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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>11 de agosto 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Gran Bretaña</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Disturbios e
hipocresía </STRONG></FONT></DIV>
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<DIV><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>David Karvala</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://davidkarvala.blogspot.com/"><STRONG>http://davidkarvala.blogspot.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV> </DIV></DIV>
<DIV align=justify><BR>El jueves, 4 de agosto, la policía británica mató a tiros
a Mark Duggan, un hombre negro de 29 años, a punto de casarse con la madre de
sus tres hijos. La policía dijo que él les había disparado; después se demostró
que era mentira. No dieron información alguna a la familia acerca del incidente.
Familiares y amigos se manifestaron hasta la comisaría de Tottenham el sábado 6
de agosto, exigiendo explicaciones, pero sin obtener
resultados.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Aquella noche, Tottenham explotó. Desde entonces, se ha
desatado una ola masiva de disturbios. Ha habido muchos de ellos en Gran Bretaña
a lo largo de las últimas décadas, pero normalmente sólo en uno o dos sitios. La
última vez que pasó algo parecido a lo de ahora fue en el verano de 1981, cuando
se quemaron barrios por todo el país.[1]<BR><BR><STRONG>Sobran
motivos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La muerte de Mark Duggan no es un caso aislado; es más
bien la gota que colmó el vaso. Entre 1998 y finales del año pasado, 333
personas murieron bajo custodia policial o poco después de ser liberadas, pero
ningún oficial ha sido condenado por ello. Las mil muertes sucedidas entre 1967
y 2001 sólo dieron lugar a la condena de un policía.[2] </DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos, pero no todos, de estos incidentes tienen un
componente racial. El racismo de la policía está más que demostrado. Un caso
clave fue el del joven negro Stephen Lawrence, que murió a manos de un grupo
fascista en 1993, pero cuyos asesinos nunca fueron condenados porque la policía
nunca tomó el caso en serio. En 1999, una investigación sobre el caso confirmó
la existencia de “racismo institucional” en la policía, e hizo recomendaciones
para cambiar la situación.[3]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El paro juvenil no es tan alto en Gran Bretaña como en el
Estado español, pero aún así es enorme. El 20% de los jóvenes de 16 a 24 años
está en paro. Entre los jóvenes negros, esta cifra asciende a cerca del 50%. En
los barrios deprimidos, donde están ocurriendo muchos de los disturbios, ambas
cifras serán mucho más altas. Los jóvenes negros en Gran Bretaña no son
inmigrantes, muchos son los nietos, o incluso bisnietos, de inmigrantes;
nacieron y fueron a la escuela en Gran Bretaña. No se puede atribuir la mayor
tasa de paro entre los jóvenes negros a problemas de papeles, a tener titulación
extranjera, a problemas con la lengua, etc. Ésta refleja el racismo que sufren
tanto dentro del sistema educativo como cuando van a buscar un trabajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La desigualdad social ha ido en aumento en Gran Bretaña;
los ricos se han hecho más ricos, y los pobres más pobres.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con la crisis, la situación ha empeorado mucho. El
gobierno está recortando los servicios sociales y las prestaciones de las que
dependen muchas personas. Recientes cambios en el sistema de prestaciones para
vivienda expulsarán a miles de personas de las grandes ciudades; los alquileres
son demasiado altos, incluso en los barrios pobres. Estos recortes incluso han
afectado a las pocas líneas de comunicación que existían entre las autoridades y
los jóvenes. Muchos de los programas para la juventud —con sus educadores
sociales a los que los jóvenes conocían y de los que se fiaban— han perdido sus
subvenciones y han desaparecido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Finalmente tenemos el cuadro político global. Por todas
partes la gente se queja de que los políticos no nos representan. Un
participante en los disturbios de Manchester le dijo a un periodista: “hay mucha
frustración y tensión. Ésta es nuestra manera de hacernos oír de la manera más
directa posible. La gente ya no se fía del gobierno desde la guerra de Irak.”[4]
Una joven en los disturbios, entrevistada por TV3, expresó de manera muy
coherente el enfado por la muerte de Mark Duggan, sumado al hartazgo de la
corrupción y de los políticos que no se preocupan por la gente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se ha destapado un caso flagrante de corrupción
empresarial, política y policial en Gran Bretaña en las últimas semanas, entorno
al imperio mediático de Rupert Murdoch, uno de los hombres más ricos del mundo.
