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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>7 de diciembre 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4></FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Memoria</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>A 50 años de la muerte de Frantz
Fanon (20 de julio de 1995, Martinica - 6 de diciembre de 1961, Estados
Unidos)<BR><BR>Militante revolucionario, intelectual anticolonialista, médico
siquiatra</FONT></STRONG><BR><BR><BR>Fue autor de obras fundamentales como "Los
condenados de la tierra", "Escucha, blanco", "Por la revolución africana", y
"Sociología de una revolución". Uno de sus biógrafos, Peter Geismar, dice al
final de "Fanon" (Granica editor, Buenos Aires, 1972): "Fanon fue un brillante
propagandista revolucionario. En los Estados Unidos, el término 'propagandista'
tiene un sabor acre, quizá porque los norteamericanos han desarrollado la
propaganda hasta el punto que ya no saben en qué medida la utilizan. En
Occidente se nos ha sometido a un lavaje de cerebro contra el uso de la
violencia política que sirve para reforzar las injusticias institucionalizadas.
Fanon difundió la idea de la eficacia de la violencia -inclusive de la amenaza
de la violencia- entre los pueblos que son víctimas de la propaganda de la
pasividad. Fue un corresponsal de guerra instalado en el fragor de la
revolución, cuya pasión y confianza solo pueden atraer a otros al
combate". </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Lo que a continuación publicamos es un capítulo del libro
"Sociología de una revolución" (Era, México, 1968), reproducido por Mundo Árabe
(<A title="http://www.mundoarabe.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.mundoarabe.org/">http://www.mundoarabe.org/</A><A
title="http://www.mundoarabe.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.mundoarabe.org/"></A>) y La Haine (<A
title="http://lahaine.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://lahaine.org/">http://lahaine.org/</A><A
title="http://lahaine.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://lahaine.org/"></A>), donde Fanon explica como en la guerra de
liberación de Argelia, las mujeres supieron quitarse el velo a la hora de
luchar. <FONT size=3 face=Calibri><FONT size=2 face=Arial>(Redacción de
Correspondencia de Prensa)</FONT></FONT><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argelia: los occidentales ante el
velo<BR></DIV></FONT></STRONG>
<DIV align=justify><BR>Las características de la ropa, las tradiciones de la
indumentaria y del arreglo, constituyen las formas de originalidad más evidente,
es decir, las más inmediatamente perceptibles de una sociedad.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los diversos tipos de sociedad se conocen, en primer
lugar, a través del vestido, por los reportajes y los documentos fotográficos y
por las películas cinematográficas. La pertenencia a una área cultural
determinada se manifiesta, frecuentemente, por las tradiciones indumentarias de
sus miembros. Por ejemplo, los turistas se fijan de inmediato, en el velo con
que se cubren las mujeres del mundo islámico. Durante mucho tiempo se puede
ignorar que un musulmán no consume carne de cerdo ni bebidas alcohólicas, pero
el velo de la mujer se muestra con tal insistencia que, en general, es
suficiente para caracterizar a la sociedad musulmana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En el Occidente musulmán, el velo forma parte de las
tradiciones del vestuario de las sociedades nacionales tunecinas, argelina,
marroquí y libia. Para el turista, el velo caracteriza a la vez a la sociedad
argelina y a su componente femenino. Por el contrario, en el hombre argelino
podemos encontrar modificaciones regionales menores: fez en los centros urbanos,
turbantes y chilabas en el campo. El vestido masculino admite cierto margen de
variación, un mínimo de heterogeneidad. La mujer, vista a través de su velo
blanco, unifica la percepción que se tiene de la sociedad femenino en
Argelia. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es evidente que nos encontramos ante un uniforme que no
tolera ninguna modificación, ninguna variante. Hay un fenómeno que vale la pena
recordar. Durante la lucha del pueblo marroquí contra los colonialistas
españoles y franceses y, principalmente, en las ciudades, el velo negro se
impuso sobre el blanco. Al nivel de los sistemas de significación, es importante
subrayar que el negro nunca ha expresado duelo o aflicción entre la sociedad
