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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>30 de abril 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Japón</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>¿Quién se preocupa de los
“fogoneros”, empleados de mantenimiento?.<BR></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Fukushima o la
inhumanidad capitalista<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Pierre
Rousset</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><A
href="http://www.vientosur.info/">http://www.vientosur.info/</A></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><BR><BR></STRONG>En unas
notas escritas después del desastre nuclear japonés, el Dr. Abraham Behar,
presidente de la Asociación de Médicos franceses para la Prevención de la Guerra
Nuclear (AMFPGN), se preguntaba: “¿Quién se preocupa de los empleados de
mantenimiento de Fukushima?: Se alzan voces que recuerdan la suerte de los 50
técnicos que hacen lo que pueden en la central altamente radioactiva. ¿Pero
quién se preocupa de los 300 empleados encargados de los trabajos sucios, al
lado de los bomberos y de su ridículo chorro de agua, y que son de hecho los
“liquidadores” japoneses?” /1.<BR><BR>“Las condiciones de trabajo son
espantosas”, reconoce Thierry Charles, director del Instituto de Radioprotección
y Seguridad Nuclear (IRSN), citado por Catherine Vincent en un artículo
publicado el 18 de marzo /2. Todavía entonces resultaba difícil para los
periodistas verificar hasta qué punto estaba justificada dicha valoración. La
suerte de los “fogoneros” de la nuclear –los empleados de las empresas
subcontratadas– seguía siendo muy “mal conocida”, señalaba el 23 de marzo
Philippe Pons, corresponsal de Le Monde que vive desde hace décadas en el
archipiélago. El sociólogo Paul Jobin, especialista en esta cuestión, sabía sin
embargo lo suficiente para avisar: “Sin refuerzos, los obreros de Fukushima
están condenados” /3.<BR><BR>¿Son tan peligrosas las dosis de radioactividad
recibidas por estos trabajadores de la nuclear como lo afirma Paul Jobin,
“potencialmente mortales” en palabras de la Criirad, que critica la manera como
actúan las autoridades japonesas? /4 Aunque muchos “expertos” pretenden que no,
apoyándose en los datos oficiales (claramente incompletos) y en los “niveles” de
exposición a las radiaciones autorizados legalmente –olvidando que estos niveles
han sido definidos teniendo en cuenta las necesidades de las industrias
afectadas y no criterios médicos: la prueba de ello es que cambian según las
urgencias y los países, como si los efectos de las radiaciones variaran según el
lugar y el momento /5.<BR><BR>Así, el 19 de marzo, las autoridades japonesas
elevaron el máximo legal hasta 250 milisieverts (mSv), para poder continuar
enviando asalariados al frente de Fukushima y reducir las evacuaciones de
población. Paul Jobin señala que “en período normal, en Japón el máximo legal de
exposición está en 20 mSv de media al año durante cinco años, o un máximo de 100
en dos años, que de por sí ya es muy elevado, pero se puede entender esta
decisión 'de urgencia' como un medio para legalizar su muerte próxima y evitar
tener que pagar indemnizaciones a sus familias, ya que los riesgos de cáncer
aumentan en proporción a la dosis encajada. Con dosis de 250 mSv, los riesgos de
cánceres, mutaciones o de efectos sobre la reproducción son muy elevados”
/6.<BR><BR>Más allá de las cifras, un poco abstractas, las condiciones impuestas
a los “fogoneros” de la nuclear de Fukushima deberían convencer a quien todavía
dude de que la salud de los seres humanos no es la primera preocupación de los
industriales y gobernantes. Han sido descritas por el corresponsal de Le Monde
Philippe Mesmer /7, de la AFP /8 o del diario nipon Asahi /9. Todos los
empleados de Tepco ¬–la empresa responsable del centro–, bomberos y soldados que
intervienen en la central corren grandes riesgos; pero los trabajos más
peligrosos (teniendo que chapotear en charcos de agua muy radioactiva) los
realizan los asalariados de las empresas subcontratadas: “Los sacrificados de
