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</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>25 de febrero 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Libia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>¿Es necesario
intervenir militarmente en Libia?<BR></FONT><BR><BR>Alain Gresh<BR>Le Monde
diplomatique</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://blog.mondediplo.net/"><STRONG>http://blog.mondediplo.net/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Rebelión<BR></STRONG><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido por Susana
Merino<BR><BR></STRONG><BR>Desde la caída del régimen de Ben Alí en Túnez, una
ola de disturbios recorre el mundo árabe, mostrados por las imágenes de la
cadena Al-Yazira que permite a la opinión pública seguir los acontecimientos en
directo. De Marruecos a Barein, de Argelia a Irak, ciudadanos generalmente
desarmados salen a las calles para reclamar reformas políticas y una mayor
justicia social. En la mayoría de los casos las autoridades dudan de recurrir a
un empleo indiscriminado de la fuerza. En Libia en cambio los manifestantes se
enfrentan a la represión más terrible. (Le Monde Diplomatique publicará en su
próximo número del 2 de marzo un informe de ocho páginas sobre “El despertar
árabe”). </FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Las informaciones procedentes de Libia son
contradictorias, parciales y en muchos casos sin confirmar. La brutalidad del
régimen no deja lugar a dudas y la cantidad de muertos es muy grande: centenares
según las organizaciones no gubernamentales, probablemente más si se tiene en
cuenta la violencia ejercida por las milicias del régimen. Aunque el este del
país, con las ciudades de Benghazi y de Tobruk, ha caído en poder de los
insurgentes, lo que ha permitido la entrada de periodistas extranjeros, la zona
oeste y especialmente Trípoli resultan inaccesibles. Gadafi parece que ha
recuperado el domino de la capital y parece que conserva la confianza de las
tribus de la región. («Gaddafi tightens grip on Libyan capital as rebels swiftly
advance west», por Leila Fadel y Sudarsan Raghavan, The Washington Post, 24
febrero). Y acaba de anunciar que Trípoli permitirá mañana el acceso a todos los
periodistas. Por otra parte se está apoyando en mercenarios de los países del
Africa subsahariana, lo que crea el riesgo de desarrollar un racismo contra los
negros en el país. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El carácter errático y dictatorial del coronel Muammar
Gadafi se ha confimado en su discurso iluminado del 22 de febrero. (leer una
traducción en inglés aquí
http://www.antiwar.com/blog/2011/02/22/qadaffis-norma-desmond-moment/) El líder
libio ha recordado las conquistas de su reino –en especial la retirada de las
bases británicas y estadounidenses y la nacionalización del petróleo- con las
que logró al principio una popularidad incomparable y también una condena
occidental masiva. Pero también multiplicó en su discurso aspectos amenazantes e
incoherentes, afirmando que no podía dimitir porque no ocupa ningún cargo
oficial, que lucharía hasta la última gota de su sangre, que el país marchaba
hacia la guerra civil, etc. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las justas indignaciones contrastan con el silencio que
prevaleció cuando el régimen, a comienzos de los años 2000 cuando empezaba a
esbozarse la reconciliación con Occidente, aplastaba sin piedad a los
islamistas. El arresto y la tortura de los militantes islámicos en Libia (como
en Egipto o en Túnez) no indignaban a las buenas almas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como quiera que sea los llamados a intervenir
militarmente se multiplican. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Marc Lynch , en su blog Foreign Policy es muy claro como
puede verse en el título de su envío: «Intervening in the Libyan tragedy» (21 de
febrero de 2011). </DIV>
<DIV align=justify><BR>“Debe compararse con Bosnia y Kosovo, o mejor aún con
Ruanda, se está desarrollando una masacre en directo en la televisión y está
instando al mundo a actuar. Es tiempo de que los EE.UU., la OTAN, la ONU y la
Liga árabe actúen decididamente para impedir que esta sangrienta situación
degenere todavía en algo peor.” </DIV>
<DIV align=justify><BR>Resulta difícil entender estas comparaciones. En Ruanda
se trataba de un genocidio que se cobró miles de muertos. En cuanto a Kosovo, es
dudoso que la intervención militar fuera un éxito (leer Noam Chomsky. “En Kosovo
había otra solución” Le Monde diplomatique, marzo de 2000) </DIV>
<DIV align=justify><BR>Marc Lynch prosigue: </DIV>
<DIV align=justify><BR>“Actuar, y entiendo como tal dar una respuesta lo
suficientemente enérgica y directa que impida al régimen libio utilizar recursos
militares para aplastar a sus adversarios. He leído informes según los cuales la
OTAN ha advertido severamente a Libia sobre el uso de más violencia contra su
pueblo. Hacerlo creíble significaría la declaración y la imposición, por parte
de la OTAN sin duda, de una zona de exclusión aérea sobre Libia que impìda el
uso de aviones militares contra los manifestantes.” </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un punto de vista al que se opone fuertemente Justin
Raimondo en el sitio Antiwar.com, “Interventionist Target Libya” (23 de
febrero): </DIV>
<DIV align=justify><BR>“El espectro de una intervención estadounidense es justo
lo que desea Gadafi: eso jugaría a su favor. Como suele suceder a menudo con las
intervenciones estadounidenses, este tipo de intervención produciría
precisamente efectos contrarios a los buscados (…) ¿Cree acaso el profesor Lynch
que una intervención “enérgica” no fortalecería la posición de Gadafi (1), que
sabe como usar las pasiones y los prejuicios de su pueblo y su estrategia es
dividir al país según líneas generacionales? (…) </DIV>
<DIV align=justify><BR>“Una intervención occidental fortalecería a Gadafi y tal
vez lo salvaría de un final bien merecido. Daría munición a la corriente
islamista marginal que simpatiza con Al-Qaida. Ambos se hallarían fortalecidos
en sus puntos de vista: miren, diría Gadafi, los extranjeros vuelven para tomar
el control del país; miren dirían los islamistas, los Cruzados vienen a robarnos
nuestra revolución” </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las imágenes procedentes de Libia son terribles. Pero
¿quién pidió una intervención militar occidental cuando los aviones israelíes
bombardeaban Gaza durante la operación Plomo fundido? ¿O cuando los bombardeos
en Afganistán? ¿o en Irak por los EE.UU.? ¿Era necesario intervenir militarmente
contra Israel y los EE.UU. esa vez? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y luego allí está el caso iraquí para incitarnos a la
prudencia. La dictadura de Sadam Hussein fue una de las más brutales de Medio
oriente, fue aliado de los EE.UU. mientras llevaba a cabo su agresión a Irán.
