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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>4 de julio 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Europa</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Crisis
económica</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>¿Qué hacer para liberarse de la
trampa de las deudas públicas?<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>François
Chesnais</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>À l´encontre/La
Breche</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://alencontre.org/"><STRONG>http://alencontre.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción:de Faustino
Eguberri para Viento Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A><BR><BR><BR>Publicamos
aquí la entrevista completa realizada el 28 de junio entre François Chesnais y
Dominique Sicot, periodista en L´Humanité Dimanche. Por falta de espacio, sólo
algunos extractos aparecerán en la edición de dicho semanario en la edición del
7 de julio de 2011. (Redacción de À l´encontre]. <BR><BR><STRONG>¿Cómo definir
la situación de las clases populares en Europa en relación a la cuestión de la
deuda?<BR></STRONG><BR>En mi libro (Les dettes illégitimes. Editions Raisons
d´Agir, mayo 2011) hablo del “doble castigo” que las burguesías y los gobiernos
están infringiéndoles. A fines de 2008 y durante todo el año 2009, los
asalariados y asalariadas han sufrido de lleno el látigo de los efectos de la
crisis mundial bajo la forma de cierres de fábricas, despidos, reducción de
horarios y congelación salarial. Luego, a partir de la primera fase de la crisis
de la deuda griega en mayo de 2010 y la entrada en escena de las agencias de
notación como portavoces de las exigencias de los bancos y de los inversores
financieros, los gobiernos europeos han emprendido un ataque a las clases
populares a todos los niveles en nombre de la “obligación de pagar la
deuda”.<BR><BR>Lo que el gobierno Papandreu ha aceptado imponer a los ciudadanos
griegos en el marco del nuevo “plan de salvamento” puesto a punto por la troika
–UE, BCE y FMI- produce escalofríos. Subida de dos puntos del IVA, del 19% al
21%, aumento de los impuestos sobre el alcohol, el tabaco y los carburantes
(0,008 euros sobre la gasolina y 0,03 euros sobre el gasoil). Creación de un
“derecho de acceso” a la red eléctrica. Reducciones de salarios y de
jubilaciones en la función pública por 1,7 millardos de euros, es decir el 0,7 %
del PIB. Congelación de todas las jubilaciones públicas y privadas. Amputación
del programa de inversión pública. Medidas para facilitar los despidos. Ola de
privatizaciones de una amplitud sin precedentes: los puertos, los aeropuertos,
los ferrocarriles, el agua, las telecomunicaciones y el Banco Postal, etc. En
Portugal, las medidas aceptadas por los dos partidos “mayoritarios” son de la
misma naturaleza. En Irlanda, en el contexto de un sistema económico y social a
la anglosajona, donde la protección social era ya débil, los estragos del plan
de austeridad como consecuencia de la estatización de la deuda de los bancos son
particularmente fuertes en la salud pública y la enseñanza.<BR><BR>En mi libro,
recuerdo que la decisión del gobierno Sarkozy de acelerar de repente la
“reforma” de las jubilaciones y de imponerla a cualquier precio es la
consecuencia de una exigencia de las agencias de notación, a fines de mayo de
2010. Los planes de austeridad están ya en marcha en todas partes. No tienen aún
el grado de intensidad que la UE, el BCE y el FMI están administrando a Grecia,
pero también a Portugal e Irlanda. Los asalariados y asalariadas y los jóvenes
de la mayor parte de los países europeos deben esperarse políticas que apuntan a
imponerles la misma amarga poción. Buen número de los indignados que han ocupado
las ciudades de España lo han comprendido.<BR><BR><STRONG>Se leen llamamientos a
que el pago de la deuda sea puesto en el centro del debate de la campaña
presidencial de 2012. ¿Qué piensas sobre este tema? <BR></STRONG><BR>Es
inevitable que ocurra. Lo que está en juego es saber quién toma la iniciativa y
define sus términos. En Le Monde del 28 de junio, Stéphane Boujnah (que es
delegado general del grupo financiero Santander en Francia –tras haber sido una
“vedette” del Deusche Bank- y no solo presidente del think tank: “En tiempo