musulmana marroquí. Significo una aptitud de lucha: la adopción del negro
respondía al deseo de presionar simbólicamente al ocupante, por lo tanto de
escoger sus propios símbolos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El velo o haik (versión magrebí del hiÿab o chador)
define con precisión a la sociedad argelina. Podemos quedar indecisos y
perplejos ante una niña, pero la incertidumbre desaparece en el momento de la
pubertad. Con el velo las cosas se precisan y ordenan. La mujer argelina es, a
los ojos del observador europeo, "la que se esconde detrás del
velo". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Veremos que ese velo, uno de los elementos de la
tradición global del atuendo tradicional de los musulmanes, se convirtió en
motivo de una batalla grandiosa en ocasión de la cual las fuerzas de ocupación
movilizaron sus recursos más poderosos y diversos, y el colonizado desplegó una
sorprendente fuerza de inercia. La sociedad colonial, tomada en su conjunto, con
sus valores, sus líneas de fuerza y su filosofía, reacciona de manera bastante
homogénea frente al velo. Antes de 1954, y más exactamente después de los años
1930-1935, se libró el combate decisivo. Los responsables de la administración
francesa en Argelia, empeñados en la destrucción de la originalidad del pueblo,
encargados por el poder de intentar a cualquier precio la desintegración de las
formas de existencia susceptibles de evocar una realidad nacional,
aplicaron el máximo de sus esfuerzos para destruir la costumbre del velo,
interpretada para el caso como símbolo del status de la mujer argelina. Esa
posición no fue consecuencia de una intuición fortuita. Con apoyo en los
análisis de los sociólogos y etnólogos, los especialistas en los llamados
asuntos indígenas y los responsables de las secciones árabes, coordinaron su
trabajo. En un primer nivel, se manipulo simple y llanamente la famosa fórmula:
"conquistemos a las mujeres y el resto se nos dará por añadidura". Esta
racionalización se contenta simplemente con revestirse de una apariencia
científica al utilizar los "descubrimientos" de los
sociólogos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre las "cosas incomprensibles" del mundo colonial, se
mencionaba frecuentemente el caso de la mujer argelina. Los estudios de
sociólogos, islamólogos y juristas, abundan en consideraciones sobre la mujer
argelina. Descrita a veces como esclava del hombre, o como soberana incontestada
del hogar, el status de la mujer argelina ha intrigado a los teóricos. Otros,
igualmente autorizados, afirman que la mujer argelina "sueña con liberarse",
pero que un patriarcado retrógrado y sanguinario se opone a ese deseo legítimo.
La lectura de los últimos debates de la Asamblea Nacional Francesa indica la
importancia que se atribuye al conocimiento articulado del "problema". La
mayoría de quienes intervinieron en la discusión evocó el drama de la argelina y
reclamaron su solución. Agregaron que este era el único medio de desarmar la
rebelión. Es un hecho constante que los intelectuales colonialistas transforman
el sistema colonial en un "caso sociológico". Este país, se afirma, exigía,
solicitaba la conquista. Así, para invocar un ejemplo célebre, se ha descrito un
pretendido complejo de dependencia de Madagascar. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Se dice que la mujer argelina es "inaccesible,
ambivalente, con ingredientes masoquistas", y se aportan hechos concretos para
demostrar estas características. La verdad es que el estudio de un pueblo
ocupado, sometido militarmente a una dominación implacable, exige garantías que
sólo difícilmente se reúnen. No sólo se ha ocupado el suelo, los puertos y los
aeródromos. El colonialismo francés se ha instalado en el centro mismo del
individuo argelino y ha emprendido un trabajo sostenido de "pulimento", de
divorcio de sí mismo, de mutilación racionalmente perseguida. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No existe la ocupación de la tierra junto a la
independencia de las personas, Es la totalidad del país, su historia, su pulso
cotidiano los que han sido negados, desfigurados, con la esperanza de una
definitiva anulación. En estas condiciones, la respiración del individuo es una
respiración que se espía, ocupada. Es una respiración de combate. A partir de
este momento, los valores reales de los ocupados pasan muy pronto a existir
clandestinamente. Frente al ocupante, el ocupado aprende a esconder, a ser
astuto. Al escándalo de la ocupación militar, opone el escando del aislamiento.
