<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content="text/html; charset=iso-8859-1" http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.6001.19046">
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY background="" bgColor=#ffffff><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>12 de mayo 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Imperialismo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El marketing de la
guerra</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR><STRONG><FONT size=3>“Odisea al
amanecer” y “Libertad duradera” son algunos de los pomposos nombres de
operaciones militares recientes. Aquí, quién los elige, cómo y por
qué.<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Ana
Prieto </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Revista
Ñ</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.revistaenie.clarin.com/"><STRONG>http://www.revistaenie.clarin.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR> <BR>Odisea al amanecer es
el título de best-séller con que el Departamento de Defensa norteamericano ha
bautizado a su actual operación contra Khadafi en Libia. Y ese nombre no ha
pasado desapercibido para la opinión pública, que tras tantos años de eslóganes
bélicos se pregunta qué tiene que ver con las acciones militares que se están
llevando a cabo esta vez. ¿Será que los ataques sorprenden a las defensas libias
sólo de madrugada? ¿Será que la administración Obama espera que a sus fuerzas
les lleve tanto tiempo volver a casa como a Odiseo? ¿Será nada más que otro
intento de edulcorar una acción que sin duda se llevará la vida de cientos y
cientos de civiles?</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Según Africom, la pata militar estadounidense en el vasto
continente africano (cuyas oficinas, vale decir, están en Alemania) el nombre no
significa nada y fue generado básicamente por una computadora. En efecto, en el
año 1975 se creó un sistema llamado Code Word, Nickname and Exercise Term
System, NICKA, a través del cual el Departamento de Defensa asigna a los
distintos comandos apostados en todos los continentes una secuencia aleatoria de
letras para bautizar sus operaciones militares. Esto no significa que el NICKA
genere los nombres; es más bien un método automatizado para validarlos y
almacenarlos, es decir, para darles luz verde tras comprobar que no se repiten y
que se ha respetado la secuencia de letras asignada. Africom podía elegir esta
vez entre las siguientes: JS-JZ, NS-NZ y OA-OS. Se decidieron por el último set,
con “Odisea”. La segunda palabra puede ser escogida al azar; así es como quedó
“amanecer”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aseguran que Odisea al amanecer no significa nada, pero
el pathos, esa cualidad retórica de apelar a los sentimientos, tiene una
presencia innegable. El nombre recurre a la atractiva ambigüedad de las
emociones: hace referencia a un gran trabajo, pero no a una guerra; hace
referencia al momento del día que todos esperamos tras una mala noche, a la
renovación, a la promesa de empezar de cero. Pero sobre todo, parece ser el
título apropiado para una acción que ha contado con el impulso y el beneplácito
de un presidente que ha ganado el Premio Nobel de la Paz.<BR><BR>La que podría
ser una muy interesante historia de los nombres de las guerras no está tan
sistematizada como podría estarlo a esta altura. Si pensamos en lo que
aprendimos en el colegio, los nombres de las contiendas se suscriben sobre todo
al lugar en el que transcurrieron, como Lepanto, Waterloo o San Lorenzo, o bien
al tiempo que duraron, y siempre bautizadas cuando el conflicto había terminado
–Cien años, Seis días. Pero algunos enfrentamientos escaparon a esta la
literalidad, como la muy desconocida Guerra de la Oreja de Jenkins cuyo nombre
hacía referencia a su supuesto instigador, es decir, a un eufemismo. Robert
Jenkins, un pirata escocés devenido en capitán, se presentó en la Cámara de los
Comunes de Gran Bretaña en 1738 para denunciar que los españoles le habían
cortado una oreja en la zona caribeña en 1731. La guerra se declaró casi de
inmediato, duró nueve años, fue desastrosa para Gran Bretaña y, desde luego,
