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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>21 de abril 2012<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Uruguay/Derechos
Humanos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La muerte de tres mujeres
trans<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El último gesto
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG>Gloria Álvez (presidenta de la Asociación Trans
del Uruguay): </STRONG><STRONG>"Recibí mucho garrote antes de que me
echaran"</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Mariana Contreras
<BR>Semanario Brecha, Montevideo, 20-4-2012<BR></STRONG><STRONG><A
href="http://www.brecha.com.uy/">http://www.brecha.com.uy/</A></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2
face=Arial><STRONG></STRONG><BR> </DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Sus familias rompen todo vínculo con
ellas, nadie les quiere dar trabajo, son consideradas quizás lo más bajo de la
escala social y viven recluidas en el ejercicio irrenunciable de la
prostitución. Tres asesinatos en los últimos meses –uno de ellos esta semana–
han puesto en evidencia la realidad de ese sector de la sociedad expulsado a las
sombras del prejuicio, la burla y la violencia. </FONT></DIV><FONT size=2
face=Arial>
<DIV align=justify><BR>No trascendió a qué hora, aunque seguro la noche todavía
rondaba el parque Roosevelt el 10 de marzo, cuando a Gabriela la ejecutaron de
dos balazos que le destrozaron el cráneo, antes de abandonarla semidesnuda en la
oscuridad que siempre la había cobijado. La luz no es amiga de las trans. Las
deja en evidencia, las expone a las miradas burlonas y prejuiciosas; descubre la
risa, el índice ajeno que les señala la sombra de barba vergonzante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando la Policía la encontró esa mañana, Gabriela tenía
consigo sus pertenencias, entre ellas el dinero que llevaba encima cuando la
mataron. No fue robo. No se sabe por qué fue en realidad, aunque entre algunas
compañeras circula la versión de que días antes de morir Gabriela prestó
declaración en la investigación sobre el asesinato de la "Brasilera", una
compañera que al igual que ella ejercía la prostitución en la vuelta del
Roosevelt y que el parque se tragó apenas una semana antes. La encontraron viva,
con cinco balazos en el cuerpo, y la trasladaron a un hospital. Según la misma
versión, la Brasilera le llegó a decir a la Policía que conocía a su agresor
pero que no daría el nombre porque la venganza correría por su cuenta. Pero
murió, y ahora quienes las conocieron suponen que Gabriela también sabía, o que
el asesino pudo sospechar, fantasear que sabía, y que por eso encontró su
fin.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los hechos apenas fueron registrados por la prensa. Pero
en ese "apenas" cupo un mundo de prejuicio que el colectivo Ovejas Negras señaló
en un comunicado: varios medios utilizaron en sus notas "un nombre masculino
para referirse a una persona que claramente tenía una identidad de género
femenina", lo hicieron a pesar de que la ley ampara el derecho de las personas a
ser llamadas públicamente por "la identidad de género y el sexo que sienten como
propios". Señalaron también la diferencia en el trato con otros crímenes: los
medios no conjeturaron sobre posibles causas, ni contactaron amigos o
familiares, entre otras diferencias. Y finalizaron preguntando: "¿Es que una
persona trans 'no califica' en Uruguay como ser humano cuyo nombre propio
merecemos saber y cuyo asesinato debe aclararse rápidamente? ¿Qué lleva a la
prensa a dedicar abundantes líneas y minutos con informes detallados sobre los
crímenes que toman la vida de una persona en Uruguay, salvo cuando esta persona
resulta ser una mujer, trans, pobre y que ejerce el comercio sexual?". La tinta
no había secado cuando una tercera víctima, esta vez en Cerro Largo, fue hallada
muerta este martes. En un aljibe, con visibles signos de violencia, Pamela, de
26 años, fue encontrada tras ocho días de desaparición.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Quiénes son? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Poco es lo que se conoce en Uruguay sobre la vida de las