Es mentira todo encuentro del ocupado con el ocupante. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por debajo de la organización patriarcal de la sociedad
argelina, los especialistas describen la estructura de un matriarcado. La
sociedad musulmana ha sido presentada frecuentemente por los occidentales como
una sociedad de la exterioridad, del formalismo, del personaje. La mujer
musulmana, intermediarias entre las fuerzas oscuras y el grupo, parece entonces
cobrar una importancia primordial. Detrás del patriarcado visible y manifiesto,
se afirma la existencia, más radical, de un matriarcado de base. El papel de la
mujer, el de la abuela, el de la tía, el de la "anciana", es inventariado y
precisado. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En aquel momento, la administración colonial pudo definir
una doctrina precisa: "si deseamos atacar a la sociedad argelina en su contexto
más profundo, en su capacidad de resistencia, debemos en primer termino
conquistar a las mujeres; es preciso que vayamos a buscarlas detrás del velos en
que se esconden, en las casas donde las oculta el hombre". La situación de la
mujer es lo que desde aquel momento se convierte en un objetivo de la acción. La
administración dominante se propone defender solamente a la mujer humillada,
eliminada, enclaustrada... Se describen las posibilidades inmensas de la mujer,
desgraciadamente transformadas por el hombre argelino en un objeto inerte,
devaluado y hasta deshumanizado. El comportamiento del argelino es denunciado
enérgicamente y comparados con las costumbres medievales y bárbaras. Con una
ciencia infinita, se lleva a cabo la requisitoria tipo contra el argelino sádico
y vampiro en su actitud hacia las mujeres. El ocupante acumula sobre la vida
familiar del argelino un conjunto de juicios, apreciaciones y consideraciones;
multiplica las anécdotas y los ejemplos edificantes, intentando así encerrar al
argelino en círculo de culpabilidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las asociaciones de ayudas y solidaridad con las mujeres
argelinas se multiplican. Las lamentaciones se organizan. "Queremos avergonzar
al argelino por la suerte que le impone a la mujer". Es el periodo de
efervescencia y puesta en práctica de una técnica de infiltración que arroja
jaurías de trabajadores sociales e impulsoras de obras de beneficencia a los
barrios musulmanes. Primero se intenta el abordaje de las mujeres indigentes y
hambrientas. A cada kilo de sémola distribuida, se añade una dosis de
indignación contra el velo y el encierro. A la indignación siguen los consejos
prácticos. Se invita a la mujer argelina a jugar "un papel fundamental, capital"
en la transformación de su destino. Se las incita a rechazar una sujeción
religiosa y se describe el papel inmenso que están llamadas ha desempeñar. La
administración colonial invierte sumas importantes en ese combate. Después de
afirmar que la mujer represente el pivote de la sociedad argelina, se despliegan
todos los esfuerzos para controlarla. Se asegura que el argelino permanecerá
inmóvil, que resistirá a la empresa de destrucción cultural llevada a cabo por
el ocupante, que se opondrá a la asimilación en tanto la mujer no modifique su
conducta. En el programa colonialista, la mujer esta encargada de la misión
histórica de desviar y empujar al hombre argelino. Convertir a la mujer, ganarla
para los valores extranjeros, arrancarla de su situación es a la vez conquistar
un poder real sobre el hombre y utilizar medios prácticos y eficaces para
destruir la cultura argelina. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Todavía hoy, en 1959, el sueño de la domesticación total
de la sociedad argelina, con ayuda de las "mujeres sin velos y cómplices del
ocupante", no ha dejado de preocupar a los responsables políticos de la
colonización. Los argelinos, por su parte, son blanco de las críticas de sus
camaradas europeos, o más oficialmente de sus patrones. No hay un solo
trabajador europeo que, en las relaciones interpersonales del lugar del trabajo,
del taller o la oficina, no le haya formulado al argelino las cuestiones
rituales: "¿tu mujer usa el velo? ¿Por qué no te decides a vivir a la
europea?...</DIV>
<DIV align=justify>" <BR> Los empresarios europeos no se
contentan con la actitud interrogativa o la infiltración circunstancial. Sino
que emplean "maniobras de apache" para acorralar al argelino, exigiéndole
decisiones penosas. Con motivo de una fiesta europea de Navidad o Año
Nuevo, o simplemente una reunión interior de la empresa, el patrón invita al
empleado argelino y a su mujer. La invitación no es colectiva. Cada argelino es
