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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>5 de febrero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Egipto<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Un comité para
la transición<BR></FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>Robert Fisk<BR>The Independent,
Gran Bretaña</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Página/12, Buenos Aires,
5-2-11</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Celita
Doyhambéhère</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR><BR>La plaza amaneció con más
militares y cercos de alambre de púas, para que no hubiera violencia. La
oposición votó –por Twitter– una lista de nombres públicos que podrían abrir el
diálogo con el vicepresidente Suleiman.<BR><BR>Encerrados en un nuevo cordón de
tropas con cascos antimotines y rollos de alambre de púa –la protección que
Washington había exigido para los manifestantes de la plaza Tahrir–, las decenas
de miles de jóvenes egipcios que pedían ayer el derrocamiento de Hosni Mubarak
dieron el primer paso político para crear una nueva nación que reemplace el
gobierno corrupto que los comandó durante 30 años.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR>Sentados en el sucio pavimento,
en medio de la basura y las piedras rotas después de una semana de lucha en la
calle, hicieron una lista de 25 personalidades políticas para que negocien un
nuevo liderazgo político y una nueva Constitución para reemplazar el régimen de
Mubarak que se desmorona.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Incluyen a Amr Musa, secretario general de la Liga Arabe
y un egipcio confiable; el ganador del Premio Nobel Ahmed Zuwaik, un
egipcio-estadounidense que asesoró al presidente Barack Obama; Mohamed Selin
al-Awa, profesor y autor de estudios islámicos cercano a los Hermandad
Musulmana; y el presidente del partido Wafd, Said al-Badawi. Otros nominados
para el comité, que debía reunirse con el vicepresidente Omar Suleiman en 24
horas, son Nagib Suez, un importante empresario de El Cairo (involucrado en los
mismos sistemas de celulares cerrados por Mubarak la semana pasada); Nabil
al-Arabi, un delegado egipcio a la ONU; y hasta el cardiocirujano Magdi Yacoub,
que vive ahora en El Cairo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La selección –y los “electores” del comité provisional de
los manifestantes de la plaza Tahrir y de Facebook y Twitter– no fue confirmada,
pero marca el primer intento serio de volcar las masivas protestas callejeras de
los últimos siete días en una maquinaria política que prevé un futuro más allá
del derrocamiento del muy odiado presidente. Las primeras tareas del comité
serían redactar una nueva Constitución egipcia y un sistema electoral que evite
la trampa de la presidencia de por vida que las elecciones fraudulentas de
Mubarak crearon. En cambio, los presidentes egipcios estarían limitados a dos
períodos consecutivos en el poder, y el período presidencial sería reducido de
seis a cuatro años.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero nadie involucrado en esta iniciativa tiene ninguna
duda sobre el sombrío futuro que les espera si su valiente incursión en la
política práctica fracasa. Hubo más bajas en la plaza Tahrir durante la noche
–un ingeniero, un abogado y un hombre joven murieron– y la policía de civil fue
descubierta nuevamente en la plaza. Hubo más batallas menores de lanzamiento de
piedras durante el día, a pesar de la aumentada presencia militar, y la mayoría
de los manifestantes temen que si abandonan la plaza serán arrestados
inmediatamente, junto con sus familias, por el cruel aparato de seguridad
estatal de Mubarak.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ya hay sombríos informes de manifestantes que osaron
regresar a sus hogares y desaparecieron. El escritor Mahamed Fadel Fahmy, que
está involucrado en las discusiones del comité, teme por su vida. “Estamos
seguros mientras tengamos la plaza”, me dijo ayer, instándome a publicar su
nombre como un símbolo de la libertad que exige. “Si perdemos la plaza, Mubarak
arrestará a todos los grupos de oposición y habrá un Estado policial como nunca
antes. Es por eso que luchamos por nuestras vidas.” La policía de seguridad
estatal tiene ahora largas listas con los nombres de los manifestantes que
dieron entrevistas por televisión o fueron citados en los diarios, en Facebook y
Twitter.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los manifestantes identificaron crecientes divisiones
entre el ejército egipcio y los matones del Ministerio del Interior, cuyos
guardias intercambiaron disparos con soldados hace tres días mientras seguían
ocupando el edificio en cuyo sótano las cámaras de tortura permanecieron
indemnes a pesar de la lucha en la calle. Estas eran los mismos cuartos del
horror a las que eran enviados los prisioneros “transferidos” por Estados Unidos
para un tratamiento “especial” a manos de los más sádicos torturadores de
Mubarak, otro favor que une al régimen egipcio a los Estados Unidos como un
aliado “confiable”.<BR>Otro joven involucrado en las selecciones para el comité
admitió que no confiaba en Omar Suleiman, el ex jefe de los espías y negociador
entre Israel y Palestina a quien Mubarak nombró esta semana como vicepresidente.
