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<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>10 de febrero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Otro Davos</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Basilea, Suiza, 21-22-23 de enero
2011</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Ponencia</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Brasil en la era (pos)
Lula</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Sindicalismo de clase versus
sindicalismo negociador de Estado<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Ricardo Antunes [1]<BR>Traducción de Ernesto Herrera
– Correspondencia de Prensa<BR> <BR></DIV></STRONG>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>¿En el contexto de una monumental reorganización del capital
- económica, social, política, ideológica y valorativa -, cómo el sindicalismo
de clase viene esbozando sus respuestas? </DIV>
<DIV align=justify><BR>¿En el caso de Brasil, donde en la década de 1980 afloró
un nuevo sindicalismo con claro perfil de clase, qué cambios viene sufriendo a
lo largo de ese período de desertificación neoliberal? ¿Qué pasó en la última
década en el escenario sindical? ¿Cuáles son las experiencias y las
posibilidades de un sindicalismo de clase después de ocho años de gobierno
social-liberal de Lula?</DIV>
<DIV align=justify><BR>El más destacado líder sindical del llamado nuevo
sindicalismo se convirtió en un nuevo instrumento de las clases dominantes, una
variante de semi-bonapartismo, donde el control y la cooptación del llamado
sindicalismo combativo (y en particular de la cúpula sindical) era decisivo.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Vale recordar que el gobierno Lula, en el inicio del
segundo mandato, realizó una alteración política importante, trasladando su base
social de sustentación hacia las camadas más pauperizadas, que viven al margen
de la organización de clase: después de un completo fracaso del programa social
Hambre Cero, Lula amplió la Bolsa-Familia, política focalizada y asistencialista
(aunque de gran amplitud), una vez que alcanza aproximadamente a 13 millones de
familias pobres (cerca de 50 millones de personas con ingreso salarial bajo) y
que por eso reciben como promedio el equivalente a 50 dólares mensuales). </DIV>
<DIV align=justify><BR>De ese modo, el gobierno Lula, como un Bonaparte,
articuló las dos puntas de la barbarie brasilera: su gobierno remuneró como
ningún otro a las diversas fracciones burguesas y, en el extremo opuesto de la
pirámide social, donde encontramos los sectores más desorganizados y
empobrecidos de la población brasilera que dependen de las donaciones del Estado
para sobrevivir, ofrece una política asistencial sin tocar siquiera mínimamente
ninguno de los pilares estructurales de la tragedia brasilera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Distanciado de su origen obrero, sometido al nuevo ethos
de “clase media”, colgado de los grados más altos de la escala social, todo eso,
fue convirtiendo a Lula en una variante de “hombre doble”, ejemplo de aquellos
que “vienen de abajo”, pero que triunfaron en el orden capitalista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su gobierno demostró una enorme competencia en dividir a
los trabajadores privados en relación a los trabajadores públicos. Su gobierno
imaginó posible “humanizar” el capitalismo, combinando una práctica de
privatización de los fondos públicos que atiende tanto a los intereses del
sindicalismo de negocios (interesado en los fondos de pensión), como al sistema
financiero que efectivamente domina la política económica de su gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el campo sindical, el llamado sindicalismo combativo
fue sólidamente cooptado por el gobierno Lula.[2] Recientemente, en 2008, el
gobierno Lula tomó un decisión que inclusive acentúa el control estatal de los
sindicatos - viejo trazo del sindicalismo brasilero - al determinar que
las centrales sindicales pasaran a recibir el Impuesto Sindical, creado en la
era Vargas al final de los años 1930. En la reciente medida aprobada por el
gobierno, al mismo tiempo en que las centrales fueron legalizadas (lo que es
positivo), ellas pasaron a tener el derecho de recoger el Impuesto Sindical.[3]
Y vale recordar, que la CUT surgió ella misma, como opositora a este
impuesto.[4] La Fuerza Sindical, por otro lado, visto que nació como una mezcla
de neopeleguismo e influencia neoliberal, siempre fue favorable al Impuesto
Sindical. Hoy, ambas tienen propuestas y acciones frecuentemente muy
semejantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin mencionar el hecho que, durante el gobierno Lula (y
ahora Dilma), hay centenas de ex sindicalistas que reciben altos salarios y
comisiones por participar de los directorios de empresas estatales, de ex
estatales (privatizadas), en directorios de fondos de pensión, además de
innumerables cargos ministeriales y comisiones creadas por el gobierno,
aumentando la dependencia, el maridaje y la cooptación de ex líderes sindicales
que se encuentran dentro del aparato de Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por eso los gobiernos Lula/Dilma, cuentan con el apoyo de
una fuerte parcela de la burocracia sindical que entrelazó al Estado, en la
dependencia de los dineros públicos y, de ese modo, garantiza el apoyo de las
cúpulas sindicales al gobierno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La CUT y la Fuerza Sindical, enemigas en el pasado,
conviven hoy en los mismo ministerios del gobierno y viven decisivamente en la
dependencia de los presupuestos públicos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El nuevo sindicalismo brasilero de los años 1970-1980,
que nació fuera de los marcos de la socialdemocracia sindical, poco a poco se
tornaba en una especie de copia tardía de aquella tendencia sindical. Comenzaba,
entonces, a desmoronarse el nuevo sindicalismo que ahora parecía envejecer
precozmente. La política de los “convenios”, “apoyos financieros”,
“asociaciones” con la socialdemocracia sindical, especialmente europea, llevada
a cabo por más de dos décadas de forma intensa acabó, poco a poco, en este
cuadro de cambios profundos, contaminando fuertemente al sindicalismo de clase
en Brasil que, desprovisto de un perfil político e ideológico de clase, se fue
socialdemocratizando, en un contexto, vale recordar, de neoliberalización de la
propia socialdemocracia sindical.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este proceso terminó por metamorfear a la CUT, nacida con
una propuesta independiente y con claros contornos clasistas, en una Central
sindical cada vez más burocratizada, institucionalizada, negociadora,
subordinada al Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además de la CUT, tenemos en el campo de
centro-izquierda, a la Fuerza Sindical, que combina elementos de neoliberalismo
con el viejo sindicalismo “pelego”[5] que se “modernizó”, además de varias
pequeñas centrales como la GGTB, la UGT, la Nueva Central. Con la creciente
aproximación entre la CUT y la Fuerza Sindical, se originó en Brasil una curiosa
variante de sindicalismo negociador de Estado que ejercita la política de
concertación con las empresas y se hace de las partidas estatales para
garantizar su dominio y cooptación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el campo de la izquierda sindical tradicional, aunque
asumiendo una posición de apoyo al gobierno Lula, tenemos a la recién formada
CTB, que se originó en la Corriente Sindical Clasista vinculada al Partido
Comunista de Brasil (partido que en su pasado estuvo ligado a China e
influenciado por el maoísmo), que se desafilió de la CUT en 2007 para así
recibir también el Impuesto Sindical.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como se puede ver, son innumerables los desafíos que se
presentan para que pueda ocurrir nuevamente una reorganización del sindicalismo
de base y de clase en Brasil, después de la derrota de la CUT y de lo que se
denominó nuevo sindicalismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La creciente individualización de las relaciones de
trabajo, la tendencia de las empresas a buscar quebrar el espíritu de
solidaridad y conciencia de clase y desorganizar todavía más a los trabajadores
dentro de las fábricas, son desafíos decisivos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Combatir la idea falsa de que los trabajadores no son más
obreros sino “colaboradores” - práctica recurrente de las empresas que pretenden
disimular la contradicción existente la totalidad del trabajo social y la
totalidad del capital, lo que vengo denominando como nueva morfología del
trabajo – es un imperativo fundamental en este proceso de reorganización
sindical.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Algunas experiencias y desafíos más recientes del
sindicalismo de clase </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En el campo de la izquierda sindical anticapitalista, hay
un esfuerzo por crear nuevos polos de organización, resistencia y confrontación,
aglutinando a los sectores claramente socialistas y anticapitalistas junto a la
Conlutas (Coordinación Nacional de Luchas) y a la Intersindical.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Conlutas fue creada recientemente como embrión de una