Fukushima [...] echan cables para restablecer la electricidad, despejan los
cascotes que se amontonan por todas partes, riegan los reactores privados de
sistemas de enfriamiento e intentan relanzar el funcionamiento de los
equipos”.<BR><BR>Es cuestión de recortar los costes: ¡a pesar de la dureza de la
tarea, los “trabajadores del riesgo” están mal alimentados! “Comemos dos veces
al día. En el desayuno, galletas energéticas; para cenar, arroz instantáneo y
alimentos en conserva”, explica Kazuma Yokota, vigilante de la central, a un
equipo de la televisión nipona. No hay comida al mediodía. Durante los primeros
días de la crisis, cada participante sólo recibía un litro y medio de agua
embotellada. Duermen (brevemente) en condiciones precarias en el mismo
emplazamiento de Fukushima, en un edificio previsto para resistir en parte a las
radiaciones, sobre una estera y con una manta de plomo, que supuestamente les
protege: “Los empleados duermen en grupo en las salas de reunión, los pasillos o
cerca de los baños. Todos duermen directamente sobre el suelo” /10.<BR><BR>Los
“gitanos de la nuclear”, como se les llama en Japón (se desplazan de central en
central, de obra en obra, en función de las necesidades –también en Francia se
habla de los “nómadas de la nuclear”), viven por tanto 24 horas al día en un
entorno contaminado. Ahora bien, faltan dramáticamente equipos de protección. A
veces no tenían más que un dosímetro para cada dos personas –según Tepco, tras
la catástrofe del 11 de marzo sólo quedaron 320 dosímetros en condiciones, de
los 5.000 que oficialmente había en almacén /11. Van calzados con botas de
caucho o botines de plástico. “Como las condiciones de trabajo son cada vez más
peligrosas, no creo que se pueda encontrar a otros asalariados que acepten ir
allá”, ha confiado un subcontratista al diario Asahi /12.<BR><BR>El movimiento
antinuclear –no sólo los sindicatos– debe asumir la defensa de los asalariados
en peligro. Como señala Abraham Behar, “sólo los trabajadores corren un doble
riesgo, el de las grandes dosis ligadas con los accidentes y el de las dosis
menores como toda la población expuesta y contaminada [...] Perdonad el viejo
reflejo de médico que considera que la vida de cada paciente es 'el bien más
precioso' y se pregunta: ¿qué solidaridad podemos, debemos, poner en pie con los
oscuros trabajadores eventuales japoneses? El movimiento sindical ha sabido
movilizarse por los eventuales de la industria nuclear y la Unión Europea ha
tomado algunas disposiciones proyectivas. Y nosotros, ¿qué
hacemos?”<BR><BR>Aunque no guste a los apologetas de la energía nuclear, la
gravedad del peligro que corren los que intervienen en Fukushima no ofrece
ninguna duda. El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social /13 de Japón lo
reconoce a su manera: “Nunca es bueno tener un tipo de trabajo que requiera
poner su vida en peligro”, ha declarado al diario Asahi uno de sus altos
funcionarios, “sin embargo, la importancia de resolver la situación de la
central nuclear desborda el marco de la política social. No estoy seguro de que
la prioridad actual sea la seguridad de los trabajadores”. Aunque en un lenguaje
un tanto elíptico, no se puede hablar más claro /14.<BR><BR>Cuanto más
precarizado está el trabajo, tanto más influye sobre los asalariados el chantaje
del empleo y sobre las empresas subcontratistas el chantaje del mercado. Paul
Jobin señala que en estas condiciones “estos obreros trabajan muchas veces sin
respetar las normas de protección. El patrono de una pequeña empresa cercana a
Fukushima 1, que había trabajado por cuenta de fabricantes de reactores
nucleares (General Electric, Hitach, ...), me enseñó en 2002 el sello ‘sin
anomalías’ que había utilizado durante años para falsificar la tarjeta sanitaria
de los obreros a su cargo, hasta que él mismo sufrió un cáncer y fue rechazado
por Tepco” /15.<BR><BR>El riesgo nuclear es ocultado en todas partes, empezando
por Francia. Dadas las circunstancias, los decretos gubernamentales del 30 de
marzo sobre las condiciones para que los trabajadores se beneficien de una
jubilación anticipada16 adquieren valor simbólico. Las radiaciones ionizantes