real”), escribe por supuesto que la deuda francesa debe ser pagada. Desea la
creación de un “Consejo nacional para la recuperación de las cuentas públicas”,
que se estaría inspirado, dice, “en el legendario Consejo Nacional de la
Resistencia”. Esto equivale a decir que la deuda pública francesa es legítima y
que una especie de unión sagrada debe permitir que sea “liquidada”.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>El movimiento social francés debe
oponerse con todas sus fuerzas a este discurso que es absolutamente dominante en
los medios y por el momento en la mayor parte de los discursos políticos. Si la
deuda de Grecia tiene rasgos de deuda odiosa, todas las deudas públicas europeas
son ilegítimas, entre ellas la de Francia. Por las condiciones políticas en las
que los países han caído bajo el dominio de los “mercados, y por la naturaleza
de los “préstamos” sobre los que se deben pagar intereses a los bancos y
asegurar su devolución.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>El mandato moral de pagar la deuda hecho a los ciudadanos
se basa en dos ideas. En primer lugar, que éstos formarían parte consciente y
consintiente de la acumulación de la deuda. En mi libro, reúno un conjunto de
elementos puestos a la luz por sindicatos como el SNUI (Sindicato de las
finanzas públicas) y de Sud Trésor o periodistas meticulosos como los de
Médiapart, que muestran hasta qué punto esto no ha sido así. El escudo fiscal es
solo la punta visible de un iceberg de bajada de los impuestos del capital y de
las altas rentas y de evasión fiscal. La segunda “falsa evidencia”, por utilizar
la expresión de los Economistas Aterrados, es que serían sumas, fruto de un
ahorro amasado por una dura labor, que habrían sido prestadas. No es sino muy
marginalmente así. Cuando los bancos y los fondos de inversión “prestan a los
estados”, activan mediante “el efecto de palanca” un mecanismo de apropiación de
una parte de los impuestos pagados por quienes no pueden escapar a él (el IVA en
particular). Estos “préstamos” se basan en un tejido complicado de transacciones
interbancarias en buena parte ocultas (el “shadow banking system” o “sistema
financiero de la sombra”), cuyas bases son tan frágiles que toda falta de pago,
incluso de un muy pequeño país (Grecia representa el 2% del PIB de la zona euro)
es una amenaza para los bancos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Defiendo, igual que lo hace Attac, la necesidad de
proceder a una auditoría pública de la deuda. En Grecia, un comité por la
moratoria y la auditoría de la deuda ha sido creado en enero de 2011. Sus
militantes han llevado a cabo ya un trabajo suficientemente fuerte como para que
un sector de los militantes de la plaza Syntagma lo haya adoptado y que se haya
podido oír en un video de Dailymotion, a una joven portavoz del sindicato de los
empleados estatales, gritar al fin de la entrevista las consignas de la pegatina
que llevaba: “¡No debemos nada! ¡No se venderá nada! ¡No se pagará nada!”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En España, la actividad de los bancos está en el punto de
mira de los indignados. Subrayo quizá más fuertemente de lo que lo hace por el
momento Attac, que dadas las tradiciones políticas francesas, la auditoría puede
verdaderamente tomar cuerpo solo bajo la forma de una amplia campaña popular
iniciada por las asociaciones y partidos, de la que la campaña de los comités
por el No al Tratado Constitucional Europeo (TCE) de 2005 proporciona un
perfecto ejemplo. El caso griego muestra el inmenso alcance democrático de una
campaña por la moratoria y la auditoría popular de la deuda. En Francia, quienes
han estudiado las centenares de páginas del TCE serán perfectamente capaces de
analizar los documentos públicos, particularmente los informes parlamentarios,
en los que son detallados una amplia parte de los “regalos al capital”.
Tratándose de los detentadores de los títulos de deuda, la cuestión de la
salvaguarda del pequeño ahorro en caso de anulación es a menudo planteada.
Cuando se hacen las declaraciones del impuesto, los bancos calculan al céntimo
los montantes aferentes a diferentes formas de ahorro de los hogares. Les sería
garantizado, pues no representa sino una minúscula parte de los “créditos” sobre
el estado reclamados por los bancos y los inversores financieros.
