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<BODY background="" bgColor=#ffffff><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>4 de abril 2012<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina<BR><BR>Un balance de los
Economistas de Izquierda (EDI)*<BR><BR>Afloran los límites del
modelo<BR></FONT></STRONG><BR><BR></FONT><FONT size=2 face=Arial>Transcurrida
una década del reemplazo de la convertibilidad se generalizan los interrogantes
sobre el rumbo de la economía. Las etapas de expansión sin obstáculos
(2003-2008) y desajustes controlados (2009-2011) han quedado atrás y ganan
visibilidad las grietas del modelo. Hidrocarburos, minería y ferrocarriles son
áreas críticas, la sojización se afianza, la recuperación del empleo productivo
pierde dinamismo y son numerosas las obstrucciones que enfrenta la
reindustrialización.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>La creciente extranjerización y concentración de la
economía, el fracaso del intento de recreación de un sujeto burgués nacional, el
dominio de las formadoras de precios, son rasgos cada vez más acentuados,
mientras que la disputa por el excedente y la fuga de capitales, alimentan el
proceso inflacionario y la perdida de competitividad deteriora las exportaciones
industriales y amenaza el nivel de empleo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay sin duda problemas de coyuntura. Cualquiera sea la
evaluación del impacto que pueda depararnos la crisis capitalista mundial, ya
nadie habla del “blindaje argentino”. El balance de divisas ve reducir su
superávit y la situación fiscal se deteriora. Sin incrementar los recursos de la
Tesorería habrá dificultades para repetir la receta del 2009 y sortear la caída
de la actividad que se avecina, con gasto público o expansión del consumo.
<BR></DIV>
<DIV align=justify>¿Se agotó el modelo económico actual? ¿Hay margen para el
desarrollo en un esquema que preserva el extractivismo? ¿Alcanzaron un techo las
mejoras sociales y las importantes conquistas populares de los últimos años? En
lo que sigue planteamos un balance poniendo énfasis en los problemas más
acuciantes que enfrenta la economía argentina.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>PARTE 1: LOS DESEQUILIBRIOS
ESTRUCTURALES</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La depredación de los
hidrocarburos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La situación energética del país no está colapsada, pero
ha llegado a un límite que marca un estado de crisis aguda. Este se expresa en
la debilidad de la producción hidrocarburífera; en la insuficiencia tanto de la
capacidad de refinación instalada como de las redes de transmisión y
distribución de los fluidos. También en lo embrionario de las energías
alternativas. Pero en un país cuya matriz energética es fuertemente dependiente
de los hidrocarburos (90%), sobre todo del gas, es allí donde se concentra el
núcleo duro de la crisis latente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Argentina es un país que tiene petróleo, lo sabemos desde
hace ya más de 100 años, pero no puede decirse sea un país petrolero, puesto que
el nivel de sus reservas comprobadas no permite esa caracterización. Sin embargo
a fines de los ochenta logró el autoabastecimiento y pocos años después se
transformó en un país exportador. En rigor se exportaban reservas (se calcula se
exportaron algo así como el 50% de las comprobadas en petróleo y el 15% de las
de gas) y el resultado ha sido inequívoco: pérdida del auto-abastecimiento y
conversión de Argentina en importador neto de gas natural, fuel y gas oil.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así la balanza energética ya no exhibe excedentes de 2041
millones de dólares como en el 2010, en 2011 el balance fue negativo en 2931
millones (fuente INDEC). Lo que se preanuncia son fuertes desbalances
crecientes. Las importaciones de gas boliviano se duplicaron y los subsidios del
Estado al sector energético aumentaron en forma exponencial. El problema no se
limita a amenazas de cortes en verano o falta de gas en invierno. Ha emergido un
gran obstáculo para toda la economía, derivado de la escasez estructural de
combustible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así las reservas bajaron de 20 años, en los ’90, a 10 en
2009 y de 17,2 años, en el 2000, a 7,8 años, en 2009, respectivamente. Este
desmoronamiento fue un resultado directo de la ausencia de exploraciones. En la
década de los ‘80 se incorporaron 1026 pozos, en el decenio posterior 989 y en
el siguiente 484. </DIV>
<DIV align=justify><BR>REPSOL es el principal responsable de este desplome. Se
apoderó de YPF cuando el barril que actualmente ronda los 100 dólares sólo
costaba 20 y dedicó su gestión a vaciar los pozos ya descubiertos. Giró
sistemáticamente utilidades al exterior e invirtió en otras regiones (EEUU,
Brasil, México, Caribe, África). Argentina figuró siempre como la principal
fuente de ingresos de la compañía y la renta del subsuelo nacional fue destinada
a abrir negocios en otras latitudes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En sus propios balances se informa que esos lucros
surgieron del vaciamiento de los pozos ya existentes. Esa extracción aseguró un
altísimo nivel de rentabilidad. Sólo en el período 2008-2010 la empresa obtuvo
beneficios netos por 13.380 millones de pesos y distribuyó el 90 % de esas
ganancias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un fraude complementario fue perpetrado por los
capitalistas argentinos aliados del gobierno (familia Eskenazi). Ingresaron a la
compañía adquiriendo el 25 % de las acciones, con fondos surgidos de la
distribución de las utilidades. No pusieron un solo peso y financiaron su compra
con créditos solventados en el vaciamiento de la empresa1.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno participó directamente de esta operación.
Destrabó obstáculos legales y sancionó ajustes de precios en los surtidores.
Supuso que esta “argentinización” permitiría recuperar el control sobre un
sector devastado por las privatizaciones. Pero el remedio fue peor que la
enfermedad, puesto que los empresarios nacionales acentuaron el parasitismo de
los ibéricos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En los últimos meses este desastre comenzó a repercutir
sobre la economía y obligó al gobierno a presionar por un incremento del
abastecimiento. El oficialismo se enojó con sus viejos socios, quitó subsidios a
las empresas (programas petróleo, refino y gas plus), denunció sobreprecios en
el gasoil, cuestionó prácticas monopólicas (vender más caro a los transportistas
que en los surtidores) y obligó a liquidar las divisas de exportación. Además,
votó en el directorio de YPF contra el reparto de dividendos, amenazó con
introducir fuertes regulaciones y desplegó una retórica muy beligerante (“no
podemos volver a la época del Virreinato”). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Están por verse los resultados de esta confrontación. Las
empresas siempre recurrieron al desabastecimiento para lograr mayores precios,
creando reyertas con todos los gobiernos. El problema actual tiene otro alcance,
puesto que se agotaron los pozos existentes. Se requieren inversiones de gran
porte para buscar nuevos yacimientos o para explotar afluentes de elevado costo
de extracción. La nueva cuenca de Neuquén podría aumentar significativamente las
reservas comprobadas. Pero contiene combustible no convencional, cuya extracción
entraña enormes riesgos ambientales y exige gastos dos o tres veces superiores
al promedio actual.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo ocurrido con ENARSA demuestra la total inconsistencia
de iniciativas oficiales sin recursos ni financiación. Esa empresa está
constituida por un grupo de oficinas sin actividad real. Es titular de áreas off
shore, pero no realizó operaciones significativas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>REPSOL no parece orientada a modificar sus políticas
empresariales por las presiones del gobierno. Tampoco se muestra dispuesta a
contraer deuda para subsanar el incumplimiento de sus viejos compromisos. Ni
siquiera concretaría inversiones significativas si se alinean los precios
locales del combustible con los niveles internacionales2</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos funcionarios gubernamentales comienzan a buscar
asociaciones privilegiadas con otras empresas (como Pan American), otros grupos
(Bridas) y otros financistas (chinos). Pero un cambio de favoritismo no
resolvería el problema de las inversiones faltantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La necesidad de la anulación de las concesiones y de la
nacionalización surgen del simple incumplimiento de contratos, que estipulan la
obligación de realizar las inversiones, que al no realizarse han llevado al
vaciamiento de los recursos y a la emergencia energética actual. No sólo el país
tiene argumentos jurídicos de sobra para adoptar esta decisión, sino que también
puede litigar en tribunales internacionales por el fraude que ha cometido
REPSOL. Obviamente esta controversia no podría procesarse en el ámbito del
CIADI, que ya tiene preparados dictámenes a favor de las transnacionales antes
del comienzo de cualquier juicio3.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La re-nacionalización de YPF es una alternativa
considerada por todos los actores del sector. Incluso ha trascendido que los
principales artífices de la privatización menemista habrían propuesto alguna
modalidad de estatización que favorezca a REPSOL. Los Economistas de Izquierda
sostenemos que hay que prestar mucha atención a la eventualidad de otra estafa,
a través de alguna recompra de la compañía con fondos públicos, que terminaría
siendo funcional a otros negocios privados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos proyectos en danza señalan la desventaja padecida
por haber perdido la compañía estatal que mantuvieron Brasil, Uruguay o México.
También se remarca el giro estatista que prevalece a escala internacional, desde
el momento que 16 de las 20 mayores empresas del mundo pertenecen al sector
público4. Asimismo es posible concebir distintos modelos de gestión futura,
otorgando suma relevancia a una asociación petrolera sudamericana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pensamos que es necesario estar atentos a los movimientos
del gobierno y a las acciones que tome, que por el momento no parecen demasiado
definidas, pero para nosotros resulta indispensable precisar si la
renacionalización incluirá o no indemnizaciones. En el primer caso se aceptaría
la estafa realizada y el país quedaría sin fondos para realizar las inversiones
postergadas para explotar y extraer lo recursos. No basta acuñar una nueva
denominación (YPF Federal) o hacer ondear la bandera de la recuperación
energética. Hay que detallar cómo se instrumentará ese objetivo. La compra de la
empresa (al contado, en cuotas o con deuda), abonando parcial o totalmente su
precio bursátil (11.000 millones de dólares según la actual cotización
accionaria en New York (Clarín 14.3.12), introduciría un quebranto de las
finanzas públicas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para quiénes integramos EDI la única respuesta progresiva
y transformadora a esta situación es la anulación inmediata de las concesiones,
la re-nacionalización sin indemnización de YPF y la devolución constitucional de
la propiedad del subsuelo que la Nación, Pacto de Olivos mediante, delegó a las
provincias con la Reforma Constitucional del ‘94. Esta reforma fue perfeccionada
por la llamada Ley Corta de fines del 2006, iniciativa del gobierno de entonces
que el Congreso Nacional sancionó junto con exenciones impositivas inéditas a la
actividad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La transferencia del dominio que el Estado nacional
históricamente tenía sobre los yacimientos y los permisos de exploración y
concesiones a los estados provinciales, otorgó a los gobernadores la capacidad
de negociar con las compañías abriendo así todo tipo de connivencias a espaldas
del país. Para nosotros el destino de los hidrocarburos debe estar en manos del
conjunto de la población y la gestión de este sector estratégico debe
desenvolverse con transparencia y plena información pública.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Claro que la re-nacionalización y la recuperación para el
Estado nacional de la propiedad del subsuelo debieran ser acompañada de un
replanteo de todo el sistema fiscal, caso contrario se corre el riesgo de
desfinanciar a las provincias, particularmente en sus programas de educación y
salud.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Consideramos estas medidas como indispensables para
reconstruir el abastecimiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte remarcamos la estrecha vinculación entre
la crisis energética y los actuales problemas de Cuenta Corriente. El problema
energético obliga a gastar en combustibles los dólares que se necesitan para
importar insumos y bienes de capital. Para nosotros es una contradicción que
está inscripta al interior del propio modelo neodesarrollista y que expone una
vez más las dificultades estructurales del sector externo. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El colapso ferroviario</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La decadencia del sistema ferroviario viene de larga
data, puede situarse un punto de inflexión en el inicio de la década del ’60 con
el Plan Larkin, primer intento de redimensionar la empresa a favor del
transporte carretero, luego se suceden años de marchas y contramarchas, de
sucesión de políticas contradictorias que acentuaron su deterioro. La
destrucción lenta pero continuada en el tiempo fue funcional a los intereses del
transporte carretero, especialmente a las multinacionales de la industria
automotriz. Esta opción llevó a la dilapidación de recursos escasos y muestra la
irracionalidad capitalista y sus dramáticas consecuencias sobre la pérdida de
vidas humanas, la polución y la degradación ambiental.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero en esta historia de décadas puede recortarse un
período claramente diferenciado, el que se inicia a mediados de los’90 con las
privatizaciones y que llega hasta nuestros días. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En poco menos de tres años bajo la figura de la
concesión, la empresa estatal –monopólica y con déficit de servicios- se
transformó en numerosas empresas de derecho privado. De 39.000 km en operación
quedaron 22.000, de los que solo se explotan unos 7.500. De 95.000 trabajadores
ferroviarios quedan en actividad unos 14.000. Pero hoy se transportan más
pasajeros/km. y más toneladas/km que en aquellos años. La productividad y el
beneficio empresario han crecido exponencialmente y ha sido la renegociación de
los contratos a principios de la administración kirchnerista la que ha
perpetuado estas condiciones.<BR>Los servicios rentables – los de carga-
quedaron concesionados a grupos económicos que solo incorporan mejoras
tecnológicas y operativas hasta donde les resulta funcional a sus propios
intereses. Los de pasajeros de mediana y larga distancia son casi inexistentes,
los que tibiamente se repusieron lo hacen en pésimas condiciones de confort y
seguridad. Pero son los servicios suburbanos de pasajeros los que están en el
límite de sus posibilidades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante el carácter prebendario de la privatización,
la gestión privada de las empresas no ha cumplido con los pliegos licitatorios.
