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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>4 de agosto 2011<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Países
árabes</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Proceso revolucionario en el mundo
árabe y emancipación de las mujeres<BR></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Wafa
Guiga</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Nuevo Partido Anticapitalista
(Francia) </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.npa2009.org/"><STRONG>http://www.npa2009.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Faustino
Eguberri </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A><BR><BR><BR>El
éxito de los procesos revolucionarios en los países árabes depende en parte del
lugar de las mujeres en esas revoluciones, víctimas al menos tanto como los
hombres de la represión policial, participantes activas en las movilizaciones y
las huelgas.<BR><BR>Las esperanzas despertadas por los procesos revolucionarios
en curso en diferentes países árabes son inmensas. Pueblos durante largo tiempo
sometidos a dictaduras policiales deciden tomar su vida en sus manos y llevan a
cabo hoy luchas encarnizadas para emanciparse. Pero estos procesos no podrán
triunfar, es decir que su objetivo emancipador no será alcanzado, si las
mujeres, la mitad de la sociedad, permanecen bajo la opresión patriarcal. El
lugar de las mujeres es, pues, un indicador de las esperanzas que se pueden
tener en estos procesos.<BR><BR>Desde los gérmenes de las revoluciones en curso,
es decir desde las diferentes olas de revuelta que se desencadenaron en Egipto
en 2007-2008, en las cuencas mineras marroquí y tunecina en 2008, las mujeres
han aportado su piedra a estos edificios revolucionarios. <BR><BR>Así, en
Egipto, fueron las iniciadoras de los movimientos de huelga en las fábricas del
textil en Mahalla a fines de 2007 y comienzos de 2008, que se inscribían en un
contexto de movilizaciones sociales fuertes en numerosos sectores: cementeras,
cría de aves, sector minero, transportes públicos, salud, y sobre todo industria
textil. Las huelgas eran, por supuesto, ilegales. Pero rechazando las bajadas de
salarios y la supresión de las primas de fin de año, los obreros comenzaban a
reunirse regularmente en la plaza central de la ciudad para protestar. La
producción se detuvo totalmente cuando las 3.000 obreras abandonaron su puesto
de trabajo y fueron a unirse a sus colegas hombres a los gritos de: "¿Dónde
están los hombres? ¡Aquí estamos las mujeres!". Es así como arrastraron a los
hombres a la huelga, las manifestaciones y las ocupaciones, hasta lograr sus
objetivos.<BR><BR>Igualmente, en Túnez en 2008, durante la revuelta de la cuenca
minera, la mujeres organizaron marchas, sentadas y concentraciones, para
denunciar la represión policial.<BR><BR>Y desde el comienzo de los procesos
revolucionarios, ha habido mujeres que han ocupado su lugar de trabajo,
realizado huelgas, manifestaciones, sentadas, para defender sus derechos como
trabajadoras. Fue también el caso en Mahalla y otras ciudades de Egipto, también
el caso particularmente en los sectores del textil y de la gran distribución en
Túnez. En Bahrein, ha habido mujeres que han participado en la ocupación de la
plaza de la Perla, en la capital del reino, para reclamar el cambio. Zainab
Al-Khawaja, que ha emprendido una huelga de hambre tras la violencia sufrida por
su padre, su marido y su cuñado y su arresto, se ha convertido en una de las
dirigentes de las protestas en Bahrein.<BR><BR>Y cuando el presidente yemenita
ha osado denunciar el carácter mixto ilegal en las manifestaciones, algunas
manifestantes le han denunciado ante los tribunales y evidentemente no han
dejado de salir a la calle.<BR><BR><STRONG>Iguales… en la
represión<BR></STRONG><BR>Pero a pesar de su determinación, las mujeres que se
han movilizado desde hace varios meses han pagado también un gran precio por su
aspiración a la libertad y a la dignidad. Así, en Egipto, el ejército se ha
dedicado a exámenes de virginidad de las manifestantes detenidas. Numerosas
violaciones han sido registradas , entre ellas la de una periodista sudafricana.
