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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>17 de abril 2012</U><BR><FONT color=#993300 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial></FONT><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La alterada historia de la
petrolera<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>YPF, pasado y
futuro</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Calibri><FONT size=2 face=Arial><STRONG>
<DIV align=justify><BR></DIV></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Nicolás Gadano
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Le Monde
Diplomatique,</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Buenos Aires, abril de
2012</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><A
title="http://www.eldiplo.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.eldiplo.org/">http://www.eldiplo.org/</A></STRONG></FONT></DIV><FONT
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<DIV><FONT face=Calibri><FONT size=2
face=Arial><STRONG></STRONG></FONT></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Calibri><FONT size=2 face=Arial><STRONG> </DIV>
<DIV align=justify></STRONG>La situación crítica de los indicadores energéticos
y la ofensiva del gobierno reubican en el centro del debate público el destino
de YPF, que en su casi centenaria historia ha sufrido una serie de cambios
radicales, al calor de las necesidades macroeconómicas y los condicionamientos
políticos.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Una vez más, el destino de YPF y
de la industria petrolera se debate en la agenda pública de los argentinos. Los
históricos dilemas de la industria -explotación privada versus monopolio
estatal; dominio provincial versus dominio federal- vuelven a ocupar los
titulares de los diarios. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Los indicadores energéticos
muestran una trayectoria crítica insostenible: disminución de las reservas;
caída sostenida de la producción de petróleo y gas; escasas inversiones en la
industria refinadora, y un fuerte incremento de las importaciones -dirigidas a
cubrir la brecha entre el consumo creciente y la producción declinante- y de los
subsidios fiscales que financian la permanencia de los precios de la energía
artificialmente bajos que han regido en Argentina durante años. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>La industria de los
hidrocarburos, que en los años de salida de la crisis del 2001 aportó cuantiosos
dólares de exportación e impuestos a los dos pilares de la macroeconomía
kirchnerista (el superávit comercial y el superávit fiscal), se ha convertido en
una aspiradora neta de divisas y recursos fiscales, justo en el momento en el
que esos dos excedentes tienden a desvanecerse, y el gobierno tiene que lidiar
con las dificultades de poner en caja al mercado de cambios y a las cuentas
públicas. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>En este contexto en el que la
crisis de la política energética se desborda sobre cuestiones macroeconómicas,
YPF parece ser identificada como la única responsable de todos los males que
aquejan al sector, y ha estado sometida a una intensa crítica y medidas
orientadas a debilitarla por parte de las autoridades federales y provinciales.
La agresiva política de distribución de dividendos de YPF a sus accionistas
-iniciada a principios de la década del 2000 por quien prácticamente era su
único dueño, Repsol-YPF, y consolidada con el ingreso de accionistas locales
hacia el final de esa década- ha sido duramente criticada, por su impacto en el
programa de inversiones de la empresa en el país. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>La ofensiva oficialista contra
YPF no sólo se ha dado en el terreno del debate público -incluyendo fuertes
intervenciones de Cristina Fernández y del ministro Julio De Vido-, sino también
en medidas concretas que perjudican a la empresa, como sanciones aduaneras e
impositivas, denuncias en el ámbito de defensa de la competencia y el retiro de
concesiones por incumplimiento contractual en algunas jurisdicciones
provinciales. El fin último de esta ofensiva sería, se especula, algún tipo de
toma de control de la firma por parte del Estado. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Para los analistas, no deja de
resultar llamativo que un gobierno que lleva casi nueve años de gestión
continua, con los mismos funcionarios a cargo del Ministerio de Infraestructura
y Planificación (De Vido) y de la Secretaría de Energía (Daniel Cameron), y que
avaló e impulsó el modelo de composición accionaria y gestión que hoy registra
YPF, se muestre ahora tan antagónico a la empresa, al punto de amenazarla con la
estatización. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>En su larga historia, no es la
primera vez que YPF se enfrenta a una política energética volátil y altamente
condicionada por la coyuntura macroeconómica, en particular, bajo un gobierno
peronista. De hecho, durante los tres períodos de gobiernos peronistas más
