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<HR>
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<DIV align=center><FONT size=3 face=Calibri><FONT size=4
face=Arial><STRONG><U>boletín solidario de información</U><BR><FONT
color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT><BR></STRONG><FONT
color=#800000><FONT size=5><U><FONT color=#000000 size=4><STRONG>3 de junio
2011</STRONG></FONT></U><BR><STRONG>Colectivo Militante - Agenda
Radical<BR></STRONG></FONT></FONT><STRONG>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial><FONT face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Notas para una interpretación
histórica de la trayectoria del Partido de los Trabajadores
(PT)</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Valerio Arcary *<BR>Revista
Herramienta</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
title="http://www.herramienta.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.herramienta.com.ar/"><STRONG
title="http://www.herramienta.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.herramienta.com.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Aldo Casas</STRONG><BR><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>Hubo algo de formidable y emocionante, pero también algo de
terrible en la historia del PT. Utilizando vocabulario acuñado por los clásicos
griegos, tuvimos el momento epopeya, el momento tragedia y hasta un poco de
comedia en la trayectoria a lo largo de la cual el petismo se transformó en el
lulismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El PT fue el mayor partido en la historia de la clase
trabajadora brasileña en el siglo XX. En los años 80, Lula y la dirección del PT
(que organizaron la corriente interna Articulación) fueron capaces de aferrarse
a un partido que, en diez años, evolucionó de una organización de unos pocos
miles a otra con cientos de miles de activistas. Y que pasó de obtener el 10% de
los votos en 1982 para gobernador en San Pablo (y en promedio menos de 3% en los
otros estados), a librar una pelea muy cerrada en el segundo turno de las
elecciones presidenciales de 1989, contando sólo con aportes voluntarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El PT de 2011 es, evidentemente, otro partido, aunque la
fracción dirigente sea esencialmente la misma. En tres décadas, el PT eligió
muchos miles de concejales, algunos centenares de diputados estaduales y
federales, alcanzó el gobierno de más de mil intendencias, muchos estados y está
por tercera vez a cargo de la presidencia. El PT de 2011 es la máquina electoral
más profesional de Brasil, integrada evidentemente a las instituciones del
régimen y asociada, estrechamente, a algunos de los más poderosos grupos
empresariales. Paradójicamente, la autoridad de Lula no disminuyó.
<BR><BR><STRONG>El PT como sorpresa histórica</STRONG> <BR><BR>La explicación
del prestigio de Lula descansa, en primer lugar, en la historia del PT. No hay
razón para no recordar que en 1979/1980 la formación de un PT sin patrones, que
evolucionó y ganó influencia de masas rápidamente en las grandes ciudades del
estado de San Pablo, liderado por un dirigente huelguista metalúrgico, sin
relaciones internacionales sólidas, fue un fenómeno político admirable y,
también, imprevisto. El PT no fue un accidente histórico, pero sí una
sorpresa.[1] A fines de los años 70, la mayor parte de la burguesía brasileña y
los líderes políticos de la dictadura todavía temían, seriamente, el espacio
político que podrían ocupar cuando llegara la amnistía el Partido Comunista
Brasileño (PCB) por un lado y por el otro, Brizola y Arraes. Era la etapa