En Tripoli, Iman al-Obeidi ha revelado haber sido violada por una quincena de
militantes pro Gadafi. En Yemen, una mujer ha sido detenida durante 48 horas por
haberse atrevido a conducir sola por la noche. Y en todos los países de la
región, manifestación ha rimado con agresiones a las manifestantes y ataques a
su dignidad. En enero de 2011 en Túnez, numerosas mujeres han sido violadas
-particularmente en Kassrine- por policías y milicianos del RCD. En marzo 2011,
las blogueras tunecinas denunciaban el desencadenamiento de violencia contra
manifestantes pacíficas en los términos siguientes: "Se quería paridad para las
elecciones. Finalmente, solo la hemos obtenido en la violencia policial hacia
nosotras".<BR><BR>Las organizaciones feministas se han implicado rápidamente en
todas estas cuestiones, investigando las violaciones y los actos violentos de
todo tipo hechos a las mujeres. Y son las únicas que pueden asegurar esas
investigaciones. En Túnez, ninguna investigación oficial ha sido abierta sobre
las violaciones denunciadas por las poblaciones de numerosas ciudades. La
Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFM) se encuentra sola recorriendo
el país desde hace varios meses para recoger los testimonios de las mujeres
víctimas de violencia y de sus allegados para acompañarles en sus procedimientos
jurídicos.<BR><BR>Pero las organizaciones feministas deben hoy combatir también
en otros terrenos: en Túnez también, donde el estatuto de las mujeres es el más
avanzado de todos los países árabes, hay que luchar para preservar los derechos
garantizados por el código del estatuto personal. Ciertos partidos de izquierda
muestran su apego a este código y han logrado, con las asociaciones feministas y
de derechos humanos, hacer votar por la alta instancia un artículo de la ley
electoral que impone la paridad en las listas electorales. Pero las carencias
enormes en ese mismo código son también denunciadas. Pues si las mujeres
tunecinas han obtenido desde 1956 la prohibición de la poligamia, el derecho al
divorcio, el derecho a votar, y en 1961, el derecho al aborto, mucho antes que
varios países europeos, la separación entre la religión y la política sigue sin
ser conquistada, la desigualdad en la herencia persiste, la transmisión de la
nacionalidad sigue sometida al acuerdo del padre, y el no pago de la
contracepción y de los actos de IVE dejan estos derechos reservados en la
práctica a las clases privilegiadas. Por no hablar de las discriminaciones en la
contratación, la desigualdad de los salarios, ni del acoso creciente que sufren
en las esferas pública y privada. <BR><BR>Manifestaciones y campañas por los
derechos de las mujeres, por la igualdad mujeres-hombres, contra toda puesta en
cuestión de los derechos de las mujeres tunecinas son así regularmente
organizadas pero no movilizan más allá de los medios militantes clásicos. Pues
si la autoorganización es débil en el movimiento obrero, es casi inexistente en
el movimiento feminista.<BR><BR>En otros países árabes, el combate por la
emancipación parte de mucho más lejos. Así en Argelia, las mujeres son
legalmente menores de por vida, pasando de la autoridad del padre a la del
marido. Y las violencias que sufren no encuentran reacción real por parte de las
autoridades. Las violaciones colectivas y los actos de tortura han sido sufridas
por las mujeres de la ciudad de Hassi Messaoud hace diez años, a las que el imán
de la ciudad había llamado, por la única razón de que esas mujeres eran
independientes, vivían de su trabajo asalariado y no tenían necesidad de hombres
que las mantuvieran. Estos actos han sido ignorados por el gobierno y las
víctimas siguen sin obtener reparaciones. La mayor parte de los culpables siguen
en libertad y el imán en cuestión ha tenido incluso una promoción. ¡Son las
víctimas las que viven aún en la vergüenza!.<BR><BR>En Egipto, es la cuestión de
la excisión la que parece más urgente, puesto que la casi totalidad de las niñas
sufren esta mutilación genital, a pesar de la existencia de una ley que la
prohíbe. Sobre el acoso sexual, una encuesta realizada en 2008 revela que el 83%