extensos -Perón en los 40-50, Menem en los 90 y los Kirchner en los años
recientes- el proyecto para YPF sufrió cambios significativos, siempre
impulsados por condicionamientos macroeconómicos. <BR><BR><STRONG>Primer
peronismo</STRONG><BR><BR>En el caso de Perón (su primera y segunda
presidencias), los primeros años permitieron la consolidación de un modelo
basado en la nacionalización de los yacimientos y el monopolio estatal
concentrado en YPF, cuya expresión máxima fue la inclusión en el artículo 40 de
la Constitución reformada en 1949 de la "propiedad inalienable e imprescriptible
de la Nación" de los yacimientos de petróleo, carbón, gas y demás fuentes
naturales de energía. En esos primeros años, bajo la conducción del ingeniero
Julio Canessa, que llegó a ocupar simultáneamente las presidencias de YPF y de
Gas del Estado, la petrolera estatal intentó incluso desplazar definitivamente a
sus competidores privados (la Shell y la Esso) para alcanzar el monopolio
absoluto de la industria de los hidrocarburos. A fines de 1947, Canessa había
elaborado un plan de nacionalización y todo estaba listo para que Perón lo
anunciara en el discurso del "Día del petróleo", el 13 de diciembre. El esperado
discurso de Perón, sin embargo, no incluyó referencia alguna a la
nacionalización de las empresas extranjeras, hecho que desató una oleada de
especulaciones en torno a las presiones de los gobiernos de Estados Unidos e
Inglaterra para evitar la apropiación de sus compañías. <BR>Lo cierto es que la
Shell y la Esso no sólo no fueron expropiadas y nacionalizadas, sino que algunos
años después fueron convocadas por el propio Perón, junto a otras importantes
empresas petroleras internacionales, para organizar un desembarco masivo de
inversiones externas en el sector. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>YPF no había podido responder al
desafío de acompañar la creciente demanda energética de la expansiva economía
peronista. Sus ingresos eran erosionados por una política de precios bajos en un
marco de fuerte inflación, y los gastos salariales, impulsados por las mejoras y
beneficios para los trabajadores sindicalizados, saltaron del 16% al 40% del
total de ingresos entre 1943 y 1948, limitando la disponibilidad de fondos para
inversión. La gestión operativa de la empresa se debilitó con la decisión del
primer presidente peronista de YPF, el general entrerriano Ramón Albariño, de
expulsar a más de 300 empleados (incluyendo al grueso de la cúpula gerencial
histórica de la organización), y de darle un creciente poder al sindicato (el
histórico Sindicato Único de Petroleros del Estados, SUPE), en el manejo de la
empresa. A esto se sumaban las dificultades para acceder a partidas
presupuestarias y a las divisas necesarias para importar el equipamiento y los
insumos requeridos por el programa de inversiones de la empresa. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Pese a los esfuerzos por aumentar
la producción, YPF no pudo acompañar el fuerte incremento del consumo de
petróleo y derivados. Las importaciones petroleras saltaron de menos de 200.000
metros cúbicos en 1946 a casi 2.000.000 de metros cúbicos en 1950, impactando
significativamente en las cuentas externas de la economía argentina. YPF fue
subsumida en una organización estatal mayor (Empresas Nacionales de Energía,
ENDE), y su capacidad de respuesta frente a los desafíos de la demanda de
energía se debilitó aun más. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>En 1953, las importaciones de
combustibles ya explicaban el 23% del total de importaciones argentinas. Frente
a ese escenario, acosado por la recesión y la falta de divisas, Perón dispuso un
giro de la política económica, impulsando el ingreso de inversiones externas. En
la industria petrolera, YPF fue dejada de lado, y las principales empresas
multinacionales del sector fueron convocadas para explorar y desarrollar el
sector, bajo la premisa de que traerían los dólares necesarios para hacerlo. En
mayo de 1955, Perón aprobó el primer contrato con una filial de la Standard Oil
de California (la actual Chevron), que otorgaba derechos de exploración por 40
años en un área inicial de casi 50.000 kilómetros cuadrados en Santa Cruz. El
contrato, que sería el único en firmarse y nunca llegaría a implementarse por la
caída del gobierno peronista en septiembre de 1955, fue resistido por YPF, y
rechazado no solo por toda la oposición a Perón, sino también por importantes
referentes peronistas, como John Willliam Cooke y el propio Canessa, quien años
después lo caracterizó como "uno de los más humillantes contratos que la
historia del petróleo contemporáneo conoce" (1). Perón, que había iniciado su
gestión con un claro discurso a favor de YPF y del monopolio estatal, se fue del
gobierno defendiendo el ingreso masivo de empresas extranjeras para impulsar el
crecimiento de la industria petrolera argentina. <BR><BR><STRONG>Los
90</STRONG><BR><BR>Casi cincuenta años después, un nuevo gobierno peronista,
