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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>20 de agosto 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Siria</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>Entrevista con Samar Yazbek,
escritora siria alauí, detenida en varias ocasiones por su oposición a
Al-Assad<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>"El levantamiento es una revolución
espartaquista, una 'revolución de esclavos contra sus
amos"</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Christophe Ayad</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Liberation, París,
13-8-2011</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><BR>Samar Yazbek, de 41 años, es una de las escritoras
más importantes de su generación en Siria. Autora de cuatro novelas (entre
ellas, El olor de la canela, que pronto será traducida al francés), es
columnista del diario panárabe Al-Hayat. De origen alauí, la comunidad del clan
de Al-Assad, es muy activa desde el comienzo de la revolución en Siria; esto le
ha supuesto varios arrestos, sobre los que ha escrito un conmovedor relato en un
texto inédito que Liberation publicó el pasado miércoles. De paso por Paris, nos
ha ofrecido su testimonio<BR><BR><STRONG>Christophe Ayad. Después de tantos años
de dictadura, ¿le sorprendió la revolución Siria? <BR></STRONG><BR>Samar Yazbek
- Sí y no. No, porque desde hace más de cuatro décadas el pueblo sirio vive
humillado, bajo el control de los servicios de inteligencia. Últimamente, estos
servicio, no sólo se dedicaban a controlar al conjunto de la sociedad sino que
dictan las normas de vida cotidiana de la gente. En Siria no existía la libertad
de expresión y de opinión. Incluso para viajar al extranjero era preciso obtener
una autorización del régimen. En este país no existía ninguna actividad
política. Vivimos bajo el régimen de partido único. Un régimen militar, no una
república. Todo esto, que no es nuevo, resultaba cada día era más insoportable.
Bajo el régimen de Hafez al-Assad, no había televisión por satélite, ni
Internet, ni Facebook, ni YouTube. El miedo paralizaba a la gente. El régimen
podía reprimir una ciudad o una región sin que estos hechos salieran a la luz
pública. Más aún si tenemos en cuenta que el régimen de Hafez al-Assad disfrutó
del apoyo internacional: los estadounidenses y los israelíes lo veían como
necesario para el equilibrio regional.<BR><BR><STRONG>¿Qué ha cambiado con
Bashar al-Assad?<BR></STRONG><BR>Con él, el régimen se convertido en un clan
familiar. Rami Makhlouf, primo del presidente, controla el 60% de la economía
siria. Ha habido cierta apertura económica, pero sólo ha beneficiado a algunas
familias. Este levantamiento es una revolución "espartaquista" una revolución de
los esclavos contra sus amos. Los nuevos medios de comunicación han permitido la
formación de un opinión pública emergente en todo el mundo árabe; también en
Siria. Una nueva generación de jóvenes con estudios, que comenzó a movilizarse
por los derechos humanos, pasó a organizar "sentadas", rápidamente reprimidas,
para apoyar las revoluciones en Túnez y Egipto. El 16 de marzo, intelectuales y
familiares de los detenidos se concentraron frente al Ministerio del Interior
siendo brutalmente reprimidos por la policía y chabbiha [milicias civiles
armadas pro-régimen, ndlr]. Esta represión desencadenó los acontecimientos de
Dara, donde fueron detenidos jóvenes por realizar grafitis contra el régimen.
Cuando sus padres fueron a ver al gobernador, Atef Najib, primo del Presidente,
éste les respondió: "¡Olvídense de sus hijos, hagan otros! Y si no saben cómo
hacerlo, tráigannos a sus mujeres!". Lo que hizo saltar la
chispa.<BR><BR><STRONG>¿Cuándo se dio cuenta de que era una
revolución?<BR><BR></STRONG>Se trata de una verdadera revolución que comenzó en
el campo, una revolución de los marginados y olvidados. El régimen ha reprimido
y asesinado con mucha más impunidad porque consideraba que estas personas eran
lumpen. Los intelectuales se sumaron más tarde. Me desplacé a la mayoría de las
ciudades en las que se desarrollaron manifestaciones, a Dara en Baniyas, a
Latakia, a Duma [suburbio de Damasco, rdlr]. Aunque no existia ninguna
coordinación, las consignas eran las mismas en todas ellas. La gente quería
poner fin a la constante intervención de los servicios de seguridad en su vida
diaria. Al principio con demandas sociales y de respeto a su dignidad. Un mes
más tarde, después de toda la sangre derramada, surgieron las consignas llamando
al derrocamiento del régimen.<BR><BR><STRONG>Cuando el ejército intervino en
Dara, a finales de abril, ¿pensó que era el fin del
movimiento?<BR></STRONG><BR>Al principio tuve miedo de que la represión
terminara por ahogar la protesta. Pero ahí se produjo un milagro en Siria:
mientras Dara estaba ocupada por los tanques y se producía una verdadera
carnicería, se puso en pie una coordinación para construir la solidaridad con
Dara. El régimen empezó a matar gente por todo el país y hemos conocido
iniciativas de las que apenas se ha oído hablar fuera en el extranjero: médicos
que llegan clandestinamente a Dara procedentes de Damasco y otras ciudades. Los
jóvenes de los comités de coordinación crearon las bases de una contra-sociedad.
