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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>19 de noviembre 2011</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG>Estados Unidos</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Debates tácticos
tras la huelga general de Oakland: que florezcan 99
flores</FONT></STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Adam Hefty
</STRONG></FONT></DIV>
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face=Arial><STRONG>Solidarity</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
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size=2 face=Arial><FONT size=3 face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR><BR>El pasado 2 de noviembre, Oakland vivió la jornada de
acción tal vez más masiva y combativa del movimiento Occupy hasta la fecha.
Posteriormente se han abierto importantes debates, tanto en Oakland como en el
seno del movimiento Occupy, en internet, en asambleas generales y entre amigos y
familiares en relación con el éxito de la huelga y el camino a seguir.
<BR><BR>Empecemos por algunas cuestiones en las que probablemente hay acuerdo.
Según cálculos conservadores de los medios establecidos, hubo de 5.000 a 7.500
manifestantes; activistas implicados calculan que hubo de 15.000 a 50.000. No se
trató de una huelga general en sentido tradicional, pero en gran parte del
centro de Oakland estuvo todo cerrado durante la jornada, bien en solidaridad
con la huelga, bien ante la presencia de piquetes volantes. El puerto de Oakland
estuvo cerrado durante casi todo el día, con la consiguiente pérdida de ingresos
de decenas de miles de dólares. Diversas marchas que iban al lugar de acampada o
venían de allí organizaron protestas delante de oficinas bancarias y empresas
particularmente odiadas. Esa tarde, un grupo de personas partió del lugar de
acampada para iniciar una segunda ocupación: la antigua sede de la Travelers'
Aid Society (TAS) [una agencia de ayuda social], un edificio que llevaba
clausurado y vacío desde hacía algún tiempo. Poco después del comienzo de esta
acción se presentaron en la zona centenares de policías antidistubrios,
impidiendo la ocupación con una demostración de fuerza: detenciones, gases
lacrimógenos, granadas cegadoras, balas de goma, etc. <BR><BR>Muchas personas
tuvieron la impresión de que una jornada victoriosa había terminado con una
especie de descalabro, pero circularon muchas teorías diferentes sobre las
posibles causas de ello. ¿Fue demasiado lejos el proyecto de ocupar el edificio
de la TAS? ¿Hubo problemas con su puesta en práctica, su explicación o la
táctica empleada? <BR><BR>Las informaciones publicadas en la prensa establecida
en los días siguientes exacerbaron esta sensación entre algunos; como era de
prever, la mayoría de los reportajes se centraron en los daños materiales y los
enfrentamientos callejeros. ¿Sirvió la destrucción de bienes de pretexto para la
represión policial y ofreció un tema fácil a la prensa hostil? ¿O los policías
siempre reprimirán y la prensa del sistema siempre mentirá, hagamos lo que
hagamos? Son instituciones que escapan a nuestro control, por lo que culpar a
los activistas de lo que hace la policía y la prensa es un tanto avieso. ¿Acaso
una parte significativa del 99% en Oakland respondió negativamente a los
destrozos en su ciudad, como parece que han pensado muchos; y si es así, cómo
hemos de responder a ello? ¿Hasta qué punto el movimiento debiera tomar
decisiones colectivas sobre cómo debe actuar y hasta qué punto tenemos que
asumir el hecho de que diversos grupos antónomos de activistas dentro de un
proceso amplio y masivo se autoorganicen y empleen distintas formas de lucha?
<BR><BR>En lo que sigue haremos un repaso de estos debates. <BR><BR><STRONG>El
debate sobre los daños materiales</STRONG><BR><BR>Buena parte del debate se
centró en el "bloque negro", la destrucción de bienes, la "violencia", el
control de los "violentos", la relación entre la acción en la calle y la
represión policial, entre la acción en la calle y su reflejo en los medios
establecidos, la respuesta del vecindario a diversas acciones y su apoyo a las
mismas, etc. En ocasiones, al leer aportaciones a este debate, me he preguntado
si es que había entrado en el túnel del tiempo y vuelto a salir en diciembre de
1999; de alguna manera volvemos a estar en el periodo post-Seattle...