bajo el liderazgo de Carlos Menem, llevó adelante un proceso de privatización,
desregulación y apertura de la economía que incluyó a la energía y la industria
de los hidrocarburos, y que se mantuvo a lo largo de toda una década. El
proyecto para YPF, sin embargo, sufrió un giro significativo durante la gestión
menemista, con consecuencias que se arrastran hasta la actualidad. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Si bien en los primeros años
menemistas YPF debió desprenderse de áreas petroleras y otros activos, su
privatización no estaba prevista en el marco legal sancionado a mediados de
1989, cuando Menem inició su mandato condicionado por la fuerte inestabilidad
macroeconómica. En 1990, el Ejecutivo dispuso la transformación de la empresa en
una sociedad anónima, e inició un proceso de reestructuración comandado por el
ingeniero José Estenssoro. A fines de 1992, en un contexto macroeconómico de
estabilidad que permitía mayor flexibilidad en el diseño del esquema de
privatización (ya no se imponía la urgencia de eliminar el déficit fiscal y
conseguir divisas para el Banco Central), el Congreso sancionó la Ley 24.145 de
"Federalización de los Hidrocarburos y Privatización de YPF". A diferencia de
otros procesos privatizadores previos, en el caso de YPF se dispuso una
distribución atomizada de las acciones, evitando el control por parte de otra
compañía petrolera, local o extranjera. El Estado Nacional mantuvo el 20% de las
acciones, límite mínimo fijado por ley, con poderes de veto especiales para
cualquier operación de toma de control; las provincias petroleras recibieron una
cantidad considerable de acciones y mantuvieron un 11%. Los empleados recibieron
el 10% de las acciones, y el resto fue vendido en las bolsas de Buenos Aires y
Nueva York. El equipo de conducción liderado por Estenssoro mantuvo el control
de la empresa, y la embarcó en un proceso de expansión regional e internacional.
Como accionistas principales, el Estado Nacional y las Provincias mantenían
presencia en el Directorio de la empresa (el representante del Estado Nacional
fue durante varios años el ex presidente Ítalo Luder, mientras que por las
provincias revistaba como director el actual secretario de Energía, Daniel
Cameron). </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>En la segunda mitad de los 90, la
política menemista para YPF cambió, condicionada por los shocks macroeconómicos
que sufrió la economía argentina. La inesperada muerte en un accidente de
aviación de Estenssoro, quien tenía trato directo con el presidente Menem, jugó
seguramente un rol en la dinámica de estos cambios. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>La primera amenaza sobre el
esquema de convertibilidad, el eje de toda la política económica de la gestión
menemista, fue la crisis del llamado "efecto Tequila" de 1994/1995. Si bien la
economía pudo recuperarse, y Menem fue reelegido para una segunda presidencia,
una nueva ley del Congreso sancionada al calor de los temores del Tequila
autorizó al Ejecutivo a reducir del 20% a sólo una acción el límite mínimo de
participación del Estado en YPF. Las valiosas acciones estatales de YPF fueron
puestas a disposición de los fondos fiduciarios que se crearon para respaldar la
solvencia de las entidades financieras, amenazadas por la crisis global.
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>El Tequila quedó atrás y las
acciones del Estado Nacional no fueron vendidas. Entretanto, los empleados
vendieron su 10% y la mayoría de las provincias hizo lo propio, aumentando la
participación privada en la empresa. En la medida en que las acciones privadas
estaban atomizadas, y el Estado mantenía el 20%, las decisiones estratégicas de
la empresa seguían tomándose en su histórica sede de Diagonal Norte 777, en el
centro de Buenos Aires. Su política de distribución de dividendos se asemejaba a
la que rige a empresas similares que cotizan en Bolsa, con montos en torno a los
US$ 300 millones anuales. </FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>La autorización legal para vender las acciones del Estado
Nacional en YPF se mantuvo, y fue aprovechada por el presidente Menem en el
último año de su mandato, 1999, como respuesta a una nueva amenaza
macroeconómica: la crisis asiática y la devaluación de Brasil, que sometió a la
economía argentina a un ajuste recesivo que finalmente llevaría al estallido del
2001. </DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT size=2 face=Arial>Frente a los evidentes
desvíos en el programa fiscal financiero acordado con el Fondo Monetario
Internacional, las autoridades económicas echaron mano a las acciones de YPF
para obtener recursos de corto plazo. Para maximizar los ingresos del fisco, se
desechó el modelo de venta atomizada de acciones aplicado en la privatización
original, y se decidió la venta en bloque con la autorización estatal para la
toma de control de la empresa, lo que permitió el desembarco de la española
Repsol, una empresa de tamaño similar a YPF que, con la venia del presidente