histórica de la guerra fría. Un tiempo de anticomunismo primitivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El PT y Lula son hoy muy sobreestimados, pero sería
injusto no recordar que cuando aparecieron en la vida política nacional, en
1979/1980, fueron subestimados. Tan desdeñado fue el PT hasta 1982 que un sector
de la prensa y de los medios de la época no prestaron mucha atención al
impresionante liderazgo de Lula entre los obreros del ABC [2] y, por eso, le
facilitaron una visibilidad política que nunca fue concedida, por ejemplo, a
Prestes.[3]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, después de la fundación de la Central
Unitaria de Trabajadores(CUT) en 1983, la política de la burguesía y de los
medios respecto al PT cambió. El proceso de transición democrática que la
dictadura perseguía estaba siendo amenazado por las apariciones de Lula y por el
rol del PT alentando al proletariado de todo el país a lanzarse a la lucha
sindical y política de un modo independiente. Ser petista era sinónimo de ser un
igualitarista, un radical. Cuando comenzó a sentirse el peso de una vanguardia
de algunos cientos de miles de activistas, sobre todo durante la campaña por las
"Directas",[4] el PT pasó a ser considerado seriamente como un enemigo y Lula
como un peligro. Después de la elección de Erundina a la Intendencia de San
Pablo, en 1988, se creó el segundo turno en las elecciones mayoritarias para
prevenir la amenaza de nuevas victorias petistas. La militancia petista marcaba
una diferencia en las huelgas, en las ocupaciones y, también, en las
elecciones.<BR><BR><STRONG>El PT que nació de las huelgas de
1979/1981</STRONG><BR><BR>No parece ser muy polémico sostener que el PT nunca
fue un partido revolucionario, pese a que muchos luchadores honestos que
combatían por la revolución brasileña hayan militado con abnegación y sacrificio
en sus filas. Un análisis sobrio permite concluir que el PT surgió como un
partido obrero con un proyecto de representación independiente de la clase
trabajadora, pero con un proyecto político predominante, en su dirección, de
reformas para la regulación del capitalismo brasileño.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En diez años, entre 1979 y 1989, en función de la
decisión política de ser opositores a la apertura lenta, gradual y controlada de
la dictadura militar -la estrategia de transición a la democracia que adoptaron
los gobiernos Geisel y Figueiredo, bajo la inspiración del general Golbery-, el
Partido de los Trabajadores logró ser un polo de atracción para lo mejor de la
generación de activistas sociales que estuvieron al frente de los mayores
movimientos de masas de la década, disminuyendo la autoridad del Movimiento
Democrático Brasileño (MDB) de Montoro y Tancredo cuando éstos fueron electos
gobernadores en San Pablo y Minas Gerais en 1982, y desplazando la influencia
que hubiera podido ser atraída por el liderazgo de Brizola, electo el mismo año
gobernador de Río de Janeiro, e incluso la del PCB de Prestes, cuando éste
volvió del exilio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aquellos fueron los años en que la dirección del PT y
Lula ganaron su prestigio político. Defendieron las huelgas, apoyaron el
nacimiento del Movimiento de Trabajadores rurales Sin Tierra (MST), ayudaron al
movimiento estudiantil, acogieron el movimiento de mujeres, protegieron al
movimiento popular urbano de lucha por viviendas, auxiliaron al movimiento negro
y, lo que no es menos importante, enfrentaron a la dictadura, lanzaron la
campaña por las "Directas" y denunciaron el acuerdo que culminó en el Colegio
Electoral que permitió, finalmente, la toma de posesión de Sarney. Pero, después
de 1988, cuando asume la Intendencia de San Pablo, el PT comenzó a cambiar.