Ahora, varios de sus altos directivos están siendo procesados, pero hasta hace
pocos meses, compartían cenas privadas con Tony Blair, luego con David Cameron,
y obtenían tratos de favor de sus ministros. Sus conexiones con la policía les
permitieron pinchar teléfonos impunemente durante años. Los dos máximos mandos
de la policía de Londres han tenido que dimitir.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son estos políticos, esta policía y los periódicos de
Murdoch los que ahora exigen mano dura contra los jóvenes. Por ejemplo, un
comentarista en Financial Times, el periódico del gran capital europeo, escribió
que “Tim Montgomerie de conservativehome.com, el líder no oficial de las bases
del partido conservador, llamó a la policía a ‘cargar con porras contra la
chusma: sin el miedo de la policía no puede haber orden’. Él tiene razón.”[5] No
consta que haya pedido cargas policiales contra los banqueros o los políticos
corruptos. La hipocresía es máxima.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con el relato de los motivos de los disturbios debe
quedar claro que, a pesar de las grandes diferencias entre lo que está
ocurriendo en Gran Bretaña y el movimiento 15M, los motivos son casi idénticos.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto es lo que explica por qué en los disturbios —igual
que en el 15M— no sólo participan jóvenes, ni mucho menos sólo jóvenes
negros.[6]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son respuestas diferentes ante los mismos problemas. Y en
ambos casos, el Estado recurre a la represión, la criminalización y, por
supuesto, la hipocresía.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>No es raza, ni inmigración </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En las noticias, oí a una estudiante catalana explicar
desde Londres como “100 inmigrantes atacaron la tienda en mi calle”. Referencias
a la inmigración no son infrecuentes en la cobertura mediática desde el Estado
español.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como ya se ha mencionado, la gran mayoría de jóvenes
afrocaribeños en Gran Bretaña no son inmigrantes, sino los descendientes de la
inmigración caribeña en las décadas de 1950 y 1960. La inmigración asiática se
dio principalmente durante los años 60 y 70; muy pocos inmigrantes pakistaníes
estarán en los disturbios, sus hijos y nietos, sí. Pero a pesar de todo este
tiempo, la población negra (término que aquí abarca a todos los grupos,
incluyendo a gente afrocaribeña, asiática…) sigue sufriendo el racismo. Y como
hemos visto, el racismo policial ha sido uno de los detonantes de los actuales
disturbios. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero, con todo, estos no son “disturbios raciales”. La
primera noche en Tottenham, se informó que “varios cientos de personas tomaron
las calles, reflejando a la población local, de todas las edades, tanto negros
como blancos y asiáticos, así como también muchos judíos [ortodoxos].”[7]
Informes de los disturbios en otras ciudades revelan lo mismo.[8]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos comentaristas hablarán del fracaso del
multiculturalismo, y exigirán un “modelo de integración” centrado en la
imposición de una cultura nacional de talla única. Este febrero, David Cameron
hizo un discurso muy publicitado precisamente en este sentido. Pero los
disturbios no son producto del multiculturalismo, sino del racismo y del
capitalismo. Es todo un logro del multiculturalismo que jóvenes de todos los
colores estén juntos en la calle, luchando contra la policía. Debemos suponer
que políticos como Cameron preferirían que se peleasen entre sí, divididos por
“razas”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Existe el peligro de la racialización de los disturbios.
En Dalston, un barrio del distrito de Hackney que tiene muchos restaurantes y
tiendas turcos, hay informes de que los dueños salieron con bates de béisbol
para proteger sus negocios; se podría desencadenar una dinámica peligrosa de
conflicto entre “grupos étnicos”, aunque es poco probable; muchos jóvenes de
origen turco también habrán participado en los disturbios. La cuestión
fundamental en estos choques entre jóvenes y tenderos no es racial, sino de
clase; entre los que con suerte formarán parte de la clase trabajadora, y los
que temen caer desde el peldaño más bajo de la pequeña burguesía.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Fascistas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Han aparecido noticias de que grupos de hombres blancos
de 30-40 años en Enfield, en el norte de Londres, cazaban a jóvenes negros o
“pakis” (término racista utilizado para los pakistaníes). Efectivamente, los
fascistas —tanto del partido electoral, el Britich National Party (BNP), como de
la organización hooligan-fascista, la English Defence League (“Liga de Defensa
de Inglaterra”, EDL)— intentan aprovecharse de la situación para fomentar el
racismo y ganar adeptos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Les favorece la imagen de los disturbios creada en los
medios, que culpa de ellos a jóvenes criminales, principalmente negros. El hecho
de que el gobierno recurra a la mano dura y más policía fortalece su argumento
de que la solución a los problemas es un Estado más fuerte, que elimine los
derechos democráticos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otro lado, la realidad es que a nivel de la
