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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>31 de marzo 2012<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>España</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Punto y aparte
tras el éxito<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Manuel
Garí</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><BR>La primera Huelga General contra las medidas de
ajuste del gobierno del Partido Popular, a 100 días de su constitución y el día
de antes de la presentación de los Presupuestos Generales del Estado de 2012 que
contienen recortes del gasto sin precedentes en la Unión Europea, ha sido un
éxito.<BR><BR>En primer lugar porque alumbra y posibilita un cambio de rumbo en
el movimiento social. La huelga de más de 10 millones de trabajadores y
trabajadoras y las manifestaciones en más de 100 ciudades del estado español,
que han reunido más de un millón y medio de personas, supone una inflexión en la
tendencia depresiva del movimiento obrero. Durante los últimos años la clase
obrera no lograba poner en pie medidas de resistencia frente a los avances
neoliberales iniciados con Zapatero y consagrados por Rajoy. Ayer se puso en pie
y dijo basta.<BR><BR>En segundo lugar porque las gentes de abajo han vivido la
jornada de lucha como un éxito. Esta percepción es un dato político de primer
orden. Y actúa con independencia de los mensajes descalificadores de la huelga y
de las mentiras sobre su seguimiento lanzados desde el gobierno y los medios de
comunicación de la derecha. Este factor subjetivo, la sensación de fuerza, es de
gran importancia para el futuro del movimiento. Decenas de miles de activistas
sociales y sindicales han vivido el día 29 de marzo como la fecha en la que de
nuevo se compartía unidad en el piquete, en la calle y en el ánimo. Unidad para
luchar.<BR><BR>El tercer indicador de éxito ha sido el despertar y la activa
participación de millares de estudiantes en las protestas. Jóvenes que han
venido a sumarse a los “veteranos” activistas del 15 M, la generación de las y
los parados y precarios de entre 25 y 35 años, que, por su parte y con
diferentes formas de acción y de relación con el movimiento obrero y, en
concreto, con las centrales sindicales mayoritarias, han supuesto un elemento de
revitalización de los piquetes informativos.<BR><BR>En cuarto y último lugar
porque el propio gobierno y la organización patronal CEOE han reconocido -pese a
sus desmentidos de la evidencia y sus negaciones de la realidad- el éxito que no
esperaban de la convocatoria de lucha. Resultan elocuentes las palabras del
patrón de los patronos, Rosell, cuando anoche repetía sin cesar “hay que pasar
página, hay que olvidar la huelga general”. Y no deja de ser esperpéntico e
incluso chistoso si no fuera porque se hace con dinero público, el que la
periodista de cabecera de los informativos de Telemadrid –que durante 24 horas
no pudo emitir y solo presentaba una especie de carta de ajuste con foto fija
del edificio de la emisora- comenzara en la madrugada del día 30 su reportaje
antihuelga diciendo textualmente: “La huelga ha sido un fracaso, la normalidad
ha reinado en las empresas”. Esta vez la batalla post huelga por descalificarla,
la perdió la derecha de antemano. Somos demasiados los testigos directos de lo
ocurrido.<BR><BR><STRONG>Cambio de marcha<BR></STRONG><BR>La reforma laboral
nació fuerte en las urnas de las pasadas elecciones legislativas que dieron la
mayoría absoluta al PP, se debilitó en las recientes elecciones autonómicas
andaluzas y asturianas y se deslegitimó ayer día 29 a los ojos de la mayoría
social en las empresas y en las calles de todo el país.<BR><BR>De nada han
servido las amenazas de centenares de empresarios que han chantajeado a sus
empleados con la amenaza del despido si secundaban la huelga. Más del 70% de las
y los asalariados han parado. De los que no han podido hacerlo atenazados por el
miedo y la precariedad, una gran mayoría han mostrado su apoyo a la huelga. Y,
por primera vez en muchos años, se han sumado al movimiento importantes
contingentes de los 5 millones de desempleados y desempleadas que no pueden
ejercer la huelga porque ni siquiera tienen puesto de trabajo y que han hecho
causa común en las calles con quienes todavía tienen empleo. <BR><BR>De nada han
valido los trucos patronales y de la administración sobre los servicios mínimos,
en muchos casos decretados y abusivos y en los que se han confeccionado las
listas con el objetivo de colocar obligatoriamente en los mismos a conocidos
activistas sindicales. La huelga paralizó la normalidad en el transporte, en
gran parte de la enseñanza y en muchos centros de salud. Como tampoco el gran
despliegue policial que ha sembrado las calles de maderos de azul, lecheras
ululantes y matones de paisano en un intento vano de atemorizar mediante el
arbitrario corte de calles y polígonos y el acoso a viandantes, particularmente
jóvenes.<BR><BR>Hemos vivido un episodio de lucha de clases en estado puro. Cada
“actor” social se ha situado en la confrontación siguiendo un guión ya conocido.
