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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>3 de enero 2012</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV><FONT face=Arial><STRONG>Siria</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV><FONT face=Arial><STRONG>Video</STRONG></FONT></DIV>
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title="http://periodismohumano.com/en-conflicto/4-los-ojos-de-la-revolucion.html CTRL + clic para seguir el vínculo"
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<DIV><FONT face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT face=Arial>Los ojos de la revolución </FONT></STRONG></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG><FONT size=2>Cuarto capítulo de "Crónicas de
Siria", realizadas clandestinamente durante estas Navidades en la sitiada ciudad
de Homs, Siria <BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La única fuente de imágenes
de Siria son las grabaciones de los ciudadanos que se sirven de Internet para
difundirlas al mundo. </STRONG></FONT><FONT face=Arial><STRONG><FONT
size=2>Vecinos como Bilal, Hussein, Eyyed, Abu Saleh y otros muchos aprendieron
que sin pruebas testimoniales de la represión nadie les daría crédito. Esta es
su historia.</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Mónica G. Prieto</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Periodismo Humano</STRONG></FONT></DIV>
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title="http://periodismohumano.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://periodismohumano.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://periodismohumano.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><FONT size=3 face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las imágenes con las que abría el informativo de Al
Jazeera árabe en la noche del pasado lunes eran de una franca crudeza. Varios
civiles yacían en la estrecha calle de Baba Amr recién bombardeada desde un
carro de combate, todos muertos. Uno tenía la cabeza abierta, otro había
fallecido acurrucado en el muro, uno más tendido en la calle en un gran charco
de sangre. Más adelante, las escenas de los carros de combate disparando contra
la ciudad daban una clara idea de las dimensiones de la agresión y, unos
segundos después, las escenas del hospital de campaña de este barrio de Homs
desalentaban a los espectadores árabes.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV></FONT><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>La autora de este reportaje, la periodista Mónica G. Prieto,
corresponsal de Periodismo Humano, y un ciudadano de Homs esquivan los disparos
del ejército de Assad al intentar cruzar una calle batida por fuego de
francotiradores y soldados. Este vídeo fue grabado esta Navidad 2011 por
uno de los cámaras ciudadanos del barrio de Baba Amr.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>En la oficina donde viven los periodistas ciudadanos de Baba
Amr, los informativos internacionales se observan detenidamente pero no para
obtener datos, sino para aprender de sus propios errores. "Bien hecho Bilal",
comentaban en referencia al primer vídeo mientras su autor, dos horas antes
conmocionado por la matanza, observaba ahora la escena con la frialdad de un
cirujano. "¡Mira, Eyyed, tus escenas del tanque!". Y Eyyed, con las piernas aún
doloridas por la actividad de todo un día corriendo para grabar la agresión del
Ejército sirio contra su barrio, sonríe reconociendo su voz en el audio del
vídeo. Hussein, que ha pasado la tarde en el hospital, ve compensadas sus horas
de grabación con los segundos de informativo, como le ocurre a Abu Salah, la
cara de Baba Amr, el único ciudadano que ha elegido dar la cara para que los
canales árabes tengan un informador sobre el terreno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La única fuente de imágenes de Siria que alimenta los
medios internacionales son las grabaciones de los ciudadanos que han optado por
documentar la revolución y se sirven de Internet para difundirlas al mundo.
Cuando Damasco restringió el acceso de los periodistas al país, no podía
imaginar que la imaginación de los activistas supliría el trabajo de los
reporteros. Vecinos como los citados Bilal, Hussein, Eyyed, Abu Saleh y otros
muchos aprendieron enseguida que sin informadores no tendrían visibilidad, y que
sin pruebas testimoniales de la represión nadie les daría crédito. "Ya nos pasó
con la revolución de Hama [en 1982]", explica Eyyed. "No había periodistas y la
gente no tenía acceso a cámaras ni a Internet. Nadie supo de lo ocurrido hasta
varios meses depués. Por eso consideramos que las imágenes son el arma más
poderosa contra Bashar Assad".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Eyyed afirma que al principio de la revolución tuvo la
oportunidad de comprarse un arma o una videocámara, y optó por la segunda. Nunca
había filmado en su vida, más que los eventos familiares con su teléfono móvil,
pero se volcó en el autoaprendizaje gracias a Internet. "Los pocos periodistas
profesionales de televisión que han pasado por Baba Amr me han enseñado, y yo me
he esforzado por aprender de ellos. Ahora he aprendido a grabar varias
secuencias de cada acontecimiento, y a tener paciencia hasta encontrar la mejor
toma".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al principio no eran más de cinco los vecinos quienes se
armaron con cámaras, pero el equipo se fue ampliando hasta los 12 periodistas
ciudadanos con los que actualmente cuenta el barrio, gente implicada en la
revolución que necesita hacer algo más que manifestarse. Cada barrio de cada
ciudad insurrecta dispone de su propio equipo de periodistas ciudadanos, que
dedican sus vidas a documentar la represión-</DIV>
<DIV align=justify><BR>"En mi casa se hablaba de derribar la dictadura desde que
era un niño", explica Bilal. "Así que me impliqué en las manifestaciones desde
que comenzaron. Al principio, rescataba a los heridos por disparos del régimen.