Por su invasión a Kuwait perdió la dama y se volvió un paria. Pero ¿quién puede
pensar que luego de ocho años de intervención estadounidense ésta ha sido un
éxito? Las manifestaciones en el Kurdistán iraquí (presentado como un modelo de
democracia) como en el resto del país, son objeto de brutales represiones que
pocos medios mencionan. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Qué hacer entonces? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Aceptar entonces que salvo en el caso de un genocidio
como el de Ruanda, una intervención militar bajo la égida de la ONU no es
siempre la mejor solución. Debido a que se delegaría sin duda en la OTAN cuyo
papel en Afganistán no es precisamente positivo. Los movimientos tunecino y
egipcio lo lograron sin intervención militar externa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Debemos alegrarnos también de la actitud de la Liga Árabe
que por primera vez suspende a un Estado miembro por problemas relacionados con
la “soberanía nacional”. Esta posición, como la de la Unión Africana y la de la
Organización de la conferencia Islamica debería agravar las fisuras en el
régimen, especialmente en el ejército y entre los numerosos diplomáticos que ya
han abandonado a Gadafi. Tendrá más peso que el de los gobiernos europeos y
estadounidense sospechosos, no sin razón, de dobles intenciones y que han
mantenido estrechas relaciones durante años con el dictador libio. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La UE también puede aprender ciertas lecciones para el
futuro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si a los Estados europeos no les es posible fundar toda
su política exterior sobre el respeto de los derechos humanos y si es imposible
y no deseable romper relaciones con todos los regímenes que los violan (con
Israel por ejemplo) es cierto que se pueden adoptar políticas más equilibradas
entre principios e intereses, siendo que muchos proyectos resultaron ser
extravagantes espejismos (leer Alain Faujas: “Los peligros y las ilusiones del
comercio con Gadafi” Le Monde, fr. 24 de febrero): </DIV>
<DIV align=justify><BR>- En el curso de los últimos años los países europeos,
incluida Francia, armaron a las fuerzas libias, las asesoraron y les
proporcionaron los medios para combatir a su propia población (Francia pensaba
también en venderles Rafales); </DIV>
<DIV align=justify><BR>- El apoyo al régimen del coronel Gadafi en la Unión
Europea y especialmente en Italia se basó en un chantaje: la capacidad de Libia
de detener el flujo de emigrantes africanos hacia el viejo continente; esa
obsesión emigratoria ha conducido a Bruselas a ayudar a toda una serie de
regímenes poco preocupados por los derechos humanos a administrar ellos mismos
la emigración en condiciones a menudo terribles. Es necesario defender a
cualquier precio la fortaleza Europa; y desde ese punto de vista Gadafi era un
aliado que Silvio Belusconi se resiste a abandonar (leer Stefano Liberti:
“Italia y Libia las manos juntas” Visions cartographiques, 25 de agosto de
2010); </DIV>
<DIV align=justify><BR>- Como en su cooperación con otros países del entorno
mediterráneo, la UE hizo prevalecer los principios de libre comercio por encima
del desarrollo multiplicando los informes elogiosos sobre Túnez o Egipto; ¿no ha
llegado acaso el tiempo de que prevalezca otro concepto? (“Quand la 'rue árabe'
sert de modèle au nord”, Le Monde .fr, 11 de febrero). </DIV>
<DIV align=justify><BR>- Es lamentable que las principales preocupaciones de los
europeos frente a los acontecimientos de Libia sean en primer lugar el temor
relativo a las exportaciones de petróleo (2) y el miedo a ver llegar oleadas de
inmigrantes. No es muy buen presagio para el futuro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>- Los principios invocados, más que el llamado a las
intervenciones militares, deberían guiar la política europea con relación a los
países árabes alcanzados por la ola revolucionaria que se extiende por el mundo
árabe. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>(1) Sobre las tribus, tema complejo que no pretendo
conocer bien se puede leer “Libya – Tribalries” en el sitio Bnet. <BR>(2) Leer
“Batailles pour l’energie” Manière de voir, nº115, febrero-marzo 2011. <BR>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>