nueva central de trabajadores, rompiendo con la CUT y teniendo como principal
fuerza política de apoyo al PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores
Unificado), además de incorporar a algunos sectores del PSOL (Partido Socialismo
y Libertad) y a otros sectores independientes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Conlutas se propone organizar no sólo a los
sindicatos, sino también a los movimientos sociales extra-sindicales y creció en
importancia en el último período, avanzando en la oposición al gobierno Lula y
ahora al gobierno Dilma. Luchando contra pérdida de derechos y buscando
organizar un amplio espacio de fuerzas sociales del trabajo en un sentido
amplio, que hoy está fuera de las organizaciones existentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Intersindical es también oriunda de los sectores
críticos que rompieron con la CUT, cuenta con buena presencia de militantes
sindicales del PSOL, ex militantes del PT (Partido de los Trabajadores) y otros
sectores independientes de izquierda. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La Intersindical tiene un perfil más acentuadamente
sindical, volcándose a la reorganización del sindicalismo de clase. La
Intersindical se encuentra hoy dividida: una parte está a favor de la fusión con
la Conlutas, creando entonces una nueva central; y otra parte está en contra de
crear una nueva central, optando por una reorganización de base, de cierto modo
inspirado en la anterior experiencia de las oposiciones sindicales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ambas, Conlutas e Intersindical, cada una a su manera,
buscan ofrecer respuestas en oposición a la conversión de la CUT en una central
institucionalizada, verticalizada y dependiente del Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dos son emblemáticos. El Sindicato de los Metalúrgicos de
Sao Paulo de Sao José dos Campos (Conlutas), y el Sindicato de los Metalúrgicos
de Campinas (Intersindical). Ellos rechazan las políticas de concertación,
recusan la práctica nefasta del “banco de horas” (reparto del desempleo),
realizan huelgas importantes y rechazan los dineros públicos que subordinan los
sindicatos al Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La lucha contra la destrucción de derechos y la
precarización del trabajo son centrales en sus acciones cotidianas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Véase los ejemplos siguientes, que dan un trazo del nivel
de explotación del trabajo en Brasil. En la producción de caña de azúcar
(etanol) los años de vida de los trabajadores, en algunas regiones del norte del
país, es menor que en tiempos de la esclavitud, en el siglo XIX, lo que obliga a
los sindicatos rurales a luchar contra la degradación del trabajo semi-esclavo
en el campo. Un trabajador o una trabajadora puede cortar como promedio de 10
(Sao Paulo) a 18 (Maranhâo) toneladas de caña por día, dando millares de golpe
de machete, lo que destruye su cuerpo productivo. Hay innumerables casos de
trabajo esclavo en haciendas y en el agro-negocios que tanto encantan a Lula.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Inmigrantes bolivianos trabajan en el ramo de
confecciones en la industria textil en el centro de Sao Paulo. Tienen jornadas
que llegan a las 17 horas por día, completamente desprovistos de derechos.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son algunos ejemplos. Entonces, como organizar ese
conjunto ampliado, heterogéneo y disperso universo de los trabajadores y
trabajadoras. Es el mayor desafío. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Además de esto, es plenamente actual la lucha por la
autonomía, libertad e independencia sindical en relación a las nuevas formas de
dependencia del Estado bajo la era Lula.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro desafío central es buscar la creación de un polo
sindical, social y político por la base, que procure ofrecer al país un programa
de cambios anticapitalistas, combatiendo las causas reales e históricas que
mantienen la estructura social y política de la dominación burguesa en
Brasil.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es decisivo, por tanto, buscar un diseño de organización
sindical capaz de ampliar e intensificar las luchas sociales de los trabajadores
urbanos y rurales, que elimine la superexplotación del trabajo que particulariza
al capitalismo brasilero, incentivando, por el contrario, las formas de
producción volcadas a las necesidades vitales de la producción trabajadora,