No han invertido, no pagan los cánones establecidos ni los inventarios que se
les transfirieron a precio vil y el Estado asigna año a año mayores partidas
presupuestarias para subsidiarlas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El colapso de las líneas San Martín, Roca y Belgrano Sur,
así como los accidentes que se sucedían en la línea Sarmiento anticipaban lo que
podía suceder. A pesar de esto el gobierno nacional al tener que hacerse cargo
de las líneas colapsadas no encontró mejor solución que darlas en gerenciamiento
a los mismos grupos empresarios que se beneficiaron de la privatización
ferroviaria y que continúan explotando otros servicios. Una suerte de asociación
ilícita (Cirigliano, Roggio, Techint), con la activa participación de la mafia
sindical que perpetró el asesinato de Mariano Ferreira. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No hubo inocencia en esta selección. Los Cirigliano
recolectaron aportes para las campañas electorales del oficialismo, se hicieron
cargo del manejo de empresas fantasmas por petición gubernamental (Safe, Fly) y
pusieron su flota privada de jets para el transporte de funcionarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La reciente tragedia de Once demostró que lo que se
anticipaba no era en vano. La muerte de 51pasajeros estuvo precedida por
centenares de fallecidos en las líneas que gestionan los responsables del
crimen. Ya es sabido que los frenos y los para-golpes no funcionan y que los
vagones o vías están completamente obsoletos. Las formaciones circulan bajo
amenaza de sanción a los trabajadores que denuncien los riesgos operativos.
Todas las compañías incumplen normas de seguridad para abaratar costos y
aumentar los ingresos con el número de pasajeros transportados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el caso Cirigliano es particularmente escandaloso.
Utilizó los subsidios para solventar un emporio de colectivos, carrocerías,
inmuebles y aseguradoras, dentro y fuera del país. En pocos años convirtió su
pequeño emprendimiento en un poderoso grupo, destruyendo los ferrocarriles que
compiten con sus intereses en el transporte automotor. Realizó incluso maniobras
financieras (depósitos en dólares, compra de títulos) con el dinero público que
debía utilizar para la gestión ferroviaria. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos desfalcos contaron con la complicidad directa de
los funcionarios. Nadie puede alegar desconocimiento. Inspectores, trabajadores,
delegados y agrupacio nes opositoras se cansaron de presentar denuncias , así
como la Asociación del Personal de Dirección (APDFA) que describieron
reiteradamente la violación de las normas de seguridad. Jaime cajoneó estas
advertencias y Schiavi mantuvo el ocultamiento. Frente a estos antecedentes es
inadmisible la presentación del Estado como querellante ante jueces dóciles al
poder. No hay que olvidar el armado de causas judiciales por parte de Aníbal
Fernández contra los delegados combativos, que anticiparon lo que finalmente
sucedió. Para encubrir los desfalcos de las empresas culpaba a los trabajadores
de “sabotaje”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos opositores de la derecha y partidos tradicionales
que desempolvan estas denuncias suelen silenciar su propia participación en el
desguace que inició el menemismo en los ‘90, continúo la Alianza y perfeccionó
la administración provisional de Duhalde, con un decreto que exoneró a las
compañías por el incumplimiento de las inversiones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La conmoción social creada por la tragedia de Once y la
reacción de los afectados abre una oportunidad de revertir el desastre
ferroviario. En la historia argentina reciente esa movilización de los
familiares ha sido determinante para imponer justicia, especialmente cuando el
gobierno culpa a las víctimas, atribuye el desastre a la irresponsabilidad de
pasajeros colgados, que se agolpan en las salidas o llenan los vagones en los
días laborales. Además, designa a un ex menemista para gestionar la intervención
de TBA y despide con elogios a Schiavi. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Impedir la impunidad es un punto de partida para
reconstruir el ferrocarril. En lugar de otro parche en los contratos vigentes se
necesita un cambio de raíz, que erradique por completo el modelo de
privatización que el gobierno quiere conservar y la derecha pretende reforzar
con demagogia y aumentos de tarifas5.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los objetivos explícitos de la privatización proponían la
eliminación del déficit y la modernización de los servicios por medio de
inversiones privadas, luego de casi dos décadas de privatización los resultados
muestran su inocultable fracaso con el agravante que se ha perdido el carácter
público de estos servicios y el interés social general implícito en ellos no es
tenidos en cuenta. La lógica del capital, como era de prever prioriza la
ganancia por sobre todas las cosas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A la luz de esta comprobación la propuesta alternativa de
re-estatizar el ferrocarril bajo control de profesionales, trabajadores y
usuarios suscita crecientes adhesiones. Esta administración permitiría eliminar
el despilfarro y la corrupción. Actualmente se ha duplicado el gasto en
subvenciones para manejar sólo el 15% de los servicios ferroviarios
tradicionales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para los Economistas de Izquierda la re-estatización sin
fondos perpetuará los problemas. Es necesario definir como se financiarán las
inversiones que necesita el sistema. El patrimonio de Cirigliano y de todos los
grupos que se enriquecieron demoliendo el ferrocarril debería aportar a esta
reconversión. Lo que robaron debe ser devuelto en obras. Pero la principal
fuente de recursos se encuentra en las seis líneas de alta rentabilidad que
transportan mercancías. El transporte de carga debe financiar al de pasajeros,
mediante la estatización de esos corredores privados. Para nosotros sólo
aplicando este criterio comenzaría a erradicarse el manejo de un estado bobo,
que gestiona actividades a perdida para asegurarle a los privados los segmentos
de gran lucro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sostenemos que otra fuente de financiación debería
provenir de medidas impositivas tendientes a asignar a cada modo de transporte
terrestre su rol en el marco de un Plan Nacional de Transporte (reivindicación
histórica de los gremios ferroviarios) que articule y complemente, en función de
sus costos de operación, las distancias y el beneficio público, los distintos
modos alternativos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Resistencias a la megaminería</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Un tercer campo de tensiones ha salido a flote en las
movilizaciones contra la mega-minería. Este rechazo se verifica en varias
provincias, despierta simpatía popular y suscita el acompañamiento de muchos
intelectuales y artistas. La conciencia ambiental que irrumpió en los cortes
contra las pasteras de Gualeguaychú, ha resurgido. Argentina comienza así a
alinearse con las batallas ambientalistas que se desarrollan en Latinoamérica.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>La demolición del ambiente que produce la mega-minería es
aterradora. El viejo socavón para buscar metales en el subsuelo ha sido
reemplazado por dinamita a cielo abierto. La contaminación del agua potable se
generaliza con el uso de cianuro, ácido sulfúrico, mercurio u otras sustancias
para procesar para procesar el mineral. El encarecimiento de los precios
internacionales incentiva este sistema de explotación que habría consumado ya
una reducción del 30% del agua generado en los glaciares6. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como el agua no alcanza para compatibilizar la minería
con la agricultura, el gobernador de La Rioja optó por la demolición del
subsuelo a costa de los alimentos. Frente a semejante elección, la demanda
“Famatina no se toca” constituye una genuina exhortación a la vida. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El pretexto oficial para sostener el negocio minero
(“desarrolla el interior”) debe ser impugnado. Basta observar el saqueo
consumado durante los últimos doce años en Catamarca por la empresa Bajo La
Alumbrera. En un sólo ejercicio la compañía facturó más que en toda su inversión
inicial. Pagó impuestos irrisorios, multiplicó por diez sus ganancias y forjó
una “economía de enclave” para extraer un concentrado de la roca, que deshidrata
en Tucumán y exporta desde Santa Fe7. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El modelo vigente en este sector representa una modalidad
extrema del neoliberalismo. Las compañías están exentas del pago del impuesto al
cheque y a los combustibles, gozan de estabilidad fiscal por 30 años, adquieren
importaciones sin aranceles y pagan ínfimas regalías (2,5 a 4%)8.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos voceros de las empresas afirman que la actividad
generó 250.000 empleos, cuando las cifras oficiales sólo indican 23.374
trabajadores. En Bajo La Alumbrera se crearon por ejemplo sólo 480 puestos de
trabajo y el gasto en sueldos representa el 2,5% del monto exportado. La
adquisición de insumos locales ha sido también insignificante y no se erigió en
la región una sola escuela o centro de salud.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El emprendimiento de la Barrick es más escandaloso.
Utilizando el tratado firmado con Chile en 1997 forjó en Pascua Lama un país
virtual a ambos lados de la Cordillera. La empresa opera con un acuerdo
tributario secreto y abona los sueldos de los gendarmes en un territorio sin
aduanas. La empresa se dispone a depredar durante un cuarto de siglo un dique de
agua de 340 hectáreas y 400 metros de profundidad. ¿Los discursos sobre Malvinas
no deberían ser acompañados por la recuperación de la soberanía sobre ese
territorio? Las Malvinas son argentinas, pero la región cordillerana también
forma parte de nuestro territorio9.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El negocio de las compañías extranjeras se asienta en un
sistema de complicidades entre universidades (Tucumán), sindicatos y elites
provinciales. El centro de esta red se ubica en el entorno presidencial
(Mercado, Mayoral) y sus agentes incluyen por igual a gobernadores K y anti-K.
Algunos son voceros directos de las mineras (Gioja) y otros olvidaron la
demagogia contra las empresas al asumir la gestión provincial (Beder Herrera).
