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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>21 de setiembre 2011</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Capitalismo</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG><FONT size=3>La
vulnerabilidad del sistema financiero, la ilegitimidad de las
deudas públicas y el combate político internacionalista por su
anulación</FONT></STRONG><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>François Chesnais
*<BR>Revista Herramienta</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.herramienta.com.ar CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.herramienta.com.ar"><STRONG
title="http://www.herramienta.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.herramienta.com.ar</STRONG></A><BR><BR><BR>En
la primavera de 2010, los grandes bancos europeos, encabezados por los bancos
franceses y alemanes, convencieron a la Unión Europea y al Banco Central Europeo
que el riesgo de default de la deuda pública de Grecia ponía en peligro sus
balances. Los grandes bancos europeos habían recibido una fuerte ayuda en el
otoño del 2008, cuando la quiebra del banco Lehmann Brothers en Nueva York llevó
la crisis financiera a su paroxismo. Luego del salvataje, no depuraron todos los
activos tóxicos de sus cuentas. Y a pesar de todo siguieron haciendo
colocaciones de alto riesgo. Para algunos, el más mínimo default de pago
significaría la quiebra. En mayo 2010 se montó un plan de salvataje con un
ribete financiero y otro de drástica austeridad presupuestaria y acelerada
privatización: fuertes reducciones de los gastos sociales; disminución de los
salarios de empleados públicos y reducción de su cantidad; nuevos ataques a los
sistemas jubilatorios, fuesen por capitalización o por repartición. Los primeros
países en aplicarlo, como Grecia y Portugal, quedaron atrapados en una infernal
espiral cuyas víctimas inmediatas son las capas populares y los jóvenes. Esta
política afecta a un número cada vez mayor de países en Europa occidental y
mediterránea, después de haber asolado a los países bálticos y balcánicos. El
costo del salvataje del sistema financiero europeo y, con él, del sistema
mundial, se impone a los trabajadores, a la juventud y a las capas populares más
vulnerables.<BR><BR><STRONG>¿Qué necesidad tenemos de los bancos en su forma
actual? ¿Hay que seguir salvándolos?</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2
face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Dos series de ideas estrechamente entrelazadas son
repetidas hasta el cansancio, con ligeras variantes, tanto por el gobierno como
por los dirigentes del UMP, del Partido Socialista y de los partidos llamados
centristas. Las primeras se refieren a la deuda pública, las segundas a los
bancos. Los "sacrificios" reclamados a nivel de las jubilaciones, el
congelamiento de las remuneraciones de los empleados públicos, los nuevos y
drásticos recortes en el presupuesto educativo, etcétera, son necesarios, nos
dicen, para que "la deuda de Francia sea honrada". Es preciso evitar también que
Francia pierda la calificación AAA que le conceden las agencias calificadoras, a
fin de no quedar obligada a pagar intereses más altos de los que paga
actualmente por la deuda pública. En lo que se refiere a los bancos, se nos dice
que tienen funciones indispensables que cumplen bien, o en todo caso lo
suficientemente bien como para que sea necesario y legítimo correr en su auxilio
cada vez que lo piden.<BR><BR>La exhortación a "honrar la deuda" y ayudar a los
bancos se basa en la idea de que habrían prestado sumas que son el fruto del
ahorro pacientemente acumulado a través de un duro trabajo. "La mayor parte de
los economistas, escribe un especialista crediticio que trabaja en los Estados
Unidos, piensa que los bancos son simples intermediarios entre los depositantes
y los tomadores de créditos. Otra manera de expresar esta creencia muy difundida
es decir que los bancos recogen el ahorro y financian la inversión. A partir de
esto, basta un pequeño paso para llegar a la conclusión de que, antes de que
pueda hacerse una inversión debe constituirse un determinado monto de ahorro"1.
La realidad es muy distinta. <BR><BR>Los préstamos de los bancos no guardan
relación con el monto de los depósitos y el pequeño ahorro que les es confiado.
