<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content=text/html;charset=iso-8859-1 http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.7600.16385"></HEAD>
<BODY style="PADDING-LEFT: 10px; PADDING-RIGHT: 10px; PADDING-TOP: 15px"
id=MailContainerBody leftMargin=0 topMargin=0 CanvasTabStop="true"
name="Compose message area"><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>3 de mayo 2011</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4></FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La revolución cubana en una
encrucijada</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Guillermo Almeyra
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Revista
Herramienta</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.herramienta.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.herramienta.com.ar/"><STRONG
title="http://www.herramienta.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.herramienta.com.ar/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Para el gobierno cubano y -los
partidarios del llamado socialismo real, o sea, del sistema económico, político
y social imperante en la ex Unión Soviética y en los países de Europa oriental o
en China y Viet Nam- Cuba es socialista desde los años 60, cuando así la declaró
por radio Fidel Castro. Para los enemigos de Cuba y del socialismo, en los
gobiernos y en el sistema capitalista mundial, también lo es (como lo era la
Unión Soviética) pero por obvias razones de propaganda antisocialista, o sea,
para identificar el socialismo -que según Marx sería el reino de la democracia y
la abundancia y de la agonía del Estado como poder por sobre los ciudadanos- con
la escasez, el partido único, la fusión de éste con el aparato estatal, el
decisionismo vertical desde el vértice de la burocracia estatal-partidaria. En
cambio, para la ultraizquierda, que sólo conoce el blanco y el negro y se guía
por el todo o nada, el carácter de clase del régimen existente en Cuba es
igualmente claro: Cuba no sólo sería capitalista sino que también imperaría en
ella "la dictadura de los hermanos Castro", apoyada en una burocracia
totalitaria.[i] </FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>La cuestión sin embargo no es tan simple. La revolución
cubana fue posible porque formó parte de una revolución anticolonial a escala
mundial y tuvo lugar después de la muerte de Stalin y en plena crisis del
estalinismo, todo lo cual le dio una fuerza y una dinámica peculiar. La
revolución antitotalitaria, democrática y antiimperialista iniciada con el
asalto al Moncada y triunfante en enero de 1959 se fue depurando de aquellos de
sus dirigentes que eran simplemente burgueses o pequeñoburgueses antibatistianos
y estaban dispuestos a mantener la sumisión del país al imperialismo
estadounidense -los cuales huyeron a Miami o se levantaron en armas y después
cayeron presos- y, como respuesta a los ataques de los Estados Unidos y a la
necesidad de profundizar el proceso (y de encontrar aliados internacionales), se
declaró socialista por boca de Fidel Castro -y no por consulta o decisión de
masas, aunque el apoyo a esa declaración fue muy grande-. La expropiación de las
tierras de los grandes capitalistas y del imperialismo, la estatización del
comercio exterior y de la producción, los intentos de planificación
anticapitalista de la economía, base para el desarrollo económico y cultural de
la isla, constituyeron el punto de partida anticapitalista de la lucha por el
socialismo y de la transición hacia él y fueron y son los elementos no
estrictamente capitalistas que permitieron hacer frente al aislamiento y la
crisis y debilitaron la propiedad privada de los medios de producción, o sea, al
sector capitalista propiamente dicho.[ii]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El capitalismo, sin embargo, subsistió por la relación de
Cuba con el mercado mundial, por la vigencia de la ley del valor, que regía la
economía cubana. El Estado surgido de la revolución cubana tuvo una dirección
revolucionaria de clase media, que contaba con la simpatía pero no con el
protagonismo de los trabajadores. Dicho aparato de Estado había disuelto el
ejército de Batista y se apoyaba sobre las milicias y sobre el pluralismo dentro
