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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>9 de febrero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Egipto<BR><BR>Nada está totalmente
decidido<BR></FONT><BR><BR>Alain Gresh<BR>Le Monde Diplomatique</STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><B><A
href="http://blog.mondediplo.net/">http://blog.mondediplo.net/</A></B></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG>Traducción de Susana Merino<BR>Rebelión<BR></STRONG><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>La cadena satelital Al-Arabiya, competidora de
Al-Jazira y afin a Arabia Saudí, publica una noticia asombrosa: el ex ministro
del Interior, el responsable durante años de las detenciones y la tortura en
Egipto, Habib Al-Adly, es sospechoso de hallarse implicado en el atentado del 31
de diciembre pasado contra la Iglesia en Alejandria (« Probe starts on Adly’s
reported role in Alex church attrack. Ex-minister suspected behind Alex church
bombing », 7 de febrero). </DIV>
<DIV align=justify><BR>«Según fuentes diplomáticas británicas, el ex ministro
del Interior creó hace seis años una organización dirigida por 22 oficiales que
utilizaba a antiguos islamistas radicales, traficantes de drogas y agencias de
seguridad para, llegado el caso de que el régimen se viera en dificultades,
llevar a cabo actos de sabotaje en todo el país”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es preciso agregar, con relación a los coptos, que el
poder quería atizar las divisiones entre musulmanes y cristianos para poder
erigirse en garantía de estabilidad. Por otra parte desde el comienzo de los
acontecimientos y cuando la policía desapareció de las calles no volvió a
producirse ningún atentado contra los lugares cristianos de culto. En muchos
casos los sacerdotes e imanes rezaron juntos protegidos por los jóvenes. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, el domingo pasado el vicepresidente Omar
Suleiman, el hombre de los servicios secretos, mantuvo una reunión con la
oposición (incluidos y esto es histórico, los Hermanos Musulmanes). El objetivo
del poder es ante todo dividir a la oposición y eludir la exigencia central de
los manifestantes: la inmediata salida del presidente Mubarak.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ciertamente Mubarak eligió un vicepresidente y anunció
que no se presentará a las elecciones presidenciales de septiembre; nombró un
nuevo gobierno y algunos de los elementos más comprometidos y más corruptos
(como el ex ministro del Interior) han sido arrestados; los dirigentes del
Partido Nacional Democrático, el partido casi único han renunciado y han sido
reemplazados. Y se sienten los crujidos del sistema, reflejados en la prensa
oficial como Al-Ahram (así la primera plana del diario, hasta ahora reservada a
las actividades del presidente, el 8 de febrero habla de las organizaciones que
comenzaron a manifestarse el 25 de enero y que están tratando de crear una
agrupación política)</DIV>
<DIV align=justify><BR>La liberación de Wael Ghonim, jefe de márketing de Google
en Medio Oriente y en el norte de África y uno de los instigadores de las
manifestaciones del 25 de enero, confirma las dilaciones del poder (Issandr El
Amrani, « Wael Ghonim relaunches the revolution », The Arabist, 8 de
febrero).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero en lo esencial, si bien algo quebrado, el régimen
policial permanece. La desaparición de las fuerzas policiales no debe ilusionar.
El testimonio de un periodista del New Yotk Times sobre su arresto y sobre lo
que ha visto en las cárceles secretas (centenares de prisioneros políticos,
gente golpeada y torturada, etc.) lo demuestra (Souad Mekhennet et Nicholas
Kulish, « 2 Detained Reporters Saw Police’s Methods », 6 de febrero).</DIV>
<DIV align=justify><BR>En segundo lugar el ejército. Sus altos mandos están
profundamente unidos a Mubarak, él mismo militar (desde 1952 el poder está
controlado por el ejército), que constituye, preciso es no olvidarlo, también
una fuerza económica que dirige no sólo la industria militar sino también otras
industrias civiles. Allí una parte de sus miembros, especialmente los oficiales
superiores, tienen asegurados sustanciosos ingresos. Ha rechazado participar en
la represión pero tampoco está del lado de los manifestantes. Está buscando como
Mubarak acabar con el movimiento y asegurar una transición “tranquila” que
equivale a mantener el mismo régimen sin Mubarak. El ejército se halla sin duda
dividido (y se resiste también a intervenir para no profundizar la división), no
está al margen de las corrientes que irrigan la sociedad egipcia, pero por el
momento ha logrado mantenerse unido y preservar su estabilidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta situación abierta, dado que la victoria de las
fuerzas democráticas está lejos de hallarse asegurada, muchos intelectuales y
políticos franceses y extranjeros se preocupan por las amenazas que se cernirían
sobre el porvenir de Egipto y no sobre la continuidad de la dictadura (lire
Pascal Boniface, lea: « Adler, BHL et Finkielkraut anxieux face à la perspective
d’une Egypte démocratique », 7 de febrero). Para los que raramente protestaron
por la represión en Egipto o en Túnez (millones de personas arrestadas,
torturadas, condenadas) y que mantienen silencio con relación a Marruecos, el
peligro no está en la continuidad del régimen, sino en los Hermanos
Musulmanes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este modo de decidir por otros pueblos es característico
de una visión colonial, de una visión de superpotencia. Nadie se sorprende
cuando el presidente Obama afirma que es necesario que se vaya Mubarak, ¡que se
vaya ya! (now!) Nadie se asombra de que después de apoyar al dictador durante
decenios, los países occidentales digan que ha llegado el momento de cambiar.
Por otra parte resulta paradójico que Mubarak utilice esas injerencias para
acusar a la oposición de pro estadounidense y hasta pro israelí.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Intentemos una comparación osada. Imaginemos que luego de
las elecciones presidenciales estadounidenses del año 2000, cuyos resultados
fueron dudosos y la victoria de George W. Bush problemática, un dirigente chino,
ruso o egipcio, hubiera ido a los EE.UU. a explicarle al Senado lo que habría
que hacer.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras tanto las manifestaciones se mantienen en Egipto
y la oposición espera reunir aún un millón de personas. Siempre con la misma
reivindicación: la salida inmediata de Mubarak…
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>