población, Gran Bretaña ha avanzado bastante en la integración racial durante
las últimas décadas, gracias en parte a importantes movimientos que han unido a
personas de diferentes orígenes, como el amplio movimiento antifascista y el
movimiento antiguerra. Existe racismo, por supuesto, pero también es cierto que
en las grandes ciudades, muchos jóvenes negros tienen amigos blancos y
viceversa. Y hay que repetir las veces que haga falta que los disturbios no son
sólo ni principalmente de jóvenes negros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todas maneras, el peligro fascista es real. La EDL
está movilizándose para ir al este de Londres el 3 de septiembre. Las “acciones”
de la EDL siempre son borracheras acompañadas de violencia racista. El
movimiento amplio y unitario Unity Against Fascism (<A
href="http://www.uaf.org.uk">www.uaf.org.uk</A>) ha convocado ese mismo día una
manifestación para bloquear el paso a los fascistas, con el apoyo de casi todas
las fuerzas progresistas de la zona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda, muchos de los jóvenes que estos días han
participado en los disturbios formarán parte de la movilización antifascista el
3 de septiembre. Incluso es posible que algunos jóvenes blancos que habrían
participado en la acción de la EDL, tras pasar estos últimos días luchando
contra la policía y saqueando tiendas codo con codo con jóvenes negros, se unan
al bando antifascista el 3 de septiembre.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los problemas con los disturbios</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Huelga decir que, como método de lucha, los disturbios
dejan mucho que desear. En cualquier movilización importante, la gente tiene una
mezcla de motivos para participar y casi nunca se trata de un compromiso
exclusivamente político: “van todos mis amigos”; “quizá conozca a un chico o una
chica”; “después hay un concierto”; “estoy aburrido, quiero un poco de
acción”…</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando se trata de un disturbio y de la oportunidad de
conseguir las nuevas Nike, o el televisor plano, que se lleva meses deseando, es
obvio que el balance cambia, pero las otras motivaciones no desaparecen, ni todo
el mundo se vuelve loco y ciegamente codicioso. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Una persona en Hackney vio como “Alguien levantó la
persiana de una tienda de sándwiches…Unas personas mayores sentadas delante de
una casa vecina dijeron ‘no, no, no’, y aplaudieron cuando los jóvenes
enmascarados volvieron a bajar la persiana.”[9] Por supuesto que hay mucha
destrucción, pero en general va dirigida contra los negocios, muchos de ellos,
no todos, de grandes cadenas; de equipos de estéreo, de móviles, tiendas de
apuestas…</DIV>
<DIV align=justify><BR>También sufren muchos inocentes, a veces de manera
intencionada, más típicamente debido al caos. Pero hasta cierto punto, esto pasa
en cualquier lucha. Desde los disturbios en los barrios negros de las ciudades
de EEUU, que fueron un elemento esencial del movimiento por los derechos civiles
en los años 60, pasando por Sudáfrica, hasta las revoluciones árabes de hoy, las
sublevaciones espontáneas siempre conllevan un elemento de caos, de violencia
irracional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchas voces gritan, “¿pero por qué están destrozando sus
propios barrios?”. La primera respuesta es que es lo que siempre pasa con los
disturbios espontáneos; los ataques contra objetivos más estratégicos suelen
llegar con la movilización consciente y organizada; un punto al que volveremos
abajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La otra respuesta es que los barrios ya estaban
destrozados, incluso antes de la última crisis. Hace años que en las principales
calles de estos barrios se ven locales cerrados y abandonados; ahora más. Se
reducen las ventas, porque la gente local no tiene dinero; ahora con los
recortes de pensiones y salarios, menos aún. Los miles de millones de dinero
público que reciben los bancos se lo quedan ellos, y niegan créditos a las
pequeñas empresas. Y el comercio se pasa cada vez más a los centros comerciales
y las grandes empresas que pueden ofrecer los precios más bajos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Según un informe, se anticipaba el cierre de diez mil
comercios en 2011. En cambio, las cadenas de supermercados crecen; Tesco
anticipaba abrir 292 nuevas tiendas en 2011.[10] Incluso se da la casualidad de
que una de las ciudades que ha vivido disturbios estos días, Bristol, los vivió
también durante el pasado abril. El detonante fue la represión policial contra
un movimiento vecinal que se oponía a la apertura de una nueva tienda de Tescos,
precisamente por su efecto nocivo en el tejido social de los barrios.[11]</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todas maneras, es evidente que los disturbios no son
la mejor forma de luchar. Desde mi punto de vista, mejor sería una red de
consejos obreros y soviets que se organizasen para derribar el capitalismo e
instaurar una nueva sociedad justa y autogestionada desde abajo, pero hay que
trabajar con lo que hay.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las acampadas tampoco son la forma idónea para cambiar el
sistema, y el movimiento 15M en general tiene muchas limitaciones y confusiones.
