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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>5 de febrero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Otro Davos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Basilea, Suiza, 21-22-23 de enero
2011</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Ponencia</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La nueva fase de la crisis
capitalista<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Hacia un
regulación caótica<BR></DIV></FONT></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Michel Husson
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Josu Egireun
<BR><BR></STRONG><BR>La nueva hoja de ruta de la crisis en Europa está bastante
clara: se trata de hacer pagar la factura de la crisis a las y los asalariados.
Con el objetivo de arrojar un poco de luz sobre la coyuntura actual, vamos a
abordar, en primer lugar, la trayectoria de la crisis estos últimos años, para
después caracterizar los dilemas planteados en la fase actual y, finalmente,
plantear los retos estratégicos de este nuevo periodo. <BR><BR><STRONG>1. La
crisis del capitalismo neoliberal</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><BR></STRONG>Para comprender
bien los resortes de la crisis actual es necesario tomar un poco de perspectiva.
El punto de partida es la crisis de los 70 que puso fin a los “treinta
gloriosos”. Como las políticas habituales no eran capaces de hacer funcionar el
sistema, se opera el gran giro neoliberal de principios de los 80. Así pues,
desde hace 30 años (¿los “treinta penosos”?) vivimos bajo un régimen de
capitalismo neoliberal que se caracteriza por tres elementos
determinantes:</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>1. Reducción de la masa salarial e incremento de la tasa
de beneficio</DIV>
<DIV align=justify><BR>2. Dinámica divergente (en tijera) entre los beneficios y
las inversiones</DIV>
<DIV align=justify><BR>3. Incremento de los dividendos</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ello, antes de la crisis, la imagen de la economía
capitalista es la de una enorme masa de “capitales libres” alimentada por la
compresión de los salarios y los desequilibrios internacionales. Gracias a la
desregulación financiera, estos capitales circulan sin trabas en busca de una
hiper-rentabilidad, que las condiciones concretas de producción de plusvalía no
puede garantizar más que virtualmente. Así pues, resulta lógico que esta fuga
hacia delante se desarrolle en la esfera financiera sin que ello conlleve que la
crisis sea estrictamente financiera. Plantear que la crisis es fruto de la
desregulación financiera supone ignorar sus causas profundas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La crisis actual debe entenderse como la crisis del
modelo neoliberal que hemos descrito antes; un esquema puesto en pie para dar
solución a la crisis anterior. Siendo coherente, este modelo, cuyos elementos
constituían todo un sistema, era al mismo tiempo un modelo que generaba
desigualdades, frágil y desequilibrado. Pero, a los ojos de las clases
dominantes, tenía la ventaja de permitirles acaparar una parte creciente de las
riquezas producidas. Actualmente, lo más importante es que este modelo ya no
puede funcionar como hasta ahora y que los capitalistas no tienen solución de
recambio. Entramos en un período dominado totalmente por esta contradicción:
todo lo que se hace tiene por objetivo volver al business as usual, pero eso ya
no es posible. <BR><BR><STRONG>2. La crisis : fase 3. Hacia un regulación
caótica</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No se trata de predecir la vía concreta que vaya a
adoptar el capitalismo los próximos años, sino presentar el conjunto de
contradicciones a las que va a estar confrontado. Las vamos a resumir bajo la
forma de cuatro “dilemas” que configuran la “regulación caótica” que corresponde
al movimiento del capitalismo entre dos imposibilidades: imposibilidad (y
rechazo) de volver al capitalismo relativamente regulado de los “treinta
gloriosos” por un lado; e imposibilidad de restablecer las condiciones de
funcionamiento del modelo neoliberal, porque este modelo se basaba en una fuga
hacia delante agotada. Este callejón sin salida se resume, una vez más, así: el
capitalismo quiere volver al funcionamiento anterior a la crisis, pero eso
resulta imposible.<BR><BR>Dilema del reparto: ¿restablecimiento de la
rentabilidad o empleo? La crisis interrumpió de forma brutal la tendencia al
alza de los beneficios. Esta degradación se explica, en gran parte, por la
evolución de la productividad del trabajo que ha bajado fuertemente debido a que
las plantillas sólo se han ajustado parcialmente a la caída de la producción.