Comprender estas presiones remite a la historia de la lucha de clases
trabajadora como clave para entender el destino del PT.<BR><BR><STRONG>Un
proletariado joven y combativo, pero políticamente inexperto</STRONG><BR><BR>Fue
a lo largo de esos treinta años cuando se desarrolló la experiencia de miles de
huelgas de las más diversas categorías de trabajadores, que revitalizaron los
sindicatos. Se dio también el gran aprendizaje de las huelgas generales en los
años 80. Estuvieron los imponentes actos de Lula en 1989, con centenares de
miles de personas en la calle. La lucha de los jubilados después del plan
Zelia/Collor conmovió al país. Sin olvidar la histórica huelga de los petroleros
de 1995, la marcha del MST de 1997 sobre Brasilia un año después de la masacre
de Eldorado de Carajas y muchas otras luchas populares. Pero en esos combates
parciales, la clase trabajadora brasileña siempre fue más radical en sus
acciones que en sus reivindicaciones. Movió montañas, pero reclamando muy
poco.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Solamente en dos ocasiones, durante ese intervalo
histórico de tres décadas de creciente confianza en la dirección de Lula, del PT
y de la CUT, las masas populares lograron irrumpir en la escena política con la
inmensa fuerza de su movilización política en las calles, amenazando al gobierno
de turno. Su programa, incluso cuando actuaba con métodos revolucionarios
-voltear gobiernos en las calles es una acción revolucionaria, incluso si las
movilizaciones son pacíficas-, era reformista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La movilización por objetivos políticos fue, por lo
tanto, algo poco común, inusitado. Y para voltear gobiernos odiados, fue
excepcional. Las masas populares y la juventud descubrieron en las "Directas" y
en el "Fuera Collor"el poderío de su acción. Pero quedó claro también, con la
asunción de Sarney (1985) y de Itamar (1992), que era más fácil juntarse contra
Figueiredo y contra Collor que unirse a favor de un proyecto anticapitalista. El
socialismo, una vaga referencia para millones, no era sino una aspiración de
mayor justicia. Salieron a las calles expresando lo imponente de su fuerza, la
de una inmensa mayoría de pobres, desheredados en un país enorme, urbanizado en
pocas décadas, muy joven y casi sin instrucción.[5]<BR><BR><STRONG>El PT y las
fluctuaciones de la relación de fuerzas entre las clases</STRONG><BR><BR>La CUT
el PT y Lula se legitimaron en ese proceso, pero la clase trabajadora no estaba
ni social ni políticamente al frente de la mayoría popular explotada. No
dirigía, era acaudillada. Ni las "Directas" ni el "Fuera Collor" fueron
construidas con una plataforma que destacase las reivindicaciones de clase. El
programa que llevó a la lucha de millones no era sino democrático. No sorprende
que los grandes combates se dieran en los límites de alianzas con disidencias
burguesas, como el MDB de Ulysses Guimaraes y Tancredo Neves en 1984 u Orestes
Quercia y Brizola en 1992.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1992, cuando ya poseían una influencia mayoritaria en
la clase trabajadora, el papel de Lula y del PT fue regresivo: llegaron a las
calles con atraso, y les tocó el papel de bomberos, asegurando la asunción de
Itamar que, más allá del estado de Minas, era un ilustre desconocido, pese a
ocupar casi accidentalmente la vicepresidencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de la presión de inercia reaccionaria en un país
culturalmente muy atrasado, donde el miedo a las represalias siempre fue muy
efectivo para neutralizar la acción colectiva del pueblo, y poco organizado
políticamente, la mayoría de la clase trabajadora organizada en los sindicatos
fue evolucionando a la izquierda en los años 80. Llegó a protagonizar dos
huelgas generales, en 1987 y en 1989 que, pese a ser parciales, alcanzaron
dimensión nacional. De las ilusiones en el PMDB la clase trabajadora giró a la
oposición al gobierno de Sarney y llevó a Lula hasta el segundo turno en 1989.