Este sometimiento a las compañías se ha consumado, además, al frente de
administraciones de distinto signo político (Corpacci).</DIV>
<DIV align=justify><BR>El legado menemista en esta actividad es evidente, pero
fue Néstor Kirchner quién permitió a las compañías liquidar divisas en el
exterior (2004) e incentivó la ampliación de los proyectos que aumentaron un 90%
entre 2003 y 2009. La publicitada foto con los hombres de Barrikc Gold no fue
ajena al veto que dispuso Cristina Fernandez de Kirchner de la ley de protección
a los Glaciares. El amparo presidencial a los gobernadores tiene precedentes en
la empresa estatal de Santa Cruz, que comparte ganancias con las mineras del
lugar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la actitud más patética en los debates sobre minería
se verificó entre los intelectuales progresistas que justificaron la represión,
la acción de las patotas y la aplicación de la ley anti-terrorista contra los
manifestantes. Algunos repiten el relato infantil de las empresas (“la minería
contribuye al desarrollo regional”) y otros sueñan con subsanar las “anomalías”
actuales con la participación de los estados provinciales en nuevas compañías
mixtas. En los hechos esa oficialización del negocio sólo convalidaría el saqueo
en curso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos pensadores han cruzado todos los límites, al
recurrir a una denigración cínica del ambientalismo. Justifican la mega-minería
argumentando que todas las actividades productivas contaminan y cuestionan la
autoridad de “los narcisistas porteños” para opinar sobre un emprendimiento del
Noroeste10.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este curioso federalismo supone que algunos argentinos
pueden opinar y otros no sobre acontecimientos que involucran a todo el país. Si
uno vive en Buenos Aires no puede hablar mal de la mega-minería de San Juan,
pero está habilitado a emitir elogios del modelo depredador que rige en Chile o
Perú. Como “todos contaminan”, parecería que el reciclado individual de un
plástico, tiene la misma envergadura que la aniquilación de las reservas de agua
potable. Como “el ecologismo es berreta” tampoco hay que prestar atención a los
ejemplos internacionales de prohibición de la minería a cielo abierto que
impusieron los pobladores de Montana, Wisconsin o Colorado. O que el parlamento
europeo prohibió en todo su territorio este tipo de explotación y conminó al
Consejo de Ministros ha hacer efectiva esta disposición.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otros intelectuales oficialistas consideran que llegó el
momento de “abrir el debate” sobre minería. Pero este descubrimiento olvida que
hace muchos años se discute el tema en el interior. Con grandes campañas de
denuncia lograron nueve leyes provinciales restringiendo la mega-minería, un
plebiscito de rechazó en Esquel (2006) y varios repudios de universidades
(Córdoba, Rio Cuarto) a la fondos de Bajo la Alumbrera. Esta acción se
desarrollo confrontando con todos los intentos de estigmatizar y criminalizar a
los asambleístas y esta resistencia y permitió, además, la sanción de una nueva
ley de protección de los glaciares apoyada por 300 asambleas ambientalistas y
bloqueada por la justicia de varias provincias11.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ninguno de estos movimientos rechaza la actividad minera.
Sólo objetan su variante demoledora. Esta resistencia converge con protestas
similares en otros países sudamericanos, pero con una diferencia esencial:
Argentina no necesita de este tipo de minería para sostener su economía.
Implementa a pura pérdida el modelo extractivista que rige en toda la región,
desde que la innovación tecnológica, la especulación con materias primas y el
crecimiento de China revalorizaron la extracción de metales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El ingreso de divisas que genera ese sector no es vital
para nuestra balanza comercial, tampoco aporta demasiado al PBI. Para EDI
es imprescindible exigir la elaboración local de las materias primas. Argentina
no necesita una minería de exportación, sino procesos de extracción asociados a
la reindustrialización de la economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para nosotros derogar la ley vigente es el punto de
partida para cualquier replanteo de la minería. Hay 12 proyectos en operaciones,
tres en construcción y 340 iniciativas a futuro. El país está a tiempo de
garantizar la protección ambiental prohibiendo el cianuro, la voladura de cerros
y todas las maniobras de las empresas, para poder desarrollar la actividad con
licencia y control social y de acuerdo a los intereses nacionales. Al igual que
en los hidrocarburos este problema involucra a toda la nación y no puede quedar
sujeto a decisiones locales. La contaminación nunca se limita al radio
geográfico original de las explotaciones. Si hay consultas o plebiscitos para
definir cursos de acción deben participar todos los ciudadanos. El derecho a la
vida, al ambiente saludable y a las culturas pre- existentes forman parte de
nuestra noción de desarrollo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El fin del conflicto con el agro</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La fragilidad estructural de la economía argentina radica
en su enorme dependencia del cultivo de la soja que ha expandido su
preeminencia. Ya ocupa el 56% de la tierra cultivable y avanza con deforestación
(un millón de hectáreas entre 2002 y 2006) y agro-tóxicos (300 millones de
litros por año). Este predominio no se extiende sobre áreas vacías. Hay desalojo
de campesinos y pobladores originarios, concentración de la tierra en la región
extra-pampeana y abrupta reducción del número de explotaciones (24% menos desde
1988).</DIV>
<DIV align=justify><BR>La reconciliación en curso entre el gobierno y los
agro-sojeros tiende a dejar atrás un fuerte conflicto. Este reencuentro quedó
sellado durante el lanzamiento del nuevo plan agro-alimentario, que reafirma el
esquema sojero. Se promueve un aumento general de la producción (157 millones de
toneladas en 2020), para consolidar el avance registrado entre el 2002 y el 2010
(de 70 a 100 millones de toneladas) con más superficie sembrada e incrementos de
productividad. Pero el programa sólo habla del volumen proyectado. No dice
cuántos productores sobrevivirán, en un modelo que incrementa la preeminencia de
las grandes compañías y los pools de siembra12.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Mesa de Enlace cajoneó la demanda de bajar las
retenciones para elogiar este plan. Este viraje obedece a la continuidad de un
negocio floreciente. La tonelada de soja que se cotizaba a 160 dólares en 2001
alcanzó en estos días nuevamente los 500; el precio de la tierra subió 120% en
la última década y se registran ganancias sin precedentes por hectárea sembrada.
Quiénes ganan fortunas no están motivados para la protesta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno distendió, además, las relaciones con el
sector satisfaciendo parte de sus pedidos. Se reiniciaron las compensaciones la
actividad láctea y ganadera, se autorizaron aumentos de precios (carne, leche,
pollo, pan) y se asignaron reintegros por adversidades climáticas. Así los
conflictos se desplazaron hacia el interior del sector (tensiones por la
distribución del trigo entre productores, molineros y exportadores)13.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este clima pos-electoral explica la aceptación general de
una ley de tierras que había suscitado divergencias. Los beneficiarios de un
modelo de exclusión, desigualdad y desarraigo coincidieron en proteger su
principal recurso de la competencia foránea. Prefieren asegurar la presencia de
muchos Grobocopatel y pocos Benetton en el agro-negocio. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los sojeros continúan presionando por asegurar su
liderazgo de la economía. Proponen actualizar la inserción internacional de
Argentina como “granero del mundo”, ampliando las actividades alimentarias para
erigir el “país-góndola del siglo XXI”. Demandan prioridad para el sector,
precio pleno de los productos y liberación de mercados14.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Claro que subsisten áreas de fricción con el gobierno
(ley de arriendos, manejo de la ONCCA, subsidios por sequía, tipo de cambio
efectivo), pero ha desaparecido la confrontación del 2008. Los puentes con el
gobierno han quedado reabiertos, desde el momento en que, tomando nota de la
fuerte movilización del agro, se renunció a sostener el financiamiento de las
arcas públicas incrementando el flujo de renta agraria con mayores retenciones.
El oficialismo ha cajoneado también las propuestas de restaurar la Junta
Nacional de Granos para recrear una agricultura diversificada. Sólo insisten en
atenuar el impacto interno de los altos precios de exportación con un programa
de perpetuación del status quo, que genera cuestionamientos dentro del propio
espectro gubernamental15. Mientras tanto continúa el negocio clave de las
grandes exportadoras que controlan el comercio de granos y oleaginosas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los agricultores empobrecidos son las víctimas de un
cultivo transgénico con efectos ambientales impredecibles. Ningún gobernador
protege a campesinos expropiados. Estos sectores rara vez son catalogados como
“pequeños productores”. Esta denominación se utiliza en cambio para describir a
los capitalistas medianos de la Pampa, que manejan significativas inversiones,
como contratistas y/o propietarios de actividades sojeras. Para nosotros es
importante clarificar el uso de ese concepto, frente a tantos proyectos de
segmentación de las retenciones para productores de 600, 1500 o 2500 toneladas.
Estos sectores participan de la actividad más rentable del país y no necesitan
ningún auxilio del Estado. Un cambio en los porcentajes del impuesto debería en
todo caso legislarse al interior del propio sector, sin ningún costo para el
resto de la sociedad. Si baja lo aportado por un productor medio, que aumente la
contribución del más poderoso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para los Economistas de Izquierda un escenario agrario
favorable a las mayorías populares exige discutir otro temario: cómo se
regularán los precios y mercados, de qué forma se reconstituirá una Junta
Nacional de Granos y cómo debería operar en la actualidad un comercio exterior
nacionalizado.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La reindustrialización frenada</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La recomposición del tejido industrial -que el gobierno
presenta como su prioridad estratégica- se ha estancado. Es cierto que el sector
manufacturero creció significativamente en la última década (más del 80%), por
una combinación de los vaivenes cíclicos y políticas estatales activas. La
intención neo-desarrollista de restaurar la gravitación de este segmento no
logra anclaje en la realidad económica. La industria ocupa incluso un lugar
menor que en los años ‘90 y ‘80 </DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco se ha modificado la escasa diversificación del
sector. Tres ramas concentran el 75% de la actividad (automotriz, metalurgia y
minerales no metálicos) y la fuerte recuperación de los puestos de trabajo, no
alcanzaron aún a superar el nivel de empleo predominante en 1997. Las ramas más
dinámicas operan con tecnologías intensivas que exigen poca mano de obra y las
cinco actividades que en los ‘90 reunían el 60% de la producción, hoy concentran
el 67% del total16. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos resultados obedecen en gran medida al elevado grado
de concentración que impera en la industria y también a la ausencia de un plan
estratégico para el sector. El valor bruto de producción de las 200 firmas
líderes trepó del 20% en los ’90 al 28% actual. Ese núcleo de compañías maneja,
además, el 73% de las exportaciones totales (2003-09), en un marco de gran
consolidación de la extranjerización consumada bajo el menemismo. Esta primacía
ha registrado cambios muy leves en la última década. De las 500 principales
empresas que explican el 68% de las utilidades totales, 338 son foráneas17.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>El efecto de esta preeminencia es una fuerte
transferencia de utilidades al exterior bajo el amparo de la actual legislación
de inversiones extranjeras y los casi 50 convenios bilaterales de inversión que
dan total libertad a las multinacionales. Esa remisión determina periódicas
tensiones cambiarias, que el gobierno responde con exhortaciones (ahora también
con controles). Pero no hay ninguna medida de fondo para revertir el nocivo
sistema de protección de inversiones que impuso el Banco Mundial18.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todos los balances empresarios indican elevadas ganancias
de los industriales bajo el modelo actual. Pero estos informes también destacan
que la tasa de reinversión local ha sido efímera. Algunas evaluaciones señalan
que entre las 500 mayores firmas ese porcentual bajó del 24,7% (1993-2001) al
14,7% (2002-2009), mientras el déficit comercial de la industria crecía hasta
generar el agujero actual (20.000 mil millones de dólares en 2010). Las
importaciones se expanden a un ritmo muy superior a las ventas externas, junto a
una decreciente integración de componentes nacionales19.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los viejos problemas de una industria dependiente,
fracturada y deficitaria se han acentuado con la creciente internacionalización
del sector. Estos desequilibrios son muy visibles en la rama automotriz, que ha
reducido la incorporación local de partes (45% en promedio), al cabo de un
prologando desguace de los abastecedores nacionales. Las pautas de inversión en
esta actividad son particularmente irracionales, puesto que se establecen en
función del mercado externo sin considerar, por ejemplo, la prioridad del
transporte público nacional. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos economistas K consideran que estas limitaciones
no desmienten la vigencia de un “modelo productivo con inclusión social20. Pero
evitan registrar que el gobierno se limita a convalidar una lógica capitalista
de pura rentabilidad, que avala la fabricación de autos (en lugar de trenes) o
la construcción de torres en Puerto Madero (en desmedro de viviendas en los
barrios populares).</DIV>
<DIV align=justify><BR>La expectativa neo-desarrollista de “profundizar el
modelo” en una dirección industrialista se está disipando en favor de la
“sintonía fina”. Muchos simpatizantes del modelo reconocen, que para
contrarrestar la presión hacia la especialización agro-exportadora se
requerirían drásticas medidas estatales, que por ahora son solo
potenciales21.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Salarios en dos velocidades</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los economistas del gobierno afirman que el “modelo
devolvió dignidad a los trabajadores, creó millones de puestos de trabajo y
aumentó el salario real”. Esta caracterización atribuye ese resultado
exclusivamente a la política económica. Obvian señalar que es el efecto
combinado de políticas estatales (reimplantación de paritarias) con múltiples
condicionantes (coyuntura internacional favorable, recuperación cíclica de la
ocupación y los ingresos, conquistas de la movilización social). </DIV>
<DIV align=justify><BR>En el sector formal el salario aumentó 285% en promedio
entre diciembre del 2001 y julio 2010. Según el índice de inflación que se tome
para realizar la comparación (INDEC, cálculos provinciales, estimaciones
privadas), ese incremento se ubica por encima o por debajo de la carestía. Entre
los economistas existe cierto consenso en evaluar que ha predominado cierta
paridad entre las dos variables. Pero en el mismo período se registró un aumento
de la productividad muy superior al incremento de los salarios reales y por esta
razón los costos salariales decayeron. El contraste es más significativo si la
evaluación se realiza comparando con los beneficios. Las ganancias de las
empresas se duplicaron en la última década y su patrimonio es 200% mayor que en
el 2003. La “tracción del modelo por los salarios” -que ponderan algunos
simpatizantes del curso actual- es discutible o debe relativizarse ante
semejante expansión de la tasa de ganancia22. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante la última década ha sido significativa la
consolidación de la fractura del mercado laboral iniciada en los ’90, no sólo
entre los trabajadores formales e informales, sino también al interior de la
estructura formal. Siendo que la precarización se extiende por el conjunto.