Nunca fueron simples intermediarios. Y después de su transformación en grupos
financieros diversificados, con operaciones trasnacionales, menos que nunca. Los
beneficios bancarios provienen de sus operaciones de creación de crédito. Y su
fuente está en el flujo de riqueza (valor y plusvalor) provenientes de las
actividades productivas. El camino seguido diferirá según quien tome el
préstamo. En el caso de un Estado, pasa por el impuesto y los servicios por los
intereses de la deuda pública. En el caso de una empresa, se trata de una
fracción de la ganancia. En el caso de los particulares y hogares, es una parte
de su salario o de su jubilación la que es absorbida por los intereses que pagan
por sus créditos hipotecarios o sus cartas de crédito. Mientras más presta un
banco, mayores son sus ganancias. En el transcurso de las dos últimas décadas,
los bancos concibieron medios que aparentemente le permitían lograrlo. Las
"innovaciones financieras" dieron origen a una red muy densa de transacciones
interbancarias. Y fue a partir de estas "innovaciones" que los bancos pudieron
poner en marcha el llamado "efecto de apalancamiento", es decir una relación de
préstamos de capitales propios y depósitos disponibles cuya altura (incluso más
de 30%) los coloca permanentemente en situación de gran fragilidad. Ellos lo
saben, pero cuentan con los gobiernos para que les aseguren en cualquier
circunstancia y a cualquier costo social un cinturón de seguridad, y en los
casos extremos, la socialización de sus pérdidas.<BR><BR>El FMI publica, cada
seis meses y más o menos simultáneamente, dos grandes informes, uno sobre las
perspectivas de la economía mundial, y el otro sobre el estado del sistema
financiero mundial. El primero atrae la atención de todos los economistas, allí
el FMI presenta sus proyecciones macroeconómicas: es un terreno familiar. El
segundo apenas si es leído por quienes, en el marco de la mundialización
comercial y financiera, dan importancia a la finanza y a las crisis financieras.
En enero 2011, el FMI estimaba ya que una de las grandes incógnitas de la
situación económica mundial tenía que ver con que en Europa, "la integración
entre los riesgos soberanos y bancarios se intensifica"2. El primer capítulo del
nuevo informe sobre la situación del sistema financiero mundial confirma esta
apreciación. El mismo pone el acento en la vulnerabilidad de los bancos, en
particular de los bancos europeos3. El juicio del director del departamento de
mercados financieros y monetarios del FMI es el siguiente: "casi cuatro años
después del comienzo de la crisis financiera, la confianza en la estabilidad del
sistema bancario global todavía debe ser restablecida totalmente". Y subraya, en
lo referido a los bancos europeos, que "algunos bancos siguen teniendo un
porcentaje de apalancamiento demasiado importante, tienen capitales propios
insuficientes, teniendo en cuenta la incertidumbre en la cualidad de sus
activos. Estos débiles niveles de fondos propios hacen vulnerables a algunos
bancos alemanes ante nuevos choques, así como las cajas de ahorro italiana,
portuguesas y españolas en dificultades"4.<BR><BR>El rol de los bancos es
proveer crédito comercial (suministrar efectivos comerciales a muy corto plazo)
y préstamos a más largo plazo a las empresas para sus inversiones. Este rol es
indispensable para el funcionamiento del capitalismo. Y lo será también para
cualquier forma de organización económica basada en modalidades descentralizadas
de propiedad social de los medios de producción que supongan recurrir al
intercambio. Pero el balance de tres décadas de liberalización financiera y de
cuatro años de crisis plantea, en todo caso, la cuestión de la utilidad
económica y social de los bancos en su forma actual. Convertidos en
conglomerados financieros, ¿tienen derecho los bancos al respaldo de los
gobiernos y los contribuyentes, cada vez que sus balances están amenazados
debido a sus propias decisiones de gestión? Mucha gente comienza a cuestionarlo.