Ahora, bajo el fuego de la competencia, las empresas quieren lograr el
restablecimiento de sus beneficios: mediante el ajuste o congelación de las
plantillas e, incluso, mediante la reducción de los salarios. <BR>Al mismo
tiempo, dispositivos como el desempleo parcial se van a agotar poco a poco, al
igual que las ayudas para relanzar la producción tipo planes renove. Por otra
parte, una de las preocupaciones de los organismos internacionales es poner fin
a las medidas de urgencia que se aprobaron al inicio de la crisis. Así pues,
este ajuste de empleo y de salario va a desencadenar un nuevo giro recesivo
debida a la contracción de las rentas familiares. <BR><BR>Dilema de la
globalización: ¿reabsorción de los desequilibrios o crecimiento mundial? Uno de
los principales motores de la economía mundial antes de la crisis fue el
sobreconsumo de los hogares en los Estados Unidos. Es bastante difícil
reconducir esta situación. La “definanciarización” emprendida con el reciente
aumento de la tasa de ahorro conduce a una nueva contradicción, porque la
reducción del consumo significa, también, una dinámica económica más débil. La
opción adoptada es la de reorientar la economía americana hacia la exportación,
pero esta opción supone que exista una mejora de la competitividad de las
exportaciones USA que no se puede alcanzar mas que a través de una devaluación
del dólar. Más recientemente se tomó la decisión de inyectar dinero masivamente
(quantitative easing). Ahora bien, esta orientación no puede sino incrementar
los desequilibrios de la economía mundial. Si logra imponerse la devaluación del
dólar, ésta va a tener efecto sobre el ya débil crecimiento en Europa. Y si se
combina con la creación monetaria impondrá una reevaluación de las monedas de
los países emergentes, fraccionando aún más la economía mundial.<BR><BR>Dilema
presupuestario: ¿reabsorción de déficits o gastos sociales? La crisis y los
planes de relanzamiento han conducido a un incremento considerable de los
déficits que, los gobiernos europeos sobre todo, han decidido reabsorber sin
adoptar ninguna medida para estar al abrigo de la ofensiva de los mercados
financieros. Es lo que anunció Trichet en 2009: “el proceso de ajuste
estructural deberá comenzar, como muy tarde, durante la recuperación de la
actividad económica”. En 2011, habrá que intensificar los esfuerzos. Pero, esta
opción supone condenar Europa a un débil crecimiento y a la regresión social.
<BR><BR>Dilema europeo: ¿coordinación o cada cual a lo suyo? Europa está en vías
de implosionar como entidad económica. Su fraccionamiento comenzó bastante antes
de la crisis, pero ahora ha pasado el umbral debido a que los distintos países
de la UE sufren de la crisis de forma desigual en función del peso relativo de
la finanza, del sector inmobiliario o del automóvil en su economía y de su
inserción en el mercado mundial. Ahora bien, en la agenda europea no está al
orden del día impulsar un verdadera política económica coordinada; mucho menos
cuando la UE se ha privado voluntariamente de las instituciones que podrían
llevarla a cabo: no existe presupuesto común, no hay una política de cambio y
tampoco existe una coordinación fiscal. La Europa de la “competencia libre y no
falseada” está, por lo tanto, condenada a que cada cual vaya a lo suyo y
asistimos a una verdadera debacle del actual modelo de construcción
europeo.<BR><BR><STRONG>3. Algunas implicaciones estratégicas </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Tras haber traducido la deuda privada en pública, el
objetivo actual es hacérsela pagar a los trabajadores y trabajadoras. Esta
terapia de choque se materializa a través de planes de austeridad que siguen un
mismo modelo: reducción de los gastos socialmente útiles y aumento de los
impuestos más injustos. Frente a esta violencia social, no hay otra alternativa
que hacer pagar los costes del rescate del sistema a los accionistas y a los
acreedores. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Porque ahora mismo, lo que está tocando pagar a las
trabajadoras y trabajadores europeos es, también, la debacle del proyecto de
construcción europea. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde el punto de vista de la clase trabajadora, las
tareas inmediatas son claras: es necesario hacer frente a los planes de
austeridad y rechazar el pago de la deuda soberana, que no es otra cosa que la
deuda de la crisis. El proyecto alternativo sobre el que se puede desplegar esta
resistencia social es el de la exigencia de otro reparto de la riqueza. Una
exigencia coherente con el análisis de la crisis. En efecto, es la compresión
salarial o, dicho de otro modo, la apropiación de una parte creciente del
plusvalor por el capital financiero lo que ha conducido a la enorme acumulación
de deudas que ha provocado la crisis. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta alternativa pasa, sobre todo, por una verdadera
reforma fiscal que ponga fin a los beneficios fiscales que se vienen otorgando
desde hace años a las empresas y a las fortunas. Implica, también, de una u otra
manera, la anulación de la deuda pública. La incompatibilidad entre la deuda y
los intereses sociales de la mayoría de la población es total. No puede haber
una salida progresista a la crisis sin poner en cuestión esta deuda, sea
suspendiéndola o reestructurándola. Además, probablemente, algunos países van a
tener que suspenderla, lo que le da una importancia mayor al anticiparse a esta