<BR><BR>Conviene señalar que algunas de las críticas formuladas han sido poco
claras con respecto a lo que ocurrió y la secuencia temporal de lo ocurrido. Hay
diferentes grupos de actividades que parecen ser especialmente controvertidas:
1) las pintadas en edificios seleccionados, la rotura de vidrios y los destrozos
en grandes bancos y los supermercados Whole Foods, sobre todo durante la marcha
anticapitalista de las 2 de la tarde; 2) la ocupación del edificio de la TAS
después de las 10 de la noche y su ejecución, en particular la quema de
barricadas; 3) las pintadas, roturas de escaparates y destrozos que hubo en los
alrededores de la plaza Oscar Grant después de que la policía hubiera lanzado
gases lacrimógenos contra la muchedumbre cerca del edificio de la TAS, pasada la
medianoche y cuya relación con la ocupación no está clara. <BR><BR><STRONG>1)
Críticas a la destrucción de bienes<BR></STRONG><BR>Davey D, periodista,
historiador del hip hop y programador de radio, formula algunas objeciones a la
destrucción de bienes que he podido escuchar a muchas personas en Oakland:
provoca el rechazo de muchos vecinos, puede contribuir a la mala reputación de
Oakland y (por tanto) se lo pone fácil a los medios establecidos para informar
de los hechos bajo una luz negativa. <BR><BR>"Escuchamos y más tarde vimos un
vídeo de un grupo de hombres vestidos de negro y con la cara tapada que pintaban
con spray la palabra "Strike" (huelga) en la fachada del supermercado de
alimentación Whole Foods. Posteriormente, esos mismos hombres enmascarados
rompieron los cristales de los bancos Wells Fargo y Chase. Esto enfureció a
muchos de los presentes, no porque sintieran pena por los bancos -que repararían
rápidamente los daños causados-, sino porque entendían que lo que estaba
sucediendo era un intento deliberado de socavar el significado de la huelga
general. También consideraban que los actos de vandalismo perjudicarían todavía
más la reputación de Oakland y reforzarían el tópico de que somos una ciudad
dominada por la delincuencia...<BR><BR>Al escuchar las noticias sobre los
sucesos violentos de la noche anterior, muchos se sintieron aturdidos, furiosos
y consternados. Los telediarios de casi todas las cadenas se explayaron sobre el
tema, incluido el Today Show de Nueva York, que hasta entonces había ignorado
olímpicamente a Occupy Oakland pero que esa mañana tenía a un reportero sobre el
terreno informando en directo. En las pantallas no aparecieron las 20.000
personas que cerraron el quinto puerto más grande de EE UU, sino unos hombres
enmascarados vestidos de negro montando hogueras en medio de la calle y
destruyendo comercios locales."<BR><BR>Davey D concluye que el vandalismo pudo
haber sido obra de agentes provocadores (una conclusión que pocos comparten, al
menos a la vista del vandalismo selectivo durante la marcha anticapitalista,
pues la gente lo ha defendido políticamente). Por otro lado, toda una serie de
blogs publicaron críticas al bloque negro o a la destrucción de bienes desde
posiciones antiautoritarias, anarquistas o por la justicia global.<BR><BR>He
aquí una crítica matizada, formulada desde otro punto de vista: "En un día
normal, el centro de Oakland muestra la típica imagen de escaparates vacíos e
infraestructuras deterioradas que caracterizan la era posindustrial en EE UU.
Quienes viven en el centro son en su totalidad de clase media, clase trabajadora
o pobres, algunos desesperados y sin hogar; muchos, si no la mayoría, son negros
o inmigrantes. Quienes trabajan en el centro también son en gran parte morenos y
de clase media o pobres. Están empleados en organizaciones caritativas, pequeños
comercios de barrio o en franquicias de grandes cadenas. La mayoría de quienes
trabajan en las escasas oficinas del centro no ganan gran cosa y seguramente
están contentos de tener un trabajo, tal como están las cosas. Si rompemos
escaparates en el centro, está claro que aceleramos el deterioro físico y
económico de esta zona, habitada por aquellas y aquellos que pretendemos
defender. No soy capaz de hallar ni un solo argumento válido para derruir los
hogares y lugares de trabajo de los habitantes de Oakland, que sin duda no son
quienes deciden la política capitalista, ni siquiera en un plano estrictamente
local."<BR><BR><STRONG>2) Debates sobre el proceso y la táctica durante la
ocupación del edificio de la TAS</STRONG><BR><BR>El debate se centra sobre todo
en los daños materiales (en ocasiones mezclando la violencia deliberada y
selectiva contra determinados bienes que hubo en la marcha anticapitalista con
las escaramuzas que se produjeron durante el tenso enfrentamiento con la policía
a altas horas de la noche), aunque parece que la ocupación del edificio de la
TAS fue la causa inmediata que motivó la represión policial. Muchos estaban
encantados con las perspectivas que se abrían con la segunda ocupación, esta vez
de un espacio interior que podría ser útil para las reuniones y mitigar el frío
del invierno inminente, además de simbolizar una acción directa contra los
desahucios. <BR><BR>Sin embargo, una serie de críticas se ceban en ciertos
detalles de la ejecución de la ocupación, a saber: 1) el espíritu de la
ocupación, demasiado parecido a una especie de guateque u operación anarquista
"para salir en la foto", en vez de un intento serio de recuperar un espacio; 2)
el proceso que llevó a que la segunda ocupación se debió a la iniciativa de un
grupúsculo autónomo y no a un voto de la asamblea general; 3) el momento y la
táctica (altas horas de la noche, cuando la mayoría se habían dispersado; la
sensación de que los ocupas huyeron sin tratar seriamente de mantener la
posición). Ha habido debates sobre las quema y la defensa de las barricadas.