personas trans. El Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias
Sociales (Udelar) tiene en curso una investigación financiada por la csic que
pretende estimar el número de población, y saber cómo se entretejen con la
identidad de género y sexual aspectos como los vínculos familiares, laborales y
educativos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque falta para tener datos ciertos, sí hay una cosa
clara, y es que el alto nivel de discriminación al que son sometidas en
particular desde la adolescencia, expulsa –sobre todo a las mujeres– hacia la
prostitución. Son muy pocas las que logran salir de ese círculo, o no entrar
siquiera. Y para ello juega un papel fundamental el vínculo familiar, la
capacidad que esos afectos tengan de combatir el discurso transfóbico que
impregna a la sociedad. Aquí, una primera observación: las mujeres trans suelen
quedar más desguarnecidas que los hombres de esa protección. Es que, en la
subversión del "orden establecido" (los trans demuestran que a tal anatomía no
necesariamente corresponde tal identidad de género), también hay escalas,
también se repiten patrones de género: "A un padre le hace menos ruido
–interpreta el profesor Diego Sempol, integrante de Ovejas Negras– que una hija
se rotule como hombre que un hijo se reconozca mujer". Cuando "ellas" asumen su
identidad masculina, los padres pueden "a pesar de todo" aceptar y querer a esa
hija con pretensiones masculinas. Por cierto que eso no las salva de la
discriminación y del alejamiento del espacio público; pero si por el contrario
son "ellos" quienes deciden "disfrazarse" (en la concepción heterosexual) de
mujer, es cuando el vínculo termina de romperse y las más de las veces son
expulsadas del seno familiar. Atados a esa ruptura –que suele darse en la
adolescencia– está el abandono de los estudios y la incursión en la calle,
antesala, la mayoría de los casos, de la prostitución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Desde su sentido común, pero también desde el sentido
común de la sociedad", la prostitución es el "lugar" asignado a las trans, dijo
a Brecha el coordinador de la investigación, el sociólogo Carlos Muñoz. No
buscan otra forma de ingreso, pero consideran –con bastante razón– que si lo
hicieran tampoco la encontrarían. ¿Por qué los uruguayos habrían de integrarlas,
si son ellos mismos quienes se encargan de empujarlas hacia el borde de la
sociedad? A su vez la prostitución –que, para el caso de las personas trans,
Muñoz considera que no puede denominarse trabajo– se ve reforzada por otra
realidad: es allí donde construyen su propio espacio, donde mejor pueden
dramatizar su ser mujer, donde pueden ser tratadas como tales; aun en medio del
entorno violento con el que conviven.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La investigación planea llegar a las 300 entrevistas, de
las que ya se han hecho 100. De ellas, muy poquitas están por fuera del circuito
de prostitución. Alguien que cocina y vende lo producido en las ferias, alguna
que consiguió un empleo público... La mayoría permanece, sin vínculo entre
ellas, elaborando estrategias individuales para salir adelante. Las pocas
experiencias colectivas que intentaron emprendimientos para salir de la
prostitución fracasaron. Dos cooperativas trans de packaging que funcionaron
años atrás, culminaron apenas cesó el subsidio que las hizo nacer, algo que
parece lógico cuando se piensa que la violencia –real y simbólica– a la que se
las somete desde temprano no da tiempo al desarrollo de habilidades sociales que
faciliten el trabajo en grupo, ni siquiera permite generar una cultura de
trabajo; apenas hay espacio para protegerse de los ataques por todos los
flancos. Si a eso se suma que el miniemprendimiento necesita que la contraparte
supere la transfobia, es muy difícil el éxito, razona Sempol.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, apartadas del mundo pero recluidas en la calle, las
trans generan una cultura propia. Su propio vocabulario, sus propias pautas,
