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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>28 de marzo 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>EEUU/Brasil</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Obama en Brasil:
hegemonía e imperio<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>José Luis Fiori *<BR>Sim
Permiso <BR></STRONG><A
href="http://www.sinpermiso.info/"><STRONG>http://www.sinpermiso.info/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Carlos Abel
Suárez</STRONG></FONT></DIV><FONT size=+0>
<DIV align=justify><BR><BR><FONT face=Arial size=2>El paseo de fin de semana de
la familia Obama por Brasil habría pasado a la historia como un acontecimiento
turístico carioca y una gentileza internacional, su no hubiese coincidido con el
desastre nuclear de Japón y con el inicio del bombardeo a Libia. En particular,
porque la decisión de los Estados Unidos de atacar al país norteafricano fue
tomada en territorio brasileño, un poco antes de la cena festiva que Itamaraty
ofreció a la delegación norteamericana. Esta decisión, sobretodo, sirvió
para recordar a los más acelerados que los Estados Unidos siguen siendo la única
potencia mundial con “derecho” a decidir – dónde y cuando quiere” - y con
la capacidad de realizar intervenciones militares inmediatas en cualquier
conflicto alrededor del mundo. Un recordatorio oportuno, porque se tornó un
lugar común, en la prensa y en la academia – a derecha e izquierda – hablar de
la declinación del poder norteamericano, mientras se acumulan las evidencias en
sentido contrario.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Desde 1991, y en particular después del fin de la URSS,
Europa dejó de ser el centro de gravedad del sistema internacional, que pasó al
otro lado del Atlántico. Al mismo tiempo, los Estados Unidos se transformaron en
la “cabeza” de un nuevo tipo de “poder global”. Un imperio que no es colonial,
no tiene estructura formal y que posee fronteras flexibles, que son definidas en
cada caso, en última instancia, por el poder naval y financiero de los Estados
Unidos. Y desde el inicio del Siglo XXI, los EE.UU. están enfrentando las
contradicciones, los problemas y las trepidaciones producidas por esta
transición y este cambio de estatus: de la condición de una “potencia
hegemónica” limitada al mundo capitalista hasta la década de 1980, a la
condición de “potencia imperial global”. Hoy es imposible prever cómo será
administrado este nuevo tipo de imperio en el futuro. Porque él sigue siendo
nacional y tendrá, al mismo tiempo, que convivir con otros doscientos Estados
que son o se consideran soberanos. Y además de eso, porque dentro de ese
sistema, la expansión del poder norteamericano es el principal responsable por
la multiplicación de sus competidores en la lucha por las hegemonías regionales,
dentro del sistema mundial. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A lo que se está asistiendo, en este momento, es a un
cambio en la administración del poder global de los EE.UU. Este proceso está en
pleno curso, pero será largo y complicado, involucrando divisiones y luchas
dentro y fuera de la sociedad y del establishment norteamericano. Asimismo, lo
más probable es que al final de este proceso, los Estados Unidos adopten una
posición cada vez más distante y “arbitral” con relación a sus antiguos socios y
en todas las regiones geopolíticas del mundo. Estimulando las divisiones
internas y los “equilibrios regionales” de poder, jugando con sus propios
aliados, unos contra otros, y sólo interviniendo directamente en última
instancia, según el modelo clásico del Imperio Británico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Este nuevo tipo de poder imperial de los EE.UU. no
excluye la posibilidad de guerras, o de fracasos militares localizados, como en
Irak y Afganistán, ni la posibilidad de crisis financieras, como la de 2008.
Estas crisis financieras no podrán alterar la jerarquía económica internacional,
en cuando el gobierno y los capitales norteamericanos puedan transferir sus
costos a las demás potencias económicas del sistema. Y las guerras o fracasos
militares localizados seguirán sin tener importancia en tanto no amenacen el
poder naval de los EE.UU. en todos los océanos y mares del mundo, en tanto no
escalen en dirección de una “guerra hegemónica” capaz de golpear la supremacía
militar norteamericana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De cualquier forma, es obvio que este nuevo poder
imperial no es absoluto ni será eterno. Como ya fue dicho, su expansión
continúa, crea y fortalece poderes competitivos, y desestabiliza y destruye los
“equilibrios” y las instituciones, creados por los propios Estados Unidos,
estimulando la formación de “coaliciones de poder” regionales que terminarán
desmembrando gradualmente su poder imperial, como ocurrió con el Imperio Romano.
Por otro lado, la nueva ingeniería económica mundial descolocó el centro de la
acumulación capitalista y transformó a China en una economía con poder de
gravitación casi equivalente a los Estados Unidos. Esta nueva geoeconomía
internacional, intensifica la competencia capitalista, y ya dio inicio a una
“carrera imperialista” cada vez más intensa en África y en América del Sur,
aumentando la posibilidad y el número de los conflictos localizados entre las
Grandes Potencias. Más aún, el poder imperial norteamericano tendrá que
enfrentar una pérdida de legitimidad crónica dentro de los EE.UU. mismo, por que
la diversidad y la complejidad nacional, étnica y civilizatoria de su
imperio es absolutamente incompatible con la defensa y la preservación de
cualquier tipo o sistema de valores universales, al contrario de lo que sueña
buena parte de la sociedad norteamericana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De cualquier manera, el paseo de la familia Obama por los
trópicos y la retórica simpática y amena del presidente norteamericano servirán
para demostrar cómo funciona en la práctica el “trato entre iguales”, cuando uno
de ellos es un Imperio.</DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT face=Arial size=2>* José Luis Fiori ,
miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de política económica
en la Universidad Federal de Río de Janeiro.
<HR>
<BR></FONT></FONT></DIV></BODY></HTML>