<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content="text/html; charset=iso-8859-1" http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.6001.19154">
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY background="" bgColor=#ffffff><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>23 de noviembre 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>España</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Adorando a un
Dios oscuro<BR><BR>El capital financiero castiga a sus devotos
partidarios<BR></FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>John Brown<BR>Blog del
autor<BR></STRONG><A
href="http://iohannesmaurus.blogspot.com/"><STRONG>http://iohannesmaurus.blogspot.com/</STRONG></A><BR></DIV></FONT><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Hace falta sufrir de una considerable miopía o de una grave
obcecación ideológica para no reconocer que el PP ganó clarísimamente las
elecciones del 20 de noviembre de 2011. Sin embargo, no faltó quien afirmase en
una lamentable velada -afortunadamente ultraminoritaria- de vudú electoral
celebrada en la puerta del Sol que "ganó la abstención". Examinando los datos de
participación y los votos recibidos por el PP esa afirmación es matemáticamente
inexacta y políticamente insignificante. Ganó el PP. Ganó el PP porque se hundió
el PSOE y el PP quedó como el único pilar -aún incólume- del régimen
bipartidista surgido de la transición. El PP ha cosechado relativamente pocos
votos nuevos (630.000) y sólo ha superado al PSOE porque este ha perdido un poco
más de cuatro millones de votos. Todos esto da al PP una holgada mayoría, tan
holgada que, incluso si no se hubiese aplicado la ley d'Hondt, el PP habría
podido gobernar fácilmente con el apoyo de CiU o de UPyD. Lo importante, sin
embargo, es que, de todas formas, el PP podrá contar con el voto del PSOE en
todos aquellos aspectos que se consideren "de Estado" o relacionados con la
"gobernabilidad", esto es con el mantenimiento del sistema neoliberal y de la
unidad de los "hombres y tierras de España". El PP ha ganado un amplísimo
espacio en el ámbito de la representación, pero el consenso en torno al
neoliberalismo en el arco parlamentario es aún mayor. Cabe destacar dos
excepciones: el ascenso de IU y la irrupción de Amaiur como primera fuerza
política en Euskadi y tercera fuerza política en Navarra. IU y Amaiur son los
dos únicos herederos de las fuerzas políticas que lucharon por una ruptura de la
continuidad política del régimen. Son organizaciones capaces de un cierto
antagonismo (un desafío social y constitucional) que supera el marco político de
la constitución de 1978. Hoy, más aún que ayer se ve confirmado el "no nos
representan" del 15M. La disociación entre un régimen enrocado y una sociedad
que genera cada vez mayores espacios de disidencia recuerda otros fines de
imperio. <BR><BR>Con todo, los resultados del PP han quedado relativizados desde
el primer día por los mercados, o mejor dicho, por los distintos agentes del
capital financiero. Apenas despertados de la resaca electoral, los dirigentes y
los votantes del PP se han visto enfrentados a un aumento de la prima de riesgo
acompañado de una importante bajada de la bolsa. A propósito de la prima de
riesgo, el País afirma que: "Al cierre, el diferencial entre la rentabilidad
exigida a los bonos españoles frente a los alemanes ha aumentado en 22 puntos
básicos frente al viernes hasta los 463 con los títulos que vencen en 2021
cotizando por encima del 6,5%". En cuanto a la bolsa, el Ibex cerró la primera
jornada tras la victoria de la derecha con una bajada del 3,48%, una de las más
importantes del año. Este es tal vez el dato más importante para un balance de
estas elecciones: aunque haya ganado ampliamente Mariano Rajoy, el capital
financiero parece reaccionar como si hubiesen ganado las izquierdas...
<BR><BR>No es de extrañar esta reacción de la bolsa y de los mercados.
Ciertamente no es la que esperaban ni la dirección del PP ni sus votantes. La
dirección del PP venía suplicando a los mercados una tregua, pensando que los
mercados son los aliados naturales de la derecha. No la han obtenido y esto ha
sido así porque el mecanismo de la deuda no es un cálculo político táctico o
estratégico, sino muy precisamente un sistema automático, un automaton, ciego.