hacia la producción de bienes socialmente útiles, ofreciendo respuestas
concretas a la tragedia que asola la vida cotidiana del ser social que trabaja
en Brasil.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Comprender el diseño heterogéneo y multifacético que
caracteriza la nueva morfología de la clase trabajadora se torna imprescindible,
con el objetivo de eliminar la fractura que separa a los trabajadores y
trabajadoras estables y precarios, hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
nacionales e inmigrantes, blancos y negros, calificados y descalificados,
empleados y desempleados, entre otras tantas diferenciaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si la clase trabajadora en el mundo contemporáneo es más
compleja y heterogénea de aquella existente durante el período de expansión del
fordismo, el rescate del sentido de pertenencia (Alain Bihr), contra las
incontables fracturas objetivas y subjetivas, impuestas por el capital, es uno
de los desafíos más urgentes. Eso, a nuestro entender, sólo es posible partiendo
de las cuestiones vitales que emergen en el espacio de la vida cotidiana:
trabajo, tiempo de trabajo y de vida; degradación ambiental, producción
destructiva, propiedad (incluyendo la intelectual), mercantilización de bienes
(agua, alimentos), son algunos temas por cierto vitales, que los sindicatos no
pueden dejar de considerar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Romper la barrera, impuesta por el capital, entre acción
sindical y acción parlamentaria, entre lucha económica y lucha política,
articulando y fundiendo las luchas sociales, extra-parlamentarias, autónomas,
que dan vida a las acciones de clase, se vuelve crucial. Como el capital ejerce
un dominio fundamentalmente extra-parlamentario (Istvan Mészaros), es un gran
error querer derrotarlo con acciones que se reduzcan o privilegien el ámbito de
la institucionalidad. Un sindicalismo de clase debe, por tanto, articular
íntimamente lucha social y lucha política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aquí, la experiencia del MST (Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra). Creado en 1984, el MST tiene como centro de su
accionar la organización de base de los trabajadores del campo. En su acción de
confrontación, el MST no prioriza la acción institucional o parlamentaria (que
es concebida como un desdoblamiento y no el centro de su lucha), sino que
sustenta su fuerza y vitalidad en la lucha social por la base, teniendo en las
ocupaciones y asentamientos su forma prioritaria de lucha.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su acción central parte de un elemento vital: la tierra y
su posesión como búsqueda de un nuevo modo de vida, con claros elementos
colectivos. La tierra significa trabajo, vida, alimentación, sociabilidad, etc.
El punto de partida es una cuestión vital.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque el MST tenga su origen en los trabajadores
rurales, ha venido incorporando crecientemente a trabajadores expulsados de las
ciudades, que retornan al campo desempleados, articulando experiencias
cotidianas oriundas del mundo del trabajo rural y urbano. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Con esta fuerza social, el MST es el más importante
movimiento social y político de Brasil, al practicar diariamente la fusión entre
lucha social y lucha política como eje central de sus acciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cito otro ejemplo latinoamericano. En Argentina, vimos el
florecimiento en el marco de la crisis de diciembre 2001, nuevas formas de
confrontación social, como la explosión del movimiento de los trabajadores
desempleados, los piqueteros que “cortan las rutas” para trabar la circulación
de mercaderías; o como expresión de la lucha de los trabajadores en torno a las
empresas “recuperadas”, ocupadas durante el período más crítico de la crisis
argentina, lo que sumó a dos centenas de empresas bajo el
control-dirección-autogestión de los trabajadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Fueron, ambas, respuestas importantes frente al desempleo
y que señalaban nuevas formas de luchas sociales y políticas del trabajo,
impulsadas por las masas de desempleados que se expandieron en aquel período,
aunque, en el caso de los piqueteros, el movimiento fue sufriendo un fuerte
reflujo (y cooptación por el gobierno Kirchner), debido también a su relativa
atomización organizativa. Y las fábricas ocupadas encuentran un enorme obstáculo
al relacionarse con el mundo del mercado y su lógica destructiva. Pero, juntos a
los sindicatos de clase, fueron experiencias recientes de organización de las