llamado a la oficina del director y se le invita personalmente a venir con "su
pequeña familia". La empresa es una gran familia, entonces será mal vista que
algunos vengan sin sus esposas, ¿usted comprende no es cierto?. A veces el
argelino pasa por momentos difíciles frente a esta presión. Acudir con su mujer
significa que esta derrotado, significa "prostituir a su mujer", exhibirla,
abandonar una modalidad de resistencia. Por otro lado, ir solo significa negarse
a satisfacer los deseos del patrón y exponerse a quedarse sin empleo. Aquí
estudiamos un caso elegido al azar, el desarrollo de las emboscadas que el
europeo le tiende al argelino para acorralarlo y obligarlo a personalizar, a
declarar: "mi mujer es algo a parte y no vendrá", o a traicionar: "puesto que
desea verla aquí estará"; el carácter sádico y perverso de estas ligas y
relaciones, mostraría indirectamente, al nivel psicológico, la tragedia de la
situación colonial, el enfrentamiento de los dos sistemas, la epopeya de la
sociedad colonizada con sus formas específicas de existencia, frente a la hidra
colonialista. Esta agresividad es mucho más intensa respecto al intelectual
argelino. El fallah (el campesino argelino), "esclavo pasivo de un grupo
rígido", merece cierta indulgencia de juicio por parte del conquistador. Por el
contrario, el abogado y el médico son denunciados con un vigor excepcional.
Estos intelectuales, que mantienen a sus mujeres en un "estado de
semiesclavitud", se ven literalmente fulminados por la opinión pública. La
sociedad colonial se levanta enérgicamente contra este aislamiento de la mujer
argelino. Hay inquietud y preocupación por esas desgraciadas y condenadas "a
hacer niños", enclaustradas y prohibidas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los racionamientos racistas se aplican con particular
facilidad al intelectual argelino. Se dirá: "por médico que sea sigue siendo
árabe"... "volvedle a su naturaleza y de nuevo galopará por el desierto"... Los
ejemplos de este racismo pueden multiplicarse indefinidamente. En las grandes
reuniones es muy común escuchas a algún europeo que confiesa agriamente no haber
visto jamás a la mujer de una argelino a quien frecuenta hace veinte años. A un
nivel de compresión más difuso, pero altamente revelado, encontramos la
afirmación amarga de que "trabajamos en vano"... de que "el Islam no abandona su
presa". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al presentar al argelino como una presa que se disputan
con igual ferocidad el Islam y Francia occidental, se revelan con toda claridad
las intenciones del ocupante, su filosofía y política. Esto significa, en
efecto, que el ocupante descontento con sus fracasos, presenta de manera
simplificada y peyorativa el sistema de valores que le sirve al ocupado
para ocuparse a sus innumerables ofensivas. Lo que significa voluntad de
singularización, preocupación por mantener intactos algunos jirones de la
existencia nacional y religiosa, se identifica con actitudes mágicas o
fanáticas. Esta repulsa del conquistador asume, según las circunstancias o los
tipos de situación colonial, formas originales. Las fuerzas de ocupación, al
aplicar intensamente su acción psicológica sobre el velo de la mujer musulmana,
es evidente que cosecharon algunos resultados. A veces ocurrió que se "salvara"
una mujer que, simbólicamente, se quitó el velo. Estas mujeres-test con el
rostro desnudo y el cuerpo libre, circulan ahora como moneda corriente en la
sociedad europea de Argelia. Alrededor de dichas mujeres reina una atmósfera de
iniciación. Los europeos, sobreexcitados por su victoria y en una espacie de
trance que se apodera de ellos, evocan los fenómenos psicológicos de la
conversión. <BR></DIV>
<DIV align=justify>Los responsables del poder, después de cada éxito, refuerzan
su confianza en la mujer argelina como soporte de la penetración occidental en
la sociedad autóctona. Cada velo que cae descubre a los colonialistas
horizontales hasta hoy prohibidos, y les muestra, por otra parte, la carne
argelina desnuda. La agresividad del ocupante, y por lo tanto sus esperanzas, se
multiplica después de cada rostro descubierto. Cada nueva mujer argelina que
abandona el velo anuncia al invasor una sociedad argelina cuyo sistema de
defensa están en vías de dislocación, abiertos y desfondados. Cada velo que cae,
cada cuerpo que se libera de la sumisión tradicional al haik, cada rostro que se
ofrece a la mirada audaz e impaciente del ocupante, expresa negativamente que
Argelia empieza a renegar de sí misma y que acepta la violación del colonizador.
