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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>24 de julio 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Entrevista a la historiadora Vera
Carnovale</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>“En el imaginario partidario,
Santucho encarna todos los valores del militante
ideal”</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>A 35 años de la muerte de Mario Roberto Santucho (19
de julio de 1976), la historiadora habla de Los combatientes (Siglo XXI), su
flamante libro en el que plantea una perspectiva novedosa para abordar la
historia del PRT-ERP, su identidad partidiaria. “En general se preguntan dónde
estuvo el error, pero no explican por qué actuaron como actuaron”,
aseguró.<BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Horacio Bilbao</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Revista Ñ</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://www.revistaenie.clarin.com/">http://www.revistaenie.clarin.com/</A><BR></STRONG> <BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Se cumplen 35 años de la muerte de Mario Roberto Santucho, el
santiagueño líder de PRT-ERP. En sintonía, por azar o por astucia editorial,
acaba de aparecer Los combatientes (Siglo XXI), el flamante libro de la
historiadora Vera Carnovale, una investigación de rigor académico sobre la
principal organización revolucionaria de izquierda del país. Enfocada en los
aspectos centrales del universo partidario, la autora busca entender y explicar
por qué los militantes actuaron como actuaron. La inspiración marxista, la
lectura de la revolución cubana, el ideal del hombre nuevo, el ejemplo
sacrificial del guevarismo, son revisitados a través del estudio de los
documentos del partido (El combatiente, Estrella roja, correspondencia, etc.) y
una serie de entrevistas con los sobrevivientes. Carnovale, cuyo libro está
basado en la que fue su tesis doctoral, recibió a Revistaenie.com en la sede del
CEDINCI, donde trabaja hace diez años. Entre imágenes de una muestra sobre Karl
Marx y miles de libros y archivos de la “cultura de izquierda en Argentinas” la
autora busca explicaciones y respuestas para entender el imaginario
perretista.<BR><BR><STRONG>-¿Por qué elegiste la identidad del PRT ERP como eje
de tu investigación, una perspectiva distinta a la de otros
libros?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Una insatisfacción frente a los enfoques de los trabajos
más conocidos, que hacían hincapié esta idea de hacer un balance a partir de la
derrota de la organización. Se preguntan dónde estuvo el error. Y entonces se
cuestionan ciertas estrategias de la lucha armada, por ejemplo. Pero no explican
por qué los actores actuaron como actuaron, por qué llevaron adelante esa línea
política, sino que apelan a una mirada prescriptiva, diciendo el error estuvo
acá, se debió hacer así o asá. Con el presupuesto de que la historia podría
haber sido otra, pensando que la revolución hubiera triunfado si no se cometían
esos errores. Hay una premisa que no se coteja con el sistema de creencias
partidarias.<BR><BR><STRONG>-Y es ese sistema el que los lleva a la muerte, a
entregarse por completo sin medir las consecuencias.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sí, es una identidad, un imaginario y un conjunto de
valores morales marcado por una fuerte ética sacrificial. No hay vida fuera de
la revolución, en palabras del Che Guevara. El juramento es a vencer o morir,
cualquier retroceso es percibido como una traición.<BR><BR><STRONG>-En una
revolución verdadera, se triunfa o se muere…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Exacto. Es la consigna. No hay negociación posible en el
ideario de la revolución. En la revolución, como en la guerra, el sentido debe
ser total, de otra manera los hombres no estarían dispuestos ni a morir ni a
matar.<BR><BR><STRONG>-Esa insatisfacción que te llevó a escribir el libro, ¿se
transforma en un acto reivindicatorio? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Intenté desplegar la lógica y la subjetividad desde la
perspectiva de la organización. No tengo una voluntad valorativa: ni
prescriptiva como otras publicaciones ni reivindicativas como muchas memorias
militantes. Trato de entender y explicar por qué actuaron como actuaron y no de
otra manera. Digo que con este sistema de creencias, de mandatos morales, era
imposible que actuaran de otra manera.<BR><BR><STRONG>-El PRT lo decía de otra
manera, buscaba el socialismo y, a su vez, quería ofrecer una lección de
dignidad a través de sus prácticas, ¿lo logró? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Fueron terriblemente fieles a lo que postularon. Y la
