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</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>17 de marzo 2012<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Con la politóloga Natalia Springer
*</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La tierra, clave del conflicto
colombiano </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Gabriel Díaz </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Brecha, </STRONG><STRONG>Montevideo,
16-3-2012</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.brecha.com.uy/"><STRONG>http://www.brecha.com.uy/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>"Mientras no se desconcentre la tierra y se trabaje
sistemáticamente por el desarrollo, el conflicto colombiano será imposible de
superar", dijo a Brecha la politóloga Natalia Springer*, experta en derecho
humanitario. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—Por lo general, los medios masivos de
comunicación se ocupan del enfrentamiento armado en Colombia cuando media el
morbo y la espectacularidad. Sin embargo, poco o nada se habla del trasfondo de
un conflicto que parece eternizarse. ¿Cuáles son sus principales
causas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Prefiero hablar de múltiples conflictos, de dinámicas
violentas de carácter crónico y persistente. Para dar dos ejemplos, en el sur
del país las comunidades y la movilidad social están fuertemente reguladas por
la producción de coca y la necesidad de mantener los corredores para sacarla. En
la zona del Catatumbo (nordeste del país), los conflictos por las regalías
petroleras se suman al comercio y tráfico de grandes volúmenes de droga en el
marco de una frontera –con Venezuela– muy porosa y conflictiva. Los
departamentos de Nariño, Cauca y Chocó se han convertido en el epicentro del
conflicto, con durísimos efectos para la población civil, debido al intenso
combate entre guerrillas, bandas criminales y paramilitares por el control de
corredores del narcotráfico, yacimientos mineros, explotación ilegal de las
reservas forestales, entre otros. Los efectos son incalculables. El
desplazamiento forzado, el hambre y el desabastecimiento de alimentos y de
atención médica en las zonas afectadas, así como el reclutamiento de niños por
parte de estos grupos armados, van en franco aumento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si tuviéramos que hablar de las grandes causas del
conflicto podemos distinguir, entre otras, la excesiva concentración de la
tierra cultivable en pocas manos (0,03 por ciento de los propietarios tienen más
del 95 por ciento de la tierra), concentración que consolidaron los
paramilitares por la vía de una contrarreforma agraria que emprendieron a sangre
y fuego para apoderarse de 5 millones de hectáreas de las mejores tierras del
país. Tendríamos que hablar también del narcotráfico y de la pobreza extrema,
que se expresa especialmente en el hambre y las elevadas tasas de malnutrición,
que afectan a más del 46 por ciento de la población, condición que ha pasado de
ser consecuencia a convertirse en uno de los móviles del conflicto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La marginalidad y la exclusión son dos factores que
asocian las distintas dinámicas regionales y hacen del colombiano un caso
persistente y crónico. Mientras no se desconcentre la tierra y se trabaje
sistemáticamente en la promoción del desarrollo, será imposible avanzar.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—¿Qué está pasando ahora, bajo el gobierno de
Juan Manuel Santos?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—La actual coyuntura no dista de lo que hemos padecido
por décadas, con dos diferencias fundamentales: la primera, que en esta etapa la
violencia ha cedido considerablemente y, la segunda, que el presidente Santos ha
decidido trazar unas políticas de Estado que abordan directamente las causas del
conflicto.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>—Se ha denunciado que hay entre 8 mil y 11 mil
colombianos menores de edad en las filas de los distintos grupos armados. ¿Cómo
reacciona la sociedad civil frente a esto? ¿Qué hace el gobierno al
respecto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Esas cifras son falsas, producto de una consideración
especulativa sin fundamento metodológico alguno. En el segundo informe sobre
este tema, "Como corderos entre lobos: del uso y reclutamiento de niños, niñas y
adolescentes para los propósitos del conflicto armado y en conspiración
criminal", hemos llegado a la conclusión, luego de analizar un vasto universo de
información disponible, que el 52 por ciento de los combatientes de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (farc), el 54 por ciento de los ex
combatientes del Ejército de Liberación Nacional (eln), aproximadamente 36 por
ciento de los combatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (auc,
paramilitares de extrema derecha) y 54 por ciento de los combatientes de las
bandas criminales de narcotraficantes ingresaron a estos grupos siendo niños. La
proporción hoy es mayor a la registrada hace cuatro años en el primer informe.
El gobierno no ha tomado las medidas necesarias para controlar este gravísimo
crimen contra toda nuestra sociedad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—Usted ha señalado que el perdón y el olvido
siempre llevan a brotes de violencia más graves. Hace hincapié además en la
necesidad de diálogo y búsqueda de alternativas audaces para consolidar la paz.
¿Cuáles podrían ser algunas de esas alternativas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Colombia ha producido, en el último siglo, más de 90
actos de amnistía (de facto y de jure) y perdones generales e individuales que,
evidentemente, no han contribuido a la paz. La clave de la paz está en la
desmovilización de los combatientes, la atención a todas las víctimas y el
desarrollo de una política de Estado en materia de justicia que nos obligue a
hacer un diagnóstico realista de lo que pasó, por qué pasó, quiénes son los
responsables y los beneficiarios de esa violencia y cómo garantizar que la
situación no se repita. Yo empezaría por la instauración de una comisión de la
verdad y de un tribunal especial. En manos de la justicia está la respuesta.
Mientras no llevemos a la justicia a los grandes responsables, los grandes
beneficiarios de esta guerra, no encontraremos la paz.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La nuestra es aún una nación fragmentada,
desinstitucionalizada y en la que media una cultura violenta. La solución no la
traerán las armas, sino las respuestas a esas causas originales del conflicto,
que imposibilitan la consolidación del Estado en todo el territorio nacional.
</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Máster en derechos humanos, derecho internacional
humanitario y democratización, y doctora en justicia transicional. Ha sido
decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas y Relaciones
Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, es consultora de
organizaciones internacionales en temas de paz y justicia, así como una figura
muy activa en el campo de los asuntos humanitarios, los procesos de negociación
y reconciliación. Es autora de varias publicaciones sobre el conflicto
colombiano y la búsqueda de una salida al mismo.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Mujeres</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>"Las mujeres colombianas somos corresponsables de esta
tragedia, hemos aceptado este horror en silencio, nos quedamos calladas, nos
rendimos sin pelear. Hay que enfrentar el mal, llamarlo por su nombre, llevarlo
ante la justicia. En Colombia abundan los recursos para hacerlo, lo que
necesitamos es coraje, valor para defender nuestras convicciones más
fundamentales. No podemos guardar más silencio ni marginarnos del hallazgo de
las soluciones. Desde las regiones, desde las ciudades, desde las instituciones
y como ciudadanas, tenemos que exigir cuentas, demandar justicia, respuestas y
soluciones realistas. No hay otro camino. O lo enfrentamos, o fracasaremos, ya
no sólo como nación, sino como humanidad." </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Cuarenta años</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El conflicto armado interno en Colombia lleva más de 40
años enfrentando a fuerzas de seguridad y paramilitares con grupos guerrilleros.
Se ha caracterizado por extraordinarios niveles de abuso contra los derechos
humanos y violaciones del derecho internacional humanitario, y ha afectado
principalmente a la población civil. Decenas de miles de civiles han perdido la
vida, y miles han sido víctima de desaparición forzada a manos de las fuerzas de
seguridad o de los paramilitares, o han sido secuestrados por grupos
guerrilleros. Entre tres y cuatro millones de personas han sido desplazadas
internamente, la mayoría a consecuencia del conflicto. <BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Fuente: Amnistía Internacional.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>