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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>17 de agosto 2011</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Euskal
Herria<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>El final de ETA
y las perspectivas del independentismo
vasco</FONT></STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>José Ramón Castaños
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Bilbao,
14-8-2011</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><BR>El nacionalismo vasco ha entrado en una fase de
recomposición general de perspectivas inciertas. La correlación de fuerzas que
ha surgido en las elecciones del 22 de mayo ha dado una clara mayoría a los
partidos nacionalistas frente a sus competidores españoles en tierra vasca. La
suma de votos del nacionalismo vasco (PNV-BILDU-ARALAR) alcanza el 65% del
total, en tanto que la suma de votos PP-PSOE se queda en el 35%. El dato es
relevante en sí mismo porque se repite como una constante en todos los procesos
electorales. Lo nuevo hay que buscarlo en el ascenso de la izquierda abertzale,
agrupada en BILDU, que está a punto de alcanzar al Partido Nacionalista Vasco en
número de votos y en representación institucional. Este hecho plantea en
términos nuevos la vieja cuestión del liderazgo nacional, pues ya no está tan
claro como estuvo en el pasado que el partido político que ha representado
durante los últimos 100 años los intereses de clase de la burguesía nacionalista
vasca, el PNV, pueda conservar su hegemonía política y cultural sobre el
movimiento abertzale. La representación institucional de BILDU alcanza la
mayoría en la provincia de Gipuzkoa y en importantes municipios industriales,
incluida la ciudad de San Sebastián. La izquierda abertzale ha pasado así de la
ilegalidad de BATASUNA (el partido político en que se ha reconocido
históricamente ETA), al control de más de 100 Municipios, a través de la
formación política denominada BILDU, que significa "reagrupar" en lengua vasca.
<BR><BR><STRONG>¿Qué es BILDU y cómo se explica el ascenso de la izquierda
nacionalista?<BR></STRONG><BR>BILDU es una coalición electoral impulsada por
BATASUNA en sustitución de SORTU ("crear" en lengua vasca), declarada ilegal por
el Tribunal Supremo español. En ella participa una organización nacionalista de
corte socialdemócrata, escindida del PNV en los años 80, denominada "Eusko
Alkatasuna", y una pequeña organización de izquierda escindida recientemente de
"Izquierda Unida", denominada "Alternatiba". La participación en BILDU de estas
dos organizaciones ha sido decisiva para que el Tribunal Constitucional español
decidiera legalizarla en contra de la decisión anterior del Tribunal Supremo,
pues a diferencia de BATASUNA, ambas dos se han caracterizado por su
distanciamiento de ETA y por su crítica de la violencia política. En
compensación por este servicio, ambos partidos han obtenido una representación
significativa en las candidaturas de BILDU, aunque en honor a la verdad hay que
decir que la inmensa mayoría de los cargos electos corresponden a militantes de
BATASUNA, obligados a figurar como "independientes" para no incurrir en causa de
ilegalización. Estas dos circunstancias (la condición de estar injustamente
perseguidos, y la oferta de una plataforma de unidad abertzale), son algunas de
las razones que explican el ascenso de BILDU. Pero no son las únicas ni las más
importantes. También ha influido el hartazgo en la política tradicional y en las
trampas de los "políticos de estado" para hacerse con el control del Gobierno
Vasco, a pesar de que la suma PP-PSOE no sobrepase el 35% de los votos emitidos.
El malestar con las políticas neoliberales y con las consecuencias sociales
derivadas (desempleo, precariedad laboral, recortes sociales, problemas de
vivienda, etc.), también han tenido su importancia, pues BILDU se ha convertido
en la expresión política de la izquierda social, del sindicalismo vasco y de los
movimientos sociales alternativos. El rasgo más relevante de esta plataforma
electoral es que ha reunido a la izquierda social y al independentismo político.