Defensores de la ocupación señalan que el fuego de las barricadas ayuda un poco
a disipar los gases lacrimógenos. No está claro que hubiera la posibilidad de
mantener la posición ante los centenares de antidisturbios, salvo con una
multitud de miles de personas que en ese momento no estaban allí.<BR><BR>He aquí
dos aportaciones:<BR><BR>"Lo que más me preocupa es la táctica equivocada
empleada para ocupar el edificio, en el sentido de que parecía más un golpe de
efecto anarquista que no un acto comprometido y revolucionario encaminado a
tomar efectivamente y mantener aquel espacio. Estoy harta de acciones directas
que se llevan a cabo de manera que el final acaban siendo un número para la
galería y nada más. Estoy harta de observar cómo se montan barricadas para
abandonarlas en el mismo minuto en que la policía abre fuego. Además, la gente
concentrada en los alrededores del edificio estaba terriblemente lejos antes
incluso de que los policías hicieran acto de presencia. Como mujer y homosexual,
lo único que yo quería en ese momento era largarme de allí, pues aquello parecía
muy inseguro en muchos aspectos, y me parece que quienquiera que haya orquestado
la toma del edificio decidió cosas que facilitaron la atmósfera general
enloquecida."<BR><BR>"O hacemos las cosas abiertamente, o que conmigo no
cuenten. Si creemos en la democracia directa, ¿no debemos reconocer honestamente
que esa decisión no se tomó por esa vía y que ahora lastra al conjunto del
movimiento Occupy Oakland y al resultado de la huelga? Muchas personas que
participaron en la jornada y se sintieron animados por la acción del puerto,
ahora sentirán rechazo por lo que ocurrió, y eso debilita al movimiento (en el
mejor de los casos). Además, yo no estuve allí porque no sabía lo que se había
planeado; sinceramente todavía no sé qué pensar de aquella decisión, porque
nunca tuve la oportunidad de reflexionar al respecto. Tal vez me hubieran
convencido los argumentos esgrimidos a favor y tal vez yo hubiera estado allí
para defender el espacio y evitar que la policía lo retomara, como hizo
finalmente. Pero no estuve, como tampoco estuvo la mayoría de nosotros. Al
actuar por su cuenta, las personas que tomaron esa decisión nos impidieron a los
demás participar en ella, y aunque uno considere que no es más que un error
táctico -las decisiones adoptadas por un grupo reducido solo obtendrán un apoyo
reducido-, es un problema real, como se vio aquella noche."<BR><BR><STRONG>3)
Llamamientos a "expulsar a los anarquistas" o buscar la cohesión táctica del
movimiento</STRONG><BR><BR>Al principio empezaron a circular una serie de
llamamientos en Facebook a "expulsar" a las personas implicadas en la
destrucción de bienes. Parece que la mayoría de ellos se han suavizado o han
sido retirados ante la amplia oposición, pero por lo visto sigue existiendo un
apoyo considerable a una propuesta de cohesionar las formas de lucha del
movimiento, rechazando el principio de la "diversidad de formas de lucha".
<BR><BR>"Esta propuesta es un llamamiento a responder concretamente a tres
preguntas fundamentales con respecto al posible reconocimiento y aceptación
oficial por parte de Occupy Oakland del principio de diversidad de formas de
lucha: <BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>1. ¿Qué formas de lucha se pretende excluir explítictamente?
