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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>25 de abril 2011</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Cuba <BR><BR>La necesidad de un
profundo cambio en las mentes
cubanas</FONT></STRONG><BR><BR><STRONG></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Leonardo Padura *<BR>Sin Permiso</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
title="http://www.sinpermiso.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.sinpermiso.info/">www.sinpermiso.info/</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR><BR>Con esperanzas para algunos y con
escepticismo para otros; con la certeza de que todo pueda ser una renuncia a
viejos principios ideológicos o de que apenas se trate de maquillaje: de
todas estas -y otras formas, a veces tan antagónicas- han sido recibidas
en la isla y reflejadas por la prensa internacional los acontecimientos
ocurridos en Cuba durante la última semana. Pero, en ningún caso, los
acuerdos, decisiones, proyecciones del recién finalizado VI Congreso del Partido
Comunista de Cuba han dejado indiferentes al mundo: Cuba tiene un magnetismo
(morboso o admirativo) que haría imposible esa última reacción. Aunque la
noticia no resultó sorprendente, mucho se ha hablado de la renuncia de
Fidel Castro, quien ha decidido pasar a ser un simple militante. <BR><BR>Más
sorprendente y conmovedor (política y hasta humanamente hablando), resultó la
propuesta del nuevo Primer Secretario y ya presidente de la República, Raúl
Castro, de poner un tope de dos períodos de cinco años a las estancias en el
poder, algo inédito en la estructura dirigente de un país socialista, donde las
altas esferas apenas solían alterarse por la llegada de la
muerte.<BR><BR>Esperada, asimismo, resultó la propuesta de toda una
reestructuración de un modelo económico obviamente agotado, que buscará con
alternativas como las inversiones extranjeras, el trabajo, los impuestos y la
producción privada, la descentralización del Estado, la eliminación de trabas
burocráticas y la reducción de subvenciones. Todas estas medidas procuran la
necesaria competitividad mercantil que reclama un país agobiado.<BR><BR>La
palabra "mercado", por décadas satanizada por los círculos oficiales cubanos, ha
reaparecido, pero antes y mucho más que ella se ha repetido una y otra vez el
término clave: cambio. ¿Cuán profundos y radicales serán? ¿Afectarán las
esencias económicas y sociales del sistema, incluso las políticas? Eso también
está por verse , pero lo indudable es que los cambios han llegado y seguirán
llegando, no siempre por deseados (para ciertos sectores de la dirigencia), pero
en todos casos por inevitables.<BR><BR>Sin embargo, poco, casi nada, se ha
hablado de otras raigales transformaciones que deberán o deberían acompañar los
cambios económicos, sociales y hasta políticos aprobados. Cambios tal vez más
sutiles, pero indispensables, entre los que valdría la pena recordar las
urgentes transformaciones en la mentalidad verticalista, ortodoxa,
fundamentalista, excluyente que, alimentada por años, tuvo la capacidad de
convertir en sospechoso, cuando no en enemigo, a todo el que disintiera de las
posiciones oficiales. <BR><BR>Sin cambios profundos en esta manera de conducir
será difícil instrumentar una verdadera cultura que se sostenga sobre la
necesidad de "cambiar todo lo que debe ser cambiado", pues los acuerdos y
decisiones partidistas no van a eliminar de un día para otro la tendencia a
acusar (por los de arriba) y la reacción de temer (por los de abajo). Muchos
años y demasiadas acusaciones y miedos se acumulan en las conciencias de los
cubanos como para que esta transformación llegue de inmediato.
<BR><BR>Demasiados años de verticalidad política, de considerar enemigo a quien
no pensase igual son lastres que deben enfrentar las reformas aprobadas. Debe
esfumarse también la posibilidad de estigmatizar al inconforme por parte de la
retardataria burocracia, responsable no solo de incontables desastres
económicos, sino, y sobre todo, promotora de la sustracción de la cultura del
diálogo. Esa necesidad de admitir lo nuevo , lo heterodoxo que hoy, también, se
reclama desde la dirección partidista. El propio Raúl Castro reconoce que: "Lo
primero a cambiar dentro del PCC es la mentalidad". Solo así habrá verdaderos
cambios en Cuba. No solo por decreto, sino también por consenso. No solo
promovidos desde arriba, sino también empujados desde todos los
rincones.<BR><BR> <BR><STRONG>* Nota de Correspondencia de Prensa:</STRONG>
Leonardo Padura es un escritor cubano mundialmente reconocido. Su último libro,
"El hombre que amaba a los perros" (Tusquets editores, 2009), una novela
política sobre el asesinato de León Trotsky y el sicario estalinista Ramón
Mercader, publicada ahora en Cuba, fue una de las obras más vendidas en la
última Feria del Libro de La Habana.</DIV>
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align=justify><BR><BR><BR><BR> <BR> <BR> <BR></DIV></FONT></BODY></HTML>