Mientras que el 20% de los trabajadores mejor remunerados del sector privado
capta el 52% de la masa salarial, el 20% ubicado en la base percibe el 5,2% de
ese total23.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta subdivisión explica la centralidad que han alcanzado
ciertas demandas de la CGT sobre el mínimo no imponible y las asignaciones
familiares, así como el frustrado proyecto sindical de distribuir las elevadas
utilidades entre el personal de cada empresa. Para los Economistas de Izquierda
la constatación de la continuidad de esta fractura obliga a considerar esas
demandas cegetistas, y darle prioridad a la exigencia de salarios mínimos
iguales a la canasta familiar, para comenzar a cerrar la brecha al interior de
los trabajadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la actualidad se computan 11.800.000 asalariados, de
los cuales 7.8 millones registra en el sector formal y 4.0 millones en el
informal. El salario promedio sobre el que se realizan los aportes jubilatorios
llega a los 5,500 pesos, pero el 55% de esos trabajadores percibe hasta 4000,
muy alejado de la canasta familiar estimada entre 5.000 y 6.000 pesos. En el
otro extremo 1.4 millones gana entre $7.000 y 30.000 o más pesos al mes. Los
trabajadores no registrados ganan como mínimo un 30% menos que los registrados.
Esta fragmentación se percibe también al interior de los trabajadores del sector
público, entre los del Estado nacional y los que laboran en los Estados
provinciales y municipales. (Fuente: INDEC y Dirección Nacional de Programación
Económica) </DIV>
<DIV align=justify><BR>Así el modelo ha consolidado la categoría del “trabajador
pobre” (que no cubre la canasta familiar), frente a la figura del “desocupado
pobre” que prevalecía en la crisis del 2001. La reducción de la informalidad, de
44% a 34.2% (2003-11) es significativa, pero se relativiza cuando se la compara
con la tasa de crecimiento de la economía en el mismo período.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En este contexto se verifican situaciones extremas de
explotación no sólo entre trabajadores rurales (jornadas de trabajo de 16 horas
que ahora podrán revertirse con la sanción de la ley que reglamenta los
horarios), carpas en lugar de viviendas, escasa alimentación. Los padecimientos
de los tercerizados o de los costureros que trabajan en los galpones son
igualmente dramáticos. El Gran Buenos Aires vuelve a concentrar una enorme masa
de desposeídos del interior y países vecinos, que sobreviven con trabajos
miserables. El gobierno afirma que atenúa estas desventuras con un gasto social
mayúsculo. Pero este reconocimiento no hace más que confirmar el asistencialismo
que contiene al modelo y contradice su identificación con la inclusión social o
el trabajo genuino. La asignación por hijo representa efectivamente una
innegable conquista popular, que ha otorgado cobertura a millones de
desamparados, sin embargo no alcanza a todos los carenciados y su monto queda
periódicamente erosionado por la inflación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No hay que sobredimensionar el costo real de ese auxilio,
que en líneas generales se asemeja al vigente en la mayoría de los países
latinoamericanos. Estas semejanzas permiten comprobar que el capitalismo como
sistema resigna, en esta fase, un determinado porcentaje del PBI para atenuar
los efectos de la acumulación y reproducción en este período histórico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante esta conquista social ha recibido igualmente
críticas gorilas (“los pobres se lo gastan en droga”) y objeciones
malintencionadas a su implementación (“el sistema es desorganizado”). Para
nosotros lo central radica por un lado en la carencia de un financiamiento
genuino -que se reemplaza con, entre otros, fondos de la ANSES- por lo tanto en
la dependencia de recursos presupuestarios muy variables. La reiterada propuesta
de sostener el programa asistencial con transformaciones impositivas, que
suscribimos, jamás fue escuchada por el oficialismo, mientras persiste la falta
de una real universalidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También la cuestión de los jubilados suscita confusiones.
El gobierno suele concentrar todos sus dardos polémicos contra los derechistas
que hacen demagogia, demandando los aumentos que negaron bajos sus
administraciones. Estos opositores nunca explicitan cómo financiarían las
mejoras. El oficialismo destaca que expandió la cobertura hasta el 95% de la
población y estableció un sistema de movilidad periódica de los haberes. Ambos
son avances significativos, pero esto no quita que el mínimo se sitúa en la
mitad de la canasta básica de un retirado y que el promedio de ese ingreso
apenas alcanza al 40% del promedio de los activos. Tampoco aclara qué sucederá
con la enorme masa de trabajadores informarles que no aportan a la seguridad
social. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los economistas K suelen reciclar viejos fantasmas
neoliberales (“aumentará el trabajo en negro por aumento del costo laboral”)
cuando se les propone reimplantar las contribuciones patronales eliminadas por
Cavallo. Por el contrario los Economistas de Izquierda sostenemos que esta
reposición de fondos permitiría como mínimo elevar las jubilaciones mínimas al
82% del salario mínimo, avanzando así hacia el 82% móvil rompiendo con la
continuada violación de un derecho popular.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>PARTE 2: LOS PROBLEMAS DE LA
COYUNTURA</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Desigualdad social y política
tributaria</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los estudios oficiales intentan demostrar que “el modelo
reduce la desigualdad”. Destacan que la diferencia entre el 10% más rico y el
10% más pobre se redujo de 37 a 16 veces (2003 -2010), que el índice Gini
declinó de 0,54 a 0,39% y que la participación de los trabajadores en el ingreso
mejoró de 34,5 a 44,9% (2003-2010) 24. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos cambios han seguido una pauta cíclica determinada
por el nivel de actividad y los vaivenes del mercado laboral. Si se considera un
período prolongado (y no la sesgada comparación tras el colapso del 2001) se
verifica que el coeficiente Gini prácticamente no cambió entre 1994 y
2010.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hubo un fuerte empeoramiento en el período 1994-2002 y
una importante recuperación posterior, que sitúa el promedio actual muy cerca
del vigente en 1995. No desconocemos la evolución de estos ocho años pero nos
parece las comparaciones significativas hay que establecerlas con la marca
histórica del “fifty-fifty” de los años 50 o 70, que se encuentran muy lejos de
los resultados generados por el modelo en curso25.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En cualquier debate sobre este tema aparece la dificultad
de los indicadores construidos con datos del INDEC, estos no tienen fiabilidad
alguna desde el 2007. Las estadísticas sobre la distribución funcional del
ingreso (división del producto entre salarios y ganancias) quedaron, además,
discontinuadas desde 1975. Pero si se toma la distribución personal del ingreso
que mide el Gini y la participación de los diferentes deciles de la población en
el ingreso total se confirma la escasa variación en el largo plazo. La fractura
entre clases medias/medias y altas y trabajadores de buenos ingresos que
consumen y sectores bajos que subsisten no se ha modificado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Existen otras formas de evaluar la desigualdad mediante
contrastes de la evolución de salarios con el producto, las ganancias o la
productividad. En este contrapunto la persistencia de la inequidad salta a la
vista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Parte de esa desigualdad que señalamos son las
dificultades que encuentran los sectores populares para acceder a servicios de
educación, salud y comunicación de calidad. Un párrafo aparte merece la
situación de la vivienda. Durante estos años han aumentado los emprendimientos
constructivos, pero los episodios del Parque Indoamericano o los de Jujuy y
Formosa han dejado en evidencia la insuficiencia de los mismos. <BR></DIV>
<DIV align=justify>La comparación con los balances de las empresas que cotizan
en Bolsa es más chocante aún. La rentabilidad empresaria superó los niveles
previos a la devaluación en un 90%, se duplicó en el período 1996-2008 y se
mantuvo elevada incluso en la caída recesiva del 2009. Algunas estimaciones
destacan que las ganancias promediaron en el inicio del modelo (2002-06) un
35,8% frente a 23.9% de la convertibilidad26. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiénes integramos EDI sostenemos que la desigualdad no
puede reducirse en forma significativa sin tocar esas ganancias. Suponer que
ambas pueden progresar simultáneamente, aumentando así el bienestar de todos los
actores económicos es una ilusión tan inconsistente, como la teoría neoliberal
del derrame. Se ignora que el sistema del capital se basa, y es a su vez la
fuente, de las desigualdades sociales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los propios “representantes del pueblo” recrean
abiertamente la desigualdad cuando se auto-otorgan aumentos de dietas
legislativas, que obviamente nadie toma como parámetro para las negociaciones
paritarias. El escándalo que suscitan esos privilegios suele oscurecer que el
epicentro de la brecha social se ubica en el sector privado, dónde hay gerentes
con sueldos mensuales de 2 a 10 millones de pesos. Es una hipocresía justificar
estas remuneraciones con argumentos de libertad en el sector privado. Todas las
empresas surgieron y operan mediante el sostén directo o indirecto del sector
público. La desigualdad que se proyecta al Estado proviene del mercado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En muchos de los economistas oficialistas se ha consumado
un giro conservador para justificar esta continuidad, han naturalizado que el
IVA se mantenga en los altísimos porcentajes actuales, mientras persisten
gravámenes muy reducidos al patrimonio. Ni siquiera se modificó el régimen de
exención a la renta financiera, los privilegios a la compra-venta de empresas o
la exención del impuesto a las ganancias a los magistrados. Afirman que la
reforma impositiva se ha ejecutado de hecho, mediante el crecimiento económico,
la presión tributaria y la creciente participación del comercio exterior en el
pago de distintas tasas. Esta tesis sintoniza con la presentación del mínimo
imponible a los salarios como un acto de justicia27. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero este enfoque iguala para abajo y frustra cualquier
reducción de la desigualdad. En vez de penalizar a los ricos se justifica el
achatamiento de ingresos de los sectores medios. Los viejos cuestionamientos a
la estructura tributaria regresiva son olvidados en pos de un bienestar que
surgiría del simple funcionamiento del modelo.<BR>Por el contrario para quiénes
integramos EDI las brechas sociales comenzarían a atenuarse con una reforma que
instaure una mayor progresividad tributaria y con una asignación transparente y
efectiva, sin mediaciones políticas punteriles, de los mayores recursos genuinos
que se recauden. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Cual es el sentido de la sintonía
fina?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno ha decidido enfrentar las limitaciones del
modelo con políticas pro-empresariales de incentivo a la inversión privada. Por
esta razón la presidenta emite mensajes de colaboración a los socios
capitalistas y convocatorias al reencuentro a los sectores antes enfrentados.