Ellos se expresan a veces, como lo ha hecho Eric Cantona, de una forma que los
medios no pueden ignorar. No se trata de destruir los bancos, sino de tomarlos
para que puedan cumplir las funciones esenciales que en principio les son
propias, es la respuesta que doy junto a otros, como Frederic
Lordon5.<BR><BR><STRONG>Definamos la ilegitimidad de las deudas
públicas</STRONG><BR><BR>El concepto de deuda odiosa fue aplicado desde los años
1980 a la deuda de los países del tercer mundo. Se ha discutido su posible
aplicación al caso de la deuda griega. Se trata de una noción que se remonta al
período de entreguerras. La primer definición pertenece a Alexander Sack,
jurista ruso y profesor de derecho internacional en París: "deuda contraída por
un régimen despótico [diríamos ahora "dictadura" o "régimen autoritario"] en
función de objetivos extraños a los intereses de la nación, a los intereses de
los ciudadanos"6. El Centro por el Desarrollo Sustentable Internacional de la
Universidad Mc Gill de Montreal dio a comienzo de los años 2000 una definición
bastante semejante, más en sintonía con la financiarización contemporánea. Las
deudas odiosas son "las que fueron contraídas contra los intereses de las
poblaciones de un estado, sin su consentimiento y con pleno conocimiento de
causa por el lado de los acreedores"7. Esta definición se aplica perfectamente a
la deuda específica que pesa en Francia aún sobre municipalidades, consejos
regionales e incluso algunos hospitales, en los que representantes o directivos
acaban de constituirse como asociación para entablar acciones judiciales
colectivas contra los bancos8. Ellos fueron incitados por estos últimos a
comprar los "productos estructurados", que supuestamente facilitarían por sus
elevados rendimientos el financiamiento de proyectos de inversiones costosas en
un contexto de transferencia de los gastos del Estado hacia las regiones. Esos
títulos financieros opacos, convertidos en "activos tóxicos" con la crisis del
otoño de 2008, pesan sobre los presupuestos. El hecho que ellos fueran comprados
ejemplifica, por supuesto, el hecho de que el fetichismo del dinero no es
característico solamente de los traders puesto que se impone también en el
juicio de los electos y las administraciones locales. Pero los bancos sabían
perfectamente los riesgos que les hacían tomar, el juego del casino en el cual
los hacían ingresar. El suplemento de endeudamiento contraído por las
municipalidades, debido a la compra de títulos podridos, tiene que ver con las
"deudas odiosas".<BR><BR>La noción más amplia de deuda ilegítima me parece que
se ajusta más a la deuda de los países capitalistas avanzados, en particular los
de Europa. Esta es también la posición de los militantes del Comité por la
anulación de la deuda del tercer mundo (CADTM)9. Los factores que se esgrimen
más frecuentemente se vinculan con las condiciones que condujeron a que un país
acumula una deuda elevada se ponga en manos de los mercados financieros. Aquí,
la ilegitimidad tiene su fuente en tres mecanismos: los gastos elevados tienen
el carácter de regalos hechos al capital; un bajo nivel de fiscalidad directa
(impuestos sobre la ganancia, el capital y los ingresos de las empresas) y su
muy débil progresividad; una importante evasión fiscal. Estos tres factores se
reencuentran tanto en el caso de Grecia como en el de Francia, y por supuesto
también en el de todos los países hoy atacados por los fondos especulativos y
los bancos. En el caso de Francia, la deuda nació, a partir de 1982, del regalo
que se hizo al capital financiero con las nacionalizaciones del gobierno de la
unión de izquierda. <BR><BR>Su crecimiento se unió luego al movimiento de
liberalización financiera, que en su primera fase de los años 1980 estuvo
marcado por tasas de interés reales muy altas; el endeudamiento del estado se
origina en la debilidad de la fiscalidad directa (impuesto sobre los ingresos e
impuesto sobre las impresas) y en la evasión fiscal. En lugar de enfrentar a los
grupos sociales beneficiados y con recursos, los gobiernos del Partido
Socialista, tal como los del RPR-UMP, han "esquivado" el problema de la manera
más favorable al capital y la riqueza. Se les concedieron préstamos a quienes se
dejaba de aplicar tasas. Los impuestos al capital y a los altos ingresos fueron
