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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>16 de junio 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Guatemala/Mujeres</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>Mujer, violencia y silencio en
Guatemala </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><FONT size=3><STRONG>Violaciones,
mutilaciones, explotación sexual, feticidios -rajarles el vientre y sacar los
fetos-, fueron cometidas sistemáticamente por el Ejército y por los
paramilitares</STRONG></FONT> </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Patricia
Simón</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Periodismo
Humano</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>http://www.lahaine.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial> <BR>Guatemala. Un país con
unos 13 millones de habitantes, con índices de desnutrición infantil
desconocidos en América Latina, con un Estado fallido que se ha confesado
incapaz de controlar el norte del país donde los cárteles del narcotráfico
hacen, y asesinan, a su antojo. Un territorio donde la violencia callejera
estableció desde hace ya una década que una vida no valía nada y el machismo que
la violencia de género puede, además de asesinar – casi 600 mujeres sólo el año
pasado-, alcanzar unas cotas de brutalidad y ensañamiento aterradoras. Todos
estos datos dibujan la imagen internacional de uno de los países con menor
influencia política y, por tanto, atención del continente latinoamericano. Una
falta de interés que no es nueva y que se mantuvo durante los treinta años en
que una guerra civil [los militares] masacró a su población, especialmente a la
de origen maya.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Un conflicto en el que las cifras, que son personas con
nombres, apellidos, padres, madres e hijos y sueños, como tenemos que recordar a
veces para no perdernos en la inmesidad, desbordaron proporcionalmente las
dictaduras de Chile, Argentina o Uruguay: más de 200.000 personas fueron
torturadas, asesinadas y desaparecias en más de 600 matanzas, más de 440
comunidades mayas exterminadas y más de medio millón de desplazados para salvar
sus vidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“La percepción de las fuerzas armadas en torno a los
mayas como aliados naturales de la guerrilla contribuyó a incrementar y a
agravar las violaciones a sus derechos humanos, demostrando un marcado
componente racista de extrema crueldad que permitió el exterminio en masa de las
comunidades mayas indefensas -incluidos niños, mujeres y ancianos- a través de
métodos cuya crueldad escandaliza la conciencia moral del mundo civilizado”
Informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico de la ONU</DIV>
<DIV align=justify><BR>La violencia contra la población civil fue sistemática,
contínua y especialmente dirigida contra la población maya con el objetivo de
exterminarla, según todas las investigaciones independientes. Por ello, en estos
momentos ocho altos cargos, incluído el general y presidente de Guatemala entre
1982 y 1983, Efraín Ríos Montt, se enfrentan a cargos de genocidio, tortura y
terrorismo en la Audiencia Nacional en un juicio superviviente de la
Jurisdicción Universal aplicable en España antes de la reforma de 2010, a partir
de la cual sólo se puede abrir una investigación en aquellos casos en los que
esté implicado un español. Un proceso judicial que comenzó su andadura en 1999
cuando la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú junto a organizaciones de
derechos humanos españolas y guatemaltecas presentaron una querella.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tras doce años y varias décadas de que los crímenes
fueran cometidos, las organizaciones Women´s Link Worldwide y The Center for
Justice & Accountability han pedido a la Audiencia Nacional que investigue
también los crímenes cometidos específicamente contra las mujeres, unos delitos
que hasta hoy han permanecido en el silencio y la impunidad. Como recogen las
organizaciones demandantes en su informe, la Relatora Especial sobre la
Violencia contra la mujer, Radhika Coomaraswamy, fue muy clara en su informe
ante la Comisión de DDHH de la ONU de 2001. “El hecho de que no se investigue,
enjuicie y castigue a los culpables de las violaciones y la violencia sexual, ha
contribuido a crear un clima de impunidad que actualmente perpetúa la violencia
contra la mujer”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El lunes estrenamos el Especial documental “Mujer,
violencia y silencio” en el que profundizamos en las distintas formas de
violencia a las que son sometidas las mujeres en Guatemala desde su nacimiento,
por el sólo hecho de ser mujeres, aún más vulnerables por ser indígenas y
pobres: abusos sexuales, incesto, violencia machista por parte de sus parejas,
tortura, discriminación y la violencia sexual que sufrieron durante la guerra
civil: varios testimonios de mujeres que sufrieron violaciones colectivas -hasta
cuarenta soldados haciendo cola para violarlas-.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las violaciones, las mutilaciones, la explotación sexual,
las esterilizaciones a fuerza de violarlas y desgarrarlas, de provocarles
abortos forzados, de feticidios -rajarles el vientre y sacar los fetos-, fueron
torturas cometidas sistemáticamente por el Ejército y por los paramilitares
contra estas mujeres. Mientras se lo hacían, como podrán ver en el Especial, les
decían, por ser indígenas, “no son gente, son animales”. Muchas de estas mujeres
nunca contaron estos crímenes y las que lo hicieron, o se supo en su comunidad,