Esta postura amigable hacia sojeros, industriales y banqueros coincide con
agresiones a los sindicatos y advertencias a los movimientos sociales. Las
promesas de modificar la ley de riesgos de trabajo convergen con las críticas a
los huelguistas que “extorsionan”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El objetivo de esta reorientación es sustituir el impulso
que hasta ahora brindó la demanda, por la inversión. Esta variable quedó
desfasada de los restantes componentes del desenvolvimiento capitalista. Aunque
subió de un ínfimo piso (11% en 2002) a un promedio significativo (23-24% en
2010-11), la mejora no alcanza para sostener el nivel de actividad de los
últimos años28. Se ha trabajado al límite de la capacidad instalada de las
plantas, exprimiendo los recursos existentes y sin ampliarlos con
emprendimientos de largo alcance. Por esta razón los aumentos de productividad
obedecen más a la subsistencia de elevados niveles de explotación que a la
renovación de los equipos. Muchas estimaciones destacan que la actividad
industrial usufructuó en la última década de las inversiones acumuladas en el
decenio anterior29.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno ha chocado con la sucesión de conflictos que
generan las políticas estatales en las decisiones empresarias. Por un lado se
exhorta a incorporar libremente capital en las firmas y por otro se limita la
posibilidad de girar dividendos y regalías y se trata de frenar la fuga de
capitales. Por un lado se estimulan el consumo y la producción y por el otro se
fijan cupos de importaciones y se negocian precios. Estas contradicciones no son
resultantes de una perversión intervencionista, ni tampoco ejercicio del doble
discurso, como aseguran variados gurúes neoliberales. Estas contradicciones son
el resultado objetivo de los desequilibrios que enfrenta la economía nacional.
El gobierno simplemente afronta necesidades opuestas. Debe inducir la inversión
para incrementar la oferta y frenar el alza de precios y al mismo tiempo debe
intervenir para limitar el desbarajuste energético o el desbalance
comercial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta mayor intervención estatal es maliciosamente
interpretada como un acto de hostilidad hacia los empresarios (“enfrentamientos
con las corporaciones”), cuando en realidad no es más que una típica forma de
arbitraje, para asegurar la continuidad de la actividad económica fomentando
ciertas ventajas y afectando algunos privilegios. Como siempre ha ocurrido, el
silencio complaciente de los beneficiados contrasta con la ruidosa queja de los
desfavorecidos. El primer grupo alaba la recuperación del poder estatal y el
segundo despotrica contra la violación del libre-mercado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno presenta su gestión como equidistante de los
trabajadores y los capitalistas. Pero es muy difícil sostener esta argumentación
cuando se ensaya un giro pro-empresario que, de sostenerse en el tiempo,
alejaría al oficialismo de la agenda progresista . Se declara prescindente en la
negociación colectiva de los salarios, pero ha intentado imponer un tope. No se
conoce algo similar en relación a la rentabilidad de los empresarios. La
legitimidad de las ganancias no es puesta en duda por un gobierno que rechaza
las demandas de la CGT (ley de distribución de las ganancias, aumento del mínimo
no imponible, ampliación de las asignaciones familiares) y se niega a considerar
el costo de la canasta familiar como base para fijar el salario mínimo o en una
negociación salarial. El insulto a los docentes -repitiendo viejas falsedades de
la derecha sobre la jornada laboral y las vacaciones- como antes con la
“tendinitis” a los trabajadores del subte o la acusación de extorsivas a las
huelgas, forman parte de esta estrategia. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La denominada “sintonía fina” encubre este mayor
favoritismo hacia las clases dominantes. Incluye la implementación de medidas
que no tienen la envergadura de un ajuste brutal, como en el 2001-02, ni tampoco
el alcance de la agresión imperante en Europa en la actualidad, pero que frenan
la continuidad de mejoras sociales que alientan los partidarios de la
“profundización”. El modelo inaugurado en el 2003 ha ingresado en una nueva
etapa, tal vez caracterizada por una línea defensiva frente al posible impacto
de la crisis mundial y el agotamiento de ciertas variables internas, cuyas
tendencias al menos hasta ahora se contradicen con el fuerte apoyo político del
54% obtenido en las elecciones. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Inflación por ganancias y presión
cambiaria</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La inflación concentra todos los desequilibrios de la
etapa actual, pero la manipulación de los índices impide conocer su magnitud.
Las evaluaciones técnicas que se han hecho del manejo del INDEC arribaron a
conclusiones demoledoras sobre esa distorsión. Si se toma en cuenta la evolución
de los precios calculada por los institutos provinciales, el incremento osciló
en el 2010 y 2011 en torno al 25%. Pero el principal problema no radica en el
cómputo sino en el propio fenómeno inflacionario, que se ha estabilizado muy por
encima del promedio internacional o regional. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La carestía provoca un deterioro de los ingresos
populares que socava las mejoras salariales y de ingresos sociales. Este impacto
ha sido muy significativo en alimentos y vivienda y comienza a extenderse a los
servicios. La carestía neutraliza la asignación por hijo y tiende a situar
nuevamente el porcentaje de la pobreza en torno al 30% y la indigencia cerca del
15%30.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchas causas se conjugan para producir el resultado
inflacionario, pero los precios esencialmente aumentan para mantener las altas
tasas de rentabilidad de las grandes empresas. Esta es la principal razón del
flagelo. Los grupos capitalistas más concentrados aseguran beneficios con
remarcaciones que sólo ellos pueden disponer. La inflación actual no obedece
como en el pasado al quebranto fiscal (como sostienen los neoliberales), ni
expresa una pugna distributiva (como piensan algunos economistas K). Refleja
fuertes restricciones de la oferta por insuficiencia de inversiones en un
período de alta rentabilidad empresaria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los precios son empujados hacia arriba por una baja
provisión de productos frente a una demanda recompuesta. Resulta imposible
satisfacer con la misma capacidad instalada los nuevos pedidos de compra. La
inflación muestra así cómo el modelo, a pesar de todas las prebendas otorgadas,
no logra expandir el abastecimiento de mercancías.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Existe una crítica liberal a este resultado que enfatiza
el impacto adverso de la intervención estatal sobre el comportamiento de los
precios. Esta postura da lugar a una andana de insultos contra el secretario de
comercio, que se ha convertido en el principal blanco de la presión mediática.
El objetivo de la campaña anti- Moreno es recrear un ambiente favorable a la
“libertad de precios”, es decir a la impunidad de las grandes empresas para
remarcar sin ninguna restricción. Cualquier planteo progresista debe situarse en
las antípodas de esta actitud, sin olvidar que ha sido Moreno el que destruyó el
sistema estadístico nacional y los cuadros profesionales y técnicos, formados
por el Estado durante décadas y que gozaban de prestigio y respeto
internacional. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde hace varios años el gobierno intenta
infructuosamente atenuar el ascenso de los precios, a través de negociaciones
con las cúpulas empresarias. Los capitalistas prometen pero nunca cumplen.
Disfrazan los incrementos o los distribuyen en distintos puntos de las cadenas
de comercialización. Algunos economistas K suponen que esta distorsión se
auto-corregirá mediante la continuidad de un alto consumo que arrastrare a la
inversión. Pero aquí aflora una ingenuidad simétrica al imaginario neoclásico,
que espera ampliaciones automáticas de la demanda por un efecto expansivo de la
oferta. Con la versión invertida de la teoría del derrame se supone que los
capitalistas responderán a la continuada corriente de compras con espontáneas
inversiones, sin evaluar riesgos o rentabilidades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La nueva apuesta oficial se orienta a inducir una baja
paulatina de la inflación, mediante topes salariales que induzcan a la
inversión. Pero hasta ahora los grupos formadores de precios mantienen una
actitud conservadora, que no modificarán por el simple efecto de las
exhortaciones. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sostenemos que la batalla contra la inflación no fracasa
por exceso de controles, sino por el carácter timorato de esa supervisión. Un
programa popular de superación del flagelo inflacionario debería basarse en
presupuestos más realistas. Para nosotros el control debe hacerse especialmente
sobre los costos de producción y de intermediación. Esta acción también
requeriría asegurar la desvinculación de los precios locales de las cotizaciones
internacionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como la inflación se ubica por encima del 20% y la
valorización anual del dólar no supera el 7, tal vez el 10% este año, se ha
consumado un desfasaje que genera tensiones cambiarias. Más que un “retraso del
tipo de cambio” se ha producido un “adelanto de la inflación”. Este tipo de
brechas arrastra una larga historia en Argentina y frecuentemente acompañó las
etapas de recuperación pos-devaluatoria. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Recordando estas experiencias llueven las advertencias
contra la repetición de la tablita de Martínez de Hoz o la convertibilidad de
Cavallo. El establishment propone equilibrar el precio del dólar con las
tradicionales medidas de empobrecimiento de la población. No invierten, pero se
lamentan del “deterioro de la competitividad”. No mejoran el abastecimiento
local, pero objetan el control de las importaciones que ejerce el gobierno para
resguardar los dólares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En diciembre pasado se verificó la primera pulseada para
definir cuál será el ritmo y la magnitud del ajuste cambiario. Los grandes
grupos exigieron celeridad, el gobierno rechazó esta imposición y ganó la
pulseada, con medidas de corto plazo respaldadas en el alto nivel de las
reservas. Fijó restricciones a la compra minorista de dólares, restauró la
obligación de las empresas mineras y petroleras de liquidar localmente las
divisas de las exportaciones e introdujo ciertos controles impositivos. También
evaluó la posibilidad de recrear los viejos desdoblamientos del mercado cambios,
entre operaciones comerciales, financieras y de turismo. Esta posibilidad está
latente si la Cuenta Corriente (ingreso y salida de divisas) viera declinar su
superávit en forma significativa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El modelo está afectado por una fuga estructural de
capitales, que se verifica en la casi duplicación de las salidas del 2010
(21.500 millones de dólares frente a 11.400). Esta sangría ya suma 87.380
millones desde 2003, es decir un monto muy relevante frente a reservas que
totalizan algo más de 47.000 millones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La salida de fondos triplica a las de Brasil o México. Ya
hay 134.000 millones de dólares en el exterior frente a un PBI estimado en
430.000 millones. Esta cifra ha crecido en forma constante desde el 2001 cuando
era de 81.875 millones31. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como en otros gobiernos, se intenta contrarrestar la fuga
con medidas administrativas (declaraciones juradas de operaciones) y
convocatorias a la “confianza en el país”. Pero la inefectividad de estas
respuestas salta a la vista. Las transferencias tienden actualmente a
incrementarse para compensar los efectos de la crisis europea. Se estima que
6000 millones de dólares salieron el año pasado por pedidos de las casas
matrices a sus filiales. Por esta razón la reinstauración de restricciones a la
remisión de utilidades se ha tornado impostergable. Amparados en 50 tratados
bilaterales de Inversión (TBI) que permiten el libre flujo de fondos, las
compañías manejan el movimiento de capitales a su arbitrio, sin ninguna
restricción efectiva.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos economistas afines al kirchnerismo solicitan
restaurar la legislación de los años 70, que establecía plazos mínimos de
inmovilización de fondos, otorgando al Estado facultades para bloquear los giros
en situaciones críticas. Pero hasta ahora el gobierno no se atrevió a
implementar una elemental medida de resguardo nacional. <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Fisco, deuda, bancos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El superávit fiscal que acompañó durante varios años al
modelo ha quedado atrás y comienza a reaparecer el viejo desbalance que
tradicionalmente acosó a las finanzas públicas. Sin los auxilios del BCRA y los
intereses del Fondo que administra la ANSES, las cuentas oficiales cerrarían con
un rojo creciente </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las agudas complicaciones que enfrentaron varias
provincias (Santa Cruz, Rio Negro) para pagar sueldos o cumplir con los
contratos son ilustrativas del bache fiscal. El Estado nacional monopoliza el
70% de la recaudación y gotea en forma discrecional los fondos excedentes. El
financiamiento público con ahorros del ANSES es una bomba de tiempo.
