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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>14 de febrero 2012<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Siria</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>“No nos ayudan porque no tenemos
petróleo para pagar el favor” </STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Homs padece una crisis humanitaria
abierta, donde la población no tiene alimentos, medicinas, agua o suministro
eléctrico</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Los residentes piden a las
instituciones internacionales que abran corredores humanitarios para evacuar
mujeres, niños y heridos</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>“No creo que podamos sobrevivir dos
días más. Esto es una ciudad fantasma", dice Abu Hanin, activista del barrio de
Baba Amr<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Mónica G. Prieto, Beirut, 12-2-2012</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Periodismo Humano</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://periodismohumano.com/">http://periodismohumano.com/</A><BR></STRONG> <BR></DIV>
<DIV align=justify>Cuesta mucho hablar con la ciudad siria de Homs. No se trata
sólo de las dificultades técnicas que entraña la comunicación, interrumpida por
las autoridades como parte del castigo colectivo al que somete a la ciudad
rebelde. Desde allí cuentan que las antenas parabólicas se han convertido en un
nuevo objetivo de los ataques de Damasco para abatir la señal satélite que
suministra Internet a los activistas y gracias a la cual pueden enviar las
imágenes y relatar la masacre.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A las agónicas comunicaciones se añade un factor
emocional. Cada día que pasa, la conversación se vuelve más pesimista, más
desesperada y más agónica. “No queda nada, no tenemos pan, agua, leche infantil,
no hay anestesia ni antibióticos. Falta sangre, no hay combustible ni gas para
cocinar lo poco que les queda a las familias”, explica Abu Hanin, uno de los
activistas del barrio de Baba Amr y de los pocos afortunados que sigue contando
con la ansiada conexión a Internet. “No creo que podamos sobrevivir dos días
más. Esto es una ciudad fantasma. Solo pensamos en cómo sacar a mujeres y
niños”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Abu Hanin explica que, esta vez, tras la agresión de la
pasada Navidad de la que pudo ser testigo Periodismo Humano, Homs se había
preparado para lo peor haciendo acopio de alimentos y medicinas, pero nada podía
ser suficiente para lo que les esperaba. Desde el viernes 4 de febrero,
proyectiles de morteros, misiles y fuego de helicópteros se abaten sobre los
barrios esta ciudad siria donde el régimen de Bashar al Assad pretende silenciar
a la población a bombazos. Día y noche, sin electricidad, agua, combustible,
alimentos ni medicinas, la artillería pesada se abate sobre la localidad sin dar
respiro a unos habitantes que no pueden abandonar esta enorme ratonera de
800.000 personas. En algunos barrios, no pueden salir de sus casas dado que los
francotiradores apostados en los tejados, denuncian, descargan sus fusiles a
quien ose aventurarse en las calles. En otros barrios, son las bombas
indiscriminadas lo que impiden que salgan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Disparan contra cualquier cosa que se mueva. Sólo
podemos quedarnos en nuestras casas y rezar”, explica Abu Fares, contactado en
el barrio de Qusur, próximo a Khaldiyeh y también sometido a fuego de
artillería. La situación, sin embargo, no es tan mala allí como en Baba Amr:
desde las ventanas ven cómo se elevan enormes columnas de humo del barrio más
pobre y castigado de Homs. Abu Fares, habituado a atravesar los checkpoints
esquivando los disparos con el maletero cargado de pan o medicamentos para
aliviar la penuria de Baba Amr, no ha podido intentar su gesta desde que comenzó
la ofensiva. “Es demasiado peligroso. Esta vez no hay combates, sólo hay bombas
y francotiradores. El peligro es omnipresente y estamos pasando verdadera
necesidad. Los heridos están muriendo en casas particulares por falta de
medicinas, no hay con qué alimentar a los niños. Necesitamos que las ONG y la
Cruz Roja intervenga cuanto antes”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Abu Hanin coincide con Abu Fares en que la apertura de
corredores humanitarios es imperiosa. En Baba Amr apenas hay sótanos donde
refugiarse, así que los vecinos comparten las plantas bajas, las zonas
relativamente seguras de los edificios. La madre de Eyyed, uno de los valientes
cámaras ciudadanos que cada día arriesgan sus vidas para dar fe de lo que está
ocurriendo, ya ha sufrido tres bombardeos contra su casa. “La intento convencer
de que se marche a un lugar seguro, pero no me quiere escuchar. ‘Si tengo que
morir, que sea en mi casa’, dice”, explica con frustración. Pero no hay lugares
seguros.<BR> <BR>La casa de los periodistas ciudadanos, la única de Baba
Amr con conexión a Internet, sufrió tres impactos de mortero el pasado jueves.