situación y plantear cómo debe ser gestionada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Permitiría la salida del euro aflojar la presión? Esta
idea se enfrenta a un primer problema: el hecho de que Gran Bretaña no forme
parte de la eurozona no la ha preservado de la austeridad. Por otra parte, es
bastante fácil de comprender por qué la extrema derecha nacionalista, como el
Frente Nacional en Francia, exige la salida del euro. En sentido contrario,
resulta más difícil ver cuáles podrían ser los beneficios de esta exigencia
desde un punto de vista de izquierda radical. Si un gobierno liberal estuviera
obligado a tomar un medida semejante bajo la presión de los acontecimientos, es
claro que lo haría como pretexto para una austeridad aún más dura de la que
conocemos hoy y que esto no posibilitaría en absoluto, más bien lo contrario,
mejorar la relación de fuerzas de los trabajadores y trabajadoras. Esta es la
lección que se puede extraer de experiencias pasadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por el contrario, para un gobierno de izquierdas, salir
del euro supondría un verdadero error estratégico. La devaluación de la moneda,
que es el objetivo que se persigue, abriría inmediatamente una brecha que sería
aprovechada por los mercados financieros para desencadenar una ofensiva
especulativa sobre ella; lo que conduciría una espiral de
deflación-inflación-austeridad. La devaluación, además, aumentaría bruscamente
el montante de la deuda, hasta ese momento establecida en euros o dólares. Por
otra parte, todo gobierno de izquierdas que desee de verdad adoptar medidas a
favor de las y los trabajadores estaría confrontado a fuertes presiones del
capitalismo internacional, por lo que ante este prueba de fuerza y desde un
punto de vista táctico, valdría más utilizar de forma conflictiva la pertenencia
a la zona euro.<BR><BR>¿Qué hacer en esta coyuntura extremamente difícil? Más
que señalar las diferencias, ciertamente reales, entre la situación de los
diferentes países, el reto está en construir una orientación internacionalista
sobre la crisis en Europa. El único medio de oponerse verdaderamente al ascenso
de la extrema derecha es proponer objetivos diferentes a las “cabezas de turco”
habituales. Es, también, el medio para afirmar una verdadera solidaridad
internacional con los pueblos más debilitados por la crisis, exigiendo que sus
deudas sean compartidas a nivel europeo. Es necesario oponer un proyecto europeo
alternativo al proyecto burgués que lleva a todo los países a una regresión
social. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La tarea es difícil, al igual que el período de la crisis
que la ha abierto, pero la izquierda radical no debe encerrarse entre la opción
imposible de una aventura arriesgada -la salida del euro- y una armonización
utópica; debe trabajar en torno a objetivo intermedios que pongan en cuestión
las instituciones europeas actuales. Objetivos tales como: <BR><BR>• Que los
Estados de la Unión pueden pedir préstamos directamente al Banco Central Europeo
(BCE) a tasas de interés bajas y que la banca privada esté obligada a cargar con
una parte de la deuda pública.<BR></DIV>
<DIV align=justify>• Poner en pie un mecanismo para la suspensión de la deuda
que permita anular la deuda pública en proporción a los beneficios fiscales
otorgados a las fortunas y el dinero otorgado para el reflotamiento de los
bancos.<BR></DIV>
<DIV align=justify>• Que el saneamiento presupuestario pase por una reforma de
la fiscalidad orientada a tasar, de forma armonizada a nivel europeo, el
movimiento de capitales y las transacciones financieras, los dividendos y otras
rentas del capital, las grandes fortunas y los grandes salarios.<BR><BR>Como
seguramente sería absurdo esperar una ruptura simultánea y coordinada en todos
los países europeos, la única hipótesis concebible debe tomar como punto de
partida una experiencia de ruptura en un solo país. El gobierno en cuestión
deberá adoptar medidas como la instauración de un impuesto sobre el capital
pero, al mismo tiempo, deberá adoptar medidas de represalia contra actividades
de las que va a ser víctima, con la instauración de un control sobre los
capitales. Adoptando este tipo de medidas, entraría en conflicto abierto con las
reglas de juego europeas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Su principal punto de apoyo está en el carácter solidario
de las medidas adoptadas. Esto constituye una enorme diferencia con el
proteccionismo clásico, que trata siempre de mejorar la situación del propio
país por medio de obtener mayor cuota de mercado frente a otros. Las medidas
progresistas, por el contrario, son más eficaces en la medida que se generalizan
a un número mayor de países. Por lo tanto, sería preciso plantear la necesidad
de una estrategia de extensión de estas medidas basada en el siguiente criterio:
afirmamos nuestra voluntad de tasar el capital y adoptamos medidas de protección
adecuadas, a la espera de que éstas, tal como las proponemos, se extiendan al
conjunto de Europa. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>* Nota de Correspondencia de Prensa:</STRONG>
economista crítico, mienbro del Consejo Científico de ATTAC (Francia) y autor de
numerosas obras, su último libro es "Un pur capitalisme", Cahiers libres,
Editions Page deux, Lausana, 2008. Husson en internet: <A
href="http://hussonet.free.fr/@bibi.htm">http://hussonet.free.fr/@bibi.htm</A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR> </DIV></FONT></BODY></HTML>