Descapitaliza a un organismo que debería afrontar ante todo la mora en la
liquidación de las jubilaciones. Diariamente esa institución recepta más de 500
demandas por incumplimiento de esa obligación. El gobierno afirma que maneja con
seriedad esos recursos, pero en los hechos ha bloqueado la difusión de 211
informes de la Auditoría General de la Nación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La magnitud del problema fiscal salió a flote con el plan
de recorte de subsidios a los concesionarios de servicios públicos. El déficit
generado por esos pagos y las transferencias a las empresas crecieron en forma
exponencial desde el 2003, bajo una maraña inmanejable de disposiciones. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No es consistente la presentación oficial de estas
erogaciones, como una exigencia del período pos-convertibilidad para sostener el
consumo con bajas tarifas. Estos precios auxiliaron también durante años las
residencias de la clase alta y actividades tan suntuarias como los hipódromos y
los casinos. En los hechos simplemente se mantuvo el esquema de privatización
menemista para prorrogar los compromisos contraídos con los
concesionarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La decisión posterior de “argentinizar” estas erogaciones
con transferencias a empresarios amigos acentuó el despilfarro de recursos. El
Estado perdió fuentes de recaudación y garantizó duopolios (como telefónica y
Telmex que eludieron la prestación universal). Las ventas de paquetes
accionarios a grupos nacionales (como el ingreso de Electro-Ingeniería a
Metrogas) no aportaron ningún beneficio al sector público32.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Frente al crítico escenario actual el gobierno ha
decidido achicar las pérdidas que ocasionan los subsidios, reduciendo los mismos
con un previsible impacto en las tarifas. Las boletas de electricidad, gas y
agua que llegan a los barrios de altos ingresos con incrementos de 150-400%
ilustran las consecuencias que podrían tener aumentos significativos de las
tarifas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Seguramente el ajuste será gestionado con tanteos y
evaluaciones de la reacción popular y por esta razón el anuncio inicial de
mantener las viejas tarifas para el 10-15% de la población fue posteriormente
extendido al 65%. Pero si es así el déficit persistiría y habría que recortar
por otro lado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los funcionarios diseñan planes para diferenciar las
tarifas asistenciales, que se mantendrían invariables de los nuevos precios que
afectarán al resto de la población. Pero en el caso del transporte es evidente
que no sólo los receptores de ayuda social requieren el subsidio. Es una
necesidad de la mayoría de los pasajeros para ir a trabajar. Los ministros
hablan todo el tiempo de “ajustes redistributivos” pero sin aclarar nunca cual
es el costo de los servicios que obligaría a introducir los aumentos. Este
secreto es resguardado de cualquier auditoría, para ocultar los enormes lucros
de los concesionarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El desbalance fiscal induce a muchos funcionarios a
reconsiderar la opción del endeudamiento. La deuda pública bruta del Estado en
2011, computando los intereses adeudados al Club de París y el monto de los
bonistas que no aceptaron el canje, ronda los 188.000 millones de dólares, un
44% del PBI. Un 40% de ese monto está pesificado y en gran medida circula dentro
del propio sector público. Aunque esta gravitación de la deuda inter-estatal
transfiere el riesgo al sistema previsional, existe una significativa reducción
de la carga en relación al producto, las exportaciones o las reservas. Si se
considera la deuda “exigible”, esto es la expresada en moneda extranjera en
manos de privados y organismos, esta en el orden del 13% del PBI. También los
pagos de intereses son muy inferiores a la media del pasado o a la hipoteca que
actualmente enfrenta cualquier país desarrollado33.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo los servicios de la deuda de este año
alcanzan a 15.000 millones de dólares, los vencimientos de capital se
refinanciarán y los intereses de la parte de deuda en moneda extranjera se
pagaran con reservas. Cuando la presidenta justifica la inexistencia de
inversiones públicas por los pagos que heredó el Estado de esa catástrofe
(19.641 millones de dólares en BODEN 2012), está justificando una erogación que
deberían haber soportados los bancos responsables del corralito.<BR>Alertamos
que el re- endeudamiento implicaría retomar el ciclo que tantas veces asfixió a
la Argentina, sería por demás contradictorio con el planteo oficial de
“desendeudamiento”, que utiliza divisas del Banco Central para cancelar
compromisos externos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los injustificados egresos que afronta el Estado se
reducirían anulando las concesiones de servicios públicos y los ingresos
adicionales que requiere el fisco podrían surgir de una reforma impositiva
progresista. Esta solución ha sido hasta ahora ignorada por el gobierno que se
debate entre la alternativa de cortar gastos con ajuste o mantenerlos con nueva
deuda y mayores adelantos del BCRA. Así hay un fuerte debate en su interior
sobre el rumbo a seguir. El retorno al mercado financiero es tanteado desde hace
meses con aproximaciones al FMI y negociaciones de la deuda pendiente con el
Club Paris. Este pasivo trepó, sin ninguna justificación, de 2260 millones de
dólares a unos 8.000, si se computan los intereses devengados. Pero repitiendo
la cancelación anticipada al FMI se discute pagar toda la cuenta, sin realizar
ninguna revisión de un pasivo que mayoritariamente fue contraído por la
dictadura y está muy sospechado34. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El chisporroteo que opuso al gobierno con los economistas
del establishment sobre la forma de encarar esos pagos, usar reservas o ajustar
el presupuesto, se ha reactivado con la reciente reforma de la Carta Orgánica
del Banco Central. La derecha ha puesto el grito en el cielo por este cambio
afirmando que pretende financiar el bache fiscal con emisión. Exigen retomar una
estricta correspondencia de los pesos en circulación con las reservas en
divisas, pero jamás tuvieron esta disciplina cuando gobernaron y el rigor que
demandan ahora obedece al interés de los acreedores, que buscan asegurar sus
cobros con mayor respaldo del Estado en moneda extranjera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La estricta proporción que exigen para la emisión no es
un antídoto de la inflación, en la coyuntura actual la carestía tiene raíces más
estructurales que monetarias. Ese peligro efectivamente reaparecería si la
persistente carencia de inversión conduce a un desborde de monetarización del
gasto público.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La propuesta oficial parte de erradicar una rémora de la
dictadura ligada a la idea de la convertibilidad, aunque ha negado la
erradicación de otra rémora, la Ley de Entidades Financieras aún vigente. En
concreto la reforma amplía la disponibilidad de fondos que el BCRA puede
transferir a la Tesorería, tanto para el pago de deuda como para tapar baches
financieros. Pero en los últimos años esta flexibilización se ha instrumentado
en la práctica sin ningún cambio de legislación. Un objetivo central para el
gobierno es ampliar el bajísimo nivel de préstamos de largo plazo – y poder
orientarlos- en un marco de alta liquidez con el fin de ampliar el
financiamiento del Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al cabo del proceso de reorganización del sector
financiero que siguió al 2001, la concentración de la actividad bancaria se ha
incrementado. De las 400 entidades que había en los años ‘70 sólo quedan 90 y
las primeras 12 manejan más del 50% de los créditos y depósitos. La depuración
del sistema se ha consumado, pero la expansión crediticia no se vislumbra por
ningún lado. Los bancos realizan excelentes negocios con tarjetas para sostener
el consumo, pero no aportan préstamos hipotecarios. Han amasado enormes
utilidades en los últimos años mediante operaciones de intermediación y manejo
de la deuda pública. Pero el porcentaje del crédito en relación al PBI se reduce
al 12% (frente al 45% de Brasil)35.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La reforma del BCRA también intenta reactivar el crédito
con algunas regulaciones, resaltando la vigencia de un giro internacional hacia
mayores supervisiones. Pero lo que ha imperado en Europa y Estados Unidos desde
el 2008 es un generalizado socorro a los banqueros con fondos públicos, que no
debería ser tomado como referencia para ningún cambio del sistema.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En cualquier caso, los problemas que enfrenta el modelo
en la esfera productiva no serán resueltos con artilugios monetarios. La
iniciativa se ubica, además, muy por detrás de otra propuesta oficialista de
anular ley de entidades financieras vigente, para asignarle a la actividad
financiera un status de servicio público. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para los Economistas de Izquierda es indispensable
ampliar la autonomía monetaria, pesificar la economía y recrear el crédito. Pero
estos requerimientos están obstruidos por los desequilibrios estructurales del
modelo actual. La mayor flexibilidad en el uso de reservas que habilita la
reforma debiera utilizarse para respaldar proyectos productivos y no el pago de
la deuda. La suspensión unilateral de los pagos y la auditoría e investigación
de la deuda es una propuesta que mantiene su vigencia, que debiera ser
acompañada por las medidas de nacionalización requeridas para comenzar así a
forjar el sistema bancario que necesita el país.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>PARTE 3: INTERPRETACIONES EN DISPUTA</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El cinismo de la retórica
neoliberal</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La oposición neoliberal no ha logrado remontar el
desprestigio que arrastra por aplicación del modelo privatista de los ‘90. Pero
apuesta a la desmemoria que pavimentan los medios de comunicación enfrentados al
gobierno. Estos grupos enrarecen el clima político, esperando usufructuar el
desgaste del oficialismo. El mensaje neoliberal repite las muletillas de
siempre. Atribuye todas las desgracias de la economía al intervencionismo, que
sofoca los mercados y a la corrupción que impide una gestión eficiente. No les
resulta muy difícil publicitar denuncias contra funcionarios impresentables,
mientras ocultan cuidadosamente los pecados de sus protegidos (como
Macri).</DIV>
<DIV align=justify><BR>La andanada reaccionaria incluye acusaciones de
“chavismo” y gran indignación contra las medidas que “ahuyentan los capitales”,
“deterioran la confianza” o “extorsionan a las empresas”. Salvaguardar los
intereses de los grandes grupos económicos es el lei motiv de una campaña con
fuertes ingredientes de demagogia. La defensa de los jubilados contra la rapiña
de un gobierno “obsesionado por la caja” es un ítem infaltable en el discurso de
varios legisladores. Que sin sonrojarse apoyaron la privatización del sistema
previsional y se opusieron a la nacionalización de las AFJP.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los economistas neoliberales se muestran indignados con
el “populismo” del gobierno. Consideran que el oficialismo genera inflación y
desinversión, al promover un crecimiento que no toma en cuenta las restricciones
de la economía36. Siguiendo todas las prescripciones del manual neoclásico este
diagnóstico asume las limitaciones del entorno capitalista, como un dato
inamovible. Sólo recuerda la flexibilidad de esos condicionamientos cuando un
equipo neoliberal se aposenta en el Ministerio de Economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También es corriente presentar al “populismo actual” como
una variante de sus modalidades tradicionales (Perón) o de versiones proclives
al endeudamiento (Menen). Se supone que las tres vertientes refuerzan su manejo
del poder con dádivas, clientelismo y manipulación37. ¿Pero los restantes
gobiernos de las últimas décadas no recurrieron a los mismos instrumentos? ¿Los
militares fueron ajenos al endeudamiento? ¿Los radicales prescindieron del gasto
público? Si se juzga a esas administraciones con el mismo parámetro de
evaluación del populismo, se debería concluir que ese “mal” afectó a todas las
administraciones contemporáneas. A partir de esta constatación populismo no
quiere decir absolutamente nada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los neoliberales tampoco presentan ejemplos de
experiencias correctivas. Sugieren que la enfermedad podría curarse con más
preeminencia del mercado, como si el menemismo o la Alianza no hubieran
existido. Algunos continúan postulando la conveniencia de imitar las políticas
de aperturismo y privatización que rigen en “el resto del mundo”38. Pero no
aclaran cuáles son los ejemplos a seguir. Frente al desempleo y el
empobrecimiento que golpea a las economías desarrolladas, ya no resulta tan
sencillo elogiar a Estados Unidos. Luego del socorro europeo a los bancos no es
fácil repetir que los argentinos somos irresponsables en el manejo de las
finanzas. Ponderar el curso seguido por Brasil, Chile o Uruguay no suscita ya
ningún entusiasmo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con una retórica más cautelosa los neoliberales promueven
los ajustes de siempre. Consideran que la emisión se ha desbocado, que el atraso
cambiario obliga a devaluar y que el congelamiento de tarifas es anti-natural.