de la revolución expresado en la presencia en el gobierno de los militantes del
Movimiento 26 de julio dirigidos por Fidel Castro, pero también de algunos ex
miembros del Partido Socialista Popular (comunista) en ruptura con este partido
que se había opuesto inicialmente a la revolución, de jóvenes estudiantes, en su
mayoría católicos, del Directorio Revolucionario y de militares antibatistianos,
todos los cuales integraron las Direcciones Revolucionarias Integradas que
terminaron fusionándose en el Partido Unido de la Revolución, después
transformado en Partido Comunista Cubano a mitad de los sesenta del siglo
pasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De este modo la revolución no nació dirigida por el
partido comunista local sino por la democracia radical; en su comienzo fue
pluralista y se fue profundizando al mismo tiempo que, por la necesidad de
contar con el apoyo de la URSS[iii] , comenzaban a penetrar en el proceso
revolucionario ideas y métodos burocráticos de cuño estalinista. Los burgueses
cubanos y sus servidores, por último, partieron hacia Miami poco después de
aplastada la invasión de Bahía de los Cochinos. Cuba pasó a ser un país
capitalista sin capitalistas -como calificaba Lenin a la URSS inmediatamente
posterior a la revolución- y con un aparato estatal que luchaba por la
construcción del socialismo en la isla y a escala mundial.[iv] Aunque Cuba no se
contaba entre los países más pobres y atrasados de América Latina -por el
contrario, en los '50 era el segundo en desarrollo después de la Argentina-, se
encontró por diversos motivos obligada a centralizar el poder, reduciendo los
márgenes de la democracia, y creando las condiciones para una vasta burocracia
desde el inicio mismo de la revolución.<BR> <BR><STRONG>La burocracia a la
cubana</STRONG><BR> <BR>Ese cuerpo nuevo fue el resultado de diversos
factores. Por un lado, de la necesidad de defender la revolución sacando de la
producción a los más enérgicos y mejores hombres y mujeres para crear un aparato
de contrainformación y contraespionaje y un ejército numeroso y bien armado, ya
que los atentados y las amenazas de invasión estadounidense y de guerrillas
contrarrevolucionarias no permitían otra opción. Se puede decir, por lo tanto,
que el bloqueo y la amenaza del imperialismo son un poderoso factor de creación,
mantenimiento y desarrollo de una vasta burocracia improductiva pero necesaria
sobre la cual se insertaron toda la serie de organizaciones derivadas del modelo
militar y de defensa y de los armamentos procedentes de la Unión Soviética en
los últimos años sesenta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A ese importante factor se agrega la fuga de los técnicos
y administradores con experiencia, lo cual obligó a sustituirlos por una camada
de militantes llenos de voluntad pero bisoños y con pocos conocimientos y, por
lo tanto, con baja productividad y escaso rigor en la organización del trabajo,
lo cual infló el aparato de control partidario y productivo. Una buena parte de
la burocratización hay que achacársela además a los errores voluntaristas
iniciales, como la innecesaria y contraproducente estatización del pequeño
comercio, del artesanado, de la distribución y los servicios, que hoy está
tratando de corregir tardíamente el gobierno cubano al suprimir de la nómina
estatal 500 mil personas[v] para lanzarlas al cuentapropismo y a la creación ab
novo de cooperativas (sobre esto volveremos más adelante).<BR></DIV>
<DIV align=justify>Pero la principal fuente de la burocracia fue la eliminación
en nombre del centralismo de la participación de los ciudadanos en la adopción
de las decisiones políticas, económicas y técnicas, las cuales quedaron en manos
de los "especialistas" y tecnócratas, reduciendo así la creatividad, la
socialización de las experiencias de los productores, el ahorro de materiales,
la productividad, y semiparalizando todo en una maraña de reglamentaciones y
pasos burocráticos aprendidos de la Unión Soviética. A la ineficiente tradición
burocrática española, heredada por nuestros países y en particular por Cuba, la
última colonia hispana en América, se le agregó la burocratización
ultracentralizada importada del estalinismo, que la heredó a su vez del
ineficiente zarismo. Y, por último, de modo general, la burocracia tiene por