La sociedad argelina, con cada velo abandonado, parece aceptar el ingreso a la
escuela del amo y decidir la transformación de sus costumbres bajo la dirección
y el patrocinio del ocupante. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hemos visto de qué manera perciben el significado del
velo la sociedad colonial, y hemos trazado la dinámica de los esfuerzos para
combatirlo en tanto intuición, así como las resistencias de la sociedad
colonizada. Al nivel de individuo, del europeo particular, puede ser interesante
estudiar la multitud de reacciones surgidas por la existencia del velo, es
decir, por la manera original que tiene la mujer musulmana de estar presente o
ausente. En un europeo no comprometido directamente en esta obra de conversión
¿que reacciones pueden registrarse? <BR></DIV>
<DIV align=justify>La actitud dominante parece ser la de un exotismo
romántico fuertemente teñido de sensualidad. En primer lugar, el velo
disimula la belleza. En los tranvías, en los trenes, una trenza de caballo, una
porción de frente, anunciadoras de un rostro "enloquecedor", alimentan y
refuerzan la convicción del europeo en su actitud irracional: la mujer musulmana
es la reina de las mujeres. Sin embargo, también existe en el europeo la
cristalización de la agresividad, de una violencia tensa frente a la mujer
musulmana. Despojar de su velo a esta mujer es exhibir la belleza, desnuda su
secreto, rompe su resistencia, hacerla disponible para la aventura. Ocultar su
rostro significa disimular su secreto, provocar un mundo de misterio y
ocultamiento, el europeo sitúa en un nivel muy complejo su relación con la mujer
musulmana. Quisiera tener esa mujer a su alcance y convertirla en un eventual
objeto de posesión. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta mujer que ve sin ser vista frustra al colonizador.
No hay reciprocidad. Ella no se exhibe, no se da, no se ofrece. El argelino,
respecto a la mujer argelina, tiene en conjunto una actitud clara. No la ve.
Incluso existe la voluntad permanente de no observar al perfil femenino, de no
poner atención a las mujeres. No hay en el argelino, en una calle o en un
camino, esta conducta del encuentro intersexual que se desarrolla a nivel de la
mirada, de la prestancia, de la musculatura, de los diferentes comportamientos
turbados a que nos tiene acostumbrados la fenomenología del
encuentro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El europeo, frente a la mujer musulmana, desea ver. Y
reacciona de manera agresiva ante este límite que se pone a su percepción.
