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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>14 de marzo 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Egipto<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Los Hermanos
Musulmanes en la “transición pacífica” en
Egipto<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Gilbert Achcar
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La
Breche</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.alencontre.org/"><STRONG>www.alencontre.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Faustino
Eguberri<BR></STRONG><BR><BR>Contrariamente a la mayor parte de las
predicciones, el levantamiento egipcio ha sido iniciado y dirigido por
coaliciones –con partidos políticos, asociaciones y redes internet- dominadas
por fuerzas laicas y democráticas. Las organizaciones islámicas o sus miembros
individuales han participado en pie de igualdad con grupos que no tenían más que
una importancia marginal antes del levantamiento y grupos más cercanos a los
disidentes de Europa del Este de 1989 que de los partidos de masas o las “élites
revolucionarias habituales” en las revoluciones sociales.<BR><BR>La discreción
de la que ha dado pruebas el movimiento islámico tunecino se explica en gran
parte por la dureza de la represión que sufrió bajo Ben Ali, que ha dificultado
la capacidad de acción del partido islámico Ennahda. Los Hermanos Musulmanes en
Egipto también se han mostrado discretos, pero por razones inversas, puesto que
su partido era tolerado por el régimen militar (incluso si no estaba
legalizado).<BR><BR>Cuando Anwar Sadat llegó al poder tras la muerte de Gamal
Abdel Nasser en 1970, era favorable a la vuelta a la escena política de los
Hermanos y estaba dispuesto a dar realce a su posición para hacer de contrapeso
a la izquierda naserista o radical. Los Hermanos suscribieron por entero la
liberalización económica (infitah) de Sadat cuando se lanzó al desmantelamiento
de la herencia de Nasser. Esto dio una influencia mayor a los miembros de la
nueva burguesía egipcia en el seno de los Hermanos. Estos últimos continuaron
sin embargo proclamando su piedad contra la corrupción endémica, y esto fue un
argumento clave para los pequeñoburgueses que constituían el electorado favorito
de los Hermanos.<BR><BR>Los Hermanos Musulmanes se constituyeron en un
movimiento religioso reaccionario, cuya principal preocupación era –y sigue
siendo aún actualmente- la islamización de las instituciones políticas y
culturales de Egipto y la promoción de la charia como base para la legislación.
El principal eslogan de este movimiento, “El islam es la solución”, resume bien
este programa. Al mismo tiempo, los Hermanos han servido de antídoto político a
grupos fundamentalistas extremistas y violentos.<BR><BR>Sadat continuó jugando
la carta religiosa para legitimar ideológicamente su poder frente a la oposición
social y nacionalista. En 1980 intentó contrarrestar el impacto del impopular
tratado de paz que había firmado con Israel en marzo de 1979 (menos de seis
semanas después de la revolución iraní) introduciendo una modificación
constitucional que hacía de la charia “la principal fuente de toda legislación”,
y esto a pesar de que Egipto tiene una importante minoría cristiana. Esta
concesión no bastó para ganar el apoyo de los Hermanos para el tratado de paz.
Sadat decidió entonces darles un golpe. En 1980, a penas unos meses antes de su
asesinato por fundamentalistas islamistas extremistas, lanzó una importante
oleada de arrestos contra los Hermanos.<BR><BR>Cuando Hosni Mubarak sucedió a
Sadat como presidente, liberó rápidamente a los Hermanos detenidos. Al comienzo,
cambió el estilo brillante de Sadat optando por una aparente moderación. A su
vez, intentó pactar con los Hermanos con el objetivo de ganar un apoyo popular,
a la vez que perpetuaba la libertad controlada introducida por Sadat para
controlar su desarrollo.<BR><BR>En 1991, cuando Egipto se unió a la coalición
dirigida por los Estados Unidos contra Irak en la primera guerra del Golfo, las
relaciones de los Hermanos con el régimen se tensaron. Hubo en ese momento un
giro en las relaciones entre, de una parte, los Estados Unidos y su aliado
saudita y, de otra, el campo regional del fundamentalismo islámico sunita
moderado del que formaban parte los partidos islamistas populares argelino,
egipcio y tunecino. Para gran descontento de la monarquía saudita, que había
cultivado lazos con esos partidos, estos últimos se unieron a las protestas
antiguerra. Su ruptura con Arabia saudita aceleró la represión que les ha
golpeado en grados diversos en los años 1990, con el consentimiento de los
Estados Unidos y de Europa.<BR><BR><STRONG>Esfuerzos por
agradar<BR></STRONG><BR>Desde el cambio de siglo, los Hermanos han estado
divididos entre el conservadurismo tímido de los líderes de más edad y la
presión de la parte de sus miembros más jóvenes que reivindican una actividad a
favor de las libertades políticas. Se han cuidado por tanto de no despertar la
hostilidad del régimen a la vez que participaban en el movimiento de protesta
democrática y nacionalista. Sus miembros han participado en la coalición de
protestatarios de Kefaya (¡basta ya!). Esta coalición se inició en solidaridad
con la segunda Intifada palestina, se desarrolló en oposición a la guerra de
2003 contra Irak para convertirse finalmente en un movimiento de lucha contra el
gobierno dictatorial de Egipto y una probable sucesión dinástica.<BR><BR>Quienes
de los Hermanos Musulmanes estaban a favor de una mayor audacia política se
vieron alentados en 2002 por al ascenso en Turquía en el plano electoral del
Partido de la Justicia y del desarrollo (AKP), un partido conservador musulmán.
