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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>marzo 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Libia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Con los insurrectos libios, cuando
la guerra impide pensar el postgadafismo<BR></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Thomas Cantaloube, desde
Benjawad, Libia</STRONG></FONT></DIV>
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size=2><STRONG>Mediapart</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.mediapart.fr/"><STRONG>http://www.mediapart.fr/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Alberto
Nadal</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>El rumor a inflamado Bengasi, la capital de los
insurgentes libios, la noche del domingo al lunes. "¡Sirte ha caído!, ¡se acabó
Gadafi!”, gritaban los habitantes disparando al aire los kalasnikov y los
lanzagranadas, haciendo sonar las bocinas de los coches. Sirte, el bastión de
Muammar Gadafi, la ciudad en la que nadie se ha manifestado aún contra el "guía"
de Libia, el cerrojo en la ruta a Trípoli. "Al-Jazeera lo ha anunciado",
confirmaban un puñado de guardias reunidos alrededor de un televisor alrededor
de las cuatro y media de la madrugada. Sin embargo, algunas horas más tarde, a
lo largo de los 1.000 km de carretera costera que unen Bengasi y Tripoli, el
frente de los rebeldes se situaba a 130 km de Sirte. Esperanza
decepcionada.<BR><BR>"Esperamos la noche y los ataques de la coalición para
avanzar", asegura un combatiente rebelde, vestido de militar. "Vamos a tomar
Sirte mañana o pasado mañana si dios lo quiere". Un poco más lejos en la
carretera, en el lugar casi exacto que separa las dos grandes regiones libias de
Tripolitania y Cyrenaica, la línea del frente se hace difusa. Los insurgentes
avanzan prudentemente, no sabiendo en qué momento preciso las tropas lealistas
van a abrir fuego, ni con qué tipo de armamento, de corto o largo alcance. Temen
también las bolsas de resistencia que, ocasionalmente, están en el origen de
disparos sobre la carretera, desde los edificios en construcción o casas
deshabitadas. La situación es inestable y tensa.<BR><BR>"No tenemos muchos
medios y, ante nosotros, está el valle rojo donde tememos ser cogidos en
emboscada por los gadafistas", señala con calma un joven insurrecto al volante
del 4x4 de sus padres. Esta guerra de posiciones, que se supone va a decidir la
suerte de Libia, se había estabilizado durante una semana alrededor de la ciudad
de Ajdabiya. Desde el sábado, ha dado un salto hacia el oeste y la capital, que
sigue representando el objetivo final.<BR><BR>Pero, ¿se trata, sin embargo, de
la reconquista final, de la liberación de Libia? En este estadio, a fuerza de
ciudades conquistadas, perdidas y reconquistadas, con un dictador que aguanta a
pesar de que su régimen ha caído de hecho desde hace varias semanas, incluso si
no quiere admitirlo o no se da cuenta, nada es seguro. La única solución de este
conflicto, a la vez para los rebeldes libios y para las potencias de la
coalición que han tomado partido por ellos, pasa ya por la salida (¿la
desaparición?) de Gadafi. Pero, ¿como llegar a ese objetivo?.<BR><BR>La primera
hipótesis es la de la reconquista militar. "Esperamos que las fuerzas de la
coalición hagan su trabajo", explica Iman Boughaidis, uno de los portavoces del
Consejo Nacional de Transición de Bengasi, admitiendo sin reticencias el papel
militar de los aviones occidentales, que, desde el punto de vista de los
rebeldes, aseguran la cobertura aérea para las fuerzas terrestres.<BR><BR>Es la
misma estrategia que la empleada por otra coalición, la de los occidentales que
apoyaron a la Alianza del Norte en Afganistán en 2001 para hacer caer el régimen