tuvo menos que ver con la mutilación de Jenkins que con los intereses económicos
en la zona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la era moderna, los primeros en emplear un nombre en
código que fuera algo más que un código incomprensible fueron los alemanes casi
al final de la Primera Guerra Mundial, conocida durante su transcurso como La
Gran Guerra. La ofensiva alemana utilizó nombres míticos y religiosos para
bautizar sus últimas operaciones, como Alberich, San Miguel y San Jorge, más
conocida como la Batalla de Lys y que al retraerse en sus aspiraciones, terminó
en el femenino Jorgelina.<BR>Cuestión de imagen</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante la Segunda Guerra Mundial los nombres de las
grandes operaciones tendrían la función explícita de alentar y enaltecer a las
tropas. Winston Churchill fue un apasionado del tema: dio instrucciones para que
las acciones en que un gran número de soldados podía perder la vida no llevasen
nombres que sugirieran demasiada seguridad en uno mismo, ni fuesen frívolos ni
resultasen humillantes para los deudos. Por ejemplo, habría que evitar a toda
costa que una madre dijera que había perdido a su hijo en una operación llamada
“Alboroto”. Pero Churchill violaría su propia premisa de templar la
autoconfianza al ser el responsable directo de que el desembarco aliado en
Normandía en 1944 se llamara Overlord, cuya traducción es algo así como “más
supremo que el supremo”. Unos meses después, Japón, que acostumbraba numerar o
dar códigos alfabéticos a sus operaciones, bautizó su ofensiva contra los
aliados en el Golfo de Leyte como Victoria, famosa por su despliegue sistemático
de kamikazes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esos nombres no llegaban al ciudadano común, nadie más
que los implicados conocían los títulos Overlord, Victoria o el hitleriano
Barbarossa. Sólo después de 1945 el Departamento de Defensa estadounidense
(entonces llamado Departamento de Guerra) dividiría los títulos de sus campañas
en dos alternativas: los códigos y los apodos o nicknames. Los códigos son para
uso interno y no llegan al conocimiento del civil común. Los nicknames, en
cambio, tienen la misión de moldear actitudes y opiniones, y se convertirían en
una táctica bélica más bajo la forma de relaciones públicas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La operación Encrucijada, que consistió en una serie de
pruebas nucleares en el Atolón de Bikini a partir de 1946, recibió ese nombre
para sugerir que ante el sobrecogedor poder nuclear no sólo las fuerzas
militares sino la humanidad entera se encontraba en un posible punto de no
retorno. Dos denominaciones que causaron malestar en las buenas conciencias
norteamericanas fueron operación Asesina, durante la guerra de Corea, y
Machacadora, en Vietnam. Para evitar errores parecidos en el futuro, el
Departamento de Defensa estipuló que en adelante las operaciones no expresarían
“un grado de belicosidad que fuese inconsistente con los ideales tradicionales
de Estados Unidos o su política exterior”. El nombre de la invasión a Granada de
1983, Furia Urgente, inauguraría definitivamente la combinación del método NICKA
con esa prosopopéyica creatividad a la que pronto nos acostumbraríamos y además
subsumiría guerras e invasiones al rango de operaciones. La invasión de Panamá
de 1989 se llamaría Causa justa, la Guerra del Golfo, Tormenta del desierto,
acciones contra objetivos serbios durante la guerra de Yugoslavia, Fuerza
Resuelta. La Guerra en Afganistán tras el 11-S, se llama, hasta hoy, Operación
Libertad duradera (iba a llamarse Justicia infinita pero concedieron que a esta
sólo puede administrarla Dios).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si Churchill viviera, probablemente pensaría que Odisea
al amanecer y Libertad duradera son nombres pomposos y floridos que no conmueven
a la opinión pública y, sobre todo, que en nada mejoran la moral de los
combatientes. Y quizá repetiría ante la comunidad internacional una de sus
célebres frases: “No importa qué tan bella sea la estrategia, de vez en cuando
hay que fijarse en los resultados”.</FONT>
<HR>
</DIV></BODY></HTML>