Solo uno de los jóvenes sufrió heridas leves. “Estamos bien, hicimos acopio de
comida y podemos aguantar un par de días más”, insiste Abu Hanin en tono
tranquilizador. Sin embargo, confiesa que teme por las vidas de todos, en
especial por la de uno de los cámaras, Bilal, herido en el estómago días atrás
por un francotirador. “Está en su casa, expuesto al fuego y sin medicamentos ni
cuidados adecuados. Abu Salah está mejor, si fuera por él volvería al trabajo
mañana mismo”, añade en referencia al rostro de Baba Amr ante las televisiones
árabes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Evacuar a los heridos, explican, es casi imposible. Lo
mismo ocurre con los civiles que, simplemente, están aterrorizados y desean
escapar. Los vecinos denuncian haber intentado negociar con los puestos de
control militares para tratar de salir de la ciudad, argumentando tener heridos,
ancianos enfermos o niños pequeños con ellos. La respuesta de los soldados ha
sido negativa. “Nadie sale de Homs”. Así queda una ciudad de unos 800.000
habitantes expuesta a una agresión militar en toda regla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La presencia de los desertores del Ejército Libre de
Siria, fuertes en barrios como Baba Amr, Bab al Sbaa, Khaldiyeh, Inshaat o
Bayyada, no implica ningún cambio. Más bien es la explicación de la ferocidad
bélica y de la desesperación de un régimen que se ve cuestionado por su
población y sus propios uniformados, al menos los que han abandonado las filas
regulares para sumarse a la revolución y defender a la población civil. “No
vemos a los soldados, nos están bombardeando desde la periferia. Sólo vemos
impactar sus proyectiles de mortero, sus cohetes, sus misiles… ¿Qué puede hacer
el Ejército Libre de Siria contra eso?”, se interroga Abu Fares. Desde Baba Amr,
Abu Hanin estima que se limitan a esperar a que entren por tierra, para “llevar
a cabo una guerra urbana”. Pero Abu Fares disiente: “Si no les dejan entrar por
las calles es para evitar que deserten. Eso es lo que ha aprendido el régimen de
estos meses, que ya no puede confiar en sus soldados”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Eso explicaría que la actual ofensiva se esté produciendo
a distancia, con artillería pesada y helicópteros. El volumen de daños
producidos es terrible. Centenares de casas se han desmoronado sobre sus
habitantes, decenas han ardido. Cuentan que cada 10 metros hay un cráter por una
explosión. “No podemos contar el número de muertos bajo las ruinas. Cuando
conseguimos evacuar cadáveres entre los escombros, somos incapaces de saber si
murieron ayer, o anteayer u hoy”, explica Abu Fuad, otro residente de Baba Amr.