taliban. Pero las condiciones son diferentes. Los muyaidines eran combatientes
aguerridos por años de guerra, en un país que jamás ha sido verdaderamente
controlado. Los "shebabs" libios, incluso apoyados por militares que han
cambiado de campo, no son ciertamente combatientes del mismo nivel, y deben
hacer frente a batallones a las órdenes del hijo de Gadafi, bien entrenados y
ayudados por mercenarios, reclutados a veces hace años.<BR><BR>"Contamos con
abandonos en el seno del régimen y en el seno de las tribus", garantiza el
coronel Abdallah Elzaidi, que ha abandonado el ejército lealista para unirse a
los rebeldes. "Incluso en Sirte, tenemos razones para creer que los opositores a
Gadafi van a levantarse cuando se acerquen nuestros soldados". Esta es en efecto
la apuesta de los insurgentes. Que el régimen se disgregue según se va
produciendo la reconquista territorial, que las tribus, las familias y los
allegados al "Guía" se pasen al campo contrario.<BR><BR>Para esto, sería preciso
que los rebeldes lograran algunas victorias espectaculares, como Sirte por
supuesto, o Misrata, la "ciudad mártir" donde se combate ferozmente desde hace
semanas. Pero esto no puede hacerse sin el apoyo aéreo ofrecido por la
coalición.<BR><BR><STRONG>Libia sin Gadafi<BR></STRONG><BR>La segunda hipótesis
es la que tendría los favores de todo el mundo. "Una bala en la cabeza y ¡se
acabó!", garantiza Ahmed, uno joven enfermero que asegura el cuidado de los
heridos rebeldes en la línea del frente. Es seguro, el suicidio, el asesinato, o
incluso la huida de Gadafi tendrían el mérito de arreglar todos los problemas.
En un país sin instituciones sólidas, sin estructura definida del poder, en el
que el guía reinaba a su manera, es decir dejando prosperar una anarquía por
encima de la cual él flotaba, su desaparición haría caer todo el
edificio.<BR><BR>Pero por el momento, nadie cree verdaderamente en esta puerta
de salida, aunque cada día, durante algunas horas, los rumores más optimistas
sobre la muerte o la desaparición de Gadafi prosperan antes de decaer.<BR><BR>La
tercera hipótesis es la de negociaciones que conducirían a una transferencia del
poder. Un periódico saudí afirmaba el domingo que Saif al-Islam, el hijo del
"Guía", durante mucho tiempo candidato a sucederle, había hablado con los
británicos para una salida de su padre y una toma temporal del poder por él
mismo, "el tiempo suficiente para establecer un régimen democrático y liberal".
Cuando se evoca este tipo de propuesta con los miembros del CNT, sueltan una
carcajada. Cuando se habla de ello a los libios de Bengasi o de las regiones
"liberadas" del este, no les hace mucha gracia. Nadie hoy imagina que un Gadafi
pueda permanecer en el poder.<BR><BR>El reconocimiento formal y oficioso del CNT
por las potencias occidentales, que debería ser confirmado este martes en la
reunión de Londres, garantiza igualmente que esta institución se percibe ya como
la instancia representativa y legítima de una nueva Libia, y no aceptará
ciertamente que le birlen el poder.<BR><BR>En la linea del frente entre Benjawad
y Syrte, este tipo de suposición sigue siendo irreal. Las ciudades que jalonan
esta carretera, con a un lado el Mediterráneo y al otro el desierto, están
vaciadas de sus habitantes. No hay ya ni electricidad, ni teléfono, casi tampoco
gasolina, ni siempre agua. El reavituallamiento en alimentación está asegurado
por voluntarios que van y vienen entre Bengasi y los combatientes. La expresión
de estos últimos alterna entre la alegría de ir a luchar por una causa, y el
rostro agotado de quienes vuelven de los puestos más adelantados del
frente.<BR><BR>Viven ya en una Libia sin Gadafi y no aceptarán jamás una vuelta
atrás. Pero entre su vida de hoy y la que imaginan en el futuro, hay aún una
guerra que ganar.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>