Postulan enfriar la economía y achicar el poder de compra39. Se hacen eco de
todas las prioridades de los banqueros: ampliar reservas, recrear el superávit
fiscal y acordar con el Club de Paris. Esta política exigiría también un recorte
del consumo popular, que se ha expandido demasiado para los parámetros de la
derecha. Por eso despotrican contra la “fiesta de compras” de los últimos años,
recordando el peligroso antecedente de otros períodos de “plata dulce” y
“desborde salarial” 40.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta mirada festeja el consumo suntuario de acaudalados
como un dato normal de la existencia humana y se indigna con las corrientes de
compras que superan el mínimo requerido por los trabajadores para subsistir.
Derrochar la renta de la soja en departamentos de Puerto Madero es un juicioso
acto de libertad, recuperar el nivel de consumo popular es un pecado de lesa
economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ajuste que pregonan apunta también a favorecer al
agro-negocio. Algunos proclaman abiertamente esta intención propiciando el
regreso a formas del libre-comercio, para erradicar protecciones aduaneras y
limitaciones a las exportaciones41. Esta postura expresa los viejos intereses
del lobby agrario contra sectores industriales que usufructúan de las
restricciones comerciales. Desde el mismo campo se lanzan las críticas contra
los “empresarios prebendarios” receptores de subsidios, que los dueños de la
tierra siempre consideraron propios. Estos cuestionamientos ilustran cómo los
capitalistas se resisten a compartir con los recién llegados, el acceso
privilegiado a la tesorería estatal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su predica también incluye contundentes pronósticos de
colapso de la economía K, que obviamente hasta ahora no se han verificado. Como
nadie recuerda los desaciertos de esos presagios, la previsión de un gran
desplome continúa suscitando el mismo golpe de efecto42. Es difícil
predeterminar el desemboque de las tensiones que acumula el modelo en el marco
de la actual crisis mundial pero las debilidades estructurales, los
desequilibrios y las inequidades de la economía argentina la tornan
peligrosamente dependiente de los vaivenes internacionales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para el EDI la izquierda debe desligarse de cualquier
identificación involuntaria con esos mensajes neoliberales. No basta con
separaciones categóricas en el programa y la conducta, hay que erradicar
cualquier semejanza en las caracterizaciones y los discursos. Una crítica
progresista al gobierno debe situarse en las antípodas de los planteos
neoliberales para evitar la intencionada mezcla de ambos planteos que hacen los
medios de comunicación hegemónicos. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Interpretaciones kirchneristas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los defensores del modelo rechazan la teoría del “viento
de cola” para explicar el crecimiento de los últimos años. Consideran que el
motor de este avance fue una política oficial de estímulo a la demanda
doméstica. A veces recogen estudios que contrastan lo ocurrido en Argentina con
Chile y Perú, para señalar que sólo 4,1% del crecimiento del 7,1% (2003-10)
obedeció a variables externas. En realidad, el ciclo ascendente ha obedecido a
tres procesos convergentes: un inédito aumento de los precios de las
exportaciones, la política económica expansiva y la recuperación de la tasa de
ganancia que siguió al brutal ajuste del 2001-02 (desvalorización general de
salarios y capitales). En pocos países se presentó esta combinación de
circunstancias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es indudablemente válido cuestionar la simplificación
neoliberal, que atribuye la recuperación sólo a condiciones externas favorables.
También es correcto polemizar con los diagnósticos inconsistentes del
establishment, que un día describe las oportunidades históricas que rodean a la
Argentina y al otro diagnostica la explosión de la economía nacional. Pero la
versión oficialista retrata un milagro de políticas activas, totalmente
abstraído del contexto global y de la rentabilidad objetiva que recuperó el
capital. Supone que el modelo es virtuoso por sí mismo y que auto-genera
crecimiento, recaudación fiscal y demanda43. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El carácter sesgado de esta evaluación ha salido a flote
en el último período. La visión pro-gubernamental ignora estos límites, al
suponer que la economía K se regenera con impulsos virtuosos de la demanda.
Consideran que este empuje del consumo garantiza la continuidad del buen
sendero44. Pero este supuesto simplemente olvida la naturaleza capitalista de la
economía argentina y su consiguiente dependencia de los patrones de lucro que
impone la acumulación. Si el sistema pudiera auto-propulsarse mediante simples
mejoras del poder adquisitivo, resultarían innecesarios los eslabones que
vinculan a esa demanda con la rentabilidad y la inversión. La ingenuidad
keynesiana suele omitir esos nexos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los capitalistas no son agentes pasivos que reaccionan
ante estímulos de la demanda. Exigen un nivel de ganancia determinado por la
competencia y los costos. El escenario pos-crisis (2003-07) de una economía
empujada por las ventas ha quedado atrás y los incentivos que exigen los dueños
del poder, explican la política pro-empresarial del gobierno. Este giro
desorienta al progresismo, que identifica el empuje del modelo con una
redistribución del ingreso difícil de corroborar. Resaltan incrementos del
salario formal, ignorando lo ocurrido con la productividad, los precios y los
costos laborales. Suponen que el sueño socialdemócrata de un empresariado
benevolente ha comenzado a realizarse, sin notar que el repunte del consumo se
ha situado por detrás del engrosamiento de las ganancias. Algunos enfoques más
acotados atribuyen el ciclo ascendente de la última década al des-endeudamiento.
Pero este desahogo de la economía por alivios financieros no fue gratuito, ni
solventado por acreedores. Derivó de un brutal proceso de confiscación de
ahorros, que en gran medida consumaron los mismos grupos económicos que lideran
la recuperación. Algunos entusiastas del curso actual contrastan la realidad
argentina con el desplome europeo y convocan al aprendizaje internacional de
nuestros logros. Destacan especialmente el papel de la presidenta en las
reuniones del G 20 y sus recomendaciones de políticas anti- ajuste45. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero olvidan que los políticos de la clase dominante
argentina implementaban en los ‘90, los mismos atropellos que se llevan a cabo
en el viejo Continente. La identidad que se verifica actualmente entre
social-demócratas y conservadores europeos, es muy semejante al parecido que
tenían los radicales con los justicialistas, hace una década. Los gestores del
capitalismo deben hacer lo que el sistema exige en cada período, frecuentemente
los mismos personajes lideran ajustes y encabezan reactivaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En lugar de registrar esta complementariedad, los
economistas K resaltan la oposición ficticia que ha puesto en boga la
presidenta, al contrastar el modelo argentino de “capitalismo serio” con el
esquema neoliberal de “anarco-capitalismo”. Ciertos analistas interpretan que
esa diferencia distingue un proyecto de país igualitario de un sistema gobernado
por la primacía del mercado46.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Pero cuál es el modelo de país que esperan desenvolver
los progresistas K? Hasta hace poco tiempo ese norte estaba representado por el
modelo social alemán. Actualmente resulta difícil sostener esa reivindicación, a
la luz del atropello que están consumando los banqueros germanos en Grecia y la
sobreexplotación del trabajo en Alemania. Encontrar un sustituto es aún más
complicado, puesto que los modelos asiáticos de explotación de la fuerza de
trabajo son incompatibles con cualquier ideal de justicia social. La dificultad
para presentar un modelo capitalista a emular radica que en que todas las
variantes de este sistema se basan en la competencia, el beneficio y la
explotación, es decir en tres rasgos antagónicos con la igualdad. El capitalismo
“serio” como el “anárquico” son dos modalidades de la inequidad
vigente.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La resignación de los economistas K.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Un problema no menor del modelo en su fracaso en el
intento de crear una burguesía nacional desde el Estado. El esquema de
subsidios, contratos privilegiados y favores mutuos con Cirigiliano, Eskenazi,
Cristóbal López o Eurnekian, dio lugar al “capitalismo de amigos” incompatible
con el objetivo de un sistema competitivo arbitrado por el Estado. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa relación con socios privilegiados es traumática y ha
generado situaciones de “capitalismo de ex amigos”. Pero los enojos sólo
modifican el lugar de los grupos preferidos y en la mayoría de los casos abren
un paréntesis hasta nuevas reconciliaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La relación de los funcionarios con Technit es un ejemplo
del rumbo que adoptan estas asociaciones. Al principio prevalecieron estrechas
relaciones con la empresa, reforzadas con la intermediación presidencial en la
indemnización de SIDOR (Venezuela). Luego aparecieron los conflictos por
corrupción y la queja oficial ante la predilección de la firma por invertir en
el exterior. Sobrevinieron también tensiones por la presión de los
representantes estatales en el directorio, pero ahora se vislumbra un nuevo
reencuentro. En esta secuencia de reproches nunca se revisa el oscuro
enriquecimiento de la empresa desde los años ‘70 mediante incontables favores
oficiales47.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El trasfondo del problema radica en las dificultades que
enfrenta el equipo K para erigir un capitalismo nacional, sin la vieja burguesía
nacional que priorizaba el mercado interno. Este sector perdió relevancia y
actualmente predominan los grupos transnacionalizados. Cuando se satura el área
en que operan estos sectores, tienden a buscar salidas en el exterior. Esta
conducta es coherente con el comportamiento habitual de toda la burguesía local
que realiza pocas inversiones, renueva su rentabilidad remarcando precios y fuga
capital ante cualquier inconveniente. Como reconoce un conocido promotor del
industrialismo: “Piedra libre para quien encuentre a la burguesía nacional”
48.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos simpatizantes del curso actual han ingresado al
gobierno en los últimos meses, con cargos de gran relevancia en el área
económica. Han pasado del sostén externo a la gestión directa desde los
ministerios y las secretarías. Ya no se agrupan en centros de estudio sino que
actúan como funcionarios, asumiendo la defensa integral del modelo. Con este
cambio ha desaparecido el sentido limitadamente crítico que mantenían desde el
llano. Existe una significativa diferencia entre acompañar con reparos el
proyecto oficial y asumir la instrumentación directa de un esquema capitalista,
que perpetúa la dominación de los privilegiados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde el poder se percibe como mayor nitidez la
inexistencia de la burguesía nacional, que Kirchner imaginaba como sujeto
transformador de la economía. Ciertos analistas todavía confían en la aparición
de este segmento y en su papel conductor de un “desarrollo con inclusión social”
49. Pero salta a la vista la ausencia de ese agente y la consiguiente
preeminencia de los mismos grupos dominantes que manejan el poder económico
desde hace décadas. No hay otro capitalismo diferente al que impera en país.