Algunos sectores de la izquierda jurásica utilizan estas limitaciones y
contradicciones para condenar a todo el 15M como un complot del sistema, “una
distracción de la lucha revolucionaria de verdad”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tanto los disturbios como las acampadas pueden conseguir
ciertos logros. Yo viví en Brixton durante 9 años, y el barrio tenía un centro
deportivo municipal muy bien equipado; su construcción fue una de las respuestas
oficiales a los disturbios de 1981.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En ambos casos, la limitación clave es la de clase; que
ni con la desobediencia civil ni con romper escaparates se puede acabar con el
sistema. Para ello, hace falta el poder de la clase trabajadora organizada. Esto
a su vez, requiere de una izquierda combativa, anticapitalista, mucho más fuerte
de la que existe ahora mismo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La irrupción de un movimiento como los disturbios
actuales —igual que ocurrió con las recientes luchas en los banlieus franceses—
señala las limitaciones de los movimientos sociales y de la izquierda, que
evidentemente no han logrado arraigarse entre esta juventud para que exprese su
malestar de forma más productiva.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El fracaso es sobre todo de la izquierda mayoritaria y de
los grandes sindicatos. Los disturbios de 1981 llegaron tras dos años del brutal
gobierno conservador de Margaret Thatcher, sin una respuesta real de los
laboristas ni de la dirección sindical británica. Ahora, Gran Bretaña tiene un
gobierno conservador —en alianza con un partido liberal que ha roto todas sus
promesas electorales— que impone duros recortes. Ha habido huelgas y
manifestaciones, algunas de ellas muy importantes, pero hasta ahora la respuesta
ha sido mucho menor y más lenta de lo que hace falta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y la izquierda anticapitalista no puede responder
simplemente criticando los disturbios por no obedecer la teoría marxista
revolucionaria. Debe buscar conectar con la gente joven (y no tan joven) que
participa en los disturbios, y como mínimo denunciar los problemas sociales que
han provocado el estallido así como oponerse a la represión, que va en aumento
(mientras escribo, el primer ministro, David Cameron, acaba de anunciar que
autorizará el uso de balas de goma y cañones de agua por primera vez en Gran
Bretaña; hace tiempo que se utilizan en el norte de Irlanda).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más allá de esto, tiene la tarea fundamental de
fortalecer las luchas colectivas contra los recortes, así como contra el racismo
y el fascismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Conclusión: hay que crear una alternativa
política</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde hace tiempo es evidente que en todos los países de
Europa, igual que en el mundo árabe, sobran motivos para una explosión social.
Si ésta toma la forma de racismo o fascismo, en Europa culpando a los musulmanes
(o en Egipto a la minoría oprimida cristiana), hay que oponerse con todas
nuestras fuerzas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero si toma la forma de un rechazo y una lucha contra el
sistema, aunque sea de forma confusa, hay que apoyarlo. Esto se aplica tanto a
Bahrain y Siria, como a Tottenham y los demás barrios de Gran Bretaña.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿No es la solución idónea? Pues hay que organizarse para
presentar soluciones mejores, con más posibilidades de conseguir el cambio que
necesitamos, acabando con los abusos que motivaron la sublevación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto implica organizar movimientos sociales, espacios de
lucha contra los recortes, contra el racismo, contra los abusos policiales, etc.