También las clases medias urbanas evolucionaron a la izquierda en los años
finales de la dictadura, pero después se dividieron: la mayoría se desplazó
hacia el apoyo a Collor en 1989 y después apoyó eufóricamente al plan Real. Tras
la devaluación de la moneda, en 1999, los sectores medios se alejaron lentamente
del gobierno de Fernando Henrique Cardoso y del PSDB, que se desangraba con
sucesivos escándalos de corrupción, aproximándose a Lula al mismo tiempo que el
PT giraba la derecha desvergonzadamente. Terminaron por encontrarse en
2002.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayoría del pueblo desorganizado se mantuvo como base
electoral de los partidos burgueses, herederos de Arena y del PMDB, a lo largo
de los veinte años que van de 1982 a 2002, cuando fue electo Lula. Resumiendo:
primero, en los años 80 los sectores organizados del proletariado y la juventud
estudiantil, pero después, con el pasar de los años y en el cambio de siglo, una
parte de la clase media y también parte de las masas populares semiproletarias
apostaron al cambio de sus vidas mediante la representación política que el PT y
Lula ofrecían. Una promesa de reformas con escasos riesgos de confrontación con
los poderosos intereses del capital.<BR><BR><STRONG>Cuatro crisis</STRONG>
<BR><BR>En este proceso, el PT enfrentó muchas crisis, pero fueron cuatro las
que marcaron su historia. La dinámica política de su evolución no fue lineal. El
criterio para definir cuáles fueron las crisis más importantes es polémico. La
hipótesis de este artículo es que una crisis es significativa cuando un partido
sale de la misma cualitativamente diferente de lo que antes era. En los años 80,
por ejemplo, cuando la situación política evolucionaba hacia la izquierda por la
movilización más activa de los trabajadores y la juventud, el PT tuvo una
primera ruptura por la derecha, pero fue indolora, tanto en la vanguardia más
orgánica como en el área de la influencia electoral.[6]</DIV>
<DIV align=justify><BR>La primera gran crisis vino con el gobierno Erundina al
frente de la Intendencia de San Pablo. La cuestión central que se planteaba era
la relación con el régimen democrático: aceptar o no los límites legales de la
constitucionalidad. Erundina y otros intendentes petistas, como Diadema en el
ABC de la región metropolitana paulista, se vieron frente al dilema de
ocupaciones de tierras públicas y privadas por los movimientos de lucha por
vivienda, y frente a huelgas de empleados públicos. Apelaron a la represión,
unos más y otros menos, y hubo incluso episodios con presos y heridos. En el
partido no hubo ruptura, pero las placas tectónicas del PT se movieron. El PT
pagó la deuda externa del municipio, escrupulosamente, y no vaciló en utilizar a
la Policía Militar contra la lucha obrera y popular.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al comienzo de los años 90, cuando la situación política
evolucionaba hacia la derecha y las presiones burguesas por la estabilidad del
régimen democrático eran más intensas, la dirección del PT convocó al Primer
Congreso y decidió expulsar a Convergencia Socialista, una corriente trotskista
que constituyó, tras unificarse con otras organizaciones marxistas, el Partido
Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU).[7] Fue la segunda gran crisis.
A partir de allí, las tendencias de izquierda que seguían resistiendo en el PT
quedaron advertidas de cuál sería su destino en caso de desafiar a la dirección.
Esta crisis no tuvo repercusión electoral, pero dejó una herida incurable: el
ala revolucionaria había sido eliminada y las reacciones fueron
declamatorias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Paradójicamente, con el impulso del "Fuera Collor" la
corriente mayoritaria del PT -que había ido demasiado lejos en su viraje hacia
la derecha en el primer congreso de 1991- se dividió, originándose la
Articulación de Izquierda. Esta corriente, unida a las tendencias marxistas
Democracia Socialista (DS) y Fuerza Socialista, entre otras, se impuso en el
Encuentro Nacional del PT en 1993. La reacción, sin embargo, reveló ser "fuego
de paja" y efímera. En el Encuentro Nacional de 1995, después de la segunda
derrota presidencial de Lula en 1994, la Articulación liderada por Zé Dirceu
recuperó la mayoría, en alianza con la tendencia Nueva Izquierda, liderada por
Jose Genoino y Tarso Genro.[8]</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1999, la dirección del PT, tras la tercera derrota