base la división entre trabajo manual e intelectual, propia del capitalismo,
sobre todo en los primeros tiempos en los que el nivel medio de preparación de
los cubanos era mucho menor que el actual, y la consiguiente división entre "los
que saben" y deciden y los que simplemente ejecutan, también muy marcada en
tierras de caudillos, como las nuestras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El voluntarismo de Fidel Castro contribuyó también a este
proceso al tratar de corregir burocráticamente, con organismos de control de los
controladores, el caos y la parálisis resultantes de decisiones erróneas -como
la copia de métodos capitalistas provenientes de la Europa Oriental o como la
aventura, desquiciante de toda la economía, del intento de lograr a cualquier
precio una zafra de 10 millones de toneladas o el deseo, a caro precio e
insostenible, de tener la vaca lechera más productiva del mundo o la
autosuficiencia en espárragos-. La fusión entre el partido y el Estado, al mismo
tiempo, impidió que el primero controlase al segundo y lo burocratizó, mientras
introdujo en el aparato estatal, donde siempre existe la necesidad de adoptar
decisiones técnicas precisas, eficaces y sostenibles, una imprevisibilidad y
discontinuidad desorganizadoras y desmoralizadoras para los productores que son,
no hay que olvidarlo, también consumidores de productos básicos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La baja productividad de los trabajadores cubanos y la
exhuberancia del personal estatal tienen sus raíces en décadas de errores
económicos graves, a partir sobre todo del momento en que el Che Guevara fue
derrotado en la discusión sobre la orientación de la economía por el triunfo de
la concepción burocrática defendida por el maoísta Charles Bettelheim, que no se
diferenciaba mucho de lo que planteaban también los asesores del llamado bloque
socialista. En ese marco, el más grave de todos esos errores fue creer -contra
toda evidencia y contra las advertencias hechas ya en 1936 por León Trotsky[vi]-
que la Unión Soviética sería eterna y, por lo tanto, que eterno sería también el
intercambio favorable a Cuba de azúcar por petróleo en abundancia, sin tener en
cuenta los precios del mercado mundial. Esos errores políticos y esa falta de
capacidad teórica para juzgar a los regímenes y las economías que la dirección
cubana consideraba "socialistas" y en los cuales formaba sus economistas
"marxistas" impidieron aprovechar la ayuda del CAME (o Comecon) para desarrollar
la infraestructura cubana y las bases para la autosuficiencia alimentaria en la
isla. Por eso el derrumbe del llamado bloque socialista precipitó en Cuba la
crisis profunda del período especial y provocó una caída, en un año, de más de
un tercio del PIB.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si en la isla la burguesía no volvió al poder mezclada
con los viejos apparatchiks estalinistas fue porque la revolución cubana fue y
es, antes que todo, una revolución independentista y antiimperialista y porque
no había allí restos de burguesía, como en los países de Europa Oriental, y
porque en Cuba la burocracia no era aún, antes de la gran crisis iniciada con el
Período Especial en los ochenta, una casta burocrática cristalizada, con nivel
de vida y aspiraciones capitalistas, como la de la URSS. El gobierno, además, no
estaba aislado sino que gozaba, en cambio, del consenso logrado gracias a la
firme e intransigente defensa de la independencia cubana frente al imperialismo
y al notable desarrollo material y cultural logrado durante casi treinta años,
entre 1959 y 1986; y la burocracia, que la influencia soviética por un lado
inflaba y estimulaba, sufría al mismo tiempo la presión de los trabajadores
cubanos, a diferencia de la Unión Soviética y de Europa Oriental donde la
sociedad civil había sido aplastada y desmoralizada. La actual burocracia, por
otra parte, tiene diversas capas. Una, que trabaja con las ideas y la creación
artística y literaria, siente más y refleja mejor las presiones democratizadoras
y antiburocráticas de la sociedad y comprende mejor la necesidad de un cambio
urgente en la economía y la vida política. Una parte de esta capa está
influenciada por la idea de la generalización del mercado libre mientras otra,