(radioactividad) cancerígenas, antes mencionadas, “fueron discretamente
retiradas de la lista”, aunque “figuraban en el proyecto de decreto presentado
el 23 de febrero”.<BR><BR>“Así, el personal de la industria nuclear, y en
particular los asalariados de las contratas, que son quienes sufren las mayores
exposiciones, son dejados de lado por una disposición que sirve para todas las
exposiciones profesionales a cancerígenos", denuncia Michel Lallier,
representante de CGT en el Comité superior para la Transparencia y la
Información sobre la Seguridad Nuclear. "Es un contrasentido y una injusticia
flagrante" /17.<BR><BR>Cuando ha estallado públicamente el escándalo, los
trabajadores que intervienen en la central en crisis ha obtenido mejores
condiciones de protección e indemnizaciones –a la espera de que los empleados de
las subcontratas se beneficien también de las nuevas medidas. Pero todo esto
dice mucho sobre la falta de preparación de la industria nuclear y del gobierno
ante un accidente de importancia. La Tepco ha tenido que confesar que, en cuanto
a sus propios empleados, no tenía previsto un nivel de prima correspondiente a
la crisis actual, y nunca había previsto “una situación en que los trabajadores
deberían intervenir de forma continuada bajo un alto nivel de radiaciones”
/18.<BR><BR>Esto muestra la inhumanidad cotidiana del capitalismo para quien la
salud y la vida de los trabajadores –o de las poblaciones vecinas, víctimas de
la contaminación–es sólo una variable ajustable, como el salario. En nombre del
interés de los accionistas, Tepco había rechazado adoptar medidas de seguridad
legalmente exigidas, y había negociado a la baja los contratos de seguros. Si le
hace falta, mañana se declarará en quiebra para dejar al Estado la carga de las
indemnizaciones.<BR><BR>Pero la Tokyo Electric Power Compagny (Tepco) no es un
representante marginal en el mundo de los negocios. Fundada en 1951, esta
multinacional japonesa se ha convertido en el mayor productor privado de
electricidad del mundo. ¡Nada menos! La política de Tepco arroja una luz cruda
sobre el reverso del decorado, sobre la naturaleza del capitalismo realmente
existente.<BR><BR><STRONG><U>Notas<BR></U></STRONG><BR>1. Humanité, 21/03/2011.
Ver en ESSF (art. 20978): ”Fukushima, manutentionnaires, radiations, seuils et
désarmement”.<BR>2. “Les ‘liquidateurs’ de la centrale travaillent dans de
conditions ‘affreuses”, Le Monde, 19/03/2011.<BR>3. Le Monde, 24/03/2011. Paul
Jobin, sociólogo, es especialista en Japón, profesor titular en la Universidad
de París-Diderot. Ha estudiado la situación de los obreros de la industria
nuclear en el archipiélago y en particular en la central 1 de Fukushima.<BR>4.
Ciirad: Comisión independiente de Investigación y de Información sobre la
Radioactividad. Ver en ESSF (art. 21101) su reciente comunicado: La autoridad de
seguridad nuclear japonesa considera que los accidentes ocurridos en la central
de Fukushima Daichi deben ser clasificados en el nivel 7, el más elevado.<BR>5.
Sobre las consecuencias de las radiaciones nucleares en la salud, ver sobre todo
en ESSF Annie Thébaud-Mony (art. 20786), “Nucléaire: la catástrophe sanitaire”,
y Paul Benkimoun (art. 20795), “Fukushima: irradiation, contamination..”, ambos
aparecidos inicialmente en Le Monde.<BR>6. op.cit.<BR>7. “Le quotidien
radioactif des ‘liquidateurs’ de Fukushima”, Le Monde, 2/04/2011.<BR>8. Ver en
EDDF (art. 21122): “Fukushima: l’ insupportable quotidien des liquidateurs de la
centrale nucléaire”.<BR>9. Ver sobre todo en ESSF (art. 20992) en su edición en
lengua inglesa del 5/04/2011: “Fukushima: Worker safety takes back seat in
dealing with nuclear crisis”<BR>10. AFP, op.cit<BR>11. Asahi, op.cit<BR>12. AFP,
op.cit<BR>13. Ministry of Health, labor and Welfare<BR>14. Asahi, op.cit<BR>15.
Philipe Pons, op.cit.<BR>16. Esto es, una jubilación con el 100% a los 60
años.<BR>17. Francine Aizicovici, “L’exposition à la radioactivité est exclue
del critères pour la retraite anticipée“, Le Monde, 15/04/2011.<BR>18. Asahi,
op.cit </DIV>
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