electoral de 1998, concretó otro viraje más hacia la derecha: vetó la campaña
"Fuera Fernando Henrique Cardoso" que venían siendo construida por la CUT y el
MST, con el apoyo de la izquierda interna y externa al PT y había realizado en
Brasilia un acto con 100.000 activistas. La campaña por "Fuera FHC" buscaba
repetir lo que había sido la campaña "Fuera Collor" en 1992 y amenazaba crecer,
en un contexto de intenso malestar provocado por la maxidevaluación del real en
el primer mes del segundo mandato de Henrique Cardoso. La inflexible posición de
la dirección del PT -Zé Dirceu condicionó su aceptación de la presidencia del PT
a la derrota de la moción favorable al "Fuera FHC"- demostró al gobierno de
Fernando Henrique Cardoso la disposición de bloquear cualquier movimiento
social.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Coherente con la decisión de dar pruebas de su compromiso
con la gobernabilidad, en julio de 2002 la dirección del PT preparó un
manifiesto coincidente con el lanzamiento de la cuarta candidatura de Lula a la
presidencia, teniendo esta vez como vice a Zé Alencar, uno de los más grandes
empresarios del sector textil y senador por Minas Gerais. Este documento
declaraba con todas las letras la decisión de honrar el pago de la deuda
pública, interna y externa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Finalmente, en 2003, luego de la elección de Lula, la
dirección del PT no vaciló en expulsar a Heloisa Helena y a los diputados que
luego formarían el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), nuevamente con la
acusación de indisciplina, por haberse negado a votar en el Congreso la Reforma
de la Seguridad Social. Fue la tercera gran crisis. Quedó comprobado que a la
dirección del PT no le temblaría la mano para imponer el giro a la
derecha.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Fue sin embargo en 2005 cuando el PT atravesó la crisis
más seria de su historia. Una parte del núcleo duro de su dirección fue
decapitada, políticamente, por la crisis abierta con las denuncias del
mensalao.[9] Pese a la inocultable satisfacción de las fracciones mayoritarias
de la clase dominante con el gobierno Lula desde su primer mandato, la
oportunidad abierta por la crisis del mensalao precipitó una ofensiva política
burguesa en el Congreso Nacional y en los medios, con algún eco en las calles,
las fábricas y las universidades, que hizo tambalear a Lula en el Palacio de
Planalto. El mensalao obligó al PT a sacrificar a Zé Dirceu y a decenas de
líderes, desmoralizó al partido en los sectores más críticos del activismo
obrero y popular, en buena parte de la vanguardia estudiantil más luchadora y en
los medios más honestos de la intelectualidad de izquierda. Después de ocho años
en el poder, el carácter de clase de la dirección del PT cambió. Las señales de
rápido enriquecimiento pasaron a ser inocultables. El mismo partido cambió de
naturaleza social. Pasó a la historia el partido obrero reformista. Luego de
años en el poder, nació un partido con relaciones orgánicas con algunas
fracciones de la burguesía brasileña.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El PT conservó, pese a todo, una influencia mayoritaria
en el proletariado. Entre 2002 y 2010 Lula hizo un gobierno que recibió aplausos
casi unánimes de lo que hay de más reaccionario en Brasil y en el mundo: desde
Maluf a Delfim Neto, de Michel Temer a Henrique Meirelles, de Busch a Sarkozy,
de Merkel a Putin, y no faltaron entre los mayores banqueros, empresarios y
latifundistas voces dispuestas a admitir públicamente el deslumbramiento de las
clases dominantes de todos los continentes con Lula y el PT. Por si eso no
bastara y a pesar del impresionante descubrimiento del financiamiento electoral
a través de obscenas relaciones con el empresariado -una rutinaria corrupción
que el PT siempre había denunciado-, Lula sorprendió por la resiliencia de su
autoridad en la clase obrera. Es verdad que las condiciones de crecimiento
económico internacional beneficiaron a Lula y su gobierno. Pero no fueron
solamente estas condiciones externas favorables las que pueden explicar la
perdurabilidad de la influencia del PT en la clase trabajadora. Tampoco pueden
hacerlo las más de diez millones de "bolsas familia"
distribuidas.<BR><BR><STRONG>La transformación del petismo en
lulismo</STRONG><BR><BR>Las posiciones políticas no son, sin embargo, el único