mayoría de los militantes que entrevisté se siente muy digna con su propia
historia.<BR><BR><STRONG>-Por la perspectiva del libro, elegiste contar la
historia desde adentro, con muy pocos testimonios externos a la organización,
¿por qué?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Fue una decisión previa. Fuentes de época y testimonios
provienen casi en su totalidad de la organización. Ahora la deuda es poner en
diálogo esa subjetividad con la de otros actores sociales. Ver qué pasaba en la
fábrica, por ejemplo, pero ya no desde la perspectiva perretista, sino de los
obreros. Es una deuda pendiente, que lamento no haber podido cumplir. Allí se
juegan los famosos desajustes.<BR><BR><STRONG>-Una de las marcas del PRT ERP es
la corta vida del movimiento, la aniquilación temprana de sus mejores cuadros…
Es cierto que su origen puede rastrearse muy atrás, pero su vida se diluye en
apenas 10 años, en los que deben masticar y digerir todo su andamiaje ideológico
y afrontar una praxis revolucionaria… Marxismo clásico, leninismo, trotskismo,
revolución cubana, latinoamericanismo… ¿Qué destacarías en esa amalgama de
corrientes?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Primero, el fuerte componente trotskista. El PRT nace del
cruce del FRIP y de Palabra Obrera, y el marxismo leninismo le llega al FRIP
desde Palabra Obrera. Y cuando Santucho (FRIP) rompe con Moreno (PO), muchos
cuadros de Palabra Obrera se quedan con Santucho, y luego serán cuadros muy
destacados dentro de la organización. Luis Ortolani, que escribió ese famoso
libro Moral y proletarización, es uno de ellos. Hay una marca trotskista muy
fuerte, aunque el PRT se separa de la Cuarta Internacional en el 73. Luego, sin
lugar a dudas, el Guevarismo que otorga la convicción de que la acción armada
crea conciencia para la revolución, que despierta la conciencia de las masas, y
también un conjunto de valores ético-morales, dentro de los cuales sobresale la
ética del sacrificio, que va a modelar la subjetividad militante. Del leninismo
toman el modelo de organización, la disciplina partidaria, la estructura celular
compartimentada. No renuncian a ninguno de estos componentes. Y aparece también
maoísmo, que influye en la proletarización del partido, en la convivencia de los
intelectuales con las masas, que lava de vicios morales al intelectual pequeño
burgués. Las masas son el lugar de mayor pureza ideológica.<BR><BR><STRONG>-Con
semejante cantidad de fuentes, las rupturas, una constante en los partidos de
izquierda, son prácticamente inevitables. ¿Por qué se impone la línea de
Santucho?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Quizás porque en el imaginario partidario Santucho
encarna todos los valores de ese militante ideal que pretenden construir.
Incluso en cosas tan discutibles como ser callado o ser humilde, su figura
proyecta muchos de esos valores. Además, viene del norte, es morocho, tiene un
componente proletario…<BR><BR><STRONG>-Y tenía un hermano
seminarista…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay quienes piensan que esta ética sacrificial, con
muchísimos puntos en común con el cristianismo, viene también de la propia
familia Santucho.<BR><BR><STRONG>-Pero es una mezcla que merece otro análisis,
porque todas sus demás fuentes son anticlericales, ¿cómo se
explica?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En Latinoamérica hay un proceso de radicalización del
cristianismo que permite un diálogo con el marxismo. Ese universo de
revolucionarios relee la historia del cristianismo. Cito una carta de Santucho a
su hermano en la que le dice que los herederos de Cristo son los
revolucionarios, que pelean por un mundo mejor. Hay una secularización del
cristianismo. Y no solo en el PRT.<BR><BR>-En esa construcción ideológica, surge
rápido la importancia del Partido, anteponer la política al fusil, algo que en
la lucha armada es difícil de sostener. El peligro de confundir fines y medios,
como dice Hannah Arendt, de que lo militar prime sobre lo político, ¿se puede
separar?<BR>Desde mi perspectiva, nada es más difícil en la historia que separar
política de violencia. Sería presuponer que existe una política sin violencia,
aunque esta sea simbólica, o una violencia sin marcas de la política. Preferí
pensar el sentido que el PRT le atribuía a la acción armada en las distintas
coyunturas.<BR><BR><STRONG>-¿Por ejemplo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A partir del 73 se intensificó la acción armada, se abrió
un frente en Tucumán, se intensificaron los ajusticiamientos, se intentó
regularizar le ejército del PRT. Ahora, todo eso ya estaba pensado desde 1968.