fuerzas sociales del trabajo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay, por tanto, un diseño heterogéneo y multifacético que
caracteriza la nueva morfología del trabajo en Brasil. Más allá de las fracturas
entre los trabajadores estables y precarios; de género, generacional e étnica;
entre los trabajadores calificados y descalificados; empleados y desempleados;
además de la necesidad imperiosa de superar el productivismo por una concepción
ambiental que articule ecología y trabajo, tenemos todavía las estratificaciones
y fragmentaciones que se acentúan en función del proceso creciente de
internacionalización del capital, entre otros tantos desafíos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Par comprender la nueva morfología del trabajo es
preciso, entonces, partir de una concepción ampliada del trabajo, abarcando la
totalidad de los asalariados, hombres y mujeres que viven de la venta de su
fuerza de trabajo (incluyendo también a los desempleados) y que no se restrinja
exclusivamente a los trabajadores manuales directos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los sindicatos y demás formas de representación de las
fuerzas sociales del trabajo, deben intentar comprender e incorporar la
totalidad del trabajo social y colectivo que vende su fuerza de trabajo como
mercadería, sea ese trabajo predominantemente material o inmaterial, en las
tecnologías de información y comunicación - el llamado infoproletariado o
cyberproletariado que tiene papel de destaque en la creación de valor hoy - sea
aquel enorme contingente sobrante de fuera de trabajo que no encuentra empleo,
los desempleados, pero que son parte constitutiva de la clase trabajadora (y
también de la ley del valor). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si la industria taylorista y fordista es, en tanto
tendencia, más parte del pasado que del presente ¿cómo imaginar que un
sindicalismo organizado verticalmente pueda representar ese nuevo heterogéneo
mundo del trabajo?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es preciso diseñar un sindicalismo horizontal (Alain
Bihr) que contemple las múltiples formas de ser del trabajo. Dicho de otro modo,
la nueva morfología del trabajo obliga a repensar una nueva morfología de los
organismos de representación del trabajo, de la cual los sindicatos son
parte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero, así como el pasaje del siglo XIX al siglo XX generó
la creación de un nuevo tipo de sindicalismo de masa tayloriano-fordista, el
viraje del siglo XX al XXI está exigiendo un nuevo sindicalismo de clase que
aglutine a la clase-que-vive-del-trabajo y su nueva
morfología.<BR><BR><BR><STRONG><U>Notas<BR></U></STRONG><BR>[1] Profesor titular
de Sociología del Trabajo en IFCH/UNICAMP (Brasil), autor de numerosos libros,
entre los traducidos al castellano destacamos: “¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre
la metamorfosis y el rol central del mundo del trabajo”, Ediciones Herramienta,
Buenos Aires, segunda edición, 2003. Es colaborador de las revistas Margem
Esquerda (Brasil), Herramienta (Brasil), La Breche (Suiza), Trayectorias
(México), Latin American Perspectives (EEUU), Proteo (Italia), y Asian Journal
of Latin American Studies (Corea del Sur). <BR>[2] En el campo de la izquierda
que asumió un apoyo al gobierno Lula, tenemos a la CTB (Central de los
Trabajadores y Trabajadoras de Brasil), vinculada al Partido Comunista de Brasil
y que se desafilió de la CUT en 2007. En el campo de la centro-izquierda tenemos
a Fuerza Sindical, que combina elementos de neoliberalismo con el viejo
sindicalismo que se “modernizó”, además de pequeñas centrales como la CGTB
(Central General de los Trabajadores de Brasil), la UGT (Unión General de los
Trabajadores), y Nueva Central, todas ellas con poca representatividad sindical
y herederas del viejo sindicalismo dependiente del Estado.<BR>[3] Un día de
salario al año de todos los trabajadores de las empresas privadas es recaudado
compulsivamente por el Estado y distribuido entre los sindicatos,
federaciones y confederaciones y ahora también entre las centrales. En 2010,
fueron 84,3 millones de reales, según el Ministerio de Trabajo.<BR>[4] La CUT
(Central Única de los Trabajadores fue creada en 1893, para luchar por un
sindicalismo autónomo, independiente, de clase.<BR>[5] Designación usada en
Brasil para caracterizar un sindicalismo de conciliación y dependiente del
Estado. Pelego es la piel usada por los jinetes, de modo de ablandar el rebote
del trote de los caballos.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>