parámetro para comprender al PT. Los partidos pueden ser juzgados por la
historia de su línea política, las campañas políticas en que se compromete y sus
luchas políticas internas; por la confrontación entre sus posiciones cuando
están en la oposición y cuando están en el poder; por el programa para
transformar la sociedad, o incluso por los valores e ideas que inspiran su
identidad; por la composición social de sus miembros -militantes o
simpatizantes- o de sus electores, o de su dirección; por el régimen interno de
su funcionamiento; por las formas de su financiamiento o por sus relaciones
internacionales. Todos estos criterios son válidos, y la construcción de una
síntesis exige una apreciación de su dinámica evolutiva. Lo único que no es
posible es juzgar a un partido por lo que él piensa de sí mismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si se considera el ángulo político-sociológico, el PT
nació como un partido obrero con influencia de masas minoritaria hasta 1987 y
mayoritaria en la clase trabajadora a partir de 1989; con una corriente
mayoritaria en la dirección, desde la fundación, liderada por un bloque político
que unió a una fracción de la burocracia sindical con aspiraciones de clase
pequeño burguesa y un colectivo de líderes provenientes de la intelectualidad
militante de la generación del 68, o académica; un núcleo dirigente que aceptaba
el papel de caudillo de Lula, simultáneamente, como portavoz público y como
Bonaparte interno de sus distintas agrupaciones; un programa democrático-radical
de reformas, o sea, de regulación social del capitalismo, que se convino en
llamar democrático-popular; relaciones internacionales híbridas que unían el
apoyo de un sector de la jerarquía católica, vía Holanda y Alemania (con
relaciones institucionales minoritarias en el Vaticano), el apoyo de una
fracción de la socialdemocracia internacional (vía Partido Socialista francés y
SPD alemán), el apoyo de un sector del aparato estalinista internacional (vía
Cuba y posteriormente de Alemania Oriental); y finalmente, pero no menos
importante, con un ala izquierda muy fragmentada y en distintas organizaciones,
con la peculiaridad además de la presencia de algunos miles de trotskistas. Este
criterio lleva a considerar importante la relación de la CUT con los fondos de
pensión estatales a partir de los años 90, en plena era de privatizaciones. La
explicación de este proceso exige también una perspectiva
histórica.<BR><BR><STRONG>Cuatro etapas en la historia del
PT<BR></STRONG><BR>Otro camino para construir una historia del PT es un análisis
histórico-político del partido. Las periodizaciones son discutibles, pero
inevitables. Desde este ángulo, la historia del PT puede ser dividida en cuatro
fases cualitativamente distintas:</DIV>
<DIV align=justify><BR>a) Entre 1980 y 1985, el PT fue un partido de oposición
al régimen militar y al gobierno Figueiredo, y principal impulsor de todas las
luchas sociales contra la dictadura, con lo que conquistó el liderazgo de los
movimientos sociales, pasando a ocupar el lugar que antes de 1964 pertenecía al
PCB. Después de la elección de Sarney en el Colegio Electoral y luego de la
elección de la Constituyente en 1986, pero sobre todo después de las elecciones
municipales de 1988, el PT dejó de ser un partido de oposición al régimen, ahora
un régimen democrático-electoral, pero siguió siendo un partido de oposición
intransigente al gobierno;</DIV>
<DIV align=justify><BR>b) Después de la derrota ante Collor de 1989 y de las
elecciones para los gobiernos estaduales de 1990, bajo la presión de la nueva
situación internacional abierta por la caída del muro de Berlín, el compromiso
de la dirección del PT con la constitucionalidad llevó al partido a vacilar
frente al gobierno Collor. Por eso se negó a asumir la iniciativa de comenzar
una campaña reclamando "Fuera Collor" en 1991, en ocasión del Primer Congreso,
pero después que la campaña, a pesar del PT, ganó apoyo de masas en las calles,
en agosto de 1992, pasó a apoyarla;</DIV>
<DIV align=justify><BR>c) Después de la elección de Henrique Cardoso en 1994,
hasta 2002, el PT mantuvo una postura de oposición parlamentaria, aunque
negándose a movilizar su base social de apoyo para tratar de impedir que el
gobierno de Cardoso gobernase, incluso cuando en 1999 se abrió la posibilidad de
hacer contra este gobierno un movimiento semejante al realizado contra Collor.