Pero quería hacer más, y cada vez pensaba más que el mundo debía saber lo que
estaba pasando. Entonces me encontré con Eyyed, y me dio una cámara Sony". La
misma que ahora se ha convertido en una inseparable compañera del joven,
consagrado a poner la revolución siria en los canales árabes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde entonces, Bilal vive con una decena de
activistas/periodistas en su cuartel general de Baba Amr, varias habitaciones
donde los cargadores de baterías, los teléfonos móviles siempre encendidos
y una larga decena de portátiles se disputan el espacio con ceniceros
repletos de colillas y las omnipresentes tazas de mate, té y café árabe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La organización recuerda a la de una agencia informativa.
Eyyed asigna cada día los destinos de sus cámaras ciudadanos, empezando por él
mismo, que suele reservarse misiones de riesgo, y deja a otros cinco componentes
del equipo a cargo de las comunicaciones con medios de comunicación árabes e
internacionales en las que difundir detalles de la situación general y aportar
los últimos datos de muertos y heridos. Los teléfonos móviles les sirven para
coordinar sus movimientos según evolucionen los acontecimientos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bilal, como el resto de camarógrafos, puede llegar a
captar entre cinco y siete vídeos al día. "Eyyed me enseñó todo lo que sé, y el
resto lo he ido aprendiendo de la experiencia. He aprendido a no acercarme
demasiado, me ha costado entender que no se pueden enseñar escenas demasiado
crudas, que es mejor mostrar emociones". Eso resulta especialmente difícil en el
entorno de Siria, donde los civiles se niegan a ser grabados o fotografiados por
miedo a ser reconocidos y detenidos por el régimen. De ahí que los reporteros
ciudadanos de Homs se hayan especializado en buscar planos generales donde no se
puedan distinguir los rostros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si a algunos periodistas sus cámaras les supone una
suerte de escudo ante la realidad que ven, para estos reporteros ciudadanos no
implican ninguna protección, más bien al contrario. "Si me encontraran con mi
cámara, me cortarían en pedazos y harían una ensalada con mis restos", dice
Bilal con una enorme carcajada. "La cámara me convierte en alguien buscado por
las autoridades, el régimen piensa que es un arma de destrucción
masiva".<BR> <BR>Otro de sus colegas recuerda cómo, en una de las primeras
incursiones del Ejército en las calles de Baba Amr, los uniformados requisaron
todas las cámaras que encontraron. "Tener una cámara o un bote de pintura en
spray está prohibido en Homs. Es un delito estar en posesión de una de éstas",
dice acariciando un Samsung roja.<BR></DIV>
<DIV align=justify>El riesgo al que se enfrentan es indudable. Los últimos ojos
de la guerra cerrados por un disparo fueron los de Basil al Sayed, uno de los
cámaras del equipo de Eyyed: grababa el pasado martes en un checkpoint en la
entrada de Baba Amr cuando un francotirador le disparó en la
cabeza.<BR> <BR><STRONG>Basil al Sayid</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Ese día, los ánimos amanecieron muy bajos en la oficina
de los activistas. Pero ninguno de ellos dudó en introducir sus respectivas
cámaras en sus bolsillos y salir, como cada día, a grabar.<BR>Basil al Sayid ni
siquiera era la primera víctima que padecía la hermandad de reporteros
ciudadanos que ha surgido en toda Siria. A Abdel Aziz al Nahar una bala le
impactó en la cabeza cuando grababa a soldados sirios encaramado en los hombros
de Eyyed. Milagrosamente sobrevivió y hoy se recupera de las graves heridas
fuera de Siria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su mejor amigo se llama Abu Salah, tiene 26 años y hace
apenas un mes decidió pasar de registrar con su cámara lo que estaba