Suleiman es, de paso, quien estuvo echándole la culpa por la crisis a la prensa
extranjera, una forma tan despiadada como deshonesta de ejercer sus primeros
días en el poder. Sin embargo, se mostró más hábil con los manifestantes en la
plaza Tahrir, al brindarles protección del ejército.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ayer a la mañana, ante el asombro de todos los que
estábamos parados sobre el lado occidental de la plaza, un convoy de cuatro por
cuatro con las ventanillas polarizadas emergió de pronto de los jardines del
vecino Museo Egipcio, deteniéndose frente a nosotros y rodeado inmediatamente
por una guardia pretoriana de enormes soldados con boinas rojas (eran guardias
de seguridad realmente gigantescos, con rifles con mira telescópica). Luego, del
vehículo del medio surgió la diminuta figura con lentes del mariscal de campo
Mohamed Hussein Tantawi, jefe de Estado Mayor del ejército egipcio y amigo de
toda la vida de Mubarak, con un kepi verde militar y la insignia de las espadas
cruzadas de general en los hombros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Era una visita que cortaba la respiración, saludando
brevemente a los manifestantes que se acercaban al cordón militar para ver esta
extraordinaria llegada. La multitud gritaba. “El ejército egipcio es nuestro
ejército”, cantaban al unísono. “Pero Mubarak no es nuestro.” Era un mensaje
para que Tantawi lo llevara de vuelta a su amigo Mubarak, pero su visita era en
sí misma un poderoso símbolo político. No importa cuánto pueda despotricar
Mubarak contra las “manos extranjeras” detrás de las exigencias para derrocarlo,
y cuántas mentiras Suleiman pueda decir sobre los periodistas extranjeros,
Tantawi mostraba que la misión del ejército era en serio proteger a los
manifestantes. La reciente declaración militar de que nunca dispararía sobre
aquellos que querían destronar a Mubarak, ya que sus quejas eran “legítimas”,
fue autorizada por Tantawi. De ahí la fe de los manifestantes –ingenua y
peligrosa– en la integridad de las fuerzas armadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ausentes de la lista de las figuras propuestas para el
comité están Mohamed El Baradei, el ex inspector de armas de la ONU y Premio
Nobel, y los miembros de la Hermandad Musulmana, el fantasma “islamista” que
Mubarak y los israelíes siempre colgaban frente a los estadounidenses para
persuadirlos de que mantuvieran a Mubarak en el poder. La insistencia de los
hermanos musulmanes en no unirse a las conversaciones hasta la partida de
Mubarak –y su apoyo a El Baradei, cuyas débiles ambiciones presidenciales (del
tipo “transicional”) no lo congraciaron con los manifestantes–, efectivamente
los excluyen. Suleiman, maliciosamente, invitó a los hermanos a reunirse con él,
sabiendo que no lo harían hasta que Mubarak se fuera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la presencia de al-Awa en el comité y la del
intelectual islamista Ahmed Kamel Abu Magd, asegurará que sus opiniones estén
incluidas en cualquier discusión con Suleiman. Esas conversaciones también
deberían cubrir los derechos constitucionales y civiles, y una cláusula especial
que le permita a Suleiman gobernar Egipto temporariamente porque “el presidente
es incapaz de realizar sus deberes”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Mubarak se le permitiría vivir privadamente en Egipto
siempre que no tome parte –pública o secretamente– en la vida política del país.
Es considerado un feroz gobernante que no dudará en decapitar a la oposición si
se mantuviera en el poder.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Es uno de la vieja escuela, como Sadam y Arafat, que en
los dos últimos días mostró su verdadero rostro”, dijo ayer otro partidario del
comité. “Es el hombre detrás de los ataques sobre nosotros y de las muertes por
disparos.” Mohamed Fahmy sabe lo que esto significa. Su propio padre estuvo
exiliado durante siete años, después de proponer protestas idénticas para
sacarse de encima el poder de Mubarak.
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>