(Por ejemplo, ¿se rechazará el lanzamiento de objetos o cócteles mólotov, el uso
del fuego, etc.?)<BR>2. ¿Cómo impediremos efectivamente que se utilicen las
formas de lucha rechazadas y se produzcan esas actitudes?<BR>3. Si las formas de
lucha rechazadas se aplican de todos modos, ¿cómo debemos distanciarnos de
ellas?"<BR><BR>En el momento de escribir estas líneas también se habla de la
creación de un "Occupy Oakland no violento" y llevar a cabo una ocupación
separada. <BR><BR><STRONG>4) Defensa del papel de los anarquistas en el
movimiento, contextualizacion y justificación parcial de la violencia contra las
cosas, etc.<BR></STRONG><BR>Este "acoso" contra los "anarquistas" en el
movimiento ha suscitado una serie de respuestas contundentes. En muchas de ellas
se defiende el papel de los anarquistas y se señala que los militantes
anarquistas y sus principios organizativos se sitúan en el corazón de nuestro
movimiento desde que nació. La mayoría critican el papel de los pacifistas a
ultranza que parecen querer controlar el movimiento, quizá incluso aplicando su
propio tipo de violencia contra otros que rechazan sus ideas. Otras defienden
que se acepte que grupos autónomos puedan emplear en actos masivos distintas
formas de lucha, y otras más, finalmente, contextualizan o defienden parcial o
plenamente la violencia contra las cosas como parte de la huelga. <BR><BR>Katie
Woolsey critica la tendencia a calificar a los "anarquistas" y al "bloque negro"
de categorías problemáticas y tratarlos de grupos "ajenos" al movimiento: "Las
personas a quienes se tacha de 'anarquistas' y chavales del 'bloque negro' son
los más valientes y generosos del movimiento. Están dispuestos a ponerse al
servicio de la voluntad general. Esto no se puede negar. La comuna de Oakland
había votado con anterioridad a favor de ocupar edificios. La reivindicación de
locales abandonados y desahuciados no solo responde a la voluntad del movimiento
Occupy, no solo la lleva inscrita hasta en su nombre, sino que además, en la
práctica, es la única manera de que el movimiento sea capaz de mantenerse a lo
largo del invierno sin quedar reducido a los más duros y resistentes entre
nosotros, a los más dispuestos a sacrificar su salud y su comodidad. (Y es fácil
imaginar quiénes se apuntarán probablemente.)"<BR><BR>Emily Brissette defiende
la diversidad de formas de lucha como factor de fuerza del movimiento,
rechazando los llamamientos simplistas a "ser pacíficos": "Hemos de abrir
espacio a una diversidad de formas de lucha; no, como han sugerido algunos, como
un código para legitimar la violencia, sino como corolario necesario de la
diversidad del propio movimiento. Hemos de hallar la manera de armonizar
nuestras decenas de miles de voces, no silenciando a algunas, sino dando a cada
una su ámbito de expresión. Hemos de aceptar que la transformación social
acarreará conflictos, que no siempre nos aclamará nuestro público (ni siquiera
aquel en cuyo nombre hablamos), y celebrar el crecimiento personal y colectivo
que el conflicto puede generar. En suma, hemos de reconocer el poder que
encierra nuestra capacidad de subvertir y quitarnos de encima el
miedo."<BR><BR>Para Lilprole, la violencia forma parte objetivamente de la lucha
revolucionaria: "En una lucha revolucionaria habrá violencia. El Estado es
violento y utilizará la violencia para destruir las amenazas que percibe.
Protegerá la propiedad y el capital en la economía. Hemos de defendernos contra
sus ataques y ser capaces de defender nuestro movimiento. En esta lucha, la
gente se enfrentará a la policía y se meterá con las propiedades del enemigo.
Cada vez más, la gente irá infringiendo la ley en grandes grupos. Irán a la
huelga en gran medida sin apoyo sindical, ocuparán sus lugares de trabajo, los
estudiantes ocuparán sus escuelas, la gente expropiará productos de las tiendas
y se enfrentará a la policía. Todo esto son cosas que ya han ocurrido, en esta y
otras luchas, y seguirá ocurriendo en cualquier lucha revolucionaria contra el
capitalismo."<BR><BR><STRONG>5) ¿Y ahora?</STRONG><BR><BR>Resulta un poco
artificial subdividir todo este debate en categorías diferentes, pero ahora que
se ha calmado un poco la excitación inicial han aparecido contribuciones que,
sin dejar de abordar el debate general, ponen el acento en los siguientes pasos
a dar, tanto por parte del movimiento a escala nacional como por parte de Occupy
Oakland en particular. <BR><BR>Mike King se opone a que se convierta a los
radicales en el chivo expiatorio: "La ocupación, el día 2 por la noche, de una
antigua clínica para personas sin hogar -que sin duda no había cerrado por falta
de necesidad- situada a la vuelta de la esquina de la plaza Oscar Grant, es
probablemente la primera de muchas ocupaciones que habrá en Oakland. La asamblea
general aprobó una propuesta que propugna la ocupación de viviendas y edificios
vacíos. Este país está lleno de viviendas clausuradas y de gente que vive en las
calles o en los sótanos de casas de parientes o duerme en el sofá de un amigo;
de escuelas cerradas o carentes de financiación y de niños sin esperanza; y de
fábricas abandonadas cuyos trabajadores despedidos están en la calle o en una
celda.<BR>El cambio social radical que se reclama públicamente ya no es
simplemente un deseo, sino una necesidad. Ya no son unos pocos los que lo
exigen, sino muchos. Este crecimiento amplía continuamente las posibilidades. El
carácter ascendente del movimiento y el hecho de que sus ambiciones han sido
siempre explícitamente radicales permite esperar que logre superar las
divisiones internas y los intentos de sembrar confusión y dividir. Las acciones
del día 2 fueron un éxito. O decidimos superar las diferencias que han surgido a
través de un debate equitativo, la acción colectiva y la solidaridad, o esas
diferencias nos dividirán y destruirán."<BR><BR>Gavge Operaista ofrece varias
ideas sobre cómo avanzar: "Hace falta encontrar una manera de expropias
edificios, pues no solo es la vía más probable para acelerar el proceso de
puesta en común, sino la acción lógica cuando comienza la temporada de lluvias.