El éxito del AKP en el gobierno parecía confirmar la posibilidad de un modelo
que hasta entonces había sido considerado como irrealizable. El final brutal del
proceso electoral en enero de 1992 en Argelia y la dimisión forzada de Necmettin
Erbakan en 1997 en Turquía (que fue hecho dimitir por el ejército a penas un año
después de su nominación como jefe de gobierno) sugirieron que la vía
parlamentaria estaba bloqueada a los movimientos de inspiración islámica en los
países en que el poder militar estaba detrás del poder político.<BR><BR>La nueva
experiencia del AKP ha marcado un cambio puesto que tanto los Estados Unidos
como la Unión Europea le han dado su bendición. Tras el hundimiento de su
pretexto de las “armas de destrucción masiva” dado para invadir Irak, la
administración Bush optó por la “promoción de la democracia” como objetivo
visible de la política en Medio Oriente. En Washington, animados por los
acontecimientos en Turquía, se elevaron voces a favor de una actitud más abierta
hacia los Hermanos musulmanes en Egipto. Bajo presión de los Estados Unidos,
Mubarak introdujo un pluralismo más amplio en las elecciones de 2005, y concedió
más escaños a la oposición, principalmente a los Hermanos (88 “electos”).
Esperaba así demostrar que unas elecciones libres en Egipto favorecerían más a
los Hermanos musulmanes que a las demás formaciones. Algunos meses más tarde, en
enero de 2006, la victoria electoral de Hamas en Palestina convenció finalmente
a la administración Bush de renunciar a la democracia en la región, en
particular en Egipto.<BR><BR>El acceso de Barack Obama a la presidencia de los
Estados Unidos y en particular su discurso de El Cairo, el 4 de junio de 2009, a
favor de la democratización de la región (y su desaire a Mubarak) galvanizaron a
la oposición egipcia. Tras algunas dudas, los Hermanos se unieron a la
Asociación Nacional por el Cambio, la coalición mayoritariamente progresista
creada en febrero de 2010 y de la que Mohammed El Baradei (antiguo director de
la AIEA) era el mascarón de proa.<BR><BR>Pero algunos meses más tarde, sin tener
en cuenta los llamamientos de la oposición progresista al boicot de las
elecciones parlamentarias, los Hermanos participaron en la primera vuelta de
estas elecciones, con la esperanza en particular de obtener un buen resultado a
la representación parlamentaria. El resultado les indicó que debían boicotear la
segunda vuelta. Es así como los Hermanos se quedaron con un solo miembro en el
Parlamento (miembro que fue, por otra parte, expulsado de los Hermanos por no
haber respetado el boicot), contra los 88 miembros de que disponían en el
Parlamento saliente.<BR><BR>Esas elecciones han exasperado a Egipto, donde el
44% de la población vive con menos de 2 dólares al día, cuando una burguesía
codiciosa e interesada hace alarde de un estilo de vida lujoso, no superado más
que por las monarquías del Golfo, a la búsqueda de una experiencia de las “mil y
una noches” en el Nilo. Egipto era un polvorín. Túnez ha proporcionado la
chispa. Redes y coaliciones de jóvenes de la oposición llamaron a
manifestaciones el 25 de enero de 2011. Los Hermanos decidieron no asociarse a
ellas, por temor al régimen, y no fue sino al tercer día cuando se sumaron al
movimiento. Sus dirigentes tomaron cuidado de elogiar al ejército, sabiendo se
que iba a recurrir a ese núcleo duro del régimen para resolver la situación.