Si leemos el librito rojo, allí anticipan todo lo que finalmente va a ocurrir.
La militarización, la intensificación del accionar armado, existen de manera
embrionaria en ese cúmulo de ideas. Guerra popular prolongada, y guevarismo. En
un momento de reflujo de las masas, como el 75, funciona el guevarismo: la
acción armada genera conciencia, impulsa el accionar de las masas. Eso funciona
a nivel de su imaginario y es, en consecuencia, lo que en definitiva
hacen.<BR><BR><STRONG>-Defendiendo derrotas cantadas como el caso de Monte
Chingolo, donde son arrasados…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Tiene ese objetivo. Vamos a demostrar la vulnerabilidad
del enemigo, vamos a juntar armas para el pueblo, vamos a dar un ejemplo de
dignidad, vamos a mantener firme la llama de la resistencia, esa es la frase.
Ahí se junta esta profunda convicción de que la acción armada genera conciencia
con esta ética sacrificial. La muerte del revolucionario abona el cuerpo
colectivo de la revolución. La sangre de hoy abona el camino hacia el
socialismo. Por eso sostengo que pasó lo que tenía que
pasar.<BR><BR><STRONG>-Esa capacidad anticipatoria del libro rojo, también lo
tienen frente al advenimiento del golpe del 76, que traería una dictadura
sanguinaria. ¿Por qué si tiene esa capacidad teórica, de análisis, siguen
adelante creyendo incluso en la posibilidad de vencer…?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La derrota no estaba en los cálculos. Hay una certeza
profunda en el triunfo de la revolución. Algunos de mis entrevistados piensan
que la clase obrera argentina estaba en los umbrales del
socialismo.<BR><BR><STRONG>-Rodolfo Walsh ya había dicho lo
contrario…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero nadie duda todavía del triunfo. Y si dudan, tienen
un compromiso de sangre con los caídos. A vencer o morir. Ante cada muerte
nosotros tomaremos su fusil. En esa hermandad, en ese compromiso transita el
libro, que por eso se llama Los combatientes. No hay vida fuera de la
revolución. Hay una ética sacrificial dentro de estos partidos que son la polis
en si misma, y que cubre tanto las expectativas colectivas como las personales.
Fuera del partido no hay nada.<BR><BR><STRONG>-Te referís a los revolucionarios
profesionales, pero también el partido se nutre de militantes que van llegando,
y que no tienen tan claros esos postulados ideológicos. ¿Cómo se resuelve esa
distancia entre Santucho o Menna con la nueva militancia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los dirigentes comparten con toda la organización el
imaginario, el conjunto de valores del que venimos hablando. El ejemplo más
claro está en la caída de Santucho y de Menna. ¿Cómo se explica algo así en
cuadros de esa envergadura? ¿Se dejaron morir?</DIV>
<DIV align=justify><BR>No. Son víctimas de su subjetividad. Cómo Santucho va a
alquilar no uno, dos departamentos con ventanas enrejadas. El instructivo
guerrillero más básico dice que las casas operativas debían tener un fondo para
escaparse. Menna va a alquilar un nebulizador, cuando cae encuentran en su
bolsillo una factura de la farmacia con la dirección real de dónde estaba
parando. Y esto es comparable incluso a Monte Chingolo. Saben de la
infiltración, la desoyen; no prueban las armas; antes de la operación caen
varios compañeros que tenían información, y siguen. Y en estas condiciones salen
cantando a atacar Monte Chingolo. Y en alpargatas.<BR><BR><STRONG>-Santucho
aparece mucho en el libro, pero sólo en su relación con el partido, ¿por
qué?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Intenté reconstruir la subjetividad colectiva. No me
gustan las intervenciones que buscan una diferenciación radical entre las
direcciones y el grueso de la militancia, porque creo que buscan culpabilizar a
los líderes y fracasan en ver las responsabilidades
compartidas.<BR><BR><STRONG>-Pero esa no es una crítica que se le haga tanto al
ERP, su dirección fue aniquilada, recae más en Montoneros… ¿también la
considerás inválida para ese caso?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sí, porque entiendo que no explica nada. Por supuesto que
es esperable que aquel que tiene un puesto de dirección tenga más
responsabilidad en los saldos, pero creo que no tiene sentido preguntarse por el
rol de las conducciones sino cómo es posible que el conjunto de la militancia
los siguiera. La clave está en lo compartido, en el sistema de creencias. Y vale