En ello ha influido sin duda el peso sociológico y la influencia cultural que
ejerce el sindicalismo vasco sobre el conjunto del movimiento nacionalista. Un
sindicalismo que, dicho sea de paso, se caracteriza por su radicalismo
anticapitalista, por su combatividad militante y por su compromiso con las
reivindicaciones nacionales (euskera, soberanía nacional y unificación
territorial). El desplazamiento a izquierda de "Eusko Alkartasuna", que ha roto
su alianza de 30 años con el PNV, también es una consecuencia derivada de esa
influencia. Pero la razón fundamental del ascenso de la izquierda abertzale hay
que buscarla, no obstante, en su ruptura política con la violencia de ETA, en la
reiteración de sus proclamas de sustitución de la estrategia político-militar
por otra estrictamente política, democrática y pacífica, y en el compromiso
adquirido ante la sociedad vasca de contribuir al desarme unilateral e
incondicional de ETA. Sin estos ingredientes, ratificados solemnemente en el
debate del documento "Zutik Euskal Herria (Noviembre 2009-febrero 2010), y en la
declaración de Gernika (suscrita junto a otros partidos, sindicatos y
movimientos sociales en septiembre de 2010), el ascenso que comentamos habría
sido imposible e impensable. <BR><BR><STRONG>Las perspectivas del movimiento
independentista</STRONG><BR><BR>Dependen del modo a como actúe BILDU sobre los 5
grandes problemas que tiene en la actualidad. A saber: (1) Poner fin
definitivamente a la lucha armada de ETA, haciéndolo además con una explicación
satisfactoria que permita recuperar la convivencia democrática de la sociedad
vasca y la razón ética de la izquierda abertzale. (2) Sustituir el viejo
discurso independentista por otro más amable, tolerante e integrador de las
identidades nacionales que conviven en la sociedad vasca. Un discurso que afirme
a su vez la soberanía vasca y el pacto entre iguales con los pueblos de España
en un marco de soberanías compartidas. (3) Aplicar políticas fiscales y
políticas de redistribución de la riqueza que sean garantistas de los derechos
sociales que corresponden a todos los ciudadanos. (4) Impulsar medidas de
consulta ciudadana para democratizar la toma de decisiones en las instituciones
públicas que ella gobierna. (5) Articular una alianza estratégica con la mayoría
sindical y con los movimientos sociales, que pueda proyectarse incluso hacia el
nacionalismo moderado, como en el caso precedente del pacto de Estella-Lizarra
de 1998-2000. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estas 5 cuestiones están debidamente relacionadas entre
sí, aunque cada una de ellas tiene una importancia distinta para los diferentes
sectores de izquierda que se reconocen en BILDU. Ella será juzgada, no obstante,
por su capacidad para crear un escenario de paz, de desarme de ETA, de libertad
política y de reconciliación entre vascos. La mayoría social piensa así en
Euskadi, pues hace tiempo que ella ha puesto sobre las espaldas de la izquierda
abertzale y no sobre las espaldas del Estado, la carga de la prueba de las
iniciativas de paz. No obstante, y con independencia de lo que BILDU haga para
traer la paz (incluso en el caso de que realmente la traiga), muchos otros
valorarán su gestión por las iniciativas que tome en el plano de la política
social y en la articulación de nuevos canales de participación ciudadana para
democratizar la gestión de la administración pública. Sindicatos y movimientos
sociales se encuentran entre ellos, naturalmente. Nadie espera sin embargo que
BILDU resuelva por sí sola ni los problemas sociales ni las cuestiones
relacionadas con la autodeterminación nacional y con la unidad territorial de
Euskal Herria (separación actual entre Euskadi y Navarra), entre otras cosas,
porque en la sociedad vasca existe la cultura política suficiente como para
saber que la fuerza del enemigo político también cuenta, y que los resultados de
la acción política dependen siempre de la correlación de fuerzas con el Estado.