También aquí la frustración y la agresividad evolucionan en perfecta armonía. La
agresividad estalla, ante todo, en actitudes estructuralmente ambivalentes y en
el material onírico que indiferentemente descubrimos en el europeo normal o
víctima de perturbaciones neuropáticas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las mujeres europeas resuelven el conflicto con mucha
menos preocupación. Afirman perentoriamente que no se disimula lo que es bello,
e interpreten este hábito extraño como una voluntad "muy femenina" de disimular
las imperfecciones. Y comparan la estrategia de la europea que tiene por objeto
corregir, embellecer, poner de relieve (la estética, el peinado, la moda) con la
de la mujer musulmana, que prefiere cubrir, esconder, cultivar la duda y el
deseo del hombre. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La historia de la conquista francesa en Argelia, se
relata la irrupción de las tropas en las ciudades, la confiscación de los bienes
y la violación de las mujeres, el saqueo de un país, ha contribuido al
nacimiento y a la cristalización de la misma imagen dinámica. La evolución de la
libertad que se concede al sadismo del conquistador, a su erotismo, crea, al
nivel de los estratos psicológicos del ocupante, fallas, zonas fecundas de donde
pueden surgir a la vez conductas oníricas y en ciertos casos comportamientos
criminales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, la violación de la mujer musulmana en el sueño de un
europeo, está precedida siempre por el desgarramiento del velo. Asistimos a una
doble desfloración. Cada vez que el europeo se encuentra a la mujer musulmana en
sus sueños eróticos, se manifiestan las particularidades de sus relaciones con
la sociedad colonizada. Sus sueños no se desenvuelven ni en el mismo plan
erótico, ni al mismo ritmo de los que se refieren a la europea. Con la mujer
musulmana, no hay conquista progresiva, revelación recíproca, sino una acción
súbita con el máximo de violencia, posesión, violación, casi asesinato. El acto
reviste una brutalidad y un sadismo casi neurótico, incluso en el europeo
normal. Por otra parte, la brutalidad y el sadismo se subrayan por la actitud
atemorizada de la mujer musulmana. En el sueño, la mujer-victima grita, se
debate como una alimaña, y desfalleciente y desvanecida, es penetrada,
desgarrada. La agresividad del europeo se manifiesta igualmente en sus
consideraciones sobre la normalidad de la mujer musulmana. Su timidez y su
reserva se transforman, según las leyes superficiales de la psicología
conflictiva, en lo contrario, y entonces la mujer musulmana será la hipócrita,
perversa, y hasta auténticamente ninfómana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hemos visto que la estrategia colonial de la disgregación
de la sociedad argelina, al nivel de los individuos, concede un lugar de
privilegio a la mujer musulmana. El encarnizamiento del colonialista, sus
métodos de lucha, es natural que provoquen en el colonizado actitudes de
reacción. Frente a la violencia del ocupante, el colonizado está obligado a
definir su posición de principio frente a un elemento tradicionalmente inerte de
la configuración cultural autóctona. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El afán rabioso del colonialista por despojar de su velo
a la mujer musulmana, y su decisión de ganar a toda costa la victoria del velo,
provocan la respuesta del autóctono. Aquí, encontramos una de las leyes de la
sicología de la colonización. En un primer momento, la acción y los proyectos
del ocupante determinan los centros de resistencia en torno a los cuales se
organiza la voluntad de afirmación de un pueblo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El blanco era el negro. Pero es el negro quien crea la
negritud. A la defensiva colonialista sobre el velo. Lo que era un elemento
diferenciado en un conjunto homogéneo, adquiere un carácter tabú; la actitud de
las argelinas frente al velo se interprete como una actitud global frente a la
ocupación extranjera. El colonizado frente a la acción del colonialista en tal y
cual sector determinado, la afectividad inversa del conquistador en su trabajo
pedagógico, en sus ruegos, en sus amenazas, dejen alrededor del elemento
privilegiado un verdadero universo de resistencia. Resistir al ocupante en este
terreno preciso significa infligirse una derrota espectacular, y sobre todo
mantener la "coexistencia" dentro de sus dimensiones de conflicto y guerra
latente. Es alimentar una atmósfera de paz armada. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La argelina como sus hermanos, había montado
minuciosamente los mecanismos de defensa que le permiten hoy desempeñar un papel
capital en la lucha liberadora. Pero todavía será necesario aprender una nueva
técnica: llevar bajo el velo un objeto pesado, "muy peligroso de manipular", y
dar la impresión de tener las manos libres, que no hay nada bajo el velo sino
una pobre mujer o una joven insignificante. No se trata sólo de cubrirse con el
velo. Es preciso adoptar un tal "aire de Fátima" que tranquilice al soldado
porque "esta no es capaz de hacer nada". Es bien difícil. Además, están los
policías que interpelan a escasos metros una mujer con velo que no parece
particularmente sospechosa. Y está la bomba; por la expresión patética del
responsable sabemos que se trata de eso, o de la bolsa de granadas, ligadas al
cuerpo por un sistema de cordones y correas. Porque las manos deben quedar
libres, para exhibirlas desnudas, para presentarlas humildes y sencillamente a
los militares para que no busquen más. Mostrar las manos vacías y aparentemente
móviles y libres es el signo que desarma al soldado enemigo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, el invasor ha sido avisado y en las calles se
presenta el cuadro clásico de las mujeres argelinas detenidas contra los muros,
sobre cuyos cuerpos se deslizan incansablemente los famosos detectores
magnéticos llamados popularmente "sartenes". Todas las mujeres con velo, todas
las argelinas son sospechosas. No hay discriminación. Es el período durante el
cual los hombres, las mujeres, los niños, todo el pueblo argelino vive a la vez
su unidad, su vocación nacional y el crisol de la nueva sociedad
argelina. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ignorando o simulando ignorar esta nueva conducta, el
colonialismo francés reinicia el 13 de mayo de 1959 su clásica campaña de
occidentalización de la mujer argelina. Muchachas del servicio doméstico
amenazadas con perder su trabajo, pobre mujeres arrancadas de sus hogares son
conducidas a la plaza pública y despojadas simbólicamente de sus velos al grito
de: "¡Viva Argelia francesa!". Espontáneamente y sin consignas, las mujeres
argelinas, que desde hace tiempo abandonaron el velo, vuelven a usar el haik,
afirmando así que no es verdad que la mujer se libera por una simple invitación
de Francia y del general De Gaulle. El colonialismo quiere que todo emane de él.