<BR><BR>Cuando Mubarak nombró vicepresidente al jefe de la Dirección General de
Información, Omar Suleiman y este último llamó a su vez a los Hermanos al
“diálogo”, su dirección aceptó reunirse con él. Esta concesión, viniendo después
de su rechazo a sumarse a la primera fase de las protestas, ha contribuido a
desacreditarles a los ojos de la dirección de los jóvenes (el chabab). Cuando
Mubarak dimitió finalmente, los Hermanos elogiaron a la junta militar, y
anunciaron un plan para establecer un partido político legal.<BR><BR><STRONG>No
un papel dominante<BR></STRONG><BR>Los Hermanos se han mostrado dispuestos a
contribuir a la “transición pacífica” preconizada por los Estados Unidos al
comienzo del levantamiento egipcio. Han declarado que no aspiraban a participar
en el poder, y que no querían mas que los derechos democráticos. Essam
el-Errian, uno de sus dirigentes, explicó en el New York Times del 9 de febrero
de 2011: “No tenemos la intención de tomar un papel dominante en la próxima
transición política. No presentamos candidato a las elecciones presidenciales
previstas en septiembre”. Los Hermanos “contemplan el establecimiento de un
estado civil democrático” pero se oponen “a la democracia laica como la de los
Estados Unidos y Europa, con su firme rechazo de la religión en la vida pública”
/1.<BR><BR>El mismo día, en el curso de una conferencia de prensa en El Cairo,
el-Errian insiste en el hecho de que los Hermanos “se oponen a un estado
religioso”, dicho de otra forma, a un estado dirigido por dirigentes religiosos
como en Irán, pero sostienen “un estado civil con una referencia religiosa” /2.
El término árabe utilizado –marja´iyya- puede hacer referencia a la instancia
jurídico-teológica responsable de verificar la compatibilidad de las leyes
votadas por el Parlamento con el islam, y que dispone de un derecho de veto
legislativo. Es lo que prevé el proyecto de programa hecho público en 2007, pero
que no ha sido formalmente adoptado. Este programa había sido criticado en
particular porque declaraba que las mujeres y los no musulmanes tendrían
prohibido convertirse en presidentes en Egipto.<BR><BR>Para obtener el apoyo de
los Hermanos, los militares nombraron a uno de sus miembros importantes –el
abogado y exmiembro de Parlamento (y autor de un libro contra el laicismo),
Sobhi Saleh –para formar parte del comité de reforma constitucional. Para
dirigir ese comité, los militares han elegido a Tariq al-Bishri, un juez que ha
pasado de un nacionalismo de inspiración naseriana a una orientación que subraya
la identidad islámica de Egipto y la necesidad de fundar sus leyes en la charia.
En el sermón que pronunció en El Cairo durante las enormes manifestaciones del
18 de febrero, el dirigente espiritual de los Hermanos, Sheikh Yusuff
al-Qaradawi, exortó a los trabajadores en huelga a detener su movimiento y a dar
tiempo al ejército, a la vez que llamaba también a un cambio de gobierno.
<BR><BR>La “transición pacífica” tal como era contemplada por los militares con
el apoyo estadounidense está tomando forma: está abierto el camino para una
transición hacia una democracia electoral bajo el control del ejército, como la
que ha tenido lugar en Turquía entre 1980 y 1983. Otra faceta del “modelo turco”
aparece en el horizonte. La posibilidad de que un partido político de
inspiración islámica podría llegar al poder y dirigiría Egipto en colaboración
con los militares. Este escenario tendría más posibilidades en Egipto, pues su
ejército no apoya el laicismo como el ejército turco pretende hacerlo. Pero un
tal arreglo seguirá siendo problemático si los Hermanos no efectúan el tipo de
mutación emprendida por el AKP turco, y mientras inspiren desconfianza de los
Estados Unidos y de Israel por su actitud hacia Palestina.<BR><BR>Si el
potencial revolucionario del 25 de enero dura y se radicaliza (una ola de luchas
sociales ha seguido a la dimisión de Mubarak), Egipto podría ver el crecimiento
de una oposición de masas de izquierdas. Entonces los Hermanos musulmanes
aparecerían como el menor mal, tanto para los Estados Unidos como para sus
clientes militares egipcios.<BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>* Gilbert Achcar es profesor en el
School of Oriental and African Studies, University of London, y autor de Les
Arabes et la Shoah: la guerre israélo-arabe des récits (Actes Sud, coll.
Sindbad).<BR><BR><STRONG><U>Notas<BR></U></STRONG><BR>1/ Essam el-Errian, “What
the Muslim Brothers Want”, The New York Times, 9.2.2011.<BR>2/ “Al-Ikhwan
al-Muslimun: Narfud al-Dawla al-Diniyya li annaha dud al-Islam”, Ikhwan online,
9.2.2011.
<HR>
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