también para la Contraofensiva montonera. Firmenich puede dar cualquier orden,
pero por qué le hacen caso, por qué vuelven a la Argentina.<BR><BR><STRONG>-El
libro no trata el vínculo ERP Montoneros, no hay comparaciones, a excepción de
ciertas menciones sobre los ajusticiamientos, el secuestro y muerte de
Aramburu…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay un punto de contacto en algunos ajusticiamientos. En
particular en el caso de Aramburu. El móvil es la venganza, la represalia. A
Aramburu lo juzgan por la desaparición del cuerpo de Evita y por los
fusilamientos de José León Suárez. Y la mayoría de los ajusticiamientos del ERP
son en represalia por la tortura, desaparición, y muerte de sus militantes. Pero
Montoneros también usa el ajusticiamiento como presión política, cosa que no
encontré en el PRT. El asesinato de Rucci, por ejemplo, que se hizo para
presionar a Perón y mostrarle la fuerza de la organización.<BR><BR><STRONG>-Y a
través de los testimonios, ¿qué pudiste recavar acerca de esa desconfianza o
sospecha que despertaron los cruces previos a la caída de
Santucho…?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El hueso duro de roer para ellos es el Peronismo. Para el
PRT Perón era el líder de la contrarrevolución en la Argentina. Pero al igual
que la mayoría de las agrupaciones de izquierda tiene que sopesar esa idea con
el hecho de que las masas se identifican con el peronismo. Eso es difícil de
conciliar.<BR><BR><STRONG>-El famoso debate por el entrismo… </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sí, ese debate. Pero el otro debate es por la necesidad
de integrar a las organizaciones hermanas, que son las que apelan a la lucha
armada, en una instancia integradora. Eso nunca se llevó a cabo, aunque muchos
dijeran que estaban a punto de lograrlo. Y tampoco hubo una relación armónica a
nivel militancia. Compiten por lograr la simpatía de los movimientos de masas, y
cuando en el 73 llega la JP y arrasa con el trabajo que los otros partidos
vienen haciendo hace años, deja heridas. El PRT, y esto es algo que yo no
comparto, pensaba que la clase obrera estaba dejando de ser
peronista.<BR><BR><STRONG>-Eso se ve frente a la opción electoral, el mismo
Agustín Tosco lo explica de algún modo cuando cierra la posibilidad a la fórmula
Tosco-Frondizi porque dividiría al movimiento obrero…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Se da cuenta de que no se le puede dar la espalda al
peronismo. Y también aparece luego el problema de la lucha armada contra el
gobierno de Cámpora, que trae aparejados muchos
obstáculos.<BR><BR><STRONG>-Ellos ven en Cámpora una continuidad del régimen,
descreen de esa democracia. Y Campora, aunque libera a los presos políticos
firma el Pacto Social, un tremendo ajuste…</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Y el ministro de Bienestar Social es López Rega, eso está
claro. Antes de que ganara Cámpora el PRT vaticina cuáles iban a ser los
problemas del peronismo en el poder. Dice que no va a poder satisfacer las
demandas del movimiento de masas, porque no está en su esencia, y que se viene
la derechización, los límites a la protesta social. La pregunta era si la lucha
armada torcería este rumbo pero lo que en realidad sucede es generar más
represión.<BR><BR><STRONG>-¿Cómo se ven tus entrevistados, estos ex PRT en la
coyuntura actual?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay un abanico muy grande. Van desde la reivindicación
absoluta a cuestionamientos de diversa índole: ideológicos, políticos, éticos.
Pero casi todos recuerdan esa experiencia como una época de mucha intensidad y
plenitud, aunque no puedan creer las cosas que hacían. No se si tienen
nostalgia, pero es algo de lo que no se arrepienten.<BR><BR><STRONG>-¿Y en
relación a los juicios que se vienen llevando a cabo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Es interesante lo que pasa allí, porque cuando la
consigna es a vencer o morir, el sobreviviente no tiene lugar. Los juicios los
devuelven a un rol protagónico, porque pueden aportar sus testimonios e
información al armado de este rompecabezas, aunque para muchos resulta muy
conmovedor, les devuelve algo de la vitalidad de aquellos años. Hoy, aunque
fueron derrotados, algo pueden hacer o aportar por aquéllos compañeros a los que
los unía un juramento de sangre. Para reivindicarlos como aquéllos militantes
que dieron la vida por un mundo mejor.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>