mucho menor, cree en la necesidad de una profundización del curso hacia el
socialismo, recurriendo a la autogestión social generalizada. Otro sector de la
burocracia, el ideológico, conservador e improductivo y reaccionario, busca
mantener el statu quo ante del cual desprende sus privilegios y se abroquela en
el partido, en una lucha perdida de antemano porque éste está fusionado con el
Estado, que debe cambiar debido a los imperativos económicos y sociales. El
sector militar, a la vez ideológico y productivo, ya que las fuerzas armadas
garantizan la producción estratégica cubana, tiene privilegios y poderes mayores
y tiende a alianzas con la tecnocracia. Esquematizando, la propuesta de este
sector sería un Estado a la vietnamita o china, con un fuerte poder
tecnocrático-militar y un partido único, que dirige un libre mercado
burocráticamente controlado. Por último, en todos los sectores del aparato
(intelectuales, burócratas partidarios, tecnócratas) existen los que in pectore
se preparan para una "solución" similar a la de sus colegas de Europa Oriental,
transformándose en capitalistas, sobre todo en el caso de una gran apertura al
turismo y a las inversiones provenientes de los Estados
Unidos.<BR> <BR><STRONG>Desde los ochenta hasta la
actualidad<BR></STRONG> <BR>El derrumbe inglorioso y sin disparar un tiro
de la Unión Soviética y su enorme y absolutamente impotente y corrompido partido
comunista de 18 millones de miembros, así como el de los países del "socialismo
real" y la inmediata transformación de los burócratas de esos países en
capitalistas, apoderándose de modo mafioso de las empresas que antes
administraban, o en socialdemócratas, tuvo enormes consecuencias en Cuba.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En primer lugar, ese proceso dio un golpe muy duro a la
pretendida infalibilidad de la dirección del partido comunista cubano y del
Estado, desde Fidel para abajo, al mismo tiempo que modificó profundamente la
relación de fuerzas internacional, desmoralizando a sectores de la población y
sobre todo del aparato burocrático. La brutal caída del Producto Bruto Interno y
la necesidad de recurrir al turismo y a las inversiones extranjeras dispuestas a
ignorar la ley Helms-Burton y el bloqueo llevó a muchos funcionarios y
dirigentes partidarios a buscar "arreglarse" por su propia cuenta, en lo
económico y en cuanto a la obtención de un seguro clandestino e ilegal para lo
que pudiera venir, utilizando para ellos sus cargos y poderes. Al mismo tiempo
generalizó el robo, la corrupción, la prostitución, el trabajo a desgano porque
los salarios no alcanzaban y se tornaban ínfimos, ridículos, y porque los
mecanismos de asistencia -y los salarios indirectos de todo tipo, como la
educación, la salud, los subsidios a los alimentos, la libreta para comprar
productos básicos- perdían constantemente calidad, se degradaban o desaparecían.
El lujo ostentado de los inversionistas y turistas, el mercado especial para
ellos, los irritantes privilegios de que disponían a la vista de todos -ir a los
mejores hoteles y las mejores playas, donde no iban los cubanos, poder moverse
libremente- crearon por su parte una sociedad de dos velocidades, o en dos
capas. Una dolarizada y fuerte, promotora del capitalismo por su ejemplo de
hedonismo y de consumismo y otra, desprovista y pagada en pesos por un Estado
que perdía jirones de independencia y soberanía. En el medio, una burocracia
cuyos sectores más fuertes están ligados a la primera capa mientras los más
pobres sufren los problemas de la segunda, de la mayoría. Para colmo, quienes
habían optado por construir la revolución y no por emigrar se encontraron con
que los parientes de los contrarrevolucionarios o de los individualistas
emigrados para prosperar contaban con dólares y apoyos mientras ellos debían
contentarse con sus magros sueldos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde los años 80 hasta hoy Cuba está dividida grosso
modo, horizontal y generacionalmente, en dos grandes bloques: los que conocieron
el período anterior a 1959 y las luchas revolucionarias inmediatamente
posteriores y los que en cambio nacieron en la crisis económica aparentemente
interminable y en ella se formaron, con el agravante del derrumbe del sostén