Los que ocuparon la TAS tuvieron sin duda la idea correcta, aunque no fueron
capaces de defender su conquista frente a una respuesta policial de magnitud
imprevista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Occupy Oakland tiene que abordar mejor las cuestiones
relacionadas con la raza y el género. Aunque la acampada es sumamente diversa,
en la asamblea general se escuchan demasiado a menudo únicamente las voces y
preocupaciones de hombres blancos y, en segundo lugar, de hombres en general. El
Bloque Feminista proviene de un grupo de mujeres, transexuales y homosexuales y
es de esperar que a partir de ahí podamos ampliar el discurso para incluir el
trabajo reproductivo, doméstico y sexual, así como la hiperexplotación y la
opresión de los homosexuales y transexuales en el capitalismo. <BR>Hemos de
evitar la pretensión de unificar el mensaje y cohesionar el movimiento. Lo que
dio fuerza a la huelga general de Oakland fue el hecho de que se juntara una
multitud y emprendiera la lucha, individuos y grupos con sus propias
experiencias y sus propias posiciones personales en pos de necesidades y
objetivos comunes. Tratar de establecer una visión unificada de Occupy Oakland,
más que buscar la satisfacción de las necesidades y deseos de sus miembros
mediante la expropiación y la confrontación directa con el capital, lo condenará
tanto a tomar un cariz contrarrevolucionario como a no conseguir jamás recuperar
algo que se parezca a la energía del 2 de noviembre."<BR><BR><STRONG>Para
concluir</STRONG> <BR><BR>¿Qué conclusión podemos sacar de este repaso de un
debate desordenado? Lo que tiene de interesante el momento actual es que el
movimiento tiene la vitalidad suficiente para que los llamamientos a excluir a
grupos de activistas o a escindir el movimiento choquen con una notable
resistencia. Parece que hay un amplio consenso de que es preciso encontrar la
manera de trabajar juntos. Probablemente haya que encontrar un terreno común
entre el "todo vale", en términos de diversidad de formas de lucha en todas las
acciones, y la expectativa de que todas las formas de lucha se decidirán
democráticamente en asamblea general. Hemos de ser capaces de debatir sobre
formas de lucha en vez de negarnos a conversar o amenazar con llamar a la
policía si hay activistas que se salen de la fila. <BR><BR>El segundo extremo es
poco realista y el primero entraña el riesgo de crear una situación en la que el
movimiento se reduzca a quienes estén dispuestos a enfrentarse a la policía, que
normalmente son bastante pocos. Al mismo tiempo, los defensores de la "no
violencia" han planteado a veces su postura basándose en un sentido común que
resulta ser bastante ahistórico. La mayoría de levantamientos sociales son
caóticos y acarrean toda una serie de acciones, desde prácticas deliberadas
llevadas a cabo colectivamente hasta acciones directas de pequeños grupos.
<BR><BR>¿Cuál es el camino a seguir? No hay respuesta fácil a esta pregunta. La
buena noticia es que cada ocupación en el país es potencialmente un lugar de
innovación y experimentación. ¿Una oleada de huelgas generales sucesivas que va
de ciudad en ciudad, aunque no se ajuste mucho a la antigua noción de "huelga
general"? ¿Una oelada de ocupaciones de edificios? ¡Que florezcan 99 flores y
que 99 escuelas de pensamiento compitan entre el 99 %!
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>