No son por tanto victorias tangibles sino aciertos políticos lo que todos
esperamos de BILDU. Nadie le pedirá tampoco que imponga nuevos tributos a las
grandes fortunas y a los movimientos de capital, porque a pesar de que la
Diputación de Gipuzkoa que ellos gobiernan tenga competencias en materia de
política fiscal, no tiene mayoría suficiente para hacerlo. Nadie le pedirá por
tanto ese imposible, pero todos le exigiremos que haga una consulta democrática
(un referéndum), para que sean los propios ciudadanos vascos quienes decidan la
política fiscal y los gastos sociales que quieren tener. Tampoco se le pedirá
que saque a los presos vascos de las cárceles españolas, porque eso requiere una
movilización continuada, un tiempo político nuevo, y una articulación de fuerzas
más amplia de la que ahora existe, pero sí le exigiremos un nuevo discurso sobre
la violencia, sobre los derechos humanos y los derechos civiles, para recuperar
la legitimidad democrática perdida. <BR><BR><STRONG>La verificación del desarme
de ETA y el relato sobre la violencia</STRONG><BR><BR>En Euskadi tenemos la
certeza de que las armas de ETA han callado para siempre. La reiteración de las
promesas de cese, el tiempo transcurrido sin atentados (2 años), y la renuncia
al cobro del "impuesto revolucionario", ratificado por los empresarios vascos,
resultan prometedores, pero no existen todavía mecanismos de verificación que
ofrezcan garantías definitivas sobre el final de ETA.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Estado español exige la entrega de las armas pero ETA
responde que el precio a pagar es la liberación de los presos políticos,
ofreciendo dos mecanismos de verificación: (1) la mediación de los Premios Nobel
de la paz, encabezados por el abogado sudafricano Brian Currin, y, (2) la puesta
en pié de una mesa de diálogo entre ETA y el Gobierno para intercambiar presos
por armas. La propuesta del Gobierno simboliza la sumisión y derrota de ETA
(algo que no está dispuesta a aceptar), pero la vía que ella ofrece tampoco
encuentra interlocutores en el Estado español. El atasco resultante deja la
solución en manos de la izquierda abertzale, quien se ve de nuevo emplazada a
vencer simultáneamente las resistencias de ETA y del Estado, así como a elaborar
un relato sobre el fin de la violencia acorde a los deseos de paz de la sociedad
vasca. El problema que tiene es que el discurso elaborado hasta ahora no sirve a
ese fin. </DIV>
<DIV align=justify><BR>BATASUNA no se ha distanciado de la lucha armada por
convicciones democráticas ni en razón a consideraciones éticas o morales, sino
porque la lucha armada ha dejado de ser políticamente rentable. Esto es
claramente perceptible en el documento "Zutik Euskal Herria", donde se teoriza
el cambio de estrategia, así como en los estatutos presentados para la
legalización de SORTU. Otegi insistió en la misma idea ante el Tribunal que le
juzgó recientemente, cuando afirmó que "la lucha armada estorba y molesta", en
tanto que el portavoz más cualificado de BILDU, Martín Garitano, afirma que "no
es tiempo de autocríticas ni de reparaciones morales". BATASUNA quiere
desembarazarse así de ETA sin autocrítica política ni reparación moral, y es
posible incluso que una parte significativa de la izquierda abertzale piense que
los pasos dados son suficientes, pues dejando a un lado la lucha armada
recuperan la legalidad y "obligan" al Estado a mover ficha en el tablero de la
política antiterrorista. El problema es que esto no es suficiente para recuperar
la legitimidad democrática. Con ese discurso se puede conservar por algún tiempo
la referencialidad que hoy tiene en la izquierda vasca, pero no se pueden
obtener las mayorías políticas necesarias para hacer avanzar el proyecto
independentista. Los dirigentes de BATASUNA y BILDU son plenamente conscientes
de ello y cabe preguntarse porque no lo han hecho ya. Algunos sugieren que
estamos en presencia de un debate no resuelto sobre el modo de poner fin a ETA.