reducidos primero con prudencia, y luego, bajo los gobiernos Jospin, Raffarin y
de Villepin, de un modo aún más fuerte, con la multiplicación de 1000 de los
fiscales, con el Bouclier fiscal, con mecanismos que restituyeron a los más
ricos una parte del impuesto. Analizar los orígenes de la deuda de Francia
ayudará a precisar la noción de deuda ilegítima y por lo tanto a plantear la
cuestión de su anulación, no solamente desde un punto de vista económico, sino
como una cuestión política con fundamento ético.<BR><BR>Pero la ilegitimidad
está basada también en la naturaleza de las operaciones de "préstamo" que es
preciso "honrar", por las cuales se requiere pagar elevados intereses y asegurar
su reembolso. La obligación de pagar la deuda se basa, implícitamente, es
necesario repetirlo, en esta idea de que los montos, fruto de un ahorro
pacientemente amasado por un duro trabajo, habría sido prestado. Este puede ser
el caso de los ahorros de los hogares o de los fondos de los sistemas de pensión
por capitalización. Pero no es el caso de los bancos o de los Hedge Founds.
Cuando éstos "prestan a los Estados" comprando los Bonos del Tesoro emitidos por
los ministerios de finanzas, se trata de sumas ficticias que se ponen a
disposición en base a la red de relaciones y transacciones interbancarias. La
transferencia de riqueza, la que nace del trabajo, se produce en el otro
sentido. La deuda y el servicio de los intereses son un componente de la "bomba
financiera", bautizada por Frederic Lordon en homenaje a Jarry y a su Padre Ubu.
La naturaleza económica y las sumas prestadas son un factor más que cuestiona la
legitimidad de la deuda pública.<BR><BR><STRONG>Auditoría y anulación de la
deuda pública</STRONG><BR><BR>El CADMT sostiene, desde siempre, la necesidad de
la auditoría de la deuda como etapa hacia su anulación; el objetivo de la
auditoría es identificar los factores que permiten caracterizar la deuda como
ilegítima, así como aquello que justifican o incluso exigen, pese a todo el
reembolso de una fracción de la deuda a algunos acreedores. Yo no estaba
demasiado convencido hasta que los militantes griegos demostraron su alcance.
Hasta entonces, el único ejemplo de auditoría fue el realizado en Ecuador en
2007: fue como resultado de una decisión gubernamental, el presidente Rafael
Correa quería conocer las condiciones en las cuales la deuda del país había sido
concebida. La auditoría permitió al gobierno decidir la suspensión del reembolso
de la deuda, constituida por títulos de la deuda con vencimiento, algunos en
2012, y otros en 2030. Forzó así a los banqueros, sobre todo norteamericanos,
poseedores de los títulos a negociar. Ecuador pudo recomprar títulos estimados
en 3,2 mil millones de dólares por un monto algo menor a mil millones de
dólares. En Europa no es concebible un escenario similar al del Ecuador. La
reivindicación de moratoria inmediata y de la auditoría preparatoria de la
anulación debe ser dirigida evidentemente a los partidos políticos en ocasión de
las campañas electorales. Los militantes, y tal vez incluso algunos dirigentes,
serán sensibles. Sin embargo, estas reivindicaciones solamente pueden ser
sostenidas por comités del tipo como los que han nacido durante la campaña de
2005 contra el proyecto de tratado constitucional europeo o, más recientemente,
por el problema de la jubilación. Sólo hay un país en el que se ha creado un
Comité nacional que permite la constitución de comités locales: se trata de
Grecia, donde se conformó el comité griego contra la deuda. Veamos cómo define
sus objetivos10.<BR><BR><STRONG>La auditoría debe deuda y ejercicio de los
derechos democráticos</STRONG><BR><BR>"El primer objetivo de una auditoría es
clarificar el pasado (...) ¿Qué pasó con el dinero de esos préstamos, en qué
condiciones se establecieron esos préstamos? ¿cuántos intereses fueron parados,
a qué tasa, que parte del capital fue ya reembolsado? ¿cómo se infló la deuda
sin que ella sirviese el pueblo? ¿qué camino siguieron los capitales? ¿a quiénes
sirvieron? ¿qué parte fue desviada, por quiénes y cómo? ¿quién prestó y cuál fue
su rol? ¿cómo quedó comprometido el Estado, mediante cuál decisión y a título de
que? ¿quién encaró proyectos irrealizables, quién empujó en ese sentido y quién
los aprovechó? ¿qué delito, o incluso crímenes, fueron cometidos con ese dinero?