aconteciendo a ponerle cara a la revolución.<BR> <BR>Hoy en día, su rostro
puede verse en Al Arabiya, Al Jazeera y otros grandes canales árabes
retransmitiendo desde hogares destrozados por la artillería, mezquitas,
funerales o manifestaciones. Acompañado de un cámara y armado con un teléfono
satélite, hace las veces de reportero de guerra por pura convicción. "Fui de los
primeros en empezar a grabar en vídeo, porque quería concienciar a la gente de
lo que estaba ocurriendo en Siria. Comencé a filmar con un teléfono móvil cuando
todos estaban asustados, hasta que me dieron una cámara. Ahora he decidido
cambiar de función. Debemos asumir responsabilidades para mostrar a los medios
extranjeros lo que está pasando", explica</DIV>
<DIV align=justify><BR>Abu Salah ha sobrevivido a cuatro ataques. "Dos veces me
dispararon mientras grababa, una tercera rodearon la casa del barrio de Inshaat,
donde estaba alojado, en otra ocasión atacaron mi vivienda". La razón es que "me
rastrearon por mis vídeos y me encontraron", explica en referencia a la
Inteligencia siria. "Ya es tarde: saben quién soy y si me encuentran sé que será
mi final. Pero el precio que están pagando mis vecinos es muy alto, y debo estar
a la altura de sus sacrificios".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa fue la razón por la que decidió significarse hasta el
punto de ponerle cara a la revolución. Ahora todo Siria le reconoce, como en
todo el país recuerda el nombre de Mohamed Farzal al Jarban, un camarógrafo
ciudadano de Quseir al que los servicios de Seguridad arrancaron los ojos en un
directo mensaje. "Torturan a cada hombre que participa en la revolución, a
todos. Nadie está a salvo en Siria".<BR>Selección del trabajo de los cámaras
ciudadanos de Bab Amr hasta Nov. 2001.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Han sido muchos los cámaras heridos, y muchos los
asesinados por el régimen por difundir mediante Internet los crímenes de la
dictadura. El coqueteo con la muerte es contínuo, y no siempre porque vayan a
buscar las consecuencias de la agresión militar del régimen de Bashar Assad. El
lunes por la tarde, en uno de los más furiosos bombardeos contra Baba Amr, un
proyectil impactaba contra la casa anexa a la que sirve de cuartel general para
los activistas. El edificio se tambaleó cuando la mayoría se encontraba
descargando sus imágenes a Internet en una habitación interior, la más protegida
de la vivienda; la explosión retumbó en los tímpanos. Por puro instinto se
evacuó la sala: una vez en el pasillo, Eyyed comenzó a organizarles. "Vamos,
quiero a alguien en la casa bombardeada y a otro en la calle, necesitamos grabar
también el impacto desde el exterior. ¿A qué esperáis?".</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Lo que más difícil les
resulta es mantener la sangre fría ante la muerte de sus vecinos y amigos. "Ayer
tuve que dejar de filmar", explica Bilal en referencia a la explosión de
artillería que costó la vida a cinco personas, cuatro menores de edad, en una
casa de Baba Amr. "Eran mis primos". Pero eso no les disuade de abandonar.
Proyectan mejorar los equipos de grabación y continuamente trabajan para
actualizar los foros en las redes sociales donde descargan sus grabaciones,
manteniendo así al mundo informado. "Sin las cámaras, no habríamos llegado hasta
aquí", dice Eyyed con convicción.<BR></DIV>
<DIV align=justify> "Nuestro objetivo es que todo el mundo pueda ver lo que
está pasando en Siria. Que no pueda cerrar los ojos, que tenga que verlo. Nos
sentimos muy solos en esta batalla", se lamenta Omar Shakir, otro de los
activistas, encargado de contar en inglés a los medios extranjeros lo que ocurre
en el barrio. "No podríamos acabar con Bashar sin nuestras cámaras", concluye
Eyyed.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>