Lo que importa dentro de este sistema es que la deuda de un país llegue a
pagarse y lo haga al máximo tipo de interés posible. La creación de miedo e
incertidumbre determina en modo decisivo los resultados. Importa muy poco que un
gobierno sea de derechas o de izquierdas, lo decisivo es que pague y haga pagar
a su población. Para ello, los mercados financieros tienen un arma infalible: el
monopolio de la calificación de la deuda. Basta con que, a partir de la
evolución de cualquier indicador, reduzcan la solvencia de un país deudor para
que la prima de riesgo se dispare y la solvencia real de ese país disminuya como
resultado del aumento automático de los tipos de interés sobre su deuda. Las
profecías de los mercados se autorrealizan, no porque tengan una base
científica, sino porque la economía financiera y la economía de la deuda son
sistemas donde el cálculo de expectativas y la anticipación de la actuación de
los demás actores priman sobre cualquier consideración de otro tipo y los
actores más potentes tienen los medios de provocar las reacciones en cadena
necesarias. En la economía financiera hoy hegemónica, un fuerte subjetivismo en
las apreciaciones se une a un enorme automatismo en las reacciones. <BR><BR>El
capitalismo financiero extrae renta a partir de la actividad productiva de la
población. De manera tan parasitaria como lo hiciera un señor feudal. El
trabajador cognitivo, precario, afectivo, social, que el programa del PP ve como
autoempresario conforme al dogma neoliberal, está inmerso en un sistema de
producción basado en la cooperación en red y en el acceso a unos comunes
productivos que en parte se confunden con las capacidades lingüísticas,
intelectuales, sociales y afectivas de la especie. El individuo aislado es un
individuo situado en una trama de relaciones sociales de cooperación rica y
compleja que el capital no puede controlar desde dentro. El capital no puede ya
organizar la cooperación como lo hacía en el marco de la fábrica: es imposible
someter al trabajador cognitivo en red a un régimen disciplinario. Su
instrumento fundamental de explotación es la deuda. Hoy, el beneficio que
obtenía el capital industrial mediante la producción de mercancías se ve
sustituido por la renta del capital financiero convertido en títulos de deuda
libremente negociables. La sumisión a la deuda financiera es además un
instrumento eficacísimo de sumisión tanto de los particulares como de los
gobiernos, al constituir, como señala Maurizio Lazzarato un auténtico
dispositivo de control del futuro de personas y países. Si a esto se añade la
particular situación de indefensión frente a la especulación financiera y sus
profecías autorrealizadas de los países más débiles de la zona euro, el comienzo
de la nueva legislatura con mayoría del PP no va a resultar menos difícil que el
calvario de los últimos meses del gobierno de Zapatero o del políticamente
también difunto Georgos Papandreu.. <BR><BR>Es comprensible que mucha gente siga
apoyando al PP y que, incluso haya visto aumentar su apoyo en las últimas
elecciones. Ante una situación de crisis de un sistema social, es frecuente que
quienes viven en él regresen a sus principios básicos como si fueran los
artículos de un credo religioso y culpen de la crisis a quienes no fueron
suficientemente ortodoxos. Como nos explicaba Walter Benjamin, el capitalismo es
una religión basada en la deuda hacia un Dios implacable: el capital financiero.
Intentamos por todos los medios serle gratos, pero siempre descubrimos que
nuestro sacrificio es insuficiente. Ante el pánico que produce la
intensificación de la deuda y la culpabilidad que la acompaña sólo vemos una
perspectiva de salvación en una cada vez más estricta ortodoxia. Hoy los
votantes del PP han buscado la salvación en el fervor religioso y en el
vituperio hacia los supuestamente menos ortodoxos. Esto no ha saciado a su Dios:
serán necesarios mayores sacrificios. La evidencia de la zozobra del capitalismo
financiero -y del capitalismo en general- produce reacciones defensivas
desesperadas: los viajeros del Titánic, viendo que el buque se hundía, se
agarraban a sus estructuras más sólidas, cuando lo racional hubiera sido buscar
botes salvavidas o incluso echarse al agua en busca de una tabla de salvación.
Hoy, una mayoría importante de los votantes españoles ha hecho lo mismo. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>