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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>28 de setiembre 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Palestina sí,
pero sin Jerusalén, dicen judíos<BR></FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Robert Fisk<BR>The
Independent, Gran Bretaña<BR>La Jornada, México, 28-9-2011<BR><A
href="http://www.jornada.unam.mx/">http://www.jornada.unam.mx/</A></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Jorge
Anaya<BR></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Lucen bien sus heridas esos edificios
de la vieja línea verde. Olvídense de los nuevos hoteles de Jerusalén, al otro
lado de la avenida, y del tren urbano ultramoderno que refulge más allá.
Observen los orificios de bala en los muros, a la izquierda; las marcas de los
proyectiles en la fachada de lo que alguna vez fue cuartel del ejército israelí
y ahora es la pequeña galería de arte de Raphie Etgar.</FONT></DIV><FONT size=2
face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Aún puede uno asomarse entre las oxidadas cortinas de
hierro. A unos cien metros estaba la Legión Árabe, y la frontera jordana. Ésta
es la frontera a la que Mahmoud Abbas insiste en que Israel debe replegarse, la
misma que Bibi Netanyahu considera demasiado vulnerable para retornar a ella en
cualquier tratado de paz. Permítase a un ejército árabe regresar a la tierra
ubicada al otro lado de la avenida y Jerusalén volverá a estar dividida; ya no
sería la capital unida y eterna de Israel. Permítase a los israelíes mantener su
anexión ilegal de esa misma tierra y Jerusalén oriental jamás podrá ser la
capital de Palestina. Las comillas son esenciales, como en la palabra paz.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El arte que alberga el Museo en la Costura –palabra ésta
que sustituye a la frontera que Israel no reconoce, así como asentamiento es un
remplazo necesario de colonia– se refiere a la guerra y la paz, a Bagdad y al
11-S, a los atacantes suicidas: un extraño y sumamente efectivo collage de
brazos y piernas, plásticos y cortados con limpieza, incluso un AK-47 e
intrincada caligrafía árabe, semejante a los engranes de la fábrica que Chaplin
pinta en Tiempos modernos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por alguna razón uno no se sorprende de encontrar a su
director de arte y curador principal colgado del techo, un hombre pequeño y
regordete con anteojos minúsculos, pero de marco grueso, que respira con
dificultad al hablar sin cesar de los temas que parecen más cercanos a su
corazón: arte, oportunidades perdidas, esperanza y potencial desesperación,
mezclados con cierta obstinación. Raphie Etgar era comandante de tanque;
combatió en dos guerras –en 1967 en el Sinaí, en 1973 en el Golán– y en la
sangrienta batalla de Karameh (de la cual, quizá, mientras menos se diga es
mejor), y vio la muerte muy cerca de mis ojos y perdí a muchos de mis
amigos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Escuchen sus pensamientos sobre la guerra y la paz. “El
hecho de que nuestro museo esté ubicado en la costura de la ‘línea verde’ es
significativo, sin duda, pero se trata más bien de una ‘línea’ conceptual. No
estamos aquí por accidente: intentamos enviar un mensaje. Preferimos mantener la
‘costura’ en un contexto más amplio. En la exhibición abordamos el choque de las
civilizaciones: yo esperaría que los visitantes la vean en el contexto de
Oriente y Occidente.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>No estoy seguro de que la frontera de 1967, que se ve
desde la ventana detrás de Raphie Etgar, contenga lecciones sobre el mundo.
Europa no reclama toda Londres o toda París para ella; Israel sí quiere toda
Jerusalén. Pero resulta que el ex comandante de tanque cree que los europeos
comparten estas ciudades con los inmigrantes musulmanes sin entregarles sus
capitales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es difícil ubicar a este hombre. Izquierdista sí, en
definitiva. Moral, absolutamente. Lector de Haaretz, sospecho. Sin duda no
siente amor por su primer ministro, luego de los discursos de la semana pasada
en la ONU sobre el Estado palestino. “Estaba sentado frente a la televisión y
trataba de oír a dos líderes hablar un poco menos ‘desde las alturas’. Netanyahu
fue mejor actor. Sabe cómo dar su espectáculo y, si uno no sabe que siempre hace
ese juego, se sentiría tentado a creer en lo que dice. Es el mejor acróbata de
Medio Oriente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luego vino el presidente palestino, que no me dejó un
centímetro de esperanza de que abriría la puerta sin repetir sus acusaciones.
Allí teníamos una oportunidad de que las personas pudieran sentarse juntas y
encontrar algo nuevo. Pero fue una repetición del viejo juego, Netanyahu con sus
gestos y su voz juguetona. Le creería más a un drama de Shakespeare que a esos
discursos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Le pregunté a cuál personaje shakespereano representaba
Netanyahu. Él cree que a Bruto; yo sugerí el rey Lear, pero me contuve de
señalar que un montón de líderes del partido Likud tratan a los palestinos como
a calibanes. “Parece haber mucho cansancio, que ha llevado a muchos en la región
a abandonar la esperanza –apunta Etgar–. Entonces, en vez de esperanza tenemos
fortaleza.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su postura, hasta donde puedo proyectarla, es que Israel
debe prepararse a compartir la tierra cuando es más fuerte, sin esperar a tener
menos fortaleza. Existen reglas de negociación: hay que tratar con respeto a los
otros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Permitiría entonces Etgar a los palestinos tener su
capital en Jerusalén oriental, y la de Israel en la parte occidental? No hay
vacilación: “Si yo estuviera a cargo –dice de pronto–, no compartiría Jerusalén.
Creo que los palestinos tocan en eso un punto muy sensible’.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Deben obtener ‘Palestina’ como un país, como un lugar
donde vivir –añade–. Hay que darles Cisjordania, pero recordando algunas cosas
que son muy delicadas, fundamentales y significativas para la nación judía.
Deben reconocer la identidad judía de esta tierra [Israel]. No creo que lo
hicieran menos bien si dirigieran su país desde Ramalá.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Me doy cuenta de que en algún punto de la conversación
nos deslizamos hacia un precipicio. Etgar habla de compartir un sentido de los
derechos humanos, pero dice que Jerusalén tiene demasiadas piedras sangrantes.
Palestinos y árabes deben aceptar un sector árabe musulmán en Jerusalén
oriental. “Hay muchas ciudades con ‘sectores’. Pero… ¡salir con una declaración
de que ‘ésta será la capital de Palestina’…! La historia de mi propia familia lo
demanda. No se puede tomar de los huesos de todos los sepultados en este
lugar.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Subo a la torre de vigía en la azotea, donde puedo ver el
Monte Scopus y el Monte de los Olivos. “Tal vez alguna vez fue buena idea
regresar a la ‘línea verde’”, había dicho Raphie Etgar antes de que me
despidiera de él. Pero las cosas han cambiado con el tiempo. Ah, la historia:
siempre tiene la culpa, siempre yace como una alfombra bajo Jerusalén. Traté de
cerrar las viejas cortinas de hierro en la escalera. Pero en los años
transcurridos desde 1967 han quedado congeladas en el muro.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>