Es posible que así sea, pues la decisión de abandonar la estrategia
político-militar dejaba en manos de ETA la gestión de su propia autodisolución.
BATASUNA obtuvo así la independencia de ETA pero dejaba sin resolver la decisión
final sobre cuándo y cómo dejar las armas. Este hecho dificulta la tarea,
haciéndola más compleja de lo que a primera vista parece. Hay que añadir además
que el modo a como se lleve a cabo será transcendental para saber sobre qué
ideas-fuerza se construirá la nueva izquierda vasca.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La idea de intercambiar presos por armas en una mesa de
diálogo con el Estado otorgaría a ETA la legitimación necesaria para
justificarse ante la historia. El fin de la violencia sería así el resultado de
un pacto sin vencedores ni vencidos. ETA podría justificar su acción como una
violencia de respuesta necesaria a la opresión nacional y a la violencia del
Estado. Las víctimas de su acción armada serían la consecuencia no deseada pero
inevitable de un conflicto político que también ha provocado víctimas en la
izquierda abertzale. La reconciliación de la sociedad vasca sería así la
consecuencia del reconocimiento mutuo y del final simultáneo de ambas violencias
simétricas. Este relato histórico traslada la responsabilidad de la violencia de
ETA al estado español, exculpa de responsabilidades políticas y morales a la
propia ETA, y justifica de paso a BATASUNA por la cobertura que ha dado a ETA en
el curso de su historia. El problema de esta estrategia no está en la oferta de
diálogo al Estado sino en el relato que la acompaña. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En honor a la verdad hay que señalar que el intercambio
de presos por armas sería bienvenido (y probablemente "bienaceptado" por la
mayoría), pero requiere otro discurso y otro relato. Y no me refiero ni a la
aceptación del marco constitucional español como hizo la fracción
político-militar de ETA en 1981, que considero una traición política en toda
regla, ni a la autodisolución por inacción porque esta es una forma vergonzante
de poner fin a 50 años de historia militante. En mi opinión, se puede y se debe
reconocer la incompatibilidad entre la bondad de los fines políticos y la
inmoralidad de los métodos utilizados por ETA para alcanzarlos. Se puede y se
debe pedir perdón por el daño causado, y se debe hacer a cambio de nada. El
resultado de ello sería la reconciliación de fines y medios, la recuperación de
la razón ética y la dignificación de la acción política. Con ellas en la mano
tendremos la fuerza moral necesaria para relanzar la lucha por la soberanía
nacional y por la libertad de los 800 presos vascos que cumplen sentencia en las
cárceles españolas y francesas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En paralelo a este cambio de discurso sobre la violencia
hay que reajustar el proyecto independentista para hacerlo integrador de todas
las identidades nacionales que conviven en la sociedad vasca. Hay que reforzar
los factores de identidad colectiva y cultivar la idea de pacto entre los
pueblos y de soberanía compartida entre sus instituciones nacionales
respectivas., pues la soberanía que reivindicamos no está asentada en
identidades excluyentes sino en el derecho democrático de todos los ciudadanos
vascos a decidir libremente su futuro político. Esta es sin embargo otra
cuestión que excede en mucho los límites de este artículo<BR></DIV>
<DIV align=justify>¿Será capaz la izquierda abertzale de reajustar en esa
dirección su proyecto político y su discurso sobre la violencia? Nadie puede
afirmarlo a ciencia cierta pero todos sabemos que ella tiene en su interior la
suficiente masa crítica acumulada como para intentarlo. <BR><BR><BR>*
Ex-militante de ETA-VI corriente de ETA que se unificó con la LCR en 1972;
LCR-ETA VI fue la sección de la IV Internacional en el Estado español. Es
colaborador asiduo de la revista Viento Sur. El artículo fue escrito
para la revista Sudestada: <A
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href="http://www.revistasudestada.com.ar">www.revistasudestada.com.ar</A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
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