En este proceso se consolidó el liderazgo de José Dirceu. Finalmente, luego de
la victoria de Lula o, más precisamente, después de la "Carta a los brasileños"
de julio de 2002, cuando se transformó en partido de gobierno, el PT pasó a ser
el principal soporte de contención social para garantizar la gobernabilidad de
Lula. Fue el PT es que contuvo la posibilidad de que el desgaste social
acumulado por el desempleo, la congelación salarial y las privatizaciones de los
años de Henrique Cardoso se expresaran bajo la forma de movilización popular. Y
es la presencia de Lula, sobre todo, lo que permite explicar por qué el régimen
democrático en Brasil no atravesó una crisis como en la Argentina de 2001;</DIV>
<DIV align=justify><BR>d) El PT fue el partido dirigente del gobierno de Lula
que consiguió, entre 2002 y 2010 -sobre todo después de 2006- la estabilización
política del régimen democrático electoral: ninguno de los gobiernos electos
después de 1989, ni Collor, ni Itamar, ni Fernando Henrique Cardoso habían
tenido tanto éxito en anular la protesta obrera y popular. Durante estos ocho
años de mandato, el PT atravesó la crisis del mensalao en 2005 y salió de ella,
otra vez, irreconocible: el escándalo expuso el desprecio de la dirección del PT
por los límites éticos más elementales, aceptando el financiamiento ilegal en
una escala apocalíptica de decenas de millones de dólares.<BR><BR><STRONG>El PT
frente a su futuro</STRONG><BR><BR>Cada generación saca conclusiones
reflexionando, comparativamente, en base a un repertorio de lecciones heredadas.
La reelección de Lula en 2006 y la elección de Dilma Rousseff tuvieron sus
cimientos en los vientos favorables de la situación económica mundial entre
2003-2008 y la recuperación del crecimiento en 2010: el mantenimiento de una
baja inflación, el aumento lento pero constante del salario mínimo, la
preservación del salario medio y la disminución del desempleo que permitieron el
acceso al crédito, y la extensión de políticas públicas como el "Bolsa
Familia".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Frente a circunstancias excepcionales, como fue la caída
de la dictadura del Estado Novo (1937-1945) o de la dictadura militar
(1964-1984), los trabajadores debieron encontrar un nuevo punto de apoyo
político y/o sindical, como fue el proceso abierto por la derrota del nazi
fascismo en la Segunda Guerra Mundial, que llevo a que el PCB se convirtiese en
partido con influencia de masas desplazando al varguismo, o como fue el proceso
entre 1978-1984 que originó al PT, substituyendo al PCB de Prestes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La etapa de aprendizaje sindical-parlamentario -conocida
en la tradición marxista como la estrategia alemana, por analogía con la
historia de la socialdemocracia más poderosa del mundo- sólo se agota al calor
de una situación revolucionaria que aún no se abrió. La colaboración de clases
es un proyecto que renace una y otra vez, en tanto los trabajadores no hayan
ganado suficiente confianza en sí mismos y su lucha. Las masas pueden abandonar
al jefe de ayer, sin renunciar a las quimeras de su sueño. Pueden, también,
reconciliarse con líderes que las decepcionaron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre 1994 y 2002, vía fondos de pensión y a través de la
participación en la gestión de los fondos públicos, la burocracia sindical de la
CUT, que es aún el principal aparato de apoyo social de la dirección del PT,
entró al mundo de los negocios. Después de la elección de 2002, el PT pasó a
tener relaciones orgánicas con el gran capital brasileño, y pasó a aceptar con
la crisis del mensalao el nuevo papel cesarista de Lula como líder
incondicional. E insustituible. Lo que anuncia su ruina. Sin embargo, las
ilusiones reformistas de los trabajadores no mueren solas. Serán aún necesarios
acontecimientos extraordinarios, como en los ciclos históricos anteriores, para
que una nueva dirección pueda afirmarse.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Valério Arcary es historiador. Profesor de CEFET/SP,