“El Ejército ha bloqueado los accesos a la ciudad. Los que intentan escapar
encuentran las calles cortadas”, se lamenta este vecino.<BR>Los hospitales de
campaña de Homs funcionan como pueden, “porque tenemos carencias de todo, de
personal cualificado, de medicinas, de reservas de sangre… Necesitamos
corredores humanitarios. Pero aún así, estas clínicas clandestinas funcionan. En
la noche de ayer se produjeron 46 operaciones sólo en Baba Amr. Sólo aquí hemos
tenido 600 heridos [a día del pasado jueves], y no hay dónde tratarles. Muchos
de ellos podrían morir por falta de atenciones”, prosigue Abu Hanin. El jueves
se estimaba que más de 700 personas habían perdido la vida desde el principio
del ataque: el viernes fueron contabilizados otro centenar de muertos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los vídeos ciudadanos, las escenas de masacres –niños
despedazados, hombres y mujeres mutilados y decapitados- se suceden con otras de
violencia mucho más sibilina. Como el que muestra depósitos de agua agujereados
por las balas, con el preciado líquido escapando por los orificios. El corte del
suministro eléctrico podría haber causado la muerte de un número indeterminado
de recién nacidos prematuros –se habla de 18- que yacían en las incubadoras del
Hospital Al Walid de Homs. “No estamos seguros del número de bebés muertos, pero
hemos hablado con testigos del suceso en el hospital. Por desgracia, podemos
confirmar que ha sucedido”, afirma Abu Fares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El objetivo de esta salvaje ofensiva, coinciden los
entrevistados en Homs, sería allanar el camino para permitir la entrada del
Ejército y proceder a la detención de los varones, en una reedición de la
masacre de Hama de 1982 ordenada por el presidente de entonces, Hafez al Assad
–padre de Bashar- y ejecutada por su hermano, Rifaat al Assad. Ironías de la
historia, ahora es la IV División del hermano del actual presidente, Maher al
Assad, la que cerca y bombardea Homs.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“El objetivo es castigar a la gente de Homs por haber
osado levantarse contra el régimen y dar una lección que impida levantamientos
en Damasco y Aleppo”, estima Abu Fares. “Un segundo objetivo sería cambiar el
balance demográfico de Homs. En los 80, Rifaat al Assad forzó a mucha gente de
Homs y Hama a abandonar sus casas para atraer a familias alauíes”, dice en
referencia a la secta religiosa del clan en el poder. “Creemos que ahora
preparan un cambio parecido. Por eso les decimos a los alauíes: sois nuestros
hermanos, sumaros a la revolución, no aceptéis ser rehenes de la dictadura.
Siria es para todos, como lo ha sido por cientos de años: Bashar se terminará
marchando, pero nosotros nos quedaremos”. El pasado lunes, un grupo de
intelectuales y activistas de Homs pertenecientes a la comunidad alauí emitía un
comunicado donde condenaba las atrocidades del régimen y acusaba al mismo de
azuzar la violencia sectaria para detonar una guerra civil, cada vez más
cerca.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pese al sombrío futuro de Homs, dada la escasa voluntad
internacional de parar a la dictadura siria, los ciudadanos consultados rechazan
ceder un ápice en su revolución contra la tiranía. “¿Qué podemos hacer? No hay
marcha atrás”, puntualiza Abu Hanin. “Puede que perdamos esta batalla, pero el
pueblo sirio ganará esta guerra”, añade en referencia a una inminente incursión
de los carros de combate en Homs que aplastaría físicamente a la escasa
resistencia y permitiría la detención de los ciudadanos.<BR> <BR>“Cada día
perdemos casi a un centenar de personas, pero debemos mantener la revolución
activa por el futuro de nuestro país, por el futuro de nuestros hijos. Ellos
merecen la libertad, aunque quizás no todos nosotros sobrevivamos para
disfrutarla”, dice Abu Fares. Ambos saben, como el resto de la población, que
están solos en su lucha. “Es muy decepcionante ver cómo la comunidad
internacional lucha por algunos y a otros nos abandona”, se lamenta Abu Fares
desde Qusur. “Antes creíamos que no sabían qué estaba pasando en Siria, pero
ahora entendemos que saben exactamente lo que pasa, que están viendo las
masacres, y que no les importamos. Sólo hablan, no actúan. ¿Sabes por qué
actuaron en Libia y no lo hacen en Siria? Porque no tenemos petroleo. No tenemos
con qué pagarles el favor”.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>