¿por qué no se establecieron las responsabilidades civiles, penales y
administrativas?<BR><BR>La auditoría de la deuda pública no tiene nada que ver
con la caricatura que la reduce a una simple verificación de números hecha por
contadores rutinarios. Los partidarios de las auditorías invocan siempre dos
necesidades fundamentales de la sociedad: la transparencia y el control
democrático del Estado y de los gobiernos por los ciudadanos. Se trata acá de
necesidades referidas a los derechos democráticos más elementales, reconocidos
por el derecho internacional, aunque violados permanentemente. El derecho de
control de los ciudadanos sobre los actos de aquellos que los gobiernan, de ser
informados sobre todo lo referido a su gestión, como sus objetivos y sus
motivaciones, es intrínseco a la democracia misma, puesto que emana del derecho
fundamental de los ciudadanos a ejercer su control sobre el poder y participar
activamente en los asuntos comunes. (.) Esta permanente necesidad de
transparencia en los asuntos públicos adquiere en la época del neoliberalismo
más salvaje y de corrupción sin frenos --sin precedente en la historia mundial--
adquiere una enorme importancia suplementaria que se transforma en una necesidad
social y política completamente vital. El ejercicio de los derechos democráticos
de los ciudadanos, considerados siempre como "elementales", es visto por los
gobernantes casi como una declaración de guerra a su sistema llevada a cabo por
"los de abajo". Y naturalmente, es tratada en consecuencia de manera represiva
(...). La auditoría de la deuda externa adquiere una dinámica socialmente
saludable, políticamente casi subversiva. La utilidad de una auditoría no puede
resumirse únicamente a la defensa de la transparencia y la democratización de la
sociedad. Va mucho más lejos, puesto que abre el camino a un proceso que podría
revelarse extremadamente peligroso para el poder establecido, y potencialmente
liberador para la aplastante mayoría de los ciudadanos! En efecto, al exigir
abrir y auditar los libros de la deuda pública, y mejor todavía abriendo y
auditando estos libros, el movimiento de la auditoría ciudadana se atreve a lo
"impensable": penetra en la zona prohibida, en el más sagrado santuario del
sistema capitalista, allí donde, por definición no se tolera ningún intruso!"
(subrayado en el original).<BR><BR>Así comprendida, la reivindicación de
auditoría de la deuda y sobre todo el inicio de su implementación mediante la
creación de comités, como instancias populares donde las pruebas de la
ilegitimidad serían reunidas y debatidas, constituirían un formidable
instrumento de "redemocratización"11.</DIV><FONT size=3 face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR>Tratándose de los tenedores de la deuda pública,
generalmente se esgrime la salvaguarda del pequeño ahorro, con una objeción
importante, como un cálculo determinante. Esto no plantearía ningún problema.
Durante las declaraciones de impuestos directos, los bancos calculan en detalle
los montos correspondientes a diferentes formas de ahorro de los hogares. Ello
podría ser garantizado, porque no representan más que una minúscula parte de las
" acreencias" reclamadas. La anulación de la deuda pública no puede
evidentemente ser una medida de manera aislada. Aquí pondremos en primer lugar
el acento, muy brevemente, en dos aspectos. El primero es la apropiación social
de los bancos y de su reconfiguración, de modo tal de restablecer sus funciones
esenciales de creación de determinadas formas ilimitadas de crédito, y ponerlas
al servicio de la economía. El segundo es la reconfiguración de la fiscalidad,
que debe dejar de caer pesadamente sobre los asalariados y las capas populares.