Pero la tendencia psicológica dominante del colonizador es la de endurecerse
frente a cualquier invitación del conquistador. Desde el 13 de mayo se vuelve a
usar el velo, pero definitivamente despojado de su dimensión exclusivamente
tradicional. Existe, por lo tanto, un dinamismo histórico del velo que se
percibe en forma muy concreta, en el desarrollo de la colonización de Argelia.
Al principio, el velo es un mecanismo de resistencia, pero para el grupo social
continúa fuertemente arraigado. Se usa por tradición, pero también porque el
ocupante quiere desvelar a Argelia. Lo que había sido preocupación de conducir
al fracaso las ofensivas psicológicas o políticas del ocupante, se convierte en
medio, en instrumento. El velo ayuda a la argelina para responder a los nuevos
interrogantes planteados por la lucha. </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>El amor ardiente de la
mujer musulmana por su hogar no es una limitación del universo. No es odio al
sol, a las calles o a los espectáculos. No es una fuga del mundo. En condiciones
normales, debe existir una doble corriente entre la familia y el conjunto
social. El hogar funda la verdad social, pero la sociedad autentifica y legitima
a la familia. La estructura colonial es la negación misma de esta recíproca
justificación. La mujer argelina, al restringirse, al elegir una forma de
existencia limitada en el espacio, afianzaba su conciencia de lucha y se
preparaba para el combate. En este encerrarse en el hogar, acompañado de la
negación de una estructura impuesta; este repliegue sobre el núcleo fecundo que
representa una existencia recogida pero coherente, constituyó durante mucho
tiempo la fuerza fundamental del ocupado. Sólo la mujer, con ayudas de técnicas
concientes, puede iniciar la articulación de ciertos dispositivos. Lo esencial
es que el ocupante se estrelle contra un frente unificado. De ahí el carácter
esclerótico que debe resistir la tradición. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En realidad, la efervescencia y el espíritu
revolucionario son alimentados en el hogar por la mujer musulmana. Y es que la
guerra revolucionaria no es una guerra de hombres. No es una guerra con fuerzas
en activos y con reservas. La guerra revolucionaria, tal como la lleva a cabo el
pueblo argelino, es una guerra total en la que la mujer no se limita a tejer o a
llorar a sus mártires. La mujer musulmana está en el corazón del combate.
Detenida, torturada, violada, abatida, es un testimonio viviente de la violencia
del ocupante y de su inhumanidad. Enfermera, agente de enlace, combatiente; en
cualquier caso es un testigo de la profundidad y de la densidad de la lucha. El
lugar de la mujer musulmana en la sociedad argelina se afirma con tal vehemencia
que es fácil explicarse la turbación del ocupante. Sucede que la sociedad
argelina no es una sociedad sin mujeres que se había descrito tan minuciosamente
en Europa. A nuestro lado, nuestras hermanas musulmanas destruyen cada día más
los dispositivos enemigos y liquidan definitivamente las viejas mitificaciones.
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</DIV>
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