fueron rechazadas, despreciadas, expulsadas. <BR></DIV>
<DIV align=justify>Estos días, como parte de esta petición de que se investigue
la violencia de género durante el conflicto, Patricia Sellers, abogada experta
en derecho penal internacional y asesora en asuntos de género para varios
Tribunales Penales Internacionales, y María Eugenia Solís, abogada y experta en
violencia de género contra la población maya durante el conflicto armado
guatemalteco, prestarán testimonio de por qué es fundamental incluir estos
delitos en la causa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En conversación telefónica, María Eugenia Solís, además
de experta en este asunto, jueza ad hoc en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos hasta 2010, nos explica cómo en un país donde se cometieron miles de
delitos sexuales contra las mujeres, apenas sean, no ya juzgados, sino conocidos
entre la población. “La Comisión de la verdad que hizo la ONU, con muchos
recursos, no contemplaba un protocolo para esta violencia. Sencillamente no se
plantearon que existiese así que no preguntaron. Lo que está documentado en esa
investigación fue porque las mujeres lo mencionaban colateralmente: ‘pues mira
que a mi hermana la colgaron de un palo para aterrorizar a toda la comunidad,
pues mira que nos violaron y…’. Pero las mujeres acudieron a hablar de los
otros: de cómo habían desaparecidos a sus maridos, a sus padres.. No de
ellas.”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El silencio</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Una de las mujeres entrevistadas en el Especial “Mujer,
violencia y silencio”, que fue violada por decenas de soldados, uno tras otro,
por lo que después perdió a su bebé que nació con el cuello dislocado, nos
contaba cómo no se lo había contado a su marido hasta veinte años después. Y
porque participó en un taller de empoderamiento en el que se le fue preparando
para aceptar lo que había vivido. Solís explica la razón de esta conducta: “Está
naturalizada la violencia contra las mujeres. Antes, durante y después del
conflicto. Las mujeres han vivido en unos niveles de desigualdad descomunales
con respecto al resto de la sociedad. No se reconocen como sujetos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El primer trabajo con ellas es conseguir que piensen que
son seres humanos, que no es normal que abusen de ellas. Aunque lo hayan hecho
desde pequeñas porque había mucho incesto. Y hay que tener en cuenta las
reacciones después de que fueran violadas por los combatientes, que fueron muy
diversas pero nunca de solidaridad: eran consideradas traidoras, sucias, como
sus hijos si se habían quedado embarazadas de sus agresores… Se supone que ellas
deberían haber hecho todo lo posible por morirse antes de ser violada. Por todo
ello se sienten culpables. Pero además es que sus violadores siguen siendo sus
vecinos. Están rodeadas de puro enemigo. Hay mujeres que a la vuelta de la
presentación de un informe que recogía su testimonio, volvieron a ser violadas
por los mismos”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 88% por ciento de las mujeres violadas y torturadas
fueron indígenas, una cultura en la que son las mujeres las transmisoras de la
cultura, de la lengua, de la forma de curar... Es decir, de su ser maya. Tal y
como explican en su planteamiento las demandantes de que la violencia sexual sea
incorporada a este proceso, estaban aniquilando no sólo a sujetos sino a las
encargadas de perpetuar la vida y la cultura, como parte del plan de genocidio.
Muchas de ellas nunca pudieron aguantar que ningún hombre se volviera a acercar
a ellas. Las destrozaron físicamente, pero también como personas. “Las sacaban
de sus casas y las llevaban a lugares sagrados y allí las violaban, les hacían
pasear desnudas. A otras se las llevaban a los destacamentos como esclavas
sexuales y para que limpiaran, cocinaran…”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La justicia supranacional, a través de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, ya condenó uno de los casos más flagrantes
-si cupiese grados en este contexto de barbarie-. Se trató de la masacre
cometida por los kaibiles, el cuerpo más sanguinario del Ejército guatemalteco,
entrenado por Estados Unidos- en la aldea del norte del país Dos Erres, en la
región del Petén. Allí,16 militares, como prueba de graduación, rajaron los
vientres de las mujeres y sacaron a los fetos con sus propias manos. Así, “y a
puro golpe”, como explica Solís, asesinaron a 252 personas, la mayoría mujeres,
ancianos y niños. Pero no fue hasta abril de este año cuando uno de los
supuestos responsables de esta masacre, Jorge Sosa Orantes ha sido reclamado por
la Justicia. El juez Santiago Pedraz, instructor del caso, pidió a Canadá su
extradicción para ser juzgado por genocidio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la Corte Interamericana sólo puede condenar al
Estado y hacer recomendaciones. Por eso, cuando se le pregunta a Solís por cómo
valora la reforma de la Jurisdicción Universal en España es tajante: “Es
lamentable porque para los hechos del presente tenemos a la Corte Penal
Internacional. Pero para el pasado la única esperanza que nos queda son los
Estados como España que tienen la posibilidad de hacer justicia y que están
obligados, además, por ser firmantes de los tratados internacionales. Espero que
el pueblo español que ha sido tan solidario con la causa guatemalteca siga el
proceso con atención y se sienta orgullloso de lo que su Estado es capaz de
hacer”.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>