soviético a la isla y del desgaste moral producido por la transformación de la
isla en paraíso para el goce ajeno. Cuba es un país donde la juventud constituye
la minoría de la población pues la expectativa de vida, como resultado de los
progresos en la educación y en la sanidad, se eleva continuamente y la
natalidad, como consecuencia de la crisis, se reduce. Pero la juventud es el
futuro. Y ese futuro está hipotecado porque en las ciudades buena parte de la
juventud, sobre todo en las familias más pobres, cree en una solución
individual, incluso sueña con la expatriación, no persigue ninguna utopía. En el
campo, donde hay menos contacto con el turismo y su influencia deletérea y con
el consumismo, y son mucho menos visibles las desigualdades y loa privilegios,
la juventud se diferencia de la ciudadana, pero Cuba es un país esencialmente
urbano con enormes extensiones de tierra baldía. Es un país rural, pero sin
campesinos ni suficiente producción de alimentos y otros productos
rurales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El mercado negro es como ácido que disuelve la economía
cubana, porque los burócratas que desean hacer refacciones en su casa saben que
el electricista, el plomero, el albañil trabajarán con herramientas y materiales
robados al Estado, como robados al Estado son los falsos remedios afrodisíacos o
los malos puros que se venden a los turistas por las calles o los alimentos
vendidos en los "paladares".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo cierto es que la actual situación no puede seguir, ni
puede subsistir una economía con dos monedas oficiales paralelas (el CUC y el
peso) y otra, decisiva y omnipresente, el dólar. Cuba está en una encrucijada: o
va hacia el capitalismo, como dependencia semicolonial de los Estados Unidos, o
avanza audazmente y se renueva por el camino del socialismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero aclaremos: no se trata de una oposición entre
mercado y construcción del socialismo, porque las concesiones al mercado son
obligatorias y legítimas cuando hay que asegurar el abastecimiento y la
sobrevivencia de la gran conquista de la revolución antiimperialista mundial que
fue y es la revolución cubana. Además, mercados hubo en la historia antes del
capitalismo y los habrá después de él en los regímenes de transición que podrían
sucederse durante más de un siglo hasta el derrumbe mundial del capitalismo. El
asunto es si el mercado libre dirige la sociedad o si ésta dirige y controla el
mercado y da su lugar a las inversiones capitalistas extranjeras, portadoras de
know how y de innovación.<BR> <BR><STRONG>La vía de la
autogestión</STRONG><BR> <BR>Hagamos un poco de historia. La autogestión,
en Aragón, durante la Revolución española, duró demasiado poco y por eso no pudo
demostrar otra cosa que la posibilidad de extender al máximo la democracia de
los productores-consumidores-ciudadanos. La autogestión yugoslava fue una
autogestión a medias, por su origen y su desarrollo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En efecto, por un lado, fue organizada desde el poder
central por Edouard Kardelj después de un primer intento de imitar el modelo
económico burocrático centralizado del estalinismo, que se interrumpió cuando
Stalin expulsó del Cominform y quiso borrar del mapa a Tito y su partido, hasta
entonces ejemplos de estalinismo, pero que buscaban crear una Federación
Socialista balcánica escapando al control total que pretendía imponer Moscú a
los gobiernos y partidos comunistas. Por otro, fue una autogestión deformada
desde su origen mismo por la dependencia del partido (la Liga de los Comunistas
Yugoslavos) y por el nacionalismo y el federalismo burocrático y a la vez
localista de las distintas repúblicas que llevó al estallido de la Federación
yugoslava.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las empresas en la autogestión yugoslava podían elegir
sus directores, pero teniendo en cuenta las sugerencias del partido y sólo con
la venia de éste y podían decidir sus planes de producción y de inversión, su
tecnología, los salarios, pero el Estado controlaba los insumos, y la producción
y la comercialización estaban fijados por el mercado, con el control caro y
redundante de las distintas repúblicas federales. El justo principio de la