Esta configuración no se ha modificado bajo la gestión de Alfonsín, Menen, De la
Rúa, Duhalde o los Kirchner.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Frente a esta evidencia muchos economistas K tienden a
resignarse o a esperar cambios de menor alcance. Mantienen la expectativa de
disciplinar a los grupos económicos, a través de presiones asentadas en la
“articulación de las mayorías populares”. Suponen que por este camino la
política tendrá preeminencia sobre la economía50. Pero como esta esperanza choca
una y otra vez con el mismo muro, el paso del tiempo afianza la convalidación
del status quo. En los hechos ningún sector burgués de importancia se somete al
dictado oficial. Mantienen la cortesía y prometen cumplir con las exhortaciones
gubernamentales, pero en la práctica hacen negocios contrarios al interés
general. No han modificado su vieja costumbre de aumentar precios, fugar
capitales y desinvertir. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Frente a esta constatación hay quienes han comenzado a
reconsiderar estrategias de crecimiento más basadas en la asociación con el
capital extranjero, que en la promoción de los capitalistas locales. Esta opción
es evaluada con la esperanza de repetir el camino asiático o la concertación con
las empresas transnacionales, que se implementó en Singapur o Irlanda. Un test
en esta dirección ha sido el generalizado aval al negocio minero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este viraje hacia la convalidación de la asociación
multinacional tiende a reforzarse, a medida que avanza la integración con el
principal socio de la región. La corriente unidireccional de adquisiciones
argentinas por parte de firmas brasileñas ha comenzado a compensarse con ciertos
movimientos inversos. Ya no sólo ingresan al país Petrobras, Camargo Correa, Am
Bev, Fibroi o Banco do Brasil, sino que Techint, Eurnekian, Pescarmona, Grobo y
Arcor colocan capitales en el principal mercado de Sudamérica. El resultado de
este empalme es la creciente transnacionalización de las compañías involucradas,
en desmedro de objetivos de desarrollo establecidos a escala nacional. La
incidencia de cualquier exhortación gubernamental decrece, en proporción a la
envergadura internacional que alcanza su interlocutor empresario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La historia económica argentina está signada por los
infructuosos intentos que realizaron los gobiernos peronistas para apuntalar
desde el Estado el fortalecimiento de una burguesía industrial competitiva. El
fracaso de este propósito siempre condujo a virajes conservadores (Perón en
1953-54 y Perón-Isabel en1974-75). La gran incógnita a develar en la próxima
etapa es si estamos frente la repetición de esa secuencia51.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>PARTE 4: CUADRO DE SITUACIÓN Y
PROYECTO</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay un nuevo cuadro de situación en el país y con el año
2012 debuta una experiencia política distinta a lo vivido en la última década.
Las nuevas demandas que tienden a ganar relevancia son en gran medida instaladas
por movimientos sociales, organizaciones gremiales y asambleas ciudadanas, pero
también por una realidad que muestra el estallido de contradicciones y problemas
estructurales del modelo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por primera vez el gobierno es desafiado por la realidad
y emergen propuestas de izquierda, que erosionan la estrategia oficial de
presentar cualquier conflicto, como una disputa entre el pasado neoliberal y el
presente progresista. Sustraerse a esa falsa disyuntiva es el gran desafío que
enfrenta el movimiento popular.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los trabajadores, los estudiantes y los jóvenes que
reclaman lo suyo pueden así avanzar en la construcción de una alternativa propia
para conquistar esos reclamos. Las prioridades inmediatas ya han salido a la
superficie: salarios ajustados por inflación; paritarias sin topes; agricultura
diversificada; minería limitada con procesamiento de productos; re-
nacionalización de los hidrocarburos ; estatización de los ferrocarriles bajo
control de trabajadores y los usuarios, reindustrialización con empleo
productivo y reforma impositiva integral. Salida del CIADI, nueva ley de
inversiones extranjeras y revisión de todos los convenios bilaterales sobre las
mismas, suspensión de los pagos de la deuda externa y nacionalización de la
banca y el comercio exterior. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un punto central a tomar por los distintos colectivos es
la derogación de la Llamada Ley Antiterrorista. Por medio de la sanción de la
Ley 26.734, se incorporó al Código Penal una agravante genérica, y una
reformulación al tipo penal de financiamiento del terrorismo dentro del Capítulo
de los “Delitos contra el orden económico y financiero”. El origen de esta ley
ha sido cumplir con una exigencia del GAFI (Grupo de Acción financiera
Internacional) para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del
terrorismo en nuestro país pero la indefiniciones en su articulado hacen que
esta ley pueda ser aplicada a las protestas sociales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En las batallas por estas demandas se puede ir más allá
de una sociedad gobernada por el lucro, regida por la explotación y signada por
la desigualdad. Se puede construir otra economía, distanciada del capitalismo
liberal o regulado, y más próxima a los ideales de igualdad anticapitalistas.
Reivindicar abiertamente esas metas pos-capitalistas es un aliciente para luchar
todos los días por un futuro de genuina justicia. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los Economistas de Izquierda afirmamos que los problemas
de largo alcance, así como algunos que se manifiestan en la coyuntura, tienen un
origen estructural, propios de un capitalismo dependiente como el nuestro.
Abordar estos problemas con la convicción de superarlos requiere enfocarlos
desde una orientación anticapitalista y en ese marco discutir las prioridades de
una agenda transformadora que llevará a enfrentar a las corporaciones y el
imperialismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Economistas de Izquierda: Claudio Katz, Eduardo Lucita,
Jorge Marchini, Guillermo Gigliani, Jose Castillo, Alberto Teszkiewicz, Julio
Gambina, Mariano Féliz, Jorge Orovitz Sanmartino, Martín Ogando, Sergio García,
Hugo Azcurra, Guillermo Almeyra, Martín Kalos, Ariel Slipak, Facundo Lastra.
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Buenos Aires, marzo de
2012<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG>1 La Nación 27-2-2012.<BR>2 Como siempre
reclamaron sus voceros. Ver por ejemplo: Montamat Daniel “El ajuste del relato
llegó a YPF” La Nación 23-2-2012.<BR>3 Ver informe de Cash-Página 12,
4-3-2012.<BR>4 Varios autores en Página 12, 29-1-2012 y Clarín 20-2-2012<BR>5 Un
ejemplo en Diego Cabot, “El galimatías de los subsidios millonarios”, La Nación
25-2-2012. <BR>6 Clarín, 17-1-2012 <BR>7 “Los números detrás de la furia contra
la minería de Andalgalá”, La Nación, 19-2-2012<BR>8 Página 12, 19-2-2012.<BR>9
Ver la documentación expuesta por Bonasso, Miguel: Economía argentina: nuevo
colonialismo La Nación, 19-10-2011. <BR>10 Brienza Hernán, “Famatina hay que
pensarla”, Tiempo Argentino, 11-2-2012. <BR>11 Clarín, 27-9-10, Clarín
10-8-10).<BR>12 Ver: Arancibia Fabiana, “Extranjerización y modelo agropecuario”
Rebelión, 24-9-2011. <BR>13 Clarín, 22-1-10 <BR>14 Ver Guadagni, Aldo: “Para
avanzar hay que mirar lejos”, La Nación, 21-6-10, Grobocopatel, Gustavo:
“Proteínas como arma de negociación con el mundo”, La Nación, 5-8-10<BR>15
Martínez, Enrique: “La macro y la micro”, Página 12, 1-9-10. <BR>16 Clarín,
28-12-2010, Página 12, 15-1-11<BR>17 Schorr Martin,
aesta.blogspot.com/201,23-3-2011, Página 12, 4-12-11<BR>18 Ver informe de este
régimen en Página 12, 11-10. <BR>19 Clarín, 28-12-2010. <BR>20 Seijo Rubén, “La
economía kirchnerista”, Página 12, 13-2-2011<BR>21 Sztulwark S ebastián y Juncal
Santiago, “Como profundizar el modelo”, Página 12 , 2-5-2011<BR>22 Ver Pagina
12,11-10-10.<BR>23 Clarín, 18-5-10.<BR>24 Navarro Roberto, “Una mejora de
distribución”, Página 12, 31-1-11.<BR>25 Lindemboin Javier, “El reparto mejora y
está como en 1995”, La Nación, 15-5-2011. También La Nación, 20-9-2011<BR>26 Ver
Tavosnaska Andrés, “Ganan como nunca y no reparten”, Página 12, 14-9-10. <BR>27
Página 12, 6-2-2011 y 24-4-2011.<BR>28 Página 12, 5-3-2012. <BR>29 Página 12,
30-5-2011. <BR>30 Clarín, 3-10-10.<BR>31 Clarín, 4-7-2010, Página 12,
30-8-10.<BR>32 Ver Clarín, 29-12-10.<BR>33 Página 12, 18-9-2011.<BR>34 Clarín,
18-9-10<BR>35 Página 12, 15-8-10.<BR>36 Rozenwurcel Guillermo, “El populismo
económico siempre es auto-destructivo”, Clarín 8-2-2012.<BR>37 Zaffore
Carlos,“Cristina tiene nostalgias de Menen” Clarín 8-2-2012. <BR>38 Llach Lucas,
“Cuando se jodió la economía K”, La Nación, 5-2-2011.<BR>39 Llach, Juan:
“Todavía se está a tiempo de enmendar los errores”, La Nación, 8-11-2011, Kohan,
Guillermo: “Bienvenidos al estatismo”, La Nación, 19-7-2010.<BR>40 Llach, Juan:
“Hipotecando el futuro”, La Nación, 22-3-2011.<BR>41 Gerchunoff, Pablo: “La
economía kirchnerista ha terminado”, La Nación, 15-1-2012.<BR>42 Por ejemplo
Pagni, Carlos: “Señales de que el modelo ha muerto” La Nación, 7-3-2011<BR>43
Scaletta, Claudio: “La eficacia del modelo” Pagina 12, 24-4-2011.<BR>44 Navarro,
Roberto: “Es difícil frenar una locomotora” Pagina 12, 25-2-2012.<BR>45 Informes
del programa de TV 6, 7, 8. Palomino, Héctor: “Percepción del establishment”.
Página 21-2-2011<BR>46 Peralta Ramos, Mónica: “Sintonía fina, el comienzo de una
nueva etapa”, Pagina 12, 23-1-2012.<BR>47 Ver “La resurrección de un viejo
conflicto” Página 12, 26-4-2011.<BR>48 Muchnik, Daniel: “Nuestra burguesía
nacional”, La Nación, 13-9-2011. <BR>49 Bernal, Federico: “Conflicto con grupos
económicos y desarrollo nacional”, Página 12, 22-5-2011.<BR>50 Wierzba,
Guillermo: “Neo-progresistas del establishment” Página 12, 22-1-2012. Romero,
Ricardo: “Respuesta” Página 12, 15-1-2011. <BR>51 Ver antecedentes Ámbito
Financiero, 16-2-2012. </FONT>
<HR>
</DIV></BODY></HTML>