay violencia". <BR><BR>Pero si Lula hubiera agilizado la regularización agraria
y organizado una agenda de políticas, habría muerto menos gente, criticó. "Falta
una visión sistémica de políticas públicas más integradas", resaltó.
<BR><BR>Brasil, un país de más de 190 millones de habitantes, tiene cerca de
736.000 indígenas en 242 etnias.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>