doctorado en Historia por la Universidad de São Paulo (USP), miembro de la
dirección nacional del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU)
de Brasil.<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] En la tradición marxista, un accidente histórico es
un fenómeno transitorio, efímero por lo tanto. El antagonismo entre la necesidad
y lo casual es uno de los temas teóricos más apasionantes en el terreno
interdisciplinario de la filosofía y la historia.<BR>[2] La sigla ABC alude a
las ciudades que conforman la periferia proletaria de San Pablo, donde tienen
asiento las mayores fábricas automotrices y metalúrgicas de la inmensa
metrópoli.<BR>[3] Legendario dirigente histórico del PCB.<BR>[4] Se refiere a la
exigencia de que las autoridades nacionales fuesen designadas mediante
elecciones directas y no mediante una elección indirecta en un Colegio Electoral
amañado por la dictadura, como finalmente ocurrió. <BR>[5] Entre 1950/1980,
Brasil en promedio duplicó el PBI en cada década. Fueron necesarios solamente
treinta años para duplicar la población. En términos reales, la renta per cápita
era en 1980 50% mayor que en 1950. Demoró, sin embargo, los últimos treinta años
para duplicar el PBI de 1980. Y también demoró treinta años en duplicar la
escolaridad media: en 2010 alcanzó una escolaridad media de siete años (para la
población con 15 años o más), que es la mitad de la escolaridad en los países
europeos del Mediterráneo.<BR>[6] Tres diputados federales, Bete Mendes, José
Eudes y Airton Soares rompieron con el partido en 1985 porque el PT no apoyó la
Alianza Democrática que eligió, indirectamente, la lista Tancredo/Sarney en el
Colegio Electoral de la dictadura, luego de la campaña por las "Directas" en
1984. Se fueron solos, sin arrastrar militantes ni afectar mayormente la
influencia electoral que siguió creciendo. La trayectoria posterior de Soares
fue errática: pasó por el PDT (apoyando en 1989 la candidatura de Brizola), el
PSDB, el PPS (con<BR>Ciro Gomes en 1998) y finalmente se afilió al Partido Verde
(PV) apoyando a Marina Silva en 2010.<BR>[7] Convergencia Socialista había sido
una de las primeras tendencias presentes desde la fundación. Zé Maria de Almeida
fue uno de los que defendió la idea de formar un PT en el Congreso de los
metalúrgicos de Lins en 1979. En 1992, la acusación que fundamentó la expulsión
de CS fue indisciplina, porque la tesis que defendía la necesidad de una campaña
para intentar voltear a Collor había sido derrotada en el primer Congreso
Nacional del PT de 1991, con el voto del 30% de los delegados. Convergencia
Socialista orientaba el 10% de este bloque y llegó a tener dos diputados en el
Congreso nacional. CS no aceptó la decisión y, apoyada en una influencia
sindical y estudiantil que era superior a su presencia orgánica en el PT -15% en
la CUT y 20% en la Unión Nacional de Estudiantes- apoyó en las calles el "Fuera
Collor". El PSTU presentó como candidato a Zé Maria en las elecciones de 1998,
2002 y 2010, pero sin obtener representación parlamentaria. Fue la principal
corriente de izquierda anticapitalista que impulsó la constitución de la Central
Sindical y Popular/Coordinación Nacional de Luchas (CSP/CONLUTAS) que nació en
2005.<BR>[8] La tendencia Nueva Izquierda surgió de la disolución en 1989 del
Partido Comunista Revolucionario. El PCR nació en 1979 de una división del
Partido Comunista de Brasil (PCdB), cuya historia remite a la escisión
China-Unión Soviética de 1961. El PCdB compartió la línea maoísta defendida por
Albania y estuvo al frente de la guerrilla de Araguaia a comienzos de la década
del 70. El PCR fue parte de la oposición de izquierda en el interior del PT de
los años 80. La Nueva Izquierda realizó el giro político más inverosímil a fines
de los años 80: llegó a la conclusión que el estalinismo era indisociable del
leninismo y del mismo marxismo.<BR>[9] Gigantesco escándalo de coimas y sobornos
a parlamentarios y prominentes figuras gubernamentales.
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