Los partidarios de la desregulación financiera, económica y laboral firmes
defensores de la no intervención pública y de la autorregulación empresarial, de
pronto se han convertido en aguerridos defensores de la necesidad de regular la
huelga y la libertad de información sindical, así como de la contundente
intervención de las fuerzas de orden público. Eso son los liberales de hoy. Eso
son los dictados de los mercados.<BR><BR>No ha sido una huelga general ciudadana
como lo fue el 14 D de 2008. Los 3 millones de pequeños empresarios y
trabajadores autónomos no la han secundado. Ha sido más una huelga de la
industria que de los servicios. Ha sido más contundente en la cornisa cantábrica
que en otros lugares. Todo ello es cierto, pero a diferencia de la huelga de
2010 contra el gobierno de Zapatero, esta ha contado con el aliento mayoritario
del pueblo trabajador, sus aspiraciones han aparecido cargadas de razón y
legitimidad a los ojos de la mayoría social. Y ha atravesado a todos los
sectores económicos y en todos los territorios de norte a sur.<BR><BR>Fue un
acierto de las centrales sindicales mayoritarias que convocaran la huelga en
todo el país coincidiendo con la convocatoria unilateral anticipada de los
sindicatos CIGA en Galicia, LAB y ELA en Euskadi, el día 29, el día de antes del
nuevo golpe parlamentario al gasto social que se perpetra en los presupuestos.
Ello permitió que la rotundidad de la huelga en las nacionalidades fuera de una
contundencia aún mayor.<BR><BR><STRONG>El futuro inmediato<BR></STRONG><BR>Ahora
se abren nuevas incógnitas y retos para el movimiento social. La primera
cuestión a resolver es qué demandamos al gobierno. Hay dos posibilidades: la
retirada incondicional y completa del anteproyecto o bien persistir en la
equivocada y estéril línea de “reformar la reforma” mediante la inclusión de
algunos aspectos del non nato AENC (Acuerdo por el Empleo y la Negociación
Colectiva) II que ya han olvidado hasta quienes recientemente lo firmaron y que
es un gran desconocido para los centenares de miles de activistas que ayer
ganaron la batalla de las plazas.<BR><BR>La segunda cuestión es cómo continuar
la lucha. El gobierno de Rajoy- Merckel- Sarkozy no va a ceder. Habrá que
doblegarlo. Lo de ayer es un primer paso, pero la movilización debe ser
continuada hasta convertirla en una presión insoportable para el PP y la CEOE.
Ello implica una cargada agenda de cuestiones a resolver: formas de lucha
sectorial y regional, construcción de nuevas formas de organización
participativa para las y los trabajadores en el seno de los grandes sindicatos y
en las propias empresas, alianzas entre el movimiento obrero y las
organizaciones sociales, cambio de orientación política y alternativas
económicas de las direcciones sindicales, establecimiento de puentes entre la
cultura 15-M (y en general del mundo alternativo) y la cultura del grueso del
movimiento obrero, desectarización de todas las partes, identificación y
reconocimiento de los diferentes sectores que configuran el propio movimiento
sindical. Nos jugamos demasiado como para seguir ignorando que todos y todas
somos necesarios. Imprescindibles.
<HR>
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