cargadas de la violencia expresada en ser llamadas por su nombre masculino (o
femenino, según el caso) en los centros de salud, o durante cualquier trámite,
ante los ojos y oídos del público; la violencia de ser discriminadas por los
propios discriminados (por ejemplo, las personas trans suelen tener vedada la
entrada a boliches gays con el argumento de que quienes "vienen tras ellas" son
el problema y espantan a los habitués del lugar), las miradas e insultos en las
calles y la peor de todas: el rechazo familiar. Así construyen su mundo, donde
lo importante cobra nuevos significados: una baldosa floja en la vereda donde
trabajan puede salvarles la vida o evitarles un mal rato, la inteligencia de
hablar con los conductores desde la ventanilla del acompañante –adonde los
cuchillos no llegan–, también.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Cuerpos torturables </STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>"No tienen legitimidad en tanto víctimas", coinciden los
investigadores al referirse al porqué de la indiferencia social. Su situación no
genera empatía, y a pesar de que son más vulnerables que casi cualquier grupo
social, se los suele ver como alguien/algo que merece "ser limpiado". En todo
caso, son "víctimas culturales", dice Sempol, porque la perspectiva cultural en
la que se construye ese concepto las invisibiliza. Como durante estas semanas
aquí en Uruguay, donde a nadie llamó la atención ninguna de las muertes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sempol, que trabaja en su tesis doctoral sobre la acción
colectiva y la violencia estatal en los contextos de las transiciones
democráticas en Argentina y Uruguay, habla del autoritarismo moral –además del
político– que imperó durante los años de dictadura, y que tuvo a las personas
trans como un grupo especialmente violentado. Fueron detenidas, secuestradas,
torturadas con los mismos métodos que los disidentes políticos. "Y como las
tenían identificadas, a veces iban a buscarlas a la pensión. Cuando la comisaría
quería hacerse una 'fiestita' levantaban dos o tres trans y las tenían una
semana obligándolas a tener relaciones sexuales en forma violenta", narró el
investigador en una anterior nota publicada en Brecha (11-II-11). Y si,
finalizado el período, los grupos que denunciaban los delitos políticos fueron
obteniendo una creciente legitimidad para ocupar el espacio público, no sucedió
lo mismo en estos casos, completa ahora Sempol. En la narración del pasado
reciente que hacen las víctimas permanece ausente el relato de las trans. Tan en
la oscuridad como ellas, con el agravante de que la violencia no cesó con la
reapertura democrática. A las razias de los ochenta le siguió la violencia
cotidiana que perdura hasta hoy.<BR></DIV>
<DIV align=justify>¿Hay algo/alguien más abajo en la escala social que una
persona trans? "Creo que en términos de desprecio e indiferencia social los
trans son lo más bajo", respondió Sempol. Quizá en ese sentir colectivo esté la
clave para entender por qué hoy para los trans no parece haber salida.
<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Cambiemos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde que comenzó a trabajar en junio de 2011, la
comisión encargada de entrevistar a las personas que pretenden hacer el cambio
de nombre y sexo registral concretó 40 entrevistas y envió los respectivos
informes al juez. Sus integrantes, la asistente social Andrea Tuana y la
psicóloga Elsa Durán, son las encargadas de los informes sobre los que la
justicia basará su decisión para acceder o no al cambio. Por ahora ningún caso
ha sido negado (de los 40 han finalizado el trámite cinco o seis). Tuana dijo a
Brecha que si bien en un principio pensaron que se verían desbordadas por el
trabajo, lo cierto es que las solicitudes son pocas y que la gente parece
desconocer la ley y el mecanismo para acceder a la comisión. Hoy no hay ningún
pedido procesándose y se estudia la posibilidad de que la comisión pueda
trasladarse al Interior para, considerando las dificultades económicas del
universo trans, facilitar los trámites.
