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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT face=Arial><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR></FONT><U><FONT face=Arial>20 de diciembre
2011<BR></FONT></U><FONT face=Arial><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG><FONT size=3>Burkina
Faso<BR> <BR>Niños cosechan algodón para Victoria's Secret<BR> <BR>Los
programas de comercio justo no logran controlar a los agricultores que explotan
a niños</FONT></STRONG><BR> <BR></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>El País, Madrid,
16-12-2011</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
title="http://www.elpais.com/global/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.elpais.com/global/"><FONT face=Arial><STRONG
title="http://www.elpais.com/global/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.elpais.com/global/</STRONG></FONT></A><BR><FONT
face=Arial> <BR> <BR>La pesadilla de Clarisse Kambire casi nunca
cambia. Es de día. En un campo de algodón que estalla en flores color púrpura y
blanco, un hombre se inclina sobre ella blandiendo un palo sobre su cabeza.
Entonces retumba una voz, que sacude a Clarisse de su sueño y hace que su
corazón dé un salto. "¡Levántate!".<BR> <BR>El hombre que le ordena
levantarse es el mismo que aparece en el sueño de la chiquilla de 13 años:
Victorien Kamboule, el agricultor para el cual trabaja en un campo de algodón en
África occidental. Antes del amanecer, una mañana de noviembre se levanta de la
colchoneta plástica desteñida que le sirve de colchón, apenas más gruesa que la
tapa de una revista de moda, abre la puerta metálica de su choza de barro y fija
sus ojos almendrados en la primera jornada de cosecha de esta
temporada.<BR> <BR>Ya venía temiéndolo. "Estoy empezando a pensar en cómo
me gritará y me volverá a golpear", había dicho dos días antes. Preparar el
campo fue aún peor. Clarisse ayudó a cavar más de 500 surcos sólo con sus
músculos y una azada, que reemplazan al buey y el arado que el granjero no puede
pagar. Si ella es lenta, Kamboule la azota con una rama de
árbol.<BR> <BR>Esta es la segunda cosecha de Clarisse. El algodón de la
primera pasó de sus manos a los camiones de un programa de Burkina Faso que
maneja algodón certificado como comercio justo. La fibra de esa cosecha luego
fue a fábricas en India y Sri Lanka, donde se creó ropa interior para Victoria's
Secret.<BR> <BR><STRONG>Algodón de
Clarisse</STRONG><BR> <BR>"Fabricado con 20% de fibras orgánicas de Burkina
Faso", se lee en la etiqueta de la prenda, comprada en octubre. El trabajo
forzoso y el trabajo infantil no son una novedad en las granjas africanas. Se
supone que el algodón de Clarisse, producto de ambas cosas, es diferente. Está
certificado como orgánico y comercio justo, y por ende debería estar a salvo de
semejantes prácticas.<BR> <BR>Sembrada cuando Clarisse tenía 12 años, toda
la cosecha orgánica de Burkina Faso de la última temporada fue comprada por
Victoria's Secret, según Georges Guebre, líder del programa nacional orgánico y
de comercio justo, y Tobias Meier, responsable de comercio justo en Helvetas
Swiss Intercooperation, una organización para el desarrollo con sede en Zúrich
que estableció el programa y ha contribuido a comercializar el algodón para
compradores globales. Meier dice que en principio Victoria's Secret se quedaría
también con la mayor parte de la cosecha orgánica de este
año.<BR> <BR><STRONG>Bandera verde de
identificación</STRONG><BR> <BR>El líder de la cooperativa local de
comercio justo en el pueblito de Clarisse confirmó que su granjero es uno de los
productores del programa. Al borde del campo donde ella trabaja hay una bandera
verde de identificación, que entregan a sus productores.</FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><BR><FONT size=2>Como socia de Victoria's
Secret, la organización de Guebre, la Federación Nacional de Productores de
Algodón de Burkina, es responsable de manejar todos los aspectos del programa
orgánico y de comercio justo en Burkina Faso. Conocida por sus iniciales
francesas, la UNPCB (Union Nationale des Producteurs de Cotton du Burkina Faso)
en 2008 copatrocinó un estudio en el cual se indicaba que cientos o quizá miles
de niños como Clarisse podían ser vulnerables a la explotación por parte de
productores y de Helvetas. Victoria's Secret dice que nunca vio ese
informe.<BR> <BR>El trabajo de Clarisse pone en evidencia las deficiencias
del sistema para certificar como comercio justo productos básicos y terminados
en un mercado global que creció un 27% en apenas un año, hasta más de 5.800
millones de dólares en 2010 (4.500 millones de euros). Ese mercado se funda en
la noción de que las compras realizadas por empresas y consumidores no deben
hacer a éstos cómplices de la explotación, sobre todo de
niños.<BR> <BR><STRONG>Perversión del comercio
justo</STRONG><BR> <BR>En Burkina Faso, donde el trabajo infantil es
endémico en la producción de su principal cultivo de exportación, pagar
sobreprecios lucrativos por el algodón orgánico y de comercio justo ha creado