federación estaba deformado por la existencia de un partido único burocratizado
por el nacionalismo puntilloso de cada república e igual cosa sucedía con el
principio justo de la autogestión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En cuanto a la autogestión en la Argelia independiente
dirigida por Ahmed Ben Bella duró poquísimo y fue asfixiada por el control del
aparato del Estado sobre las empresas agrícolas que intentaron desarrollarlo sin
contar con apoyo técnico ni créditos. Las experiencias posteriores -en la
fábrica de relojes Lipp, así como recientemente en Philips, en Drouet, Francia,
o las fábricas recuperadas en la Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela- han sido
o son, más que experiencias de autogestión, ejemplos de control obrero en
empresas de propiedad capitalista o con propiedad en disputa. En efecto, excepto
por la organización del trabajo y la fijación de los salarios, funcionan como
antes porque obtienen sus insumos de todo tipo en el mercado capitalista, venden
los mismos productos que vendía el antiguo patrón en el mismo mercado y dependen
de la obtención de un status particular que les otorga el aparato estatal
-expropiación por causa de utilidad pública, comodato, organización como
cooperativas para no pagar impuestos o, como en el caso del proyecto de ley
argentino en discusión, de una protección especial mediante créditos muy baratos
y aportes técnicos-.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Cuba, hoy, el gobierno se ve obligado por la crisis
mundial a hacer continuas concesiones al mercado capitalista y encara ahora el
desarrollo de la agricultura y de los productos para la alimentación sobre la
base de una miríada de pequeños agricultores privados. Al mismo tiempo, trata de
reparar con un retraso de cincuenta años el error cometido al haber estatizado
junto con los ingenios y empresas imperialistas todo el pequeño comercio y
decenas de miles de empresas artesanales. Y, ante la necesidad de dar trabajo al
millón de trabajadores que califica de "excedentes", aparentemente, según
sugieren los artículos nostálgicos de Juventud Rebelde sobre las fondas
habaneras, está encarando la posibilidad de permitir y apoyar la creación de
cafés, casas de comida, heladerías, zapaterías y otros trabajos privados por
cuenta propia, controlándolos mediante impuestos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De este modo el sector de las empresas estatales debería
convivir y competir por los recursos en el mercado capitalista con un vastísimo
sector de pequeños productores agrarios y otro igualmente enorme insertado en
los intersticios del mercado. De hecho, ya existe un sector de la sociedad que
no trabaja con la moneda nacional y está ligado al dólar y, puesto que la
economía ya está desquiciada y los controles estatales no son ni efectivos ni
eficaces, una nueva política económica más apegada a la realidad social no
aumentaría mucho los peligros -grandes- que ya enfrenta Cuba y podría eliminar
algunos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A condición, sin embargo, de realizar economías de escala
y de elevar la productividad mediante cooperativas de compra, de
comercialización, de preparación técnica, de crédito con los cuentapropistas. Y
sobre todo de poner en marcha la autogestión generalizada que permita que los
productores-consumidores conozcan y reorganicen los recursos en el territorio,
reduciendo la burocracia y elevando la responsabilidad colectiva y la moral de
trabajo, así como el índice de participación y de democracia en el país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La autogestión, lejos de ser un posible lujo de los
países ricos, puede ser una formidable fuerza productiva multiplicadora ya que
pone en marcha la creatividad y el sentimiento de responsabilidad de quienes
sienten que deciden en su vida cotidiana y aportan a todos, con todos. En un
mercado capitalista y en la escasez que acentúa los problemas sociales, crea
además lazos solidarios y conciencia colectiva, indispensables para
contrarrestar la tendencia al "primero yo" y al hedonismo que introduce el
capitalismo y la corrupción de la burocracia. Ésta, por supuesto, se opondrá a
la autogestión, que le quita protagonismo y privilegios y la controla.