de las egipcias y el 98% de las mujeres extranjeras son víctimas de ella. ¡El
63% de los hombres reconocen ser culpables! Y en varios países, como Yemen, las
niñas pueden ser casadas desde la edad de 9 años, a pesar de la existencia de
una ley que fija la edad mínima de matrimonio a los 17
años.<BR><BR><STRONG>Indispensables para el triunfo del
movimiento<BR></STRONG><BR>La atmósfera revolucionaria favorece habitualmente la
irrupción de las mujeres en el terreno político, porque tienen mucho que ganar
en una puesta en cuestión de la relaciones de dominación existentes, pero
también por una razón muy pragmática: las clases explotadas sienten la necesidad
de unir todas las fuerzas disponibles para cambiar de arriba a abajo la
sociedad. Desgraciadamente, esta situación conoce a menudo un final bastante
brutal en cuanto las relaciones sociales se estabilizan de nuevo. Entonces, las
mujeres están a menudo entre las primeras que sufren los efectos de la
contrarrevolución. El ejemplo de la contrarrevolución estalinista en Rusia es
edificante a este respecto. Por el momento, en los países árabes en lucha, las
relaciones de dominación siguen siendo globalmente las mismas. Además,
cualesquiera que sean las leyes, en las instituciones y las esferas de decisión,
las mujeres están extremadamente poco presentes, incluso ausentes. Por ejemplo,
solo tres mujeres participan en el gobierno provisional tunecino, con
ministerios que les mantienen en su papel tradicional: ministerio de la Familia,
de la Salud y una secretaría de estado. En Egipto, las mujeres han sido
totalmente excluidas de la comisión de modificación de la constitución, comisión
presidida por un miembro de los Hermanos Musulmanes. Pero incluso en la
dirección del movimiento obrero (sindicatos, partidos políticos, etc.), las
mujeres están muy poco presentes.<BR><BR>Además, no se ve aún emerger en la base
un movimiento autónomo alrededor de estas cuestiones específicas. La
emancipación de las mujeres no es una consigna visible entre las
reivindicaciones de los revolucionarios. Y allí donde las mujeres se movilizan,
el discurso es el mismo: "tenemos las mismas reivindicaciones que los hombres".
Lo que es legítimo en un momento en que todos y todas luchan contra las
dictaduras o sus restos. Esto deja finalmente poco espacio para la emergencia de
un movimiento autónomo de mujeres sobre reivindicaciones específicas. Y los
movimientos feministas no están aún enraizados en las capas populares. Es una
élite intelectual, a menudo pequeñoburguesa, la que se organiza y lucha contra
la opresión específica de las mujeres. Si esta diferenciación de clase no tiene
nada de específico de la región árabe, el desafío para estas organizaciones es
unirse a las clases populares y participar con ellas en la construcción de este
movimiento autónomo.<BR><BR>El futuro de cada uno de los procesos
revolucionarios en los países árabes dependerá sin duda en parte del lugar que
tomen esos movimientos de mujeres. En los países en que éstas no trabajan o poco
en la esfera mercantil y permanecen confinadas en la esfera familiar, la lucha
por la emancipación será mucho más complicada, pues los poderes que emerjan de
los procesos revolucionarios en curso podrían rápidamente devolverlas a su papel
habitual, el de mujeres en el hogar. En cambio, en los países en que las
mujeres, por su trabajo asalariado, tienen una cierta independencia y no
participan solo en las luchas como madres o esposas, sino también como
trabajadoras, su lugar en el movimiento obrero y por tanto en el proceso
revolucionario es más importante. Y a pesar de las tentativas de recuperación
por parte de organizaciones reaccionarias, no se dejarán tan fácilmente
confiscar su revolución. Es pues en esos países, con la condición de que se
enraíce en las capas populares un verdadero movimiento autónomo de las mujeres
que plantee los problemas de las relaciones de dominación patriarcal y de
reivindicaciones propias, donde el combate por la emancipación podrá avanzar en
los próximos meses.</DIV>
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