<BR><BR><STRONG>Hasta el momento, las dos principales ciudades, Damasco y
Aleppo, no están sacudidas por la rebelión, ¿por qué?<BR></STRONG><BR>En primer
lugar, porque en ellas se concentran las clases sociales que más se han
beneficiado del régimen. Sin embargo, si ve que sus intereses estás amenazados,
la burguesía mercantil también se situará contra Al-Assad. El país atraviesa una
crisis económica muy grave. La segunda razón, es que todos los espacios públicos
en estas ciudades están ocupadas por las fuerzas de seguridad para evitar
cualquier concentración. El poder está obsesionado con estas dos ciudades. Hay
pequeñas manifestaciones diarias en la capital, pero son cortados de raíz. Una
vez quisimos organizar una marcha de mujeres en el distrito de Sahet Arnous en
Damasco. Hicimos circular la cita boca a boca, para no ser descubiertas: ni
Facebook, ni correo electrónico, ni mensajes de texto. Nos reunimos entre 80 y
90. En cinco minutos nos vimos rodeados por la policía y chabbiha, que nos
machacó.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El régimen está tratando de provocar
enfrentamientos religiosos. ¿Funciona?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No podemos negar el conflicto religioso pero, por el
momento y a pesar de los intentos del régimen, no han degenerado en una guerra
civil. Se han conocido ciertos actos de venganza, pero, dada la magnitud de los
abusos del gobierno, se trata de incidentes aislados. Yo soy de Jablah, cerca de
Latakia [oeste del país, ndlr], una ciudad en la que conviven sunitas y
alauitas. Un día las fuerzas de seguridad mataron a once suníes y luego fueron a
los barrios alauíes, diciendo a los residentes que se protegieran porque los
sunitas irían a vengarse. Los Chabbiha vendieron armas a los alauitas y el
resultado es que Jablah es una ciudad partida en dos..<BR><BR><STRONG>¿Qué son
los chabbiha?<BR></STRONG><BR>Se trata de milicias compuestas de jóvenes
alauitas nacidos en los años 80 en el entorno familiar de Hafez al-Assad. Son de
una fidelidad absoluta al régimen. Sus miembros son remunerados por realizar el
trabajo sucio y trabajan de forma coordinada con los servicios de inteligencia,
la policía y el ejército.<BR><BR><STRONG>¿Qué piensa la comunidad alauí, a la
que Vd. pertenece, al igual que el clan Assad?<BR></STRONG><BR>La mayoría es
solidaria con Al-Assad. Piensan que si el régimen cae ellos van a ser los
paganos, a pesar de no se han beneficiado del mismo. Existe una memoria profunda
de la persecución y la explotación en la que vivía la comunidad alaui en el
pasado. Sin embargo, en la élite, los jóvenes participan en los comités de
coordinación de la revolución, sobre todo en Latakia. En cuanto a los
cristianos, están al margen: la mayoría de ellos tienen miedo de la mayoría
musulmana y siguen siendo sensibles a la propaganda del régimen sobre la
infiltración de grupos salafistas [fundamentalistas suníes] en las
manifestaciones.<BR><BR><STRONG>Usted misma fue arrestada
...<BR></STRONG><BR>Sí. Al principio hubo campañas contra mi en Internet. Estuve
detenida en varias ocasiones. Como soy una autora conocida en Siria y pertenezco
a una familia alauí, no se atrevieron a mantenerme en prisión. Pero, en cada
ocasión que estuve detenida, me vendaban los ojos y me interrogaban,
profiriéndome amenazas durante varias horas. Como no podían hacerme nada,
querían que yo viera lo que podía ocurrir a la gente que era detenida y
torturada. Querían que tomara posición contra la revolución. Como esto no
funcionó, trataron de desacreditarme. Distribuyeron panfletos anónimos en mi
ciudad, calificándome de "traidora" y amenazándome de muerte. Los alauitas
comenzaron a llamarme para amenazarme, lo que me inquietó más que los arrestos.
Tras la quinta citación de los servicios de inteligencia, decidí pasar a la
clandestinidad. A principios de julio, durante el así llamado diálogo nacional,
el régimen anunció que todo el mundo, incluso la gente en la oposición, podía
viajar libremente. Momento que aproveché para salir del
país.<BR><BR><STRONG>¿Piensa regresar a Siria?<BR></STRONG><BR>Por supuesto, es
mi país. La gente está muriendo allí y pienso en ellos todos los días. No estoy
exilada.<BR><BR><STRONG>El régimen ha levantado el estado de emergencia y ha
autorizado el multipartidismo. ¿Qué piensa usted?<BR></STRONG><BR>No es más que
una cortina de humo. Una verdadera reforma significaría el fin del régimen. Si
un día existen elecciones libres en Siria, el régimen de Al-Assad habrá llegado
a su fin. Si el poder creyera en las reformas, habría dejado de matar a su
propio pueblo.<BR><BR><STRONG><U>Nota</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>[1] Disponible en ESSF (artículo 22544): : Un témoignage venu
de Syrie : "Il n’avait plus de visage ; ses yeux étaient scellés. Le nez
n’existait plus, ni les lèvres"
<HR>
<BR><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>