Precisamente por eso, si se quiere mejorar la producción y, al mismo tiempo,
preservar la democracia, hay que darle espacio a la autogestión y espacio al
"partido" que impulsa el socialismo frente al "partido" del
conservadurismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Previsiblemente, la crisis mundial a -la que se agrega el
criminal bloqueo estadounidense- aumentará aún más su peso sobre la isla,
reduciendo el turismo e incluso las remesas de los cubanos emigrados. Las
dificultades crecientes de la economía venezolana así como el agravamiento de
los desastres climáticos son también factores que hay que tener en cuenta cuando
se piensa en cómo sacar del actual pozo a la economía cubana y en cómo reducir
las tensiones sociales y políticas en un país que está instalado en una crisis
profunda desde hace más de veinte años (la vida de una entera generación) y que
no ve en el horizonte ni cambios reales ni objetivos alentadores sino sólo una
dura lucha por la supervivencia dirigida además por el mismo sistema y por los
mismos cuadros que ayudaron a llegar a la actual dramática situación o que no
supieron cómo evitarla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para salir de esta crisis, que se agrava con la crisis
mundial pero se viene arrastrando dese hace decenios por causas específicamente
cubanas, se necesita tensar todas las fuerzas de la población, recurrir a su
capacidad creativa, su cultura, sus conocimientos, movilizarla como protagonista
de todas las decisiones, como patrona de su propio destino, darle como objetivo
la igualdad, la participación plena y creativa. En una palabra, dejar de tratar
a los cubanos como súbditos y reconocerlos como ciudadanos plenos, movilizando
su voluntad, su conciencia, su voluntad de socialismo, no detrás de huecas
consignas desgastadas sino en pos de objetivos democráticos y autogestionarios
para que por Estado no se entienda un aparato por sobre la sociedad y que
pretende controlarla sino la gestión colectiva de los ciudadanos en primera
persona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La democracia no es un obstáculo en el trabajo de los
especialistas, burócratas y tecnócratas: es una necesidad vital para aumentar la
producción y la productividad y lograr nuevas invenciones colectivas. ¿Quién
discutió previamente las actuales medidas para salir de la crisis que permiten
vender propiedades en Cuba, por 99 años, a extranjeros, cuando los cubanos
mismos no pueden comprarlas; que decide construir gran cantidad de campos de
golf de 18 hoyos (para extranjeros), costosísimos en agua y en esfuerzos, que
eliminan totalmente el magro subsidio por desocupación o la gratuidad de los
entierros? ¿La Asamblea Nacional, que sólo se reúne siempre a posteriori para
refrendar las decisiones del vértice partidario? ¿Un congreso o una conferencia
del partido, siempre postergados pues ese partido único, en el que milita lo
mejor y también lo peor del funcionariado cubano, está fusionado con el aparato
estatal, no tiene objetivos diferentes de éste y a él está subordinado y, por
supuesto, no controla en lo más mínimo a los dirigentes del Estado-partido? ¿Los
llamados sindicatos, que en vez de ser la voz de los trabajadores frente al
aparato estatal son simplemente una parte de la burocracia estatal, al extremo
de ser incapaces de decir una palabra frente a la pérdida de grandes y viejas
conquistas, de evaluar las políticas del Estado, de formular propuestas y
contrapropuestas surgidas de asambleas democráticas en las empresas?<BR>¿Por qué
no se discuten las medidas gubernamentales en cada empresa, en cada barrio, en
cada comunidad campesina? ¿Por qué no se escucha la voz y las sugerencias de
quienes deberán sufrir las consecuencias de dichas medidas y, al mismo tiempo,
deberán poner el hombro para sacar al buey del barranco?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una crisis es una oportunidad de cambiar. En vez de
recurrir fundamentalmente a un hipotético turismo o inversionismo de lujo, ¿por
qué no discutir cuáles inversiones productivas son hoy necesarias y deben ser
permitidas al capital privado, por ejemplo, en la producción agroalimentaria y
la distribución de los alimentos en la isla?</DIV>
<DIV align=justify><BR>En vez de centralizar una vez más, ¿por qué no
descentralizar y dar poder de decisión y de organización a nivel territorial,
horizontal, a los productores y poner a su disposición insumos y medios de
transporte? </DIV>
<DIV align=justify> <BR>El combate a la burocracia
no consiste sólo en reducir el número de funcionarios redundantes o
improductivos y de reglamentaciones absurdas: consiste en cambio
fundamentalmente en trasladar el poder de información y de discusión a los
