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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>23 de diciembre 2011<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Egipto</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT><BR><FONT size=2
face=Arial><STRONG><FONT size=3>Tras las elecciones, la
represión<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Charles-André
Udry</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La
Breche</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://alencontre.org/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://alencontre.org/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de
Faustino Eguberri</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://alencontre.org/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://alencontre.org/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial>Desde el viernes 16 de diciembre
de 2011, las fuerzas policiales militarizadas, la policía antidisturbios y
matones a su servicio han lanzado una amplia operación represiva contra los
manifestantes que organizaban un campamento –utilizando la fórmula “Ocupa la
sede del gobierno”- para protestar contra el nombramiento por el Consejo
Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) del primer ministro de transición Kamal
el-Ganzuri. Este último había ocupado ya ese puesto con Hosni Mubarak. Los
manifestantes reclamaban igualmente la dimisión del CSFA, apuntando en
particular al jefe del ejército y, de hecho, jefe del estado: el mariscal
Hussein Tantaui.<BR><BR>Con fecha del martes 20 de diciembre de 2011, el
periódico Ahram Online indicaba que el número de personas muertas se elevaba a
14, al menos 9 por disparos, y el de heridos graves a más de 800. En un artículo
publicado en la página web Jadaliyya, con fecha 17 de diciembre de 2011,
titulado “Urbanizing the Counter-Revolution”, Mohamed Elshahed pasa revista a
las iniciativas contrarrevolucionarias del poder militar en El Cairo y sus
alrededores. Indica que el miércoles 14 de diciembre, decenas de manifestantes
del campamento situado frente a los edificios gubernamentales y del parlamento
habían sido envenenados con ocasión de una distribución de bocadillos por un
“generoso donante”. Poner fin a esta ocupación, que había comenzado el 25 de
noviembre, formaba parte de los planes del CSFA.<BR><BR>Lo que los medios, por
una especie de reflejo pauloviano, califican de “ciclo de violencia” estalla en
medio de un proceso electoral presentado como el verdadero “test de la
transición democrática” tras la caída de Mubarak.<BR><BR>Algunos días antes del
comienzo de la primera fase de las elecciones legislativas, las llamadas fuerzas
del orden habían atacado, el 18 de noviembre, a los manifestantes en la plaza
Tahrir, y también a quienes denunciaban el poder militar y exigían su partida en
Alejandría y Suez. Balance: 42 muertos y unos 2000 heridos. El mariscal Tantaui,
que tiene aprendida las lección sobre la comunicación en período de “transición
democrática”, se excusó en los canales de la televisión
pública.<BR><BR><STRONG>“Los hijos de Mubarak”<BR></STRONG><BR>Frente al
desencadenamiento de esta nueva ola represiva, en una declaración fechada el 17
de diciembre de 2011, la organización de los Socialistas Revolucionarios de
Egipto explicaba: “Los dirigentes del CSFA son los hijos de Mubarak y son leales
a sus propios intereses económicos. Los generales del CSFA controlan alrededor
del 20% de la economía y están absolutamente opuestos a los intereses de
millones de trabajadores y trabajadoras que tienen dificultades para asegurar su
subsistencia. La mayoría de ellos no puede encontrar un empleo que les
posibilite una vida decente o simplementer la esperanza mejorar de su
vida”.<BR><BR>La declaración subraya que la campaña de prensa del poder para
justificar su ofensiva contra el campamento, insistía en el descontento de los
habitantes del barrio y en los pretendidos problemas provocados por los
“contestatarios”. Sin embargo, este campamento estaba instalado en una zona en
la que se encuentra esencialmente edificios gubernamentales, ministerios y
embajadas. No es por tanto un barrio residencial.<BR><BR>Luego, la declaración
de los Socialistas Revolucionarios subraya que “estos acontecimientos son la
respuesta a un ascenso de las protestas obreras y al anuncio hecho por numerosas
organizaciones de trabajadores de proseguir las manifestaciones y ocupaciones a
fin de poner en marcha las tareas revolucionarias de redistribución de la
riqueza en la sociedad y de limpieza de los vestigios del régimen de Mubarak