Pero esto implica, a su vez, organizarse políticamente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Porque el mundo continuamente, y cada vez más, nos
plantea problemas, dilemas, que no tienen una respuesta fácil. Ante los
disturbios, dentro de la izquierda y los movimientos sociales, hay quienes
corren para condenarlos como violentos, y otros que explican por qué han
surgido, y que la culpa la tiene el sistema. Hay un sinfín de ejemplos de
momentos en los que surgen debates dentro de nuestros movimientos, básicamente
entre la gente más moderada que acepta una parte del discurso del sistema, y los
que insistimos en derribar al sistema por completo. Cualquier movimiento sano y
plural incluye a ambas sensibilidades. Las ideas más moderadas reciben un
refuerzo cada día, cada hora, en cada informativo de la TV o la radio. La gente
que queremos un cambio más fundamental debemos organizarnos, tanto para debatir
cuál es la mejor estrategia como para reforzar e impulsar las ideas más
combativas dentro del conjunto del movimiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes, la izquierda jurásica decía, “la gente no
luchará”. Pero lucha. Así que ahora dice “no luchan de la manera correcta”. Pero
aún así, lucha. La cuestión es si partimos de nuestras diferencias con ellos, o
de nuestra rabia compartida contra el sistema. Si partimos de esta rabia, contra
el racismo, contra los abusos sociales, contra la desigualdad y la desfachatez
de los políticos, encontraremos muchos puntos en común con la gente que lucha
“de manera equivocada”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Brixton</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Será porque todavía llevo un trozo de Brixton en mi
corazón pero dejo las últimas palabras a dos vecinos de mi antiguo barrio,
recogidas por un corresponsal de El País.<BR>“Luther, de 60 años, y Leroy, de
50, ven los disturbios con prisma revolucionario. ‘Esto es Brixton; y Brixton
tiene una larga historia de luchas por la igualdad de oportunidades, contra la
brutalidad de la policía. Es como una olla a presión siempre está a punto de
estallar. Llevo aquí cuarenta años y siempre ha sido así, una olla a punto de
estallar’, arranca Leroy.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luther le interrumpe de inmediato. ‘Aquí se cultiva la
semilla de la injusticia’, asegura, y pone como prueba la sospechosa muerte de
un hombre que vivía muy cerca. La policía dice que se suicidó cuando le iban a
detener por un asunto de drogas. Él no se lo cree. ‘Todas esas cosas crean
frustración’, concluye.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Están las cosas tan mal como hace 30 años, cuando los
famosos disturbios de 1981? ‘Sí porque el Gobierno está haciendo todos esos
recortes y los jóvenes no tienen oportunidades’, opina Leroy. ‘Los recortes
afectan a los centros comunitarios, a los centros en los que los jóvenes pueden
aprender algo útil. Los jóvenes de hoy están frustrados, como dice mi amigo.
Están hartos’, añade. ‘Todo el mundo está harto y frustrado’, tercia Luther. ‘La
gente mayor como nosotros ya no esperamos nada. Pero, ¿qué hacen los jóvenes? Si
eres joven, vulnerable y no le importas a nadie, no tienes nada que perder’,
asegura. ‘Mi hermano dice que así es el capitalismo. El capitalismo te hace
vulnerable, es opresivo’, concluye Leroy.”
[12]<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>[1] Ver Chris Harman (1981), ‘The Summer of 1981: a post-riot
análisis’, en International Socialism Journal, otoño de 1981. Disponible en
http://www.marxists.org/archive/harman/1981/xx/riots.html <BR>[2] The Guardian,
3/12/2010.<BR>http://www.guardian.co.uk/uk/2010/dec/03/deaths-police-custody-officers-convicted<BR>The
Guardian, 30/03/2001.
<BR>http://www.guardian.co.uk/celldeaths/article/0,,465301,00.html<BR>Detalles
1990-2011: http://inquest.gn.apc.org/website/statistics/deaths-in-police-custody
<BR>[3] BBC, “Q&A: Stephen Lawrence murder”, 5/05/2004.<BR>[4] The Guardian,
10/08/2011.
http://www.guardian.co.uk/uk/2011/aug/10/uk-riots-disorder-manchester-midlands
<BR>[5] Ft.com, 9/08/2011.
http://www.ft.com/intl/cms/s/0/fac0b38e-c1d1-11e0-bc71-00144feabdc0.html <BR>[6]
Paul Lewis y James Harkin, ‘Who are the rioters? Young men from poor areas ...
but that's not the full story’. The Guardian, 10/08/2011.
<BR>http://www.guardian.co.uk/uk/2011/aug/09/london-riots-who-took-part <BR>El
artículo explica la gran variedad de participantes. Uno de los autores twittea
activamente desde la calle, sigue www.twitter.com/PaulLewis . <BR>[7] Judith
Orr, ‘La rabia contra la policía estalla en las calles del norte de Londres’,
7/08/2011. http://www.enlucha.org/site/?q=node/16286 <BR>[8] Ver Lewis y Harkin,
‘Who are the rioters?…’.<BR>[9]
http://www.lrb.co.uk/blog/2011/08/09/jon-day/in-hackney/ <BR>[10] Local Data
Company (2011), Terminal illness or gradual decline? A review of GB shop vacancy
in 2010, pág. 8.<BR>[11] Socialist Worker, 30/04/2011. <BR>[12] W. Oppenheimer,
‘Brixton, una olla a punto de reventar’, El País, 09/08/2011.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Brixton/olla/punto/reventar/elpepiint/20110809elpepiint_4/Tes
<BR>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>