Menem y mediante un fuerte endeudamiento, se quedó con prácticamente el 100% de
las acciones. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>El management de YPF cambió; el
centro de decisiones estratégicas de la empresa se mudó de Buenos Aires a
Madrid; la política de inversiones en Argentina quedó condicionada a las
decisiones globales de inversión del grupo Repsol, y la política de distribución
de dividendos se volvió fuertemente agresiva, involucrando millonarios flujos de
fondos desde Argentina a España (casi US$ 1.500 millones anuales en 2001 y
2005), imprescindibles para que Repsol repagara las deudas contraídas para
comprar YPF. <BR><BR><STRONG>Desde el 2003</STRONG><BR><BR>El kirchnerismo, el
tercer gobierno peronista de larga duración, revirtió el enfoque aperturista y
desregulador del menemismo en la industria de los hidrocarburos, y llegó a crear
una nueva empresa estatal, ENARSA, que recibió el dominio y control sobre todas
las áreas off shore de Argentina. Pero no hubo en los primeros años decisiones
importantes respecto de YPF, que siguió en manos del grupo Repsol. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>A fines de 2007, Kirchner impulsó
la "argentinización" de la empresa con el ingreso del grupo Eskenazi, que
adquirió el 15% de las acciones y una opción por un 10% adicional que fue
ejercida en el año 2011, y colocó a Sebastián Eskenazi como nuevo CEO de la
empresa. La operación se viabilizó con un fuerte endeudamiento del grupo
comprador de las acciones, que convalidó y profundizó la agresiva política de
distribución de dividendos iniciada por Repsol algunos años antes. En 2008, los
dividendos distribuidos por YPF alcanzaron el récord de US$ 2.600 millones.
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>El ingreso de accionistas locales
le devolvió identidad argentina a YPF y revirtió -al menos parcialmente- la
desnacionalización en el proceso de toma de decisiones de la empresa. En años
recientes, la empresa aumentó los montos invertidos en exploración y producción,
superando en 2011 los US$ 2.000 millones, duplicando el promedio anual invertido
en años anteriores. Los anuncios realizados respecto al potencial de los
descubrimientos de gas y petróleo no convencional en Neuquén resultan
promisorios, aunque su verdadero alcance aún resta por conocerse.
</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Hoy, sin embargo, nada de esto parece ser suficiente para
evitar el embate del gobierno nacional, que no distingue a los accionistas
locales de los extranjeros. Todo indica que el alarmante impacto de la "factura
energética" en las cuentas fiscales y en el mercado de cambios ha disparado un
proceso de toma de control estatal de YPF, por medios que aún no se conocen con
precisión. Como ocurriera en los noventa con Estenssoro, seguramente la muerte
de Néstor Kirchner dificulta la relación actual del gobierno con quienes
recibieron su apoyo para ponerse al frente de la compañía. </DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT size=2 face=Arial>Parece difícil que un
cambio accionario en YPF pueda revertir la situación crítica en la que se
encuentra la industria argentina de los hidrocarburos, situación que refleja el
fracaso de la política energética de la gestión kirchnerista y obliga a su
revisión integral. De contar con esos varios miles de millones de dólares, el
Estado podría destinarlos a inversiones genuinas en el sector (por ejemplo, a
inversiones exploratorias de riesgo en la plataforma continental a través de
ENARSA, o a nuevas plantas hidroeléctricas), y no a un simple cambio de manos
por la compra de acciones. </FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Una estatización
conflictiva, por el contrario, sólo agregaría incertidumbre en un momento en el
que se requiere maximizar el esfuerzo inversor de todos los actores de la
industria, públicos y privados. En cualquier caso, de concretarse la
intervención estatal, será para YPF un capítulo más en la larga historia de
marchas y contramarchas a la que ha sido sometida desde que hace más de 100
años, como consecuencia del descubrimiento de petróleo en Comodoro Rivadavia,
naciera como la primera explotación estatal de petróleo del mundo, y en las
palabras del dirigente socialista Antonio De Tomaso, se consolidara
"insensiblemente, sin obedecer a ninguna doctrina, como una creación espontánea
y casi fatal de los hechos" (2). </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><SPAN style="COLOR: #6b6b6b"><FONT
color=#000000>* Economista, autor de Historia del petróleo en Argentina
(Edhasa).</FONT></SPAN><BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG></FONT><FONT
face="Times New Roman"></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>1. Julio Canessa, "La real situación
petrolera. Abastecimiento de combustibles", Editorial Colombo, Buenos Aires,
1958.<BR>2. YPF, "Desarrollo de la industria petrolífera fiscal", 1932.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></FONT></BODY></HTML>