presentes en las instituciones públicas. Esta es la razón por la que las fuerzas
armadas necesitaban destruir el campamento, a fin de obstaculizar la posibilidad
de una unión entre las masas trabajadoras y los revolucionarios que organizan el
campamento cerca de los edificios gubernamentales. Estos acontecimientos se
desarrollan cuando las elecciones legislativas se aproximan a su fin (es decir,a
la 3ª fase de comienzos de enero de 2012) y que, como consecuencia, van a
afirmarse las reivindicaciones de que el ejército vuelva a los cuarteles y que
se ponga en pie gobierno elegido. Todo esto acentúa la tendencia en el seno del
ejército a crear caos y pánico, a fin de que los generales puedan justificar que
cogen las riendas del poder debido a una exigencia popular; o bien que aplasten
a los revolucionarios para que las posiciones políticas y de poder puedan ser
repartidas entre las fuerzas políticas oportunistas que acepten implicarse en la
batalla del papel y la función del parlamento según las reglas definidas por los
militares. No existe por tanto otra solución que proseguir el proceso
revolucionario en las plazas públicas, en las universidades y en los lugares de
trabajo. No hay sustituto a la perspectiva de intentar ganar a las masas
populares, principalmente a la clase obrera, al campo de la revolución. Si no lo
hacemos, las Fuerzas de Ocupación (es decir el ejército y el CSFA), bajo la
dirección de Tantaui, continuarán matando revolucionarios y haciendo fracasar la
revolución”. <BR><BR><STRONG>La propaganda oficial derrotada<BR></STRONG><BR>El
lunes 19 de diciembre, el CSFA organizó una conferencia de prensa. El ministro
de defensa y miembro del CSFA, Adel Emara, calificó a los soldados que habían
atacado el campamento como “héroes” (Ahram Online, 19 de diciembre de 2011).
Negó toda utilización “excesiva de la fuerza” por las fuerzas de policía
militarizadas. En la tradición del régimen de Mubarak, sugirió que una “tercera
fuerza” suscitaba el caos. Esto último remite a veces a “fuerzas extranjeras” o
a “elementos que tendrían lazos con el antiguo régimen”. Adel Emara no carece de
cinismo.<BR><BR>La campaña de contrainformación de los militares se enfrenta con
los desmentidos producidos por numerosos videos y pruebas fotográficas de la
brutalidad represiva. El 20 de diciembre, era celebrada una conferencia de
prensa por numerosas fuerzas políticas (Ahram Online, 20 de diciembre de 2011).
Desmontaba pieza a pieza la versión oficial detallando el abanico de torturas,
arrestos, palizas y asesinatos, apoyándose en videos, fotografías y testimonios.
Un gran número de periodistas y cadenas de televisión asistían a esta
conferencia de prensa, lo que es un índice de la inestabilidad de la
situación.<BR><BR>En esta ocasión, el jurista Malek Adly explicó que numerosas
personas detenidas “eran golpeadas tan gravemente que eran incapaces de
moverse”, que Mohamed Mohey había muerto en una celda de la cárcel tras las
heridas sufridas. Malek Adly añadió que “cuando los policías investigadores
aceptaron finalmente que 29 detenidos que se encontraban en un estado grave
fueran llevados a un hospital, los oficiales responsables del puesto de policía
impidieron a tres ambulancias transportarlos. Los oficiales les llevaron a un
hospital utilizando un vehículo de las fuerzas centrales de seguridad”. Un
médico de nombre Amr Salah, que cuidaba heridos en la plaza Tahrir, explicó que,
el sábado 17 de diciembre, algunos militares habían intentado destruir un centro
de primeros auxilios. Impedían a la gente acceder al centro establecido en la
mezquita Omar Makram. Él mismo fue violentamente golpeado. Conocía muy bien al
estudiante de medicina Alaa Abdel-Hady que había sido muerto por bala el viernes
16 de diciembre, cuando el campamento fue atacado.<BR><BR>Un periodista del
periódico independiente El-Badil hizo un relato detallado de la forma en que los
militares le impidieron partir con la joven que se encontraba en el suelo
después de haber sido desnudada, golpeada y arrastrada por la policía
militarizada. Un acto represivo cuya fotografía se ha convertido en uno de los
símbolos de la práctica del poder militar. En un artículo de Salma Shukrallah
(Ahram Online, 20 de diciembre de 2011), se cuenta que la imagen de esta mujer
golpeada y arrastrada por tres militares se convirtió en un elemento simbólico
que suscitó una protesta masiva contra las múltiples humillaciones (“test de
virginidad”, violencias sexuales, golpes) infligidos a las mujeres. Así, el
martes 20 de diciembre, unas 10.000 mujeres se manifestaron de la plaza Tahrir
hacia el centro de prensa. Salma Shkrallah escribe: “Algunas manifestantes