Los sindicatos, SNUI y Sud Trésor tienen proposiciones bien elaboradas.
Igualmente importante es la utilización que se hace del impuesto, nacional o
localmente percibido. El control democrático del uso del impuesto ha pasado a
ser puramente formal.<BR><BR>Más en general, la cuestión es la que está definida
en este documento griego, es decir la creación de una dinámica política en la
cual aquellas y aquellos que han mostrado, repetidamente, una fuerte capacidad
de movilización debían apoyar la campaña por la anulación como una cuestión
esencial que condiciona el futuro. En Francia, pero también en toda Europa, los
asalariados están confrontados a las cuestiones cruciales del empleo y de la
precarización. Su solución pasa por el control social de la inversión. No puede
seguir dependiendo de estrategias de maximización de las ganancias de las
grandes empresas. La satisfacción de las necesidades sociales apremiantes tiene
como contexto la crisis ecológica en todas sus dimensiones. Es indispensable que
esté basada en profundas transformaciones en los modos técnicos de producción,
en la industria y en la agricultura. El financiamiento sería asegurado por el
impuesto y el crédito bancario controlado. La "sobriedad energética" y la
desmercantilización serían su complemento. La liberalización de los
intercambios, cuyo costo ecológico es inmenso, es un pilar del capitalismo
financiero erizado. El control social de la inversión permitiría la
relocalización de múltiples actividades y un acortamiento de las cadenas de
aprovisionamiento, de producción y de comercialización. La anulación de las
deudas en los países cuyos pueblos se movilizarían para imponerlas crearían las
condiciones de una real "salida de la crisis".<BR><BR><STRONG>Aferrar la
oportunidad del combate en varios países</STRONG><BR><BR>La campaña contra la
deuda no puede hacerse "por encargo". El pueblo griego no puede hacerla por los
otros pueblos europeos. Las agencias calificadoras no se encarnizan todavía con
Francia; esta no sufre todavía significativas subas en las tasas de interés.
Pero el imperativo de "la deuda a honrar" no deja de caer pesadamente sobre la
situación económica y social, así como sobre la vida política francesa. Tanto el
gobierno como los dirigentes del UMP y el Partido Socialista, así como los
partidos llamados centristas, repiten día a día que la decencia exige a los
ciudadanos que "acepten sacrificios" para que Francia pague sus deudas. Sólo
difieren en la manera exacta de hacerlo, sobre la mejor policy mix. La deuda
obstruye el futuro de las clases populares, por supuesto, pero también de toda
la sociedad. Llevar adelante la campaña por la anulación no está más allá de la
capacidad del movimiento social francés. La movilización que centenares de miles
de personas realizaron el otoño último por las jubilaciones coloca a las
asociaciones, a los sindicatos y a los partidos franceses en una situación de
especial responsabilidad. El rechazo de los trabajadores franceses a pagar la
deuda, sería también el apoyo internacionalista más eficaz que podrían dar a los
de Grecia, de Portugal, de Irlanda. Una campaña popular impulsada por comités
por la moratoria inmediata y la auditoría de la deuda, prepararía al movimiento
social para nuevos episodios de la crisis financiera. Los publicistas y los
responsables políticos que hoy preconizan la reestructuración de la deuda de
Grecia e Irlanda reconocen que los riesgos que los adversarios subrayan son
reales. La vulnerabilidad sistema financiero europeo, pero también mundial, hace
posible una nueva crisis. La quiebra de sectores enteros de sistema bancario no
está excluida. En países en los que el pago de la deuda esté cuestionado por el
movimiento social, los trabajadores y los jóvenes volcados de diversas maneras
hacia las cuestiones "políticas" estarían preparados, al menos
parcialmente.<BR><BR>Uno de los grandes argumentos de los partidarios de la
salida del euro es que quienes apuestan al movimiento social europeo persiguen
una quimera. El desafío es aferrar la ocasión para su nacimiento. Varios países
están confrontados muy duramente al problema de la deuda. Otros más lo estarán
después. Todos están sometidos a políticas económicas y monetarias pro cíclicas.
