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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>13 de noviembre 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados Unidos<BR><BR>Entrevista a
Barbara Ehrenreich<BR><BR>“Es casi ilegal ser un desempleado en Estados
Unidos”<BR><BR></FONT></STRONG><BR><STRONG>Johari Gautier Carmona<BR>Nueva
Tribuna</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.nuevatribuna.es/"><STRONG>http://www.nuevatribuna.es/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR><BR>A Barbara Ehrenreich no le
gusta hablar del 11 de septiembre. No es porque haya padecido personalmente de
este trágico evento, sino porque le incomoda todo lo que supuso a posteriori en
la vida social del país más poderoso del mundo. Esta reconocida periodista y
ensayista, autora de estudios aclamados sobre la situación de las clases más
pobres de Estados Unidos, es quizás una de las voces más críticas de la
actualidad y no se contiene a la hora de exponer el lado más oculto de su
país.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>En unos actos organizados por el CCCB de Barcelona,
Barbara describe cómo, después de la destrucción de las torres gemelas, Estados
Unidos cayó en un culto absurdo a la bandera. La necesidad de exponer un
patriotismo radical y de expresar su oposición al islam se impuso en todos los
aspectos de la vida cotidiana. “Las banderas se hicieron imprescindibles. Tenías
que mostrarlas en todas partes –explica Barbara–. Se imprimieron hasta en los
calzoncillos”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La dictadura del orgullo nacionalista se extendió a todas
las esferas y las víctimas del 11 de Septiembre se convirtieron en motivo de
venganza y de exacerbación del odio. “Lo puedo decir ahora pero no podría
haberlo dicho antes –sostiene la periodista–: todos los muertos causados por el
atentado de las torres se convirtieron en héroes, pero no requiere mucho
heroísmo saltar de una torre a punto de derrumbarse”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según Barbara Ehrenreich, el atentado ocurrió en un
momento delicado. La economía se había estancado y las desigualdades se
acentuaban de manera preocupante. Antes del 11-S, el 30% de las familias
estadounidenses vivían en el umbral de la pobreza, luchando para llegar a fin de
mes. Y sin embargo, los atentados borraron todos estos datos. De repente, los
ataques dieron la impresión de que ya no existían divisiones dentro de la
población. El 11-S se convirtió pues en el centro de atención y, mientras tanto,
la situación precaria de la población seguía creciendo.<BR><BR>Una de las
mayores consecuencias de los ataques fue la guerra de Irak. “¿Pero por qué nos
metimos en esta guerra?”, se pregunta Barbara, aunque algunas de las
explicaciones puedan parecer hoy muy claras. “15 de los 19 terroristas que
pilotaban los aviones eran saudíes, y, aún así, fuimos a la guerra contra Irak.
¡Esto no tiene sentido!”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero lo que más indigna a la periodista, es que el
gobierno de Bush empezó a recortar una gran parte de los programas sociales
mientras se incrementaba el gasto militar. El ataque a las torres gemelas
ofreció una buena distracción para favorecer a las grandes fortunas y reducir
sus impuestos. Entonces, la situación fue deteriorándose: “Llegamos a una
situación en la cual era más caro ser pobre en Estados Unidos que ser rico”,
explica la periodista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La crisis financiera que advinó en 2007 tuvo un impacto
destructor porque ya, antes de los ataques, las condiciones laborales y
domésticas eran miserables. “El crédito fácil se convirtió en substituto de los
buenos salarios”, argumenta Barbara Ehrenreich. “Esta era la filosofía y, por
eso, teníamos a gente superendeudada”.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Gente que nunca había tenido complicaciones económicas cayó
en la pobreza más alarmante. Las capas sociales más vulnerables fueron las más
expuestas y, por ejemplo, la clase media negra casi desapareció. “Los suicidios
subieron a una velocidad inquietante y mucha gente tuvo que limitar el gasto
destinado a la salud”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otro lado, las guerras han contribuido al aumento de
la indigencia. “Cuando los soldados volvían del frente tenían muchas
dificultades para encontrar trabajo. Además, los desempleados fueron víctimas de
una campaña de criminalización. Ya no se les aceptaba en un número creciente de
procesos de selección de personal y no se les otorgaba facilidades de crédito.
Es casi ilegal ser un desempleado en Estados Unidos”, comenta la
periodista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora, dos meses después de la conmemoración del 11 de
septiembre, la población estadounidense está mostrando su indignación en las
principales ciudades del país. Miles de jóvenes y desocupados han empezado a
ocupar edificios y plazas para hacer visibles sus reclamaciones y mostrar su
descontento hacia una clase privilegiada que se ha aprovechado de la crisis.
Esta es una evolución que Barbara Ehrenreich considera positiva. “Si los más
afectados no se organizan, la situación irá más lejos todavía”. La esperanza
parece por lo tanto centrada en las recientes protestas. La hora del patriotismo
exacerbado y del optimismo a ultranza puede haber dejado paso a la autocrítica.
Igual que en España, la calle toma protagonismo.
<HR>
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<DIV align=justify><BR></FONT> </DIV></BODY></HTML>