-de manera perversa- nuevos incentivos para la explotación. <BR> <BR>El
programa atrajo a agricultores de subsistencia que dicen no tener recursos para
cultivar algodón con certificación de comercio justo sin violar un principio
central del movimiento: obligar a trabajar en sus campos a niños
ajenos.<BR> <BR>Una ejecutiva de la casa matriz de Victoria's Secret
asegura que la cantidad de algodón que compra la firma a Burkina Faso es mínima,
pero que toma seriamente las acusaciones relativas al trabajo
infantil.<BR> <BR> "Describen una conducta contraria a los valores de
nuestra empresa y el código laboral y las normas de origen que exigimos cumplir
a todos nuestros proveedores", dijo en un comunicado Tammy Roberts Myers,
vicepresidenta de comunicaciones externas de Limited Brands Inc. Victoria's
Secret es la unidad más grande de la empresa de Columbus,
Ohio.<BR> <BR>"Nuestras normas prohíben específicamente el trabajo
infantil", dijo. "Estamos enérgicamente empeñados en investigar a fondo esta
cuestión con las partes interesadas".<BR> <BR><STRONG>En los
campos</STRONG><BR> <BR>Para comprender la terrible situación de Clarisse y
otros niños, la agencia Bloomberg pasó más de seis semanas haciendo reportajes
en Burkina Fasso, entre otros, a Clarisse, su familia, los vecinos y los
dirigentes de su aldea. Sus experiencias son similares a las de otros seis niños
entrevistados exhaustivamente por Bloomberg, como un chiquillo escuálido de 12
años que trabaja en un campo vecino.<BR> <BR>En granjas de parcelas
pequeñas como la de Kamboule en todo Burkina Faso, investigadores patrocinados
por la federación de productores constataron en 2008 que más de la mitad de los
89 productores sondeados tenía un total de 90 chicos acogidos temporalmente
menores de 18 años. Muchos tenían dos o más. El problema era agudo en el
sudoeste del país, que constituye el centro de producción del programa y es la
tierra natal de Clarisse. Ese año, había unos 7.000 agricultores en comercio
justo, según datos de Helvetas.</FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><BR><FONT size=2>El estudio reveló que dos
tercios de los niños acogidos temporalmente en casas como la de Kamboule no iban
a la escuela como se exigía que lo hicieran. Los granjeros adheridos al programa
de comercio justo dijeron a los investigadores que no les pagaban a los niños,
lo que llevó a los autores del estudio a escribir "Esta categoría de niños
constituye un problema en varios niveles: en cuanto a su vulnerabilidad social
por un lado, y en cuanto a su situación en el trabajo por otro. Estos chicos
acogidos temporalmente están en situación de empleado: obviamente se les pide
que trabajen, como lo expresaron los productores con sus propias palabras, pero
no reciben ninguna remuneración, independientemente de la
edad".<BR> <BR><STRONG>Nada sobre niños</STRONG><BR> <BR>Kamboule y
algunos productores dicen que nadie del programa les impartió normas o
capacitación sobre el trabajo infantil en sus granjas. Una instrucción cara a
cara sería una necesidad en un país donde 71 por ciento de la población no sabe
leer.<BR> <BR>"No, no nos dijeron nada sobre niños", recordó Louis Joseph
Kambire, de 69 años, un granjero nervudo de comercio justo que forma parte de la
comisión de auditoría de la cooperativa Benvar, la aldea de Clarisse. Como no
tiene hijos propios, Kambire obliga a los niños acogidos temporalmente que tiene
a su cargo a trabajar en un campo de algodón orgánico y comercio justo que
cultiva junto al de Clarisse.<BR> <BR>"Por eso trabajan para mí", dice.
Antes del programa de comercio justo, no los hacía trabajar en sus campos de
subsistencia.<BR> <BR>Ha habido escasos esfuerzos o ninguno por mejorar la
capacitación después del informe de 2008, según las entrevistas de Bloomberg con
granjeros en cinco de las seis aldeas donde se realizó el
sondeo.<BR> <BR><STRONG>Almacenar el algodón</STRONG><BR> <BR>Clarisse
acarrea su fanega hasta la casa de un vecino donde Kamboule almacena su algodón
porque está más cerca del punto de recolección para el programa orgánico y de
comercio justo. La casa, de un lujo relativo con su piso de cemento, se
encuentra pasando la escuela a la que antes asistía.<BR> <BR>De regreso en
la choza de Kamboule, bajo la luz de una luna llena, Clarisse dice que usará
parte del agua que sacó del pozo para lavarse y luego irá a las casas de los
vecinos y amigos del pueblo. Si están comiendo, aguardará educadamente hasta que
le ofrezcan algo de comida. Para un "enfant confié", esta es la vida de todos
los días, dice Clarisse: "Sin tu madre cerca, eres como un
huérfano".<BR> <BR>Muy lejos, en el centro de Manhattan, Irina Richardson
dice que compra corpiños y ropa interior Victoria's Secret desde hace 15 años y
la ponía contenta pensar que hacía un bien. Al enterarse del papel de Clarisse
en la provisión del algodón para la lencería, esta administradora de propiedades
de Long Island, de 51 años, dijo que se quedó pasmada: "Comprar algo fabricado
en semejantes condiciones es una falta de respeto a otros seres humanos".
<HR>
<BR></FONT></DIV></FONT></BODY></HTML>