llevaban el pañuelo, otras no, algunas llevaban el niqab. Mujeres cristianas
coptas participaban en la manifestación, llevando el retrato de Mina Danial, la
militante copta que había sido asesinada a balazos cuando el ataque de los
militares contra una manifestación de coptos en octubre (el 9 de octubre, 26
manifestantes encontraron allí la muerte). Otros manifestantes llevaban banderas
egipcias en las que se entrelazaban los símbolos de la media luna y de la cruz…
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Numerosas madres participaban en la
manifestación con sus hijas. Se gritaban consignas como 'No os asustéis', 'El
CFSA debe irse', 'Queremos un estado civil', 'Abajo el régimen militar'”. Esta
amplia manifestación, organizada muy rápidamente, representa la más importante
movilización de mujeres en Egipto, desde hace mucho tiempo.<BR><BR>Los medios
occidentales, en particular los franceses, han puesto el acento en el incendio
del Instituto de Egipto, fundado por Napoleón Bonaparte. Todo daba a entender,
como quería el poder egipcio, que el Instituto había sido incendiado por los
manifestantes del campamento. El semanario Al-Ahram Hebdo (21-27 de diciembre de
2011) escribe: “Según una periodista de Al-Ahram Hebdo, que estaba allí durante
los acontecimientos, las manifestaciones estaban concentradas alrededor del
recinto del Consejo de Ministros en el momento en que el incendio comenzaba en
el Instituto de Egipto. Relata que jóvenes manifestantes han intentado salvar
volúmenes que entregaban a continuación a las autoridades”. Otros testimonios
subrayan la presencia de una estación de bomberos cercana al Instituto, que no
ha intervenido. El artículo de Al-Ahram Hebdo continúa: “Muchos han denunciado
la 'hipocresía' de los oficiales que se lamentan sobre las ruinas del edificio
destruido pero que olvidaban la sangre de los egipcios muertos violentamente”.
El autor del artículo, May Atta, cita al profesor de letras de la Universidad de
El Cairo Madiha Doss que afirma: “¿Sabe (Ganzuri) cuales eran las condiciones de
mantenimiento de ese instituto hoy erigido en patrimonio nacional? ¿Quién se ha
interesado por este edificio en los últimos decenios? Ganzuri estaba al
corriente de la negligencia y del saqueo sistemático que sufría el
Instituto”<BR><BR><STRONG>El test de la marcha del 23 de
diciembre<BR></STRONG><BR>La ola represiva emprendida bajo los auspicios del
CSFA suscita un malestar, incluso en el seno de fuerzas dispuestas a aceptar un
compromiso con los intereses de los militares en ejercicio y de los militares
jubilados activos en el “mundo de los negocios”.<BR><BR>La utilización
propagandística del gastado tema de la intervención de una “fuerza extranjera”
queriendo desestabilizar la transición se ha atascado. Este episodio represivo
se inscribe en la voluntad, y los actos, de los dignatarios del ejército y sus
próximos aliados, desde comienzos de marzo, de controlar todo proceso que pueda
escapárseles de las manos.<BR><BR>Más de 20 organizaciones políticas y
culturales han lanzado un llamamiento el lunes 19 de diciembre para “una marcha
del millón” fijada para el viernes 23 de diciembre. El llamamiento se hace sobre
un tema reivindicativo unificador: “Abajo el régimen militar”. La declaración
subraya que la manifestación del viernes tiene por objetivo “reconquistar el
honor de la nación que ha sido manchado por el CSFA” tras la partida obligada
del presidente Hosni Mubarak.<BR><BR>La preparación de esta movilización parece
tomar amplitud en ciertas universidades. La marcha de las mujeres el 20 de
diciembre es otro indicador de una voluntad de reacción de un sector de la
población, de rechazo de los diktats militares y de las prácticas de las fuerzas
represivas. Igualmente, la puesta en cuestión de la inacción del Tribunal
Supremo aumenta: este último protege a los pocos militares designados como
responsables de crímenes.<BR><BR>El asesinato del cheikh Emad Effat (Al-Masry
Al-Youm, 19 de diciembre de 2011), una figura de la Universidad de Al-Azhar, que
apoyaba a los manifestantes de la plaza Tahrir, ha aclarado, bajo otro ángulo,
la política del poder. Era una de las raras figuras de Al-Azhar que apoyaba el
movimiento de protesta contra la junta militar de facto. Sus funerales el
domingo 18 de diciembre han sido muy concurridos. Esto puede constituir otro
factor de amplificación de la manifestación prevista para el viernes 23 de
diciembre. Esta última aparece pues como un nuevo test de la coyuntura política
y social de Egipto.</DIV>
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