ciudadanos, que son usuarios-productores-consumidores atados por esa
burocracia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La democracia, la autogestión, la planificación desde el
territorio y desde los lugares de producción, la libertad de opinar, disentir,
expresarse, informarse, son indispensables si se quiere sacar a la población de
una desmoralizante y creadora de apatía resignación ante las decisiones que
llueven desde el vértice del Estado tal como llegan los huracanes.<BR></DIV>
<DIV align=justify>Repetimos: la vía china o vietnamita son irrepetibles en Cuba
no sólo por razones demográficas, históricas, culturales sino también porque esa
es una salida que sólo se podría encarar abriendo completamente el país al
capital y la intervención de los Estados Unidos y eliminando lo que queda de la
revolución para que acabe el bloqueo y lleguen inversiones masivas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuba nunca fue socialista, aunque sí luchó por aportar a
la construcción del socialismo en la isla y en el mundo. Pero su revolución
democrática, antiimperialista, de liberación nacional, fue importantísima para
la isla y para todo el continente y, aunque está estancada desde hace rato
porque no puede profundizar su curso y, por el contrario, retrocede, sigue
siendo la garantía de la independencia nacional y es la base del consenso
político que aún mantiene el gobierno, sobre todo entre las generaciones más
viejas, que conocieron el pasado y no quieren retornar a él, como lo expresa
claramente Silvio Rodríguez. Es suicida enterrar los restos de revolución para
atraer inversionistas. Por el contrario, hay que reanimarla con un gran cambio,
sobre la base de la descentralización y la planificación hacia arriba de
necesidades y recursos desde el territorio, sobre la base de la democracia de la
población organizada en comités de empresa y consejos locales, de la autogestión
social generalizada, de la libre organización, la eliminación de la autocracia y
la burocracia y de la extensión al máximo del poder de los
productores. <BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Guillermo Almeyra, marxista argentino que vivió durante
muchos años en México. Doctor en Ciencias Políticas y Master en Historia,
recibido en la Universidad de París VIII, enseñó Política Contemporánea en la
Universidad Nacional Autónoma de México y en el Posgrado Integrado en Desarrollo
Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, donde se especializó
en movimientos sociales y en las consecuencias de la mundialización. Es
editorialista y comentarista internacional del diario La
Jornada.<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR><BR>[i] Mercedes Petit, "Ajuste
a la cubana", 11/09/2010, Unidad Internacional de los Trabajadores.<BR>[ii]
Estatización, contra lo que muchos creen, no es sinónimo de socialismo -el
México de Cárdenas, la Argentina peronista, por no hablar de la Italia de
Mussolini, tenían un alto grado de estatización- como no lo es tampoco el
monopolio estatal del comercio exterior. Son, sin embargo, a medio y largo plazo
incompatibles con el capitalismo. Pero el problema reside en quién controla el
aparato del Estado que aparece como "propietario" colectivo de lo estatalizado.
Si no lo controlan con sus organismos los trabajadores, lo hará una burocracia
que usufructuará el poder de ese Estado capitalista sin capitalistas y que
funcionará como semillero de la reorganización de la clase capitalista a partir
de los advenedizos en el poder estatal o mediante la mezcla entre éstos y
algunos de los viejos dueños del capital. El Estado es una relación de fuerzas
social y, en segunda instancia, un aparato que la concretiza, no es un sujeto
social.<BR>[iii] Que fue concedido sólo dos años después del triunfo de la
revolución en enero de 1959.<BR>[iv] A pesar de que Fidel Castro proclamó un
buen día que Cuba era socialista, había conciencia en los revolucionarios de
que, en realidad, el país emprendía el largo y tortuoso camino de la
construcción del socialismo y de que éste no es posible en un solo país, y menos
aún en uno poco poblado y con escasos recursos, situado además a 150 kilómetros
de la primera potencia capitalista mundial.<BR>[v] Que representan el 20 por
ciento de la Población Económicamente Activa, pero a las cuales se sumarían
otras 500 mil más, con lo cual se llegaría al 40 por ciento de la misma.<BR>[vi]
En La Revolución Traicionada, traducción de Andreu Nin, edición de Juan Pablos
editor, México (2000). El libro fue publicado en ruso sólo en 1991.
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3
face=Calibri></FONT></FONT> </DIV></BODY></HTML>