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Con Gloria Álvez, presidenta de la
Asociación Trans del Uruguay</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>"Recibí mucho garrote antes de que
me echaran"</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>—Una de las consecuencias más claras de asumir una
identidad trans es la pérdida de los vínculos familiares y el abandono de los
estudios ¿qué pasó en tu caso?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—A mí me ocurrió cuando era súper joven. Éramos tres
hermanos y una hermana. Mi madrastra, no sé si por mi inclinación, que ya se
notaba, sentía rechazo hacia mí y vivía quejándose con mi padre, que me
golpeaba. Recibí mucho garrote antes de que me echaran. Cuando lo hicieron
inicié un largo periplo: el Consejo del Niño, estuve con una tía y con otras
parientas. A los 17 años vine a dar a Montevideo. Un poco más grande comencé a
ejercer la prostitución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la escuela abandoné en quinto año. También estuve en
el colegio Sagrada Familia, en Salto, me puso mi tía. Quien oficiaba de maestro,
que era un cura, me dejó en penitencia hasta después de que salieron los demás
compañeros... hoy día me doy cuenta de que fue un abuso... hizo que lo
masturbara. Después citó a mi tía y terminó diciéndole que yo no podía seguir en
el colegio porque tenía tendencias homosexuales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La de la familia es la discriminación más cruel: no es tu
vecino, el de otro lado, es tu propia familia. Hace poco una chica murió en la
ruta, dicen que se arrojó bajo un auto argentino. Su familia no se interesó, no
pidió los informes en Policía Técnica, nada. El sobrino de una de las chicas
muertas ahora sacó las pertenencias de la casa donde vivía, pero nada más. Si
ellos no se ocupan no podemos hacer nada, la Policía no nos da los informes a
nosotras.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—El período de la dictadura fue particularmente
duro para las trans. ¿Cómo fue?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Brutal. No sólo para las trans, pero en ese momento
éramos muy perseguidas. Dependiendo de en qué calle trabajaras podías estar
detenida tres, cinco, 15 días en los calabozos. Había chicas que paraban en
bulevar Artigas, por Canal 5, y tenían 15 días de detención. Si salían y volvían
a pararse en esa zona se comían otros 15 días.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En ese tiempo trabajaba en la zona cercana al parque
Rodó, por 21 de Setiembre, y me daban tres días. Te perseguía la seccional de tu
barrio, los patrulleros, el grupo especializado (que era un ómnibus que andaba
toda la noche y te llevaban a la seccional del Prado), Hurtos y Rapiñas, Orden
Público, Automotores... toda la Policía lo primero que hacía era llevarnos. Y
las Fuerzas Conjuntas, en esas camionetas grises todas camufladas. Toda una
transa la que tenías que hacer, correr mucho. No alcanzabas a descansar una
noche que te golpeaban las puertas y te llevaban detenida. Era muy cruel.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—En un trabajo académico en curso, Diego Sempol
recoge que las trans fueron violadas, torturadas, secuestradas, igual que los
presos políticos, pero con una intención moralizante.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Nada de lo que dijo es mentira.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—¿Qué pasó a la salida?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Todo el mundo habla de la memoria, pero parecería que
nadie se acuerda de que somos personas. También tenemos memoria y recordamos
perfectamente quiénes y cuándo nos torturaron y las cosas que nos han hecho. Son
pocos quienes intentan recoger testimonios, pero luego queda todo quieto. En su
momento Amnistía Internacional tomó contacto conmigo. Hablamos, pero no sé cuál
es luego la traba o la presión que se ejerce, y nada sucede.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>—¿Nunca recuperaste el vínculo con tu
familia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>—Hace 15 años tuve un accidente y mi pareja se comunicó
con mi hermano, porque yo quería hablar con mi padre. Quedaron en que al otro
día llamaría, pero jamás lo hizo. Entonces llamé yo. Mi hermano me explicó:
"Mirá, cuando le conté a papá, él se sentó bajo la parra, se quedó pensando un
rato y luego me dijo: 'Estuve 40 años sin verlo, pueden pasar 40 años más'".
Corté, me abracé a mi pareja y seguí adelante. Nunca más volví a saber.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>