<BR><BR><STRONG>¿Así pues, no estamos ante una crisis griega, sino ante una
crisis propiamente europea?<BR></STRONG><BR>Exacto. Se trata de una crisis
europea, porque bancos europeos, alemanes y franceses en particular están
amenazados más o menos seriamente por una suspensión de pagos del estado debido
a su gestión arriesgada y oculta. Mucha gente ha dicho que la crisis de los
bancos estaba acompañada por una crisis de la “gobernanza europea”. Estamos más
bien ante un ensayo de puesta en marcha de lo que Naomi Klein llama “la
estrategia del shock”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las rivalidades entre las élites europeas, la
independencia del BCE, la pesadez de las instituciones de la UE hacen su montaje
complicado. Pero si se toman las propuestas ya antiguas del luxemburgués
Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, los discursos de Ángela Merkel y
de Nicolas Sarkozy y el “Pacto por el euro” que endurece drásticamente el “Pacto
de estabilidad” y, en fin, el reciente discurso de Jean-Claude Trichet
defendiendo una “gobernanza” aún más centralizada y autoritaria de la zona euro,
estamos claramente frente a una tentativa de utilizar la “crisis de la deuda”
para someter de nuevo a las clases populares al “talón de hierro” del
capital.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta “estrategia del shock” tiene por contexto, en el
plano mundial, el callejón sin salida de la acumulación financiarizada y del
modelo de crecimiento por endeudamiento. Los Estados Unidos han sido su clave de
bóveda. Estuvieron en el epicentro del krach del Nasdaq en 2001 y de los bancos
de inversión en septiembre de 2008. No conocen otro modelo e intentan por tanto
perpetuarlo. Sin embargo el gobierno americano está en casi suspensión de pagos.
Los países de Europa, entre ellos los de la zona Euro, han copiado los
mecanismos del modelo de crecimiento por endeudamiento en combinaciones
diferentes. Irlanda y España han construido una prosperidad ficticia sobre booms
inmobiliarios insensatos. En todas partes las empresas han aprovechado las
oportunidades de la liberalización para hacer jugar la competencia entre
asalariados de países de trayectoria histórica y niveles de salario y de
protección social muy diferentes. La demanda interna ha decaído y no ha sido
sostenida más que por el endeudamiento de las familias. En todas partes los
gobiernos, tanto de izquierdas como de derechas, han bajado los impuestos sobre
el capital y sobre las altas rentas y han compensado la bajada de la fiscalidad
mediante un recurso creciente al préstamo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La tasa de endeudamiento de Francia se acerca ahora al
90% del PIB. Pero en el otoño de 2008, antes del rescate de los bancos y de los
grupos del automóvil, estaba ya al 63%. Lo mismo es cierto para otros países.
Pero Francia es también la sede de tres de los grupos financieros (se les llama
aún “bancos” pero el término es falso) muy implicados en el apoyo al boom
inmobiliario en España y en la compra de títulos de la deuda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se oye a los dirigentes europeos repetir que si el pueblo
griego lograra impedir el nuevo plan de austeridad, ello podría desencadenar
quiebras bancarias en cascada. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La realpolitik de la finanza quiere efectivamente que los
pueblos acepten inmolarse para que la dominación del capital perdure. El primer
acto de la toma de posesión de la nueva directora del FMI (Christine Lagarde) ha
sido pues, de forma completamente natural, hacer un llamamiento al parlamento
griego a ser “responsable” y a votar unánimemente las leyes correspondientes al
nuevo “plan de rescate”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Volvamos sobre los “bancos”. Con la ayuda de la
concentración, los bancos se han transformado en grupos financieros para los que
las operaciones de lejos más provechosas son las de valorización de las carteras
de los ricos (la “banca privada”) y sobre todo las operaciones de especulación
sobre los títulos de la deuda pública y de refinanciación de los préstamos de
las sociedades inmobiliarias y de los bancos hipotecarios. Desde su salvamento
en 2008, los “bancos” no han depurado todos los activos tóxicos de sus cuentas.