Incluso la Confederación Europea de Sindicatos estuvo obligada a desvincularse
de la Comisión Europea y del Banco Común Europeo. Están dadas las condiciones
para que exista la oportunidad de construir entre los ciudadanos de los países
de Europa una verdadera unión. La solución progresista no es salir del euro.
Consiste en ayudar a la convergencia de las luchas sociales y políticas,
llevadas adelante hoy de manera dispersa, hacia un objetivo de control social
democrático común de sus medios de producción y de cambio, y por lo tanto
también del euro. "Tomar los bancos"! Sí, en todos los países en los que el
movimiento tenga fuerza; sí, incluyendo entre ellos al Banco Común
Europeo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La campaña por la anulación de las deudas públicas
europeas debe estar acompañada, por supuesto, por la anulación de la deuda de
los países del sur, en manos de los bancos de los fondos de inversión europeo.
Para los pueblos de los países europeos, esta campaña es un paso obligado y
también un trampolín. Paso obligado, porque ninguna política mínimamente
progresista, tanto a nivel social como en el plano ecológico, puede ser
conducida, ninguna gran inversión puede ser hecha mientras se mantenga la
sangría del servicio de los intereses. Trampolín, porque toda victoria alcanzada
en este terreno constituiría un verdadero sismo para el capitalismo mundial. La
anulación de las deudas modificaría profundamente las relaciones de fuerza
políticas entre trabajo y el capital. Liberaría los espíritus a "la amplitud de
lo posible". Cuando se presenta una ocasión como ésta, ¿no hay que
tomarla...?<BR><BR>* François Chesnais es profesor emérito en la Universidad de
París 13-Villetaneuse. Destacado marxista, es parte del Consejo científico de
ATTAC-Francia, director de Carré rouge, y miembro del Consejo asesor de
Herramienta, con la que colabora asiduamente. Es autor de La Mondialisation du
capital y coordinador de La finance mondialisée, racines sociales et politiques,
configuration, conséquences. La finance capitaliste, último libro bajo su
dirección, acaba de ser publicado por Ediciones Herramienta. </DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><U><STRONG>Notas</STRONG></U><BR><BR>1 Robert
Guttmann; How Credit-Money Shapes the Economy, M.E. Sharpe, Armonk, Nueva York,
1944, pág. 33.<BR>2 FMI, Rapport sur la stabilité financiere dans le monde, Note
interimaire, Actualité des marchés, enero 2011.<BR>3 FMI, Global Financial
Stability Report, abril 2011, capítulo uno, tabla 1.1.<BR>4 Palabras de José
Vinals, citadas por Martine Orange, Mediapart, 15 abril 2011.<BR>5 Fréderic
Lordon, "Pas détruire les banques, les saisir!", La pompe à Phynance,
blog.mondedplo.net/2010-12-02<BR>6 http://www.cadmt.org/Dette-odieuse/<BR>7 Ver
Global Economic Growth Report, Toronto, julio 2003.<BR>8 "Préts toxiques: les
élus s'allient pour attaquer les banques", Le Monde, 9 marzo 2011.<BR>9 Ver Eric
Toussaint, "Face à la dette du Nord, quelques pistes alternatives",
www.cadtm.org/, 19 de enero 2011.<BR>10 Yirgos Mitralias; "Face a la dette:
l'apetit vient en auditant!..." 12 abril 2010 (www.cadmt.org/). El autor es el
principal animador del comité griego contra la deuda.<BR>11 En oposición a la
desdemocratización nacida del neoliberalismo. Ver Wendy Brown; Les Habits neufs
de la politique mondiale, traducción de Christine vivier, Les Prairies
ordinaires, París, 2007, y también Pierre Dardot y Christian Laval; La nouvelle
raison du monde. Essaie sur la societé neoliberale.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>