Han continuado haciendo inversiones de alto riesgo en las dos esferas de
actividad mencionadas. Han reencontrado su nivel de hacer ganancias de antes de
la crisis. Sus accionistas han recibido dividendos y los dirigentes
stock-opcions elevadas. Sus títulos (cerca del 20% del CAC40) han dopado el
curso de las bolsas. Hay un debate incesante en los periódicos especializados
para apreciar, se puede decir incluso adivinar, la situación de su balance y por
tanto el grado en que una suspensión de pagos “haría temblar el sistema
financiero mundial” realmente. En lo que concierne a la deuda griega, la mayor
parte de los grupos financieros han tomado sus disposiciones. Se pueden
interpretar así las informaciones relativas a las iniciativas tomadas por el BNP
Paribas sobre Grecia. Pero un “efecto dominó” sigue siendo posible. Lo que
inquieta verdaderamente a las finanzas es la situación española, cuarta economía
de la zona euro, donde el marasmo económico es profundo en un momento en que la
juventud y sectores sociales se movilizan.<BR><BR><STRONG>En tu libro,
privilegias la cuestión de la anulación de la deuda y la puesta de los bancos
bajo control social, ahí donde otros se focalizan en la salida del
euro.<BR></STRONG><BR>Hay diferentes formas de posicionarse en relación a la
crisis del euro. Se puede ver el euro como una cortapisa (algunos lo han pensado
desde el comienzo) y por tanto la crisis actual como la ocasión de volver a una
moneda nacional, cuyo gobierno podría relanzar el crecimiento por la devaluación
de la tasa de cambio. Quienes tienen esta posición hablan poco o nada en
absoluto de la deuda. Piensan quizá que el aumento de los ingresos fiscales
ayudaría a resolverla en buena parte. Olvidan la experiencia de la devaluación
competitiva de finales de los años 1980, con una deuda bastante menos elevada y
una base industrial bastante más sólida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se puede ver la crisis del euro como algo inscrito en los
hechos en razón de la probabilidad, incluso la ineluctabilidad, de una
suspensión de pagos de Grecia. La deuda griega era del 133% del PIB en 2010. Va
a acercarse al 160% en 2011 y rozar, según algunas proyecciones, el 180% de aquí
a dos años. Las medidas brutales no hacen sino retardar el momento en que habrá
que dar “un salto a lo desconocido”, es decir, reestructurar la deuda, alargar
los plazos, borrar una parte. Es completamente posible que el efecto dominó sea
entonces tan fuerte que la zona euro estalle. Ciertos bancos no lo resistirían,
de forma que la cuestión de su puesta bajo control social se plantearía. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No se les podría sin embargo evitar la quiebra una vez
más de forma gratuita. Los trabajadores se encontrarían más que nunca
confrontados a la pregunta: ¿hay que desangrarse para que el estado asegure un
servicio de la deuda pública aplastante –¡en Francia, a la altura de 50
millardos de euros, absorbe la totalidad de lo que es recaudado a título del
impuesto sobre la renta!- de forma que se les permitiera a los bancos continuar
pagando dividendos y remuneraciones alucinantes a sus dirigentes?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que yo defiendo es que el movimiento social, ayudado
si es posible por algunos partidos, se prepare para no ser tomado por sorpresa
en una nueva crisis bancaria y para poder responder a ella con la ayuda de la
consigna de “tomar los bancos”. Esta consigna tiene un “carácter algebraico”. El
grado de radicalidad de su puesta en marcha depende del estado de la correlación
de fuerzas políticas, es decir, en buena parte, de la importancia de la
preparación política ciudadana anterior. Es posible que la resistencia de las
clases populares y de la juventud, como en España, sea un factor desencadenador
de las quiebras bancarias. Pero es el propio sistema bancario el que se ha
puesto en esa situación. La creación de una red de comités por la auditoría de
la deuda permitiría al movimiento social prepararse para esa eventualidad.
Estaría dispuesto a movilizarse contra todo nuevo anuncio gubernamental de la
necesidad de “salvar a los bancos”. Es el primer paso evidentemente hacia
consignas más radicales. Es lo que muchos militantes esperan de las asociaciones
altermundialistas y de los partidos de izquierda y de extrema izquierda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El combate político por la moratoria y la anulación, tras
la auditoría popular, de la mayor parte de la deuda pública no es de los que
pueden ser “delegados”. Lo que ocurre en Atenas nos concierne en Francia. Si la
deuda de Grecia tiene rasgos